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Alergia al sudor y cómo identificarla

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En ocasiones se pueden producir reacciones alérgicas relacionadas con la interacción con el ambiente, incluyendo los cambios de temperatura, el calentamiento corporal e, incluso, ante la aparición del propio sudor.



Alergia al sudor y cómo identificarla

¿Qué es la alergia al sudor?

La alergia al sudor es una reacción anormal mediada por el sistema inmune ante el aumento de temperatura producido en el organismo que suele ir acompañado de la aparición de sudor. De este modo, se producen alteraciones en la piel, incluyendo dermatitis, enrojecimiento y ronchas en las zonas de la piel que presentan un mayor nivel de sudoración (axilas, brazos, piernas y abdomen).

Se trata de una afección que se agrava cuando se practica deporte de manera intensa o durante el verano.

La alergia al sudor está íntimamente ligada a la alergia al calor o urticaria colinérgica. En ella se presentan pequeñas pápulas de 2-3 mm con halo eritematoso normalmente en el tronco, brazos y piernas. Es causada por el aumento de temperatura corporal, ya sea de forma activa (ejercicio, estrés, etc.) o pasiva (exposición a agua caliente).

El mecanismo por el cual se produce la alergia al sudor no es bien conocido. Parece obedecer a trastornos a nivel celular que determinan la liberación de histamina ante la presencia de acetilcolina procedente de las fibras nerviosas colinérgicas por causa de la detección del aumento de temperatura. También puede tratarse directamente de una reacción alérgica ante un alérgeno presente en el propio sudor que desencadena la reacción del sistema inmunitario.



Síntomas de la alergia al sudor

Los síntomas desencadenados por la alergia al sudor pueden aparecer a cualquier edad. Sin embargo, suelen ser más frecuentes en bebés y niños. También pueden aparecer en personas de edad avanzada y personas postradas en cama.

Entre los síntomas más habituales se encuentran:

  • Pequeñas ronchas rojas o sarpullido en las zonas de la piel que más transpiran o están más expuestas al sudor.

  • Prurito o picor en las zonas afectadas.

  • Costras y lesiones cutáneas debido al rascado que se produce por el picor.

Por otro lado, cuando la persona permanece mucho tiempo expuesta a altas temperaturas o a situaciones de mucha sudoración, pueden aparecer síntomas como:

  • Náuseas y vómitos.

  • Diarrea.

  • Dificultad para respirar.

  • Fatiga.


Cómo tratar la alergia al calor

El tratamiento de la alergia al sudor y al calor consiste en cuidar el estado de hidratación corporal, además de hidratar bien la piel con cremas que presenten una acción calmante.

También pueden ser beneficiosos los baños con agua fría y la utilización de ropa ligera, así como permanecer en ambientes frescos y aireados.

De igual modo, como ocurre con otro tipo de alergias, pueden utilizarse medicamentos antihistamínicos para reducir los síntomas de la alergia al sudor y al aumento de temperatura. Se puede optar por antihistamínicos orales o cremas de uso tópico con componentes antihistamínicos. Debe ser siempre el Dermatólogo el que determine el tratamiento más conveniente en cada caso.



Cómo tratar síntomas severos de la alergia al sudor

Si las medidas y tratamientos señalados anteriormente no son suficientes para resolver el problema, se podría optar por la prescripción de cremas que incluyeran corticoides, siempre con la indicación expresa del Dermatólogo. Este tipo de medicamentos deben ser siempre utilizados con sumo cuidado, en pequeñas cantidades, extendiéndolas bien y durante breve período de tiempo para no causar perjuicios en la piel. El especialista en Dermatología decidirá la potencia del corticoide según la zona afectada, la edad del paciente y el tiempo de uso para evitar efectos adversos. A veces puede ser conveniente añadir un antibiótico para tratar las sobreinfecciones debidas al rascado del paciente por el picor.

Finalmente, evitar los síntomas y reacciones que se producen debido a la alergia al sudor y al calor puede requerir la renuncia a realizar actividades deportivas o situaciones que provoquen una sudoración excesiva, como ambientes calurosos o situaciones estresantes. En ocasiones puede ser difícil conseguirlo, especialmente durante el verano. En casos extremos o si no se quiere renunciar, por ejemplo, a la realización de actividades deportivas, se puede optar por un tratamiento específico para reducir la sudoración, como la aplicación de lociones antitranspirantes o el tratamiento con bótox en zonas específicas de la piel.

En cualquier caso, ante la aparición de una reacción alérgica de cualquier naturaleza, siempre es recomendable consultar con el Dermatólogo.

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