La cefalea en racimos, también conocida como cefalea en brotes o cefalea de Horton, es un dolor unilateral y de gran intensidad de cabeza que se manifiesta en forma de ataques detrás del ojo. Es un dolor que afecta un lado de la cabeza y puede involucrar lagrimeo de ojo afectado, párpados caídos y congestión nasal, inflamación así como enrojecimiento del párpado. Los ataques duran de 15 minutos a 3 horas, ocurren diariamente o casi diariamente, por semanas, o meses, y los brotes aparecen con más frecuencia por la noche. Es uno de los tipos de cefaleas más dolorosos que existen, y son de tipo cluster (agrupadas, en brotes o racimos), lo que significa que se producen en determinados periodos, generalmente de uno a tres meses, los cuales suelen coincidir en las mismas fechas del año y en las que el paciente tiene un número de crisis continuas, que van de una cada varios días, hasta 8 crisis en una misma jornada. Afortunadamente, los dolores de cabeza en brotes son poco frecuentes y no son potencialmente mortales. Su incidencia es muy baja. Los hombres resultan más afectados, (la proporción es de tres hombres por cada mujer). Estas cefaleas pueden presentarse a cualquier edad, pero son más comunes de los 25 hasta la mediana edad. Es una enfermedad poco común y no es grave.
Existen dos formas de cefalea en racimos que son:
Las causas de la cefalea en racimos se desconocen, pero parecen estar relacionadas con una liberación súbita de histamina o de serotonina del cuerpo. Pero los patrones del dolor de cabeza en brotes sugieren que las anomalías en el reloj biológico (biorritmo) del cuerpo, tienen un rol importante en la cefalea en racimos. También se ha demostrado un aumento de actividad en el cerebro intermedio (hipotálamo), e hiperactividad trigeminovascular (responsable de general el dolor). Otra causa que se tiene en consideración son los factores hereditarios.
Los signos y síntomas comunes durante un dolor de cabeza son los siguientes: dolor súbito, punzante o penetrante y unilateral, siempre del mismo lado de la cabeza, generalmente ubicado en un ojo o alrededor de este, pero que puede irradiarse a otras áreas de la cara, de la cabeza, del cuello y de los hombros, inquietud, exceso de lagrimeo, enrojecimiento en el ojo del lado afectado, piel pálida o enrojecimiento de la cara, caída de párpado (ptosis), sudor en la frente o la cara, congestión nasal, inflamación, párpado hinchado y pupilas contraídas (miosis), entre otros síntomas.
El objetivo del tratamiento es disminuir la intensidad del dolor, acortar el período de la cefalea y prevenir las crisis. Debido a que el dolor provocado por las cefaleas en racimos o brotes aparece repentinamente y puede disminuir en poco tiempo, pueden ser difíciles de evaluar y tratar, ya que se requieren medicamentos de rápida acción.
Algunos tipos de medicamentos agudos pueden aliviar rápidamente el dolor. Los siguientes tratamientos han demostrado ser eficaces y preventivo de las cefaleas en racimos:
Para el diagnóstico y tratamiento de la cefalea en racimos es necesario llevar a cabo un examen físico o chequeos médicos periódicos y hacer preguntas acerca de los síntomas y la historia clínica del paciente.
Entre los factores desencadenantes de la cefalea en racimos se incluyen el alto consumo de alcohol y el excesivo consumo de tabaco. Otros posibles desencadenantes son el uso de medicamentos como la Nitroglicerina, que se utiliza para tratar enfermedades cardíacas. También las luces destellantes y las grandes alturas afectan y pueden desencadenar en una cefalea en racimos.
Entre los factores que aumentan el riesgo de la cefalea en racimos están: el sexo, pues los hombres tienen más probabilidades de experimentar este tipo de cefaleas, la edad, ya que es más frecuente en personas entre 25 y 30 años hasta mediana edad, el tabaquismo y el consumo de alcohol y los antecedentes familiares, es decir tener un padre o un hermano que haya experimentado dolores de cabeza en racimos, también podría aumentar el riesgo.
Las complicaciones de la cefalea incluyen:
No existe prevención para la cefalea en racimos, ya que no se conocen las causas exactas que la provocan, aunque sí se pueden evitar los estímulos desencadenantes y prevenir otros ataques:
La cefalea en racimos pertenece a la especialidad de neurología, que es la parte de la medicina que se ocupa de la anatomía, la fisiología y las enfermedades del sistema nervioso y del cerebro.
La cefalea tensional es un tipo muy común de cefalea en el que persona presenta un dolor opresivo, es decir, presión en la cabeza. A diferencia de lo que ocurre en otros tipos de cefaleas el dolor suele afectar las dos mitades de la cabeza.
Para evitar los brotes de cefalea de forma natural es necesario consumir mucho agua, dormir más de 8 horas al día y evitar el consumo de alcohol y de tabaco.
Las cefaleas en racimos están asociadas con la alteración de la actividad en ciertas áreas cerebrales. En general, el oxígeno restablece la actividad en esas áreas y es lo que controlaría el dolor de cabeza.
La cefalea es un dolor constante, de leve a moderado, que se percibe como una presión a ambos lados de la cabeza y en la nuca. Por lo general no se acompaña de otros síntomas como vómitos, y no empeora con el ejercicio. La migraña y la jaqueca, en cambio, afectan a un solo lado de la cabeza. La dolencia es un latido que comienza como una molestia leve y aumenta progresivamente de intensidad. Se acompaña de náuseas y vómitos y también de una mayor sensibilidad a la luz y a los ruidos.