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Diabetes en el Embarazo

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Es uno de los principales factores de riesgo para el futuro desarrollo de la diabetes tipo 2 y de posteriores complicaciones durante el embarazo (como excesivo aumento de peso o preeclampsia -hipertensión arterial y presencia de proteínas en la orina-) y el parto (riesgo de parto prematuro o parto por cesárea). Esta alteración ocurre en aproximadamente el 10% de las mujeres embarazadas.

La diabetes gestacional es cualquier grado de intolerancia a la glucosa que se detecta por primera vez en el embarazo.

La diabetes gestacional es cualquier grado de intolerancia a la glucosa que se detecta por primera vez en el embarazo. La insulina es la hormona encargada de que la glucosa de la sangre entre en las células de tu organismo. El embarazo (y sus cambios hormonales) puede provocar una resistencia a este efecto y una tendencia a tener el nivel de azúcar en sangre más elevado. En la diabetes gestacional raramente hay síntomas, por lo que es necesario realizar un análisis de sangre para detectarla.

Factores de riesgo de la diabetes gestacional

Determinadas circunstancias en relación a la salud y a la condición física de la mujer, antes y durante el embarazo, pueden suponer importantes factores de riesgo en la aparición de esta patología, entre ellos:

  • Embarazos en mujeres mayores de 30-35 años.
  • Mujeres con antecedentes familiares de diabetes o de diabetes gestacional.
  • Presencia de sobrepeso u obesidad antes del embarazo.
  • Partos anteriores con hijos que han pesado más de 4 kg.
  • Hipertensión arterial.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de diabetes gestacional se basa en la localización de la hiperglucemia en la sangre de la embarazada. Es muy importante que la futura mamá se someta a diferentes análisis de sangre para controlar los niveles de azúcar.

Esta prueba se efectúa entre la semana 24 y 28 de embarazo, período en el que ya se pueden descubrir las primeras alteraciones en el metabolismo de la glucosa. El examen que se realiza es el test de O’Sullivan (o minicurva de sobrecarga): se hace una extracción de sangre en ayunas y otra 60 minutos después de haber tomado 50 gramos de glucosa (mediante una bebida azucarada). Cuando los valores se encuentran alterados (es decir, son superiores a 95 mg/dl de sangre en ayunas, y superiores a 140 mg/dl después de haber transcurrido una hora desde el momento en que se ha tomado la glucosa), se debe efectuar de nuevo una curva de sobrecarga, pero esta vez completa (test de tolerancia oral a la glucosa).

¿Cómo se lleva a cabo el test O’Sullivan?

Para llevar a cabo esta otra prueba la gestante debe estar en ayunas y haber seguido una dieta sin restricción de hidratos de carbono en los tres días anteriores a la misma. Antes de administrar la glucosa se realizará una primera extracción de sangre y, a continuación, debe ingerir 100 gramos de glucosa disueltos en agua. Posteriormente, se realizarán varias extracciones de sangre para medir los niveles de azúcar.

Si dos o más valores de los obtenidos son iguales o mayores a los normales, el resultado se dará como positivo. Si uno solo de los valores es superior, el diagnóstico será intolerancia a la glucosa en el embarazo, debiendo repetirse las pruebas a las tres o cuatro semanas.

Una vez diagnosticada, la diabetes gestacional será tratada principalmente mediante dietoterapia, puesto que los hipoglucemiantes orales están contraindicados durante la gestación. El objetivo de este tratamiento es la regulación del metabolismo materno y el desarrollo normal del embarazo y del parto.

¿Qué complicaciones pueden aparecer?

  • Riesgos para la madre

La madre debe recibir información de los riesgos que ella y su posible hijo pueden correr en función del tipo de diabetes.

La mujer será tratada y aconsejada para que el embarazo se inicie con un control glucémico óptimo, de cara a evitar las posibles malformaciones a causa de la diabetes gestacional.

Esta situación aumenta la tasa de cesáreas y el riesgo de padecer intolerancia a la glucosa o diabetes mellitus de tipo 2 a las mujeres a las que se les diagnostica.

Datos recientes indican también la posibilidad de desarrollar síndrome metabólico (hipertensión arterial, dislipemia) y, como consecuencia, enfermedad cardiovascular.

  • Riesgos para el feto

Si la diabetes gestacional no se diagnostica a tiempo existe riesgo elevado de muerte fetal perinatal. La complicación más frecuente en el feto es la macrosomía (desarrollo o tamaño excesivo del cuerpo) y las complicaciones obstétricas derivadas de esta situación, como realización de cesáreas y fractura de clavícula.

La hipoglucemia, una de las complicaciones que afecta a 34% de recién nacidos macrosómicos, se presenta en el curso de las primeras 24 horas de vida. Estos bebés (independientemente de su peso) se asemejan a los prematuros, y hace que desde el primer momento deban ser considerados como de alto riesgo perinatal, y su vigilancia posparto sea intensiva y prolongada. A largo plazo, estos recién nacidos tienen mayor riesgo de obesidad y de intolerancia a la glucosa, incluso en aquellos lactantes que no nacen con sobrepeso.

¿Qué tratamiento se debe seguir?

Una vez diagnosticada, la primera opción de tratamiento siempre es el control de la dieta y la práctica de ejercicio.

  • La futura madre debe recibir un plan de alimentación adaptado a su estado nutricional y actividad física y deberá controlarse por el médico y el dietista-nutricionista de forma presencial. Es muy importante que la dieta esté adaptada en función de los progresos de desarrollo fetal (peso, talla…) que pueden apreciarse en las visitas ginecológicas.
  • Hay que hacer especial hincapié en respetar los horarios, sin saltarse comidas para evitar hipoglucemias ni juntar comidas que acaben provocando hiperglucemias.
  • No debe ser una dieta baja en calorías ni restrictiva en hidratos de carbono, ya que tiene que proporcionar una ganancia ponderal adecuada para cubrir las necesidades nutricionales del feto.
  • Deben limitarse al máximo todos los alimentos que contengan azúcares simples (de absorción rápida), como azúcar blanco o moreno, bombones, chocolate, bollería, mermeladas, refrescos, etc.
  • Las cantidades de hidratos de carbono complejos (de absorción lenta) como pasta, arroz, legumbres, pan, patata, etc. deben adecuarse de manera presencial según las características de cada mujer. Los carbohidratos integrales son opciones más saludables, por lo que también se aconseja utilizar harinas de trigo integral u otras harinas integrales para cocinar y hornear.
  • Escoger alimentos integrales, legumbres, frutas y verduras cuyo índice glucémico es más bajo, es decir, pasa más lentamente esa glucosa a la sangre.
  • El ácido oleico, presente en el aceite de oliva y los frutos secos, aportan antioxidantes y reduce el riesgo cardiovascular y de diabetes. Se recomienda:
    • Elegir aceite de oliva, preferiblemente virgen extra, para aliñar y cocinar diariamente.
    • Consumir de dos a cuatro puñados de frutos secos a la semana (que no sean fritos).

Si no existe otra complicación que lo impida, se debe realizar ejercicio aeróbico moderado (nadar, caminar…) a diario, ya que la práctica de actividad física mejora las cifras de glucemia basal y postprandial.

¿Se puede prevenir la diabetes gestacional?

Conociendo los factores de riesgo, es relativamente sencillo deducir las pautas para prevenirla. El control del peso y una dieta equilibrada, antes y después de la concepción, supondrán un primer paso para asegurar un embarazo saludable.

En ocasiones, las mujeres embarazadas tienden a incrementar la ingesta de alimentos durante todo el embarazo; para evitar que esto contribuya a la aparición de complicaciones, debe informarse a la futura madre, explicándole cómo controlar su alimentación para que su peso se incremente dentro de los límites adecuados.

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