Artículo especializado
Hábitos Saludables en el Insomonio
Al llegar la noche y haber finalizado con nuestro cometido del día, muchos deseamos poder iniciar un estado de descanso y desconexión, dejándonos llevar por el dulce sueño. Sin embargo, para algunos se convierte en una pesadilla debido a que sufren insomnio.
¿Qué es el insomnio?
El insomnio es el trastorno de sueño más frecuente en nuestra sociedad . Quien lo sufre tener problemas para conciliar el sueño o permanecer dormido. Tanto la calidad como la duración del sueño son bastante bajas e interfieren significativamente en la vida cotidiana de la persona, provocándole fatiga , ansiedad, disminución del grado de alerta, somnolencia diurna … situaciones que pueden llegar a provocar accidentes domésticos o laborales.
¿Qué causas tiene?
Las causas del insomnio pueden ser de índole muy diversa y, en ocasiones, no se presentan de forma aislada. El conocimiento de la etiología del insomnio será necesario para tratarlo adecuadamente. Existen múltiples formas de clasificar el insomnio, pero a efectos prácticos lo clasificaremos según su origen:
Insomnio primario: incluye aquellos casos en los que no se puede identificar una causa clara del trastorno. Suele implicar factores ambientales que influyen de modo negativo sobre el sueño como: malos hábitos de sueño, uso y abuso de sustancias y medicamentos, trabajos por turnos o viajes frecuentes transoceánicos, etc.
Insomnio secundario : su origen es debido a una enfermedad o trastorno (psicológico, síndrome de piernas inquietas, enfermedades neurológicas, trastorno respiratorio nocturno, etc).
El insomnio también se relaciona con la edad . El trastorno del sueño infantil es el más frecuente y puede afectar desde a lactantes hasta a niños de 5-6 años. Normalmente, la causa es una deficiente adquisición del hábito del sueño. Por otra parte, la edad avanzada conlleva también una alteración de los ciclos de sueño haciéndola menos reparadora.
¿Qué podemos hacer para afrontar el insomnio?
Como hemos podido percibir el insomnio es un cuadro bastante complejo por lo que dificulta encontrar un tratamiento efectivo. Antes de contemplar cualquier medida farmacológica, deberá realizarse un buen estudio inicial para detectar todas las posibles causas que lo originan.
El tratamiento del insomnio debe estar siempre enfocado hacia la eliminación de las causas que lo provocan mediante un cambio de estilo de vida y adoptando las llamadas medidas higiénicas del sueño, llegando si fuese necesario al tratamiento farmacológico , siempre con la supervisión de un facultativo.
Las medidas de higiene del sueño hacen referencia a aquellos hábitos saludables que nos ayudan a tener una rutina sana de sueño, evitando aquellas actividades o elementos que lo dificultan, y potenciando aquellos que lo facilita. Son el denominador común de toda intervención terapéutica utilizada para los trastornos del sueño. Las recomendaciones indicadas por los expertos, para conseguir un sueño reparador son:
Mantener un horario fijo para acostarse y levantarse, incluidos fines de semana y vacaciones.
Permanecer en la cama el tiempo suficiente, adaptándolo a las necesidades reales de sueño.
Evitar la siesta . En casos concretos, se puede permitir una siesta después de comer, con una duración no mayor de 30 minutos.
El tabaco , además de perjudicar la salud, también interfiere en el sueño. Por tanto, se debe evitar su consumo siempre o unas horas antes de dormir.
Mantener el dormitorio a temperatura agradable , con unos niveles mínimos de luz y ruido.
No utilizar pantallas digitales (ordenador, móvil, tablet…) en las dos horas previas al sueño nocturno.
Tomar un baño o ducha de agua a temperatura corporal por su efecto relajante.
Disfrutar de masajes corporales con aceites esenciales sedantes (a bajas dosis, diluido en aceites neutros como el de almendra) como la lavanda, azahar, mandarina, ylang-yglan…
El papel del ejercicio
La actividad física en los casos de insomnio puede ser interesante, especialmente si se hace en la “dosis” y la intensidad adecuada. El ejercicio físico de intensidad moderada favorece la descarga de tensiones y la relajación muscular , ayudando a la conciliación. Pero realizar una actividad física muy “energética” y con movimientos muy activos como baile, aeróbic… a última hora de la tarde/noche (21 o 22 h) puede generar un estado de excitación en algunos individuos que les impida dormir. Cabe encontrar el ejercicio adecuado para cada caso y las horas de su realización.
Por otra parte, son muy recomendables las técnicas de relajación (respiración abdominal, yoga) o las artes marciales energéticas (qi qong, tai chi). En general, reducen la exaltación mental y física, por lo que son muy útiles para quienes padecen hiperexcitabilidad durante el día o la noche.
¡La alimentación también puede influir!
Otro factor más a tener en cuenta en el abordaje del insomnio es la alimentación. Se sabe muy bien que determinados hábitos dietéticos pueden influenciar en la calidad del sueño, bien sea favoreciendo su conciliación o dificultando el descanso. Si parte de la causa del insomnio es dietética se deberán tener en cuenta los siguientes ítems:
Respecto a la cena:
Toma una cena ligera , unas dos horas antes de ir a la cama.
Intenta no acostarte con hambre . Una pequeña cantidad de alimentos, un vaso de leche tibia o infusión caliente pueden ayudar a conciliar el sueño.
Si te despiertas con hambre por la noche, no comas, pues el impulso de comida “despierta” el sistema digestivo y el metabolismo.
Evita el azúcar simple porque es un gran excitante y estimulante.
Modera el contenido líquido de bebidas para no favorecer la diuresis nocturna.
Alimentos y sustancias que dificultan el sueño:
Metilxantinas (cafeína, teobromina, teofilina) del café, té, guaraná, ginseng, cacao, mate y colas. Son sustancias que afectan al sistema nervioso central y tienen una acción directa sobre el sueño.
Especias . Las comidas muy condimentadas con especias picantes pueden perjudicar el sueño ya que aumentan la temperatura corporal.
Alcohol: la deshidratación que produce el alcohol puede interferir en el sueño. Además, también interrumpe la fase del sueño MOR (movimiento circular rápido), necesaria para un buen descanso. Sólo se alcanza esta fase una vez se han pasado los efectos del alcohol.
Alimentos picantes : pueden provocar una mala digestión con ardores y dolor estomacal.
Alimentos y nutrientes que favorecen el sueño:
Hidratos de carbono: los alimentos ricos en hidratos de carbono inducen al sueño sin excederse en cantidades como: patata, pan de calidad, lentejas, naranjas, arroz blanco, cuscús, frutas…
Infusiones relajantes : tomar una tacita pequeña de plantas medicinales con efecto sedante y relajante muscular como pasiflora, valeriana, tila, azahar, hierba luisa, melisa, mejorana, espino blanco, lúpulo, lavanda.
Triptófano : incorporar alimentos ricos en este aminoácido como huevos, leche, cereales integrales, avena, dátiles, semillas de sésamo, garbanzos (humus), pipas de girasol y calabaza, cacahuetes y plátano. El motivo es que el triptófano contribuye a aumentar los niveles de serotonina y, con ello, la cantidad y calidad del sueño. La serotonina es precursora de la melatonina la cual es la encargada de regular los ciclos del sueño. Además, interviene en el control del estrés y de la temperatura corporal.