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Hematoma en la placenta: síntomas y tratamiento

Consulta ginecológica

Ante cualquier síntoma o sospecha de problemas, como la presencia de un hematoma en la placenta durante el embarazo es necesario consultar con un especialista en Ginecología y Obstetricia.

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Los hematomas placentarios son acúmulos de sangre que se producen por una hemorragia intrauterina en el transcurso del embarazo. Pueden dar lugar al desprendimiento de la placenta y otras complicaciones graves.

Hematoma en la placenta: síntomas y tratamiento

Hematomas en el embarazo

Los hematomas aparecen al desarrollarse acúmulos de sangre dentro de la cavidad endometrial, situada entre la capa más superficial del útero y el tejido corial.

No todos los hematomas intrauterinos son peligrosos. Sin embargo, la aparición de un hematoma hace que el embarazo pasa a considerarse de riesgo y se tiene una mayor precaución y control para poder valorar su evolución.

El pronóstico del hematoma depende de sus dimensiones, ubicación y el momento del diagnóstico en el embarazo (no es lo mismo un hematoma en el primer trimestre de la gestación que en el último). De este modo, un hematoma pequeño suele tener un buen pronóstico, con un escaso riesgo de aborto al inicio del embarazo. Por el contrario, un hematoma de gran tamaño ubicado en una zona peligrosa, acompañado de dolor abdominal y un sangrado abundante, en el último trimestre puede ir asociado a un riesgo elevado de desprendimiento prematuro de la placenta normoinserta o abruptio placentae. Este se define por la separación aguda parcial o completa de la placenta respecto a la pared uterina, que sucede después de la semana 20, provocando un 20 % de mortalidad fetal y hasta un 1 % de mortalidad materna.

Por otro lado, según la localización del hematoma, este se puede clasificar en hematoma subamniótico, subcoriónico y retroplacentario, de acuerdo a su relación entre la cavidad uterina y el lecho placentario .

En función de las circunstancias específicas de cada caso el médico tendrá que valorar la mejor solución.



¿Qué es un hematoma retroplacentario?

El hematoma retroplacentario (HRP) se define por el desprendimiento prematuro de la placenta normalmente insertada, de forma parcial o total.

Se trata de un sangrado de alta presión, que se produce como consecuencia de la rotura de las arterias espirales de la placenta, a nivel de la decidua basal materna o capa que recubre el útero.

El hematoma puede interrumpir en mayor o menor grado los intercambios materno-fetales y producir trastornos hemodinámicos, anomalías de la coagulación y sufrimiento fetal agudo de intensidad variable.

Se trata de una de las causas principales de hemorragia en la segunda mitad del embarazo, constituyendo una urgencia obstétrica que puede llegar a afectar hasta el 1 % de los embarazos.

En muchas ocasiones se puede sospechar la presencia de un hematoma retroplacentario debido a los signos que preceden al parto (hemorragias, anomalías del ritmo cardíaco fetal, dolor) y el diagnóstico se confirma durante el alumbramiento por la presencia de coágulos entre la cara placentaria materna y la pared uterina. Con menor frecuencia, el desprendimiento placentario es asintomático y se descubre después del parto.

La visualización ecográfica del hematoma puede servir para confirmar la sospecha diagnóstica. Sin embargo, el desprendimiento no suele tener traducción ecográfica. De igual manera, el estudio histológico de la placenta no siempre confirma el diagnóstico de desprendimiento placentario.



Causas de un hematoma retroplacentario

La formación de un HRP puede obedecer a la ruptura de una arteria decidual materna o la necrosis de una vena decidual. En todos los casos, el origen del desprendimiento de la placenta es la formación del hematoma.

Por otro lado, existen numerosos factores de riesgo de la madre para la formación de un hematoma retroplacentario, entre ellos:

     

  • Edad materna superior a 35 años o inferior a 20.

  • Raza negra.

  • Madre sola.

  • Tabaquismo.

  • Alcoholismo y consumo de drogas.

  • Hipertensión arterial crónica.

  • Hiperhomocisteinemia.

  • Trombofilia.

  • Diabetes preexistente.

  • Hipotiroidismo.

  • Anemia.

  • Anomalías uterinas.

  • Preeclampsia.

  • Traumatismo durante la gestación.
  •  



¿Cómo eliminar un hematoma retroplacentario?

El hematoma retroplacentario es una urgencia vital para la madre y el feto. El tratamiento dependerá de las circunstancias del diagnóstico, de la edad gestacional y del estado materno y fetal. En todos los casos, pretenderá equilibrar el estado de la madre y proceder a la evacuación del feto, en la mayoría de los casos por medio de cesárea.

Cuando se produce el desprendimiento prematuro de la placenta a término o cerca del término, el parto debe producirse con celeridad. Si el diagnóstico se sospecha antes del trabajo de parto, en general el nacimiento se debe producir por cesárea.

En cualquier caso, se trata de una urgencia obstétrica que puede requerir la finalización inmediata de la gestación. El grado de urgencia y la vía de finalización de la gestación dependerán del estado materno y fetal.

Por otro lado, cuando el hematoma retroplacentario tiene lugar en el primer trimestre suelen presentar un pronóstico favorable en más de la mitad de los casos, siendo fundamental su detección precoz.



¿Qué pasa si estoy embarazada y tengo un hematoma en la placenta?

En función de la posición y el tamaño del hematoma retroplacentario se puede producir un aborto por efecto mecánico o ciertas complicaciones gestacionales, incluyendo el desprendimiento de la placenta, un parto prematuro y el retraso en el crecimiento fetal.

Los síntomas que pueden aparecer son muy variables. Existe una forma totalmente asintomática en la que el coágulo o coágulos se descubren al examinarla placenta después del alumbramiento. Otros se manifiestan con clínica de parto pretérmino idiopático o metrorragia sin dolor. No obstante, el cuadro clínico del hematoma retroplacentario es el que acompaña al desprendimiento de placenta, con metrorragia, hipertono, la pared abdominal se hace rígida en un estado de contracción permanente y el registro cardiotocográfico fetal es patológico.

En la forma típica, la paciente siente un dolor intenso de aparición brusca. Este dolor persistente se asocia a una contractura permanente en el útero y a contracciones uterinas. La exploración en ocasiones permite visualizar pérdidas sanguíneas anómalas típicamente de aparición tardía, de poca cantidad y negruzcas. El tacto vaginal revela un cuello cervical duro.

En otros casos, existe la ausencia de sangrado uterino, presentándose como una amenaza de parto prematuro y anomalías del ritmo cardiaco fetal que se relacionan con un sufrimiento fetal agudo.

La mortalidad y la morbilidad perinatales se relacionan con la prematuridad, el CIR (crecimiento intrauterino restringido) y el sufrimiento fetal. También dependen de la extensión del desprendimiento placentario.