La ascitis es la acumulación de líquido libre, anormal o patológico, en la cavidad abdominal. Está formada por extravasación de líquidos de los vasos sanguíneos que irrigan el peritoneo para dentro de la cavidad peritoneal. Se produce cuando hay una inflamación del peritoneo o bien cuando aumenta la presión en el sistema de la vena porta (vena de gran calibre que lleva la sangre desde el intestino hasta el hígado). Representa un estado de retención corporal total de sodio y agua. La cirrosis hepática es la causa más frecuente de ascitis, responsable del 80% de los casos, por lo que es indicativa de una insuficiencia hepática. Puede aparecer a cualquier edad y en ambos sexos. Es común en personas con cirrosis y si no se trata puede ser grave.
Los tipos principales de ascitis son la no complicada y la refractaria.
La cirrosis del hígado es la causa más común de la ascitis. Cuando ocurre la cirrosis, la sangre que fluye a través del hígado se bloquea. Este bloqueo causa un aumento de la presión de la vena principal (la vena porta), que distribuye sangre de los órganos digestivos al hígado. Esta enfermedad se llama hipertensión portal. La ascitis ocurre cuando se desarrolla la hipertensión portal. Los riñones no pueden hacer que el cuerpo se deshaga de suficiente sodio (sal) a través de la orina. El que el cuerpo no pueda deshacerse de sal hace que los líquidos se acumulen en el abdomen, resultando en ascitis.
La ascitis se puede producir en otras afecciones hepáticas como la hepatitis alcohólica grave sin cirrosis, la hepatitis crónica y la obstrucción de la vena hepática, llamada síndrome de Budd-Chiari.
Además, hay fugas de albúmina de los vasos sanguíneos hacia el abdomen, que es la principal proteína en la sangre que ayuda a evitar que el fluido se escape fuera de los vasos en condiciones normales. Cuando se produce una fuga de la albúmina, también se produce del líquido.
Otras causas menos frecuentes son las enfermedades que no están relacionadas con el hígado, como el cáncer, la insuficiencia cardíaca, la insuficiencia renal, la inflamación del páncreas y la tuberculosis.
Los síntomas que produce la ascitis van a depender de la cantidad de líquido acumulado en la cavidad peritoneal, cuando es de grado leve, es decir, que se tiene pequeña cantidad, no suele presentar síntomas. Las cantidades moderadas pueden aumentar el perímetro de la cintura y provocar el aumento de peso, si el abdomen contiene grandes cantidades de líquido, y en ocasiones se puede llegar a acumular hasta 10-12 litros, puede aparecer hinchazón o aumento de volumen abdominal (distensión), el abdomen se siente tirante y hay malestar, así como disminución en cantidad de orina emitida y retención de líquidos en las piernas (edema).
Los síntomas más frecuentes son: molestias abdominales, cansancio, dolor de espalda, dificultad para respirar, pérdida del apetito, aumento de los ruidos intestinales y alteración del ritmo intestinal. Las personas con ascitis pueden tener riesgo de la infección del líquido (peritonitis), por lo que también podrían presentar dolor abdominal y fiebre.
El tratamiento primordial para la ascitis es una dieta baja en sodio (baja en sal) y reposo en cama. Se recomienda estar en posición horizontal al menos 10 horas al día.
Los medicamentos utilizados en los pacientes con ascitis son los diuréticos, principalmente Espironolactona y Furosemida. Estos medicamentos hacen que los riñones excreten más sodio y agua en la orina, es decir, aumentan la cantidad de orina y eliminan el exceso de sodio corporal acumulado.
Otros tratamientos son: en las fases avanzadas de la enfermedad hepática, la ascitis es refractaria al tratamiento con diurético y es necesario extraer el exceso de líquido mediante la inserción de una aguja en el abdomen a través de la piel (paracentesis evacuadora) reponiendo la pérdida de proteínas y volumen de líquidos con albúmina intravenosa. Cuando este tratamiento fracasa en los pacientes con buena función hepática y cardíaca, puede ser necesario realizar una derivación portosistémica que conecta la vena porta o una de sus ramas con una vena de la circulación general, y por tanto la sangre no pasa por el hígado. Sin embargo, la colocación de la derivación, es un procedimiento invasivo y puede causar problemas.
La otra alternativa es un trasplante de hígado, algunos pacientes con signos de mal pronóstico, como tensión arterial baja y sodio bajo en sangre y en orina, deben ser evaluados para un posible trasplante hepático.
Para tratar la peritonitis bacteriana espontánea se administran antibióticos.
Las pruebas diagnósticas para la ascitis, deben empezar con un buen examen físico, ya que se debe realizar una exploración al paciente además de una analítica de sangre completa, y orina. Una ecografía para confirmar o descartar fácilmente la existencia de ascitis si el médico sospecha o se tiene duda de cuál es su causa.
También puede hacer una tomografía computarizada (pruebas diagnósticas por imagen del hígado). Además, se puede extraer una pequeña muestra de líquido ascítico introduciendo una aguja a través de la pared abdominal (paracentesis diagnóstica), ya que el análisis de este líquido puede ayudar a determinar la causa.
El factor desencadenante para la producción de la ascitis es la retención inadecuada de agua y sodio por el riñón (flujo aumentado), o la reducción del volumen intravascular (llenado insuficiente), por la retención inadecuada del líquido en la hipertensión portal.
Entre los factores de riesgo de la ascitis podemos mencionar cualquier enfermedad que cause la cirrosis del hígado, como son, hepatitis A y B, alcoholismo, síndrome nefrótico y otras enfermedades que llevan a la acumulación de líquidos en el abdomen como la insuficiencia cardíaca congestiva y el fallo renal, las neoplasias, o el cáncer en los órganos del abdomen, entre otros.
Las especialidades médicas que tratan la ascitis son la medicina interna, la gastroenterología, y la nefrología.
Los cánceres relacionados con la ascitis son: el cáncer de hígado, las neoplasias malignas como carcinomatosis peritoneal, que pueden producirse por cánceres en la cavidad abdominal, como son cáncer de estómago o de colon y metástasis de cáncer de pulmón o de mama.
La relación que tiene la cirrosis con la ascitis es que la cirrosis es la causa más frecuente por la que se produce la ascitis. Representa el 80% de los casos, por lo que la ascitis es la principal complicación de la cirrosis hepática.
El sangrado variceal es la hemorragia digestiva de varices esófago-gástricas. Es la complicación más grave de la cirrosis hepática.