Se ha vinculado la erupción de las muelas del juicio con el pico de madurez de la persona, pero no es más que un mito. Como dato real, te diremos que sólo el 20% de éstas erupcionan de forma adecuada, y que lo hacen antes en hombres que en mujeres.
Podemos referirnos a las muelas del juicio con diferentes términos: “terceros molares” (por ser éste el lugar que ocupan en boca) o “cordales” (por aparecer en la edad adulta cuando representa que la persona está cuerda). Más específicamente y, según su ubicación en los diferentes cuadrantes de la boca, son denominados por un número determinado. Así, por ejemplo, el diente número 18 es la muela del juicio que ocupa el cuadrante superior derecho. Tenemos pues cuatro muelas del juicio que se sitúan en la última posición de la línea de la dentadura, al fondo de la boca.
Normalmente la erupción de los cordales suele darse antes de los 20 años, pero pueden aparecer en edades más tempranas e incluso no llegar a erupcionar nunca. Son los últimos dientes que erupcionan en una dentición definitiva, por ello pueden ocasionar pequeños movimientos dentales al buscar su espacio en la arcada dental. En el 50% de los casos no tienen suficiente espacio para erupcionar y sólo lo hacen parcialmente (a modo de anécdota en tailandés es llamado el “diente apretujado” por este motivo).
Son varios los factores que influyen. En primer lugar, por ser el último diente en erupcionar presenta el problema de espacio antes mencionado. En segundo lugar, por su ubicación en boca, tiene una base ósea muy compacta (cerca del ángulo mandibular) por lo que suele estar muy anclado al hueso y sale sólo parcialmente. Es un diente de difícil acceso por lo que la higiene suele ser deficitaria pudiendo ocasionar un remanente bacteriano a su alrededor que supone un foco infeccioso peligroso. Suele afectarse de caries frecuentemente. Por su proximidad al nervio dentario, el dolor originado en las muelas del juicio es muy intenso, constante y molesto, por ello su abordaje debe ser inmediato.
Quédate con el mensaje: cuando no erupcionan correctamente o dan algún tipo de síntoma deben extraerse. Y las causas más frecuentes de la extracción de los cordales son:
Fundamentalmente desplazamiento de los dientes de delante (apiñamiento), problemas de oclusión, sobrecarga de la articulación temporomandibular, caries en las molares que le preceden y halitosis (mal olor por acúmulo de detritus).
Ahora ya sabes detectar un problema en los cordales. Por favor, ante cualquier síntoma es importante que acudas a la consulta de tu odontólogo. Debe realizarse una exploración física y una radiografía panorámica (ortopantomografía) para conocer la orientación de sus raíces, su inclusión en el hueso y la proximidad al nervio dentario. En la mayoría de casos indicaremos la exodoncia (extracción) como tratamiento definitivo.
La exodoncia de un cordal suele ser compleja. Para desimpactarlo de su base ósea puede ser precisa la fragmentación del diente. Asimismo, existe proximidad del nervio dentario y posibilidad de lesión del mismo. Por ello suele precisarse la intervención del cirujano maxilofacial. En este momento es cuando valoramos la extracción de más de un cordal a la vez con ayuda de una sedación o una anestesia general.
Para cerrar el orificio tras la exodoncia del molar suele ser precisa una sutura, normalmente con material irreabsorbible, que retiraremos en la visita de control (tras 7-10 días). Es muy importante que el paciente salga de la consulta con una pauta medicamentosa clara y con unas normas de reconsulta ante cualquier posible complicación (fiebre, dolor incontrolado, sangrado incesante, etc).
Tenemos que aplicarnos frío local y tomar medicación tanto antibiótica (para prevenir la infección) como analgésica (para disminuir el dolor). Durante los primeros días se recomiendan enjuagues bucales con antiséptico y realizar una dieta semiblanda y progresiva. No podemos dejar de cepillarnos a pesar de ser portadores de los puntos de sutura.