Se llama diastema al aumento del espacio existente entre dos dientes. En la boca del adulto es relativamente frecuente su ubicación entre los incisivos centrales superiores (comúnmente paletas), dientes que captan la atención del interlocutor al ser expuestos durante la sonrisa. El diastema en esta estratégica localización contribuye, con un gran peso específico, en la estética facial de la persona dado que los incisivos centrales superiores abarcan el protagonismo de la arcada superior y centran la línea media de la cara al alinearse con la nariz. Su borde inferior contacta con el rojo labial del labio inferior durante la sonrisa. Este espacio aumentado confiere un rasgo muy característico a la persona y ha llegado a suponer un reclamo sensual para algunos famosos de la pequeña pantalla.
Los diastemas durante la dentición temporal son frecuentísimos y están presentes en varios de los espacios interdentales. Ello es debido al menor tamaño de los dientes temporales. Sin embargo, con el recambio dental y la aparición de los dientes definitivos (de mayor tamaño que los temporales) en la boca se suele corregir el diastema en una proporción alta de la población. Existen causas muy distintas que pueden hacer persistir el diastema en la boca del adulto. Podríamos citar: la desproporción óseo-dental (dientes pequeños y/o maxilar grande), pérdidas dentales, movimiento o rotación dental, asimetría (sobre todo de incisivos laterales), malos hábitos en la infancia (succión del pulgar), presencia de frenillo labial superior aumentado de tamaño, hiperactividad lingual, maloclusión….
Así como existen muy diversas causas que pueden ocasionar un diastema interincisal superior, también existen diversos tratamientos para solventarlo. Sin embargo, tenemos que mencionar que muchos pacientes optan por la opción de mantener ese espacio por considerarlo un rasgo personal arraigado.
Antes de abordar las diferentes posibilidades terapéuticas, debemos hacer una valoración global, teniendo presente, ante todo, el tamaño del diastema y de los dientes circundantes.
Ante esta disyuntiva, podemos deducir que la presencia de un diastema no siempre supone una intervención terapéutica y dependerá, sobre todo, de la decisión del paciente y de su repercusión estética y/o funcional. Cuando se opta por un abordaje terapéutico debe realizarse una valoración previa para analizar la posible causa, así como las características concretas del diastema (tamaño y dientes afectos).
En definitiva, recordemos que el diastema no presenta ningún riesgo para la salud oral. Normalmente el paciente que solicita su valoración lo hace con la intención de mejorar el aspecto de su sonrisa. Sin embargo, y dado que supone un rasgo muy marcado y característico en la expresión facial del individuo, no todo el mundo está dispuesto a la corrección del diastema y, por tanto, al cambio de su expresión facial.
Si estás en duda sobre corregir o no tu diastema puedes acudir a la consulta de tu odontólogo para ser valorado. Cuando conozcas la opción terapéutica más adecuada para tu caso tendrás que tomar la decisión. Lo importante es que estés contento con la que debe ser tu mejor sonrisa, con o sin diastema.