El dextrometorfano es un alcaloide derivado opioide, análogo de la codeína, actúa a nivel cerebral en el centro de la tos, dando lugar a una disminución de la misma. Se desconoce el mecanismo último por el cual actúa.
El dextrometorfano está indicado para los procesos de tos seca, especialmente en los casos de tos irritativa y tos nerviosa. No debe usarse en caso de asma, bronquitis crónica, neumonías, insuficiencia respiratoria y depresión respiratoria, en los cuales puede haber mucosidad que al quedarse dentro del bronquio podría complicar la infección subyacente.
Los efectos secundarios más importantes del dextrometorfano se dan a nivel del sistema nervioso central, aunque también se pueden dar en otras zonas del organismo.
Como efecto secundario general, puede originar fatiga.
El dextrometorfano no debe usarse durante la lactancia, ni durante el embarazo, ya que puede causar depresión respiratoria en el lactante o el recién nacido.
El dextrometorfano interfiere con fármacos del sistema central como el bupropión, los IMAO y la memantina, dando lugar a un síndrome serotoninérgico que produce agitación, irritabilidad y estado maníaco, con mioclonías, temblores y descoordinación motora que puede llegar a ser grave, por ello, se deben evitar en pacientes que precisan medicación psiquiátrica.
La naltrexona antagoniza los efectos de los opiáceos.
Los pacientes que están tomando este fármaco deben abstenerse de ingerir alcohol, por el posible efecto de depresión respiratoria que puede aparecer combinando ambos.
El uso concomitante del dextrometorfano junto con fármacos antinflamatorios de la familia de los coxib, como el celecoxib, puede provocar un aumento del efecto del opioide.
El dextrometorfano se usa en forma oral, existiendo en forma de jarabe, comprimidos orales, sobres y gotas. Se puede tomar junto con alimentos, pero no se debe ingerir con zumo de pomelo o de naranja amarga.
El dextrometorfano, al ser un derivado opioide, no debe ser administrado en niños. Aunque puede usarse por encima de los 2 años de edad en las dosis convenientes.
Se ha descrito que los adolescentes pueden presentar con mayor frecuencia una adicción a este tipo de fármacos, por lo que no es el antitusivo que se debería usar en ellos, salvo en situaciones agudas, y durante no más de tres o cuatro días.
Al ser un fármaco opioide no es un fármaco recomendable para los ancianos, a pesar de no precisar ajuste de dosis con la edad, esto se debe a que los ancianos son más sensibles a los medicamentos opioides y con mayor frecuencia presentan efectos secundarios por los mismos, también disminuyen en cierto grado los reflejos que ya son más escasos en estos pacientes.
Además, los pacientes ancianos en muchos casos están polimedicados y esto hace más fácil la interferencia medicamentosa con este fármaco.
Solo en casos muy necesarios se usará en estos pacientes ancianos, buscado siempre que sea necesario una alternativa a dicho fármaco.
El dextrometorfano se debe administrar en casos de tos seca, ya sea irritativa o nerviosa. En estos casos actúa disminuyendo la intensidad de la tos, en los casos de tos productiva o de origen pulmonar como asma, bronquitis crónica y neumonía, nunca debe usarse este fármaco, ya que la inhibición de la tos da lugar a que el moco se acumule en el aparato respiratorio empeorando la situación del paciente, además de producir una insuficiencia respiratoria mayor.
El dextrometorfano es un derivado opioide, por lo que tiene riesgo de adicción. Aunque no es frecuente en casos de corto uso, pero sí si el tratamiento se prolonga durante largos periodos de tiempo. Por ello se debe usar en periodos de no más de una semana. El riesgo de adicción parece mayor en adolescentes, razón por la cual debe vigilarse su ingesta en estos pacientes.