Las aneuploidías son anomalías que aparecen cuando se produce un exceso o defecto en los cromosomas. Las que afectan a los cromosomas sexuales son las más habituales. Entre ellas destaca el síndrome Klinefelter, un trastorno genético en el que aparece un cromosoma X adicional en los hombres. Se trata de un trastorno congénito, pero en ocasiones no se diagnostica hasta la edad adulta.
El síndrome de Klinefelter es la primera anomalía de los cromosomas sexuales que ha sido descrita en humanos y que tiene una incidencia de 1 de cada 1.000 varones nacidos.
Cada célula del cuerpo humano contiene en su información genética 23 pares de cromosomas, es decir, 46. La mitad proviene de la madre y la otra mitad del padre. Los cromosomas contienen el material genético con la información necesaria para el correcto desarrollo y funcionamiento del organismo. Los pares de cromosomas del 1 al 22 se denominan autosomas (ADN autosómico) y el par 23 (XX en las mujeres y XY en los hombres) constituyen los cromosomas sexuales.
El síndrome de Klinefelter no se hereda, sino que ocurre como un evento aleatorio durante la formación de las células reproductivas ( óvulos y espermatozoides) que tiene como resultado la presencia de una copia extra del cromosoma x en cada célula (47,XXY).
El síndrome de Klinefelter solo tiene lugar en varones. En un 75 % de los casos se produce un cariotipo XXY. Aproximadamente en un 20 % se alternan diferentes composiciones cromosómicas (mosaicos cromosómicos), es decir, XY en el cromosoma sexual en unas células y XXY en otras. También existen otras variantes minoritarias que incluyen las combinaciones XXYY, XXXY, y XXXXY en los cromosomas sexuales.
Las alteraciones de los cromosomas sexuales suelen ser fenómenos aislados, en los que el único factor predisponente conocido es la edad materna avanzada.
Las aneuploidías de los cromosomas sexuales se caracterizan por una gran variabilidad clínica entre individuos. En cualquier caso, suele tratarse de individuos altos y delgados, con piernas largas. Físicamente no aparecen signos diferenciales hasta llegar a la pubertad. En ese momento empiezan a observarse signos de hipogonadismo, que impide que el cuerpo produzca esperma y testosterona, con tendencia a la obesidad. Esto significa que con frecuencia en la edad adulta serán estériles en un 70 % los casos.
Las deficiencias y anormalidades se hacen más notables cuando aparecen más de dos cromosomas X. En estos casos el desarrollo sexual es más deficiente y el déficit intelectual más grave.
Los signos distintivos más frecuentes en preadolescentes afectados son unos genitales pequeños y unas piernas largas.
En bebés y niños de corta edad en ocasiones no se aprecian signos o estos son muy leves e inespecíficos. Pueden presentar músculos débiles con un desarrollo motor lento y retraso en el habla.
El médico puede sospechar la presencia del síndrome de Klinefelter cuando se dan los siguientes síntomas y signos:
Si bien muchos de los casos de síndrome de Klinefelter no se identifican hasta la edad adulta, con el desarrollo de las técnicas de análisis genético, en los últimos años muchos casos se diagnostican en la etapa prenatal. De este modo, existen test prenatales no invasivos que pueden detectar las anomalías cromosómicas, incluyendo las relacionadas con los cromosomas sexuales como el síndrome de Klinefelter, analizando el ADN fetal presente a partir de una muestra sanguínea materna.
No existe un tratamiento que pueda revertir las anomalías cromosómicas como las presentes en le síndrome de Klinefelter. Sin embargo, las personas afectadas pueden desarrollarse y llevar una vida normal. Para ello, será necesaria una intervención precoz que contemple un ambiente positivo en casa y en la escuela con métodos de estudio adaptados. También debe incluir un apoyo cognitivo y psicológico adecuado, junto con un seguimiento médico que incluya el tratamiento hormonal.
La terapia hormonal debe incluir el tratamiento sustitutivo con testosterona desde que se inicia la pubertad. Este será necesario para promover el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios masculinos, el crecimiento testicular y el aumento de la masa muscular.
En cuanto a la esterilidad, no existe ningún tratamiento que pueda revertirla, si bien se puede potenciar la fertilidad cuando existe una producción mínima de espermatozoides.