El absceso dental (conocido como flemón) es una colección purulenta originada normalmente en el diente, aunque puede extenderse al tejido periodontal. Tiene su origen en una sobreinfección bacteriana. Suele empezar con la aparición de un dolor muy intenso y muy agudo, de forma repentina y una inflamación de la hemicara correspondiente. Evoluciona al empeoramiento en pocas horas dando lugar a un dolor de intensidad alta que obliga a acudir a urgencias en la mayoría de los casos.
El origen del foco infeccioso puede localizarse a nivel del diente (caries dental profunda, por ejemplo) o en el periodonto (una gingivitis) y dará lugar a dos tipos de colecciones purulentas:
Intervienen diferentes factores: el tipo de dieta, el hábito higiénico, el nivel cariogénico, la presencia de enfermedad periodontal, el pH bucal, etc. En la mayoría de las ocasiones, influyen varios de estos factores de forma concomitante.
Ante la mínima sospecha clínica de absceso dental debe realizarse una exploración exhaustiva y, muy probablemente, una prueba complementaria (radiografía). Es muy posible que deba iniciarse un tratamiento vía oral junto al odontológico específico.
Los síntomas característicos serían los siguientes:
Estos síntomas obligan, sin duda, a acudir a la consulta del odontólogo. En la mayoría de los casos el dolor es incontrolable con analgésicos y antiinflamatorios. Al ser explorados se detectará inmediatamente el diente causante. Además de la exploración bucal se realizará una exploración periodontal incluyendo la encía y el espacio entre el diente y la encía (donde muy fácilmente se acumulan residuos). Asimismo, se realizará una radiografía periapical de la pieza afectada para visualizar el estado de la raíz y del hueso que la alberga. En la radiografía apreciaremos también la existencia y extensión de una posible caries.
Abordaremos nuestro hallazgo, ya sea una caries profunda con afectación del nervio, una bolsa purulenta periodontal o un absceso periapical. Todo ello precisa intervención, tanto medicamentosa como instrumentada. Normalmente, al abrir una cavidad en el diente para sanearlo se evidencia una notable mejoría sintomática.
Deberemos seguir estrictamente la pauta medicamentosa que se nos indique, normalmente se prescribirán antiinflamatorios y antibióticos. Y extremar la higiene. Muy probablemente la existencia de dolor hará que descuidemos la higiene en esa zona, pero es justamente en el foco infeccioso donde debemos asegurarnos el arrastre de los residuos para no perpetuar la infección.
Como consejo, debo recomendarte que no te olvides del odontólogo cuando no presentes síntomas. Acude a la consulta periódicamente. Seguro que con una limpieza bucal será suficiente, pero si encontramos algún hallazgo estaremos a tiempo de tratarlo cuando aún es asintomático.