¿Cuánto sabes sobre el embarazo?

No se debe comer crudo ningún alimento de origen animal, como huevos, marisco, pescado (sushi) y carne (carpaccio) ya que, pueden contener bacterias que afecten al feto. Además, se debe evitar los quesos frescos o de pasta blanda (feta, camembert, mascarpone, brie, requesón, queso de Burgos), elaborados con leche cruda, porque pueden contener Listeria.

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Es importante reforzar la musculatura con los ejercicios Kegel que, consisten en contracciones y relajaciones pautadas del suelo pélvico (cerrando los esfínteres y elevándolos). Las posturas más usadas en la época del embarazo son en sedestación (sentadas), en una superficie firme. Otra postura es boca arriba, donde se pueden asociar a la contracción del músculo transverso del abdomen, fortaleciéndolo para que actúe a modo de faja abdominal. Para ello, se piensa en meter el ombligo hacia dentro y hacia arriba, a la vez que se contrae y eleva la musculatura pélvica contrayendo y elevando los esfínteres.

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Las pruebas que se debe de realizar en el primer trimestre del embarazo son: una ecografía de diagnóstico, una ecografía en la semana 12, una analítica general, una analítica de diagnóstico prenatal y una amniocentesis. En el segundo trimestre se debe realizar una ecografía en la semana 20 y un análisis de sangre. Por último, en el tercer trimestre se debe realizar una ecografía, una analítica de sangre, un cultivo vaginal y una monitorización de la frecuencia cardiaca fetal.

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En el puerperio inmediato se debe evitar la actividad física innecesaria evitando cargar peso, estar mucho tiempo de pie o andar demasiado. Asimismo, hay que procurar tener una buena postura corporal durante la lactancia. En esta etapa, hay que recomendar un abundante aporte de líquido para evitar el estreñimiento. Después, en el puerperio tardío, se debe incrementar la actividad física y los ejercicios de Kegel.

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Los hidratos de carbono son imprescindibles en el embarazo ya que son nutrientes que aportan la energía necesaria para mantener las funciones del organismo y la actividad física y mental. Además, al ser alimentos de origen vegetal nos aportan fibra, que ayuda a prevenir los problemas digestivos que se pueden producir y el estreñimiento.

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Existen una serie de factores de riesgo que pueden llevarnos a sospechar que se pueda producir un parto prematuro. Estos factores son, entre otros: Factores uterinos como cirugías previas, presencia de miomas, malformaciones… El estado nutricional también puede afectar de forma negativa a la prevalencia del parto prematuro. Un IMC inferior a 19 incrementa el riesgo, pero la obesidad también. El tabaco. Se ha demostrado que dejar de fumar reduce un 20% el riesgo de padecer un parto prematuro. Otros factores serían el estrés laboral, una enfermedad periodontal…

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Determinadas circunstancias en relación con la salud y a la condición física de la mujer, antes y durante el embarazo, pueden suponer importantes factores de riesgo en la aparición de esta patología, entre ellos: Embarazos en mujeres mayores de 30-35 años. Mujeres con antecedentes familiares de diabetes o de diabetes gestacional. Presencia de sobrepeso u obesidad antes del embarazo. Partos anteriores con hijos que han pesado más de 4 kg. Hipertensión arterial..

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Se debería practicar a todas las embarazadas entre las 24 y las 28 semanas. Si tienes algún factor de riesgo: obesidad, edad superior a 35 años, antecedentes personales de diabetes gestacional, fetos de más de 4 kg en gestaciones anteriores o familiares con diabetes habrá que considerar practicarlo también en el primer y tercer trimestres.

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La patología más frecuente es la anemia debido a que, en su crecimiento, el feto consume mucho hierro a costa de la mamá con lo que muy a menudo observamos alteración en los valores de la analítica que dependen del hierro, y habitualmente se han de administrar suplementos durante el embarazo. Además, otras patologías más comunes son la diabetes gestacional, las enfermedades de la piel y la preeclampsia.

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Lo más común es detectar anomalías cromosómicas como el Síndrome de Down. En otras ocasiones se puede diagnosticar alteraciones muy concretas en familias que ya se conoce que son portadoras de alguna mutación y analizar si el feto tiene o no ese mismo problema. Otros motivos para practicar una amniocentesis, aunque no tan frecuentes, pueden ser valorar la presencia de determinadas sustancias en el líquido amniótico.

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