Descarga la aplicación
google play storeapple store


Nutrición y Dietética

La especialidad
Artículos especializados
Enfermedades
Síntomas
Otros contenidos
Causas y efectos de la hipertensión arterial
Artículo especializado

Causas y efectos de la hipertensión arterial

Síntomas de hipertensión arterial La hipertensión o presión arterial alta es una enfermedad muy común que está producida por la presión o fuerza que la sangre ejerce sobre las paredes de las arterias y la cantidad de sangre que bombea el corazón, sin embargo, los síntomas pueden aparecer mucho tiempo después, incluso años, y pueden ser: Dolor de cabeza Sangrado nasal Dificultad para respirar Causas de hipertensión arterial Las principales causas que provocan una hipertensión arterial son: Arteriosclerosis: acúmulo de grasa en las paredes de las arterias Apnea del sueño Enfermedades de la glándula suprarrenal Enfermedad del tiroides Medicación como los descongestivos nasales, anticonceptivos orales, antigripales o analgésicos, entre otros Anfetaminas, cocaína u otras drogas no legales Factores de riesgo  Hay que distinguir dos tipos de hipertensión arterial para diferenciar los diferentes factores de riesgos de ambas: HTA primaria o esencial: el 95% de los diagnosticados sufren una y se desconocen las causas. Existe un mayor factor de riesgo a padecerla en función de factores como pueden ser: Antecedentes familiares Raza: las personas negras tienen mayor incidencia de ser hipertensas y, además, es más grave y con un comienzo en edades más tempranas frente a la raza blanca Sexo: en los hombres hay mayor incidencia  Edad: hay mayor incidencia a partir de los 60 años, por la pérdida de elasticidad de las paredes de las arterias y, en las mujeres, a partir de los 55 años Predisposición de algunas personas ante el estrés y situaciones hostiles Obesidad o sobrepeso Tabaco y alcohol Malos hábitos alimenticios con exceso de sal y grasa Sedentarismo Enfermedades como diabetes Anticonceptivos orales unidos al hábito del tabaco HTA secundaria, que sufren el 5% de las personas con tensión alta, cuyo factor de riesgo puede ser: Enfermedades como las que afectan al riñón Alteración de las glándulas paratiroides Exceso de producción de hormona de crecimiento (acromegalia) Tumores en las glándulas suprarrenales o glándula pituitaria Embarazo Efecto secundario a medicamentos Peligro de la presión arterial La presión alta afecta a las paredes de los vasos sanguíneos provocando una presión constante sobre ellas. La hipertensión arterial elevada es una enfermedad silenciosa y puede estar sin diagnosticar muchos años antes de aparecer los primeros síntomas pero, sin embargo, el daño ha podido ser grave y de consecuencias fatales. Es importante un diagnóstico temprano para poner un tratamiento rápido. Los principales peligros son: Daño arterial: Aneurisma: la presión de la sangre sobre las paredes de los vasos sanguíneos termina por debilitarlas y termina por romperse provocando una hemorragia. Estenosis de las arterias: debido al estrechamiento del revestimiento interno de sus paredes, lo que implica que el flujo sanguíneo disminuye y, por lo tanto, llega menos sangre a algunas zonas del organismo ocasionando daños irreversibles. Daño al corazón: Enfermedad coronaria: que causa arritmia o ataque cardiaco debido a la falta de riego sanguíneo por el estrechamiento de las paredes de las arterias coronarias. Insuficiencia cardiaca: disminuye la función cardiaca por el engrosamiento de las paredes del corazón, debido al sobreesfuerzo que tiene que hacer, para bombear la sangre, al tener mayor resistencia las paredes de los vasos sanguíneos. Dilatación ventricular: una dilatación del ventrículo derecho debido al sobreesfuerzo para bombear la sangre puede causar fallo y deja de bombear sangre, causando un ataque cardiaco o muerte cardiaca súbita. Daño cerebral: Problemas de memoria, de entendimiento o deterioro cognitivo leve: causado por la disminución o falta de riego cerebral. Demencia: causado por una interrupción del flujo sanguíneo o bloqueo del riego arterial. Accidente isquémico transitorio: causado por una interrupción breve y temporal de un vaso sanguíneo cerebral por ausencia de flujo o por un coágulo. Accidente cerebrovascular: debido a una interrupción, en una zona del cerebro, del flujo sanguíneo o por la rotura de vasos sanguíneos provocando hemorragias.  Otros daños: Renal: provoca insuficiencia renal por la arterioesclerosis que causa aumento peligroso en los niveles de líquido de desecho. También puede haber hemorragias por rotura de vasos sanguíneos. Ocular: con hemorragias, retención de líquido bajo la retina o también daños al nervio óptico. Disfunción sexual Disminución de masa ósea Insomnio Complicaciones en el embarazo causando preeclampsia o eclampsia Diagnóstico de la hipertensión arterial  El diagnóstico de la HTA se realiza con la medición de la presión arterial.  Para medir la TA se coloca un brazalete, llamado esfigmomanómetro, en la parte superior del brazo, sobre la flexura del codo, se insufla aire y, cuando se va deshinchando, un medidor de presión registra las cifras en mm de Hg (milímetros de mercurio). La presión arterial sistólica o “la alta”, se registra al escuchar el primer latido. La presión arterial diastólica o “la baja”, se registra al escuchar el último latido. Un registro de TA normal es de 120/80 mm de Hg. Se realizan varios registros (normalmente 3 registros, “triple toma”), separados en tiempo, en condiciones basales especiales y hora del día. Si las cifras registradas son mayores de 140/90 mm/Hg se puede diagnosticar una hipertensión arterial.
Suplementos alimenticios
Artículo especializado

Suplementos alimenticios

Tipos de suplementos alimenticios Existen diversos tipos de suplementos alimenticios: botánicos o derivados de plantas, vitaminas, minerales y ácidos grasos, entre otros. Según su presentación pueden ser en formato cápsulas, líquidos, perlas, polvos, etc. Cómo funcionan los suplementos alimenticios Los suplementos nutricionales complementan la dieta habitual de una persona aportando nutrientes y vitaminas cuando estos no se están consumiendo en cantidades suficientes, esto puede ser debido a alguna enfermedad o a alguna circunstancia puntual. Estos productos contienen ingredientes como minerales, vitaminas, ácidos grasos, aminoácidos y enzimas. Es importante destacar que estos productos no deben sustituir una dieta equilibrada y sana, ni a los medicamentos prescritos por el médico, y conviene informar previamente al médico de su consumo para que apruebe su consumo en cada persona y llevar un buen control. Los beneficios de los suplementos alimenticios Algunos suplementos alimenticios ayudan a garantizar un consumo adecuado de nutrientes esenciales, que ayudan a que el cuerpo funcione correctamente o que contribuyen a reducir el riesgo de contraer enfermedades. Otros, ayudan a la recuperación y reconstrucción del tejido muscular, sobre todo para deportistas, a facilitar la digestión de las comidas, etc. Pero, otros muchos suplementos que prometen ciertos beneficios, en realidad no poseen estudios concluyentes que lo prueben. Es una ciencia todavía en constante evolución. Riesgos de los suplementos alimenticios Los suplementos alimenticios son seguros si se respetan las instrucciones pautadas en el envase o por el médico. No obstante, no se deben consumir en exceso, ni tomar demasiados al mismo tiempo, ni mezclar con medicamentos, ni superar las cantidades indicadas en el envase, en tales casos, podría afectar negativamente a la salud de quien lo consume. Además, si estos productos se utilizan en sustitución de los medicamentos o de una dieta equilibrada, puede derivar en consecuencias nocivas para el organismo. Y, si la persona se tiene que someter a una cirugía, debe avisar de qué suplementos está tomando. L os suplementos nutricionales son especialmente importantes para cubrir necesidades específicas en mujeres embarazadas y lactantes, personas vegetarianas o veganas y personas mayores de 50 años o ancianos. Suplementos alimenticios para embarazadas Los suplementos para embarazadas tratan de ofrecer a la futura mamá un aporte extra de elementos necesarios tanto para su bienestar físico como anímico, y también para el correcto desarrollo embrionario del bebé. Algunos suplementos alimenticios indicados para embarazadas son: Ácido fólico o vitamina B9: es el complemento más importante que se indica a las mujeres embarazadas. Para evitar un déficit que provoque problemas de desarrollo del feto o anomalías del tubo neural. Se recomienda tomar desde que se planifica el embarazo. Vitamina B12: a veces se administra junto con el ácido fólico para aumentar su captación. Hierro: para prevenir la anemia ferropénica de la madre, la sepsis puerperal, el parto prematuro y el bajo peso del bebé al nacer. Yodo: durante el embarazo y lactancia, para un correcto desarrollo cerebral del bebé. Ácidos Grasos Omega 3: también durante el embarazo y lactancia, para el correcto desarrollo del sistema nervioso del feto, Aunque si toma suficiente pescado y pescado azul, no es necesario. Suplementos alimenticios para vegetarianos Dado que las personas vegetarianas y veganas no consumen alimentos de origen animal, deben garantizar el aporte suficiente de determinados nutrientes mediante otros alimentos de origen vegetal o mediante suplementación para no tener deficiencias. Algunos suplementos adecuados son, por ejemplo: Vitamina B12: ayuda a producir glóbulos rojos y a prevenir la anemia. Esta solo se encuentra en alimentos de origen animal y los vegetarianos no la consumen. Vitamina D: para el mantenimiento de la salud ósea contribuyendo a fijar el calcio en los huesos. Especialmente si no se consumen lácteos. Calcio: para fortalecer los huesos. Consumir, sobre todo, en caso de no tomar lácteos. Suplementos alimenticios para ancianos   Debido a que absorben menos vitaminas y nutrientes y, por la posible falta de apetito, se pueden aportar suplementos nutricionales como, por ejemplo: Vitamina B12: para prevenir la demencia. Vitamina D: especialmente para ancianos que no salen de casa y no les da el sol. Se suplementa para contribuir a que el calcio se adhiera a los huesos y prevenir la osteoporosis. Calcio: para el fortalecimiento de los huesos. Además, es útil para la efectividad del suplemento de vitamina D, si se está tomando. Magnesio: asociado al control de la tensión arterial y prevención de arritmias.
Alimentos altos en histamina
Artículo especializado

Alimentos altos en histamina

Tabla de alimentos altos en histamina Los alimentos sometidos a fermentación o que hayan estado expuestos a contaminación microbiológica, pueden contener histamina, como es el caso de la carne, pescado, verduras, frutas o bebidas, entre otros. Es importante saber cuáles son las personas que deben reducir el consumo de alimentos con alto contenido en histamina, que serán aquellas que presenten intolerancia a la histamina o tengan síntomas como dolor de cabeza, problemas gastrointestinales o  dermatológicos.  ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta. Derivados lácteos: Leche pasteurizada Leche cruda Yogur Quesos: roquefort, rallado envasado, azul, fresco,  emmental, curado y de cabra, gruyere, brie … Verduras y frutas: Berenjenas Setas y champiñón Acelgas Calabaza  Aguacate Espinacas Col estilo xucrut Zumo de fruta Vegetales fermentados derivados de la soja como el Ketchup Tomate Albaricoque, fresas, uvas, naranja, dátiles, melocotón, papaya, arándanos, piña, pasas … Carnes: Carne cruda como jamón serrano Carne fresca Carne cocida como el jamón york Salchichas Embutidos tipo fuet, salchichón, salami, bacon, sobrasada Pescado: Pescado en conservas como anchoa o arenque Pescado fresco  Pescado azul como el atún, caballa, sardina o boquerón Pescado blanco congelado como bacalao y merluza Pescado congelado Marisco Legumbres:  Lentejas  Garbanzos  Judías Bebidas: Vino tinto, blanco y espumoso Cerveza embotellada Champagne Otros alimentos:  Vinagre balsámico Vinagre de sidra Chocolate Clara cruda de huevo Harina de trigo y arroz Salsas preparadas con huevo crudo Pastelería y bollería industrial Colorantes, conservantes y levaduras artificiales Especias como la canela, clavo, nuez moscada, curry Alimentos cocinados que se dejan de un día para otro ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta. ¿Cómo se pueden ingerir estos alimentos? Estos alimentos ricos en histamina se ingieren en la comida, crudos o elaborados, en las bebidas y, también, a través de los aderezos en la elaboración de los alimentos como son las especias, los edulcorantes o los aditivos. En las comidas precocinadas o en las elaboradas en casa y que se dejan de un día para otro, por haber empezado su degradación microbiológica.  ¿Cómo se puede controlar la histamina? Una manera de controlar la ingesta de histamina, es eliminando de la dieta aquellos alimentos donde esté presente. Se debe mantener la cadena de frío durante la compra, transporte y conservación de los alimentos para evitar su degradación, que conlleva a un aumento de histamina. Eliminar de la dieta los aditivos y conservantes. Es importante estar bien hidratado , con una ingesta de agua de al menos 1,5 litros al día, para favorecer la eliminación natural del exceso de histamina acumulado en los tejidos corporales. Además, se debe llevar una vida saludable con ejercicio físico y evitar el sobrepeso. ¿Qué puede producir un exceso de histamina? El exceso de histamina puede ser debido a: Exceso de liberación interna de histamina, como sucede en las enfermedades alérgicas o en los tumores de células intestinales, por ejemplo. Exceso de histamina externa, como sucede en las intoxicaciones alimenticias como, por ejemplo, de los pescados en conserva. Déficit de enzima DAO diaminooxidasa, que es la encargada de degradar la histamina, principalmente la externa. Inhibición de la DAO, por la ingesta de algunos fármacos o enfermedades intestinales. Déficit de la función de la enzima DAO, por el efecto del alcohol. Causas y diagnóstico de la histaminosis El diagnóstico de la histaminosis se realiza a través del llamado test de medición histamínica, consiste en poner en contacto una muestra de sangre extraída con  los distintos alimentos a estudiar y ver la reacción que provoca. Es importante, además, hacer una evaluación clínica de los síntomas que presenta la persona y un análisis de sangre, que indicará si los niveles de homocisteína (un aminoácido que se usa para evaluar los déficits de vitamina B6, B12 y ácido fólico). Las causas de la histaminosis son: Exógenas: por un exceso de aporte de histamina a través de los alimentos ingeridos, que unido a un déficit de la enzima DAO (diaminooxidasa) conlleva que no se puede degradar la histamina ingresada. Endógenas: aumento de la producción de histamina por una respuesta inmunológica ante un agente alérgeno. Se ha detectado una histaminosis causada por el estrés o por la exposición excesiva al sol, aunque la ingesta de alimentos ricos en histamina sea baja. También hay ciertos alimentos que aumentan la producción, como son algunos antibióticos, diuréticos, antiinflamatorios, etc. ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta.
Alimentos que suben el colesterol y hay que evitar
Artículo especializado

Alimentos que suben el colesterol y hay que evitar

Los principales alimentos perjudiciales para el colesterol Los alimentos que favorecen el aumento de colestero l, son los alimentos con grasas saturadas como la leche, queso, mantequilla, nata, carne roja, salchichas, hamburguesas, pizzas, bollería, pasteles, fiambres y embutidos, casquerías y vísceras, huevos y marisco. ¿Qué alimentos pueden ayudarte a controlarlo? Los alimentos que ayudan a regular el colesterol pueden ser:    Ricos en fibra como la avena, salvado, cebada, legumbres, entre otros Pescado y ácidos grasos ricos en omega-3 como la caballa, arenque, atún, salmón y trucha Frutos secos como las almendras, nueces o cacahuetes Frutas como manzana, uvas, fresas o cítricos Aceite de oliva Soja  Alimentos ricos en esteroles o estanoles, sustancias que se encuentra en muchas frutas, hortalizas o verduras que absorben el colesterol  Aguacate, por contener ácido graso monoinsaturado Proteína de suero de los lácteos Dieta para reducir el colesterol   Una dieta para reducir el colesterol puede ser:   Rica en fruta y verdura 4-5 raciones al día Pescado blanco 4 días a la semana y azul 2 días Carne blanca 3 días en semana Carne roja máximo 1 día por semana Reducir o eliminar los embutidos  Huevos, menos de 4 a la semana Eliminar bollería Reducir alimentos dulces y azucarados Consumo de legumbres al menos 2 días a la semana Cereales todos los días Eliminar fritos y grasas  Acompañar la dieta de la realización de ejercicio físico  Eliminar hábitos tóxicos como el consumo de alcohol y tabaco  ¿Cuáles son las principales causas del colesterol alto? Las principales causas de tener unos niveles altos de colesterol o hipercolesterolemia pueden ser: Alimentación: principalmente los que tienen grasa animal, los quesos curados, repostería y bollería, vísceras y huevos. Malos hábitos alimenticios principalmente por el abuso de las llamadas comidas rápidas o “fast food” y los productos procesados. Enfermedades: la diabetes, el hipertiroidismo, la obesidad, trastornos del hígado o renales son causantes de una elevación en los niveles de colesterol.   Sedentarismo y falta de ejercicio físico de forma regular. Menopausia: debido a las alteraciones hormonales. Fármacos: algunos medicamentos pueden provocar una elevación de colesterol, como son los diuréticos o los betabloqueantes usados para enfermedades cardiacas. Genética: es importante una detección precoz en caso de ser hipercolesterolemia familiar para prevenir enfermedades cardiacas y sus complicaciones. Edad: hay que controlar los niveles de colesterol en cualquier edad, pero principalmente en niños obesos y con antecedentes familiares . Diagnóstico del colesterol   El colesterol es una sustancia natural similar a la grasa que se encuentra en las células, siendo el hígado el mayor productor de colesterol, pero también se encuentra en algunos alimentos como la carne o productos lácteos.  Nuestro organismo necesita unos niveles adecuados de colesterol para su correcto funcionamiento, pero si hay un exceso de colesterol en sangre, puede aparecer enfermedad arterial coronaria o infarto agudo de miocardio, debido a que las placas de grasa se acumula en las paredes de las arterias disminuyendo su calibre. Para medir los niveles de colesterol, es preciso hacer un análisis de sangre con la determinación lipoproteica.   Para un correcto análisis de colesterol , la persona debe estar en ayunas de 8 a 12 horas.   Unos r esultados con niveles óptimos de colesterol, dependiendo de la edad, serán los que indiquen: Colesterol total: entre 170-200 mg/dl dependiendo de la edad. Colesterol HDL (llamado colesterol bueno): es el que ayuda a eliminar el exceso de colesterol acumulado en las arterias. Su nivel óptimo es superior a 40- 50 mg/dl. Colesterol LDL (llamado colesterol malo): es el causante de la obstrucción de las arterias y no debe ser superior a 100 mg/dl. Triglicéridos: es una grasa que está presente en la sangre y se obtiene en la digestión de los alimentos. Cuando hay exceso de triglicéridos en sangre puede provocar placas de ateroma que también obstruyen las paredes de las arterias. Un nivel óptimo no debe superar los 150 mg/dl. Tratamiento de colesterol alto Para el tratamiento del colesterol alto existe: Tratamiento dietético: hay que modificar los hábitos alimenticios para que la ingesta de alimentos tenga un aporte de colesterol inferior a 300 mg diarios. Se deben hacer dietas individualizadas a cada paciente. Ejercicio físico: para evitar el sobrepeso y la obesidad. Ya que, también aumentan los niveles de colesterol bueno o HDL y disminuye el malo o LDL y, por tanto, protege ante enfermedades cardiovasculares. Buen control de enfermedades como la diabetes: los niveles de colesterol en estas personas deben ser inferiores a la media, ya que se unen dos factores de riesgo cardiovascular importantes. Evitar el tabaco y alcohol. Tratamiento farmacológico: Actuando directamente sobre el hígado, principal productor: los fármacos como las Estatinas que reducen el colesterol dentro del hígado y captando el que circula por la sangre, disminuyendo los niveles circulantes. Disminuyendo la absorción en los alimentos: como la ezetimiba o las resinas que actúan a nivel del intestino favoreciendo su absorción y eliminación.
¿Qué es la intolerancia a la histamina? Causas y síntomas
Artículo especializado

¿Qué es la intolerancia a la histamina? Causas y síntomas

¿Qué es la intolerancia a la histamina? La histamina es una sustancia natural que produce el organismo que se encuentra en los órganos y tejidos. También es ingerida a través de los alimentos. Su fabricación, liberación y control de la cantidad de histamina necesaria es fundamental para que el organismo funcione correctamente, por tener muchas funciones en el mismo. Cuando la histamina ingerida por los alimentos no se descompone de manera correcta, produce una serie de síntomas y consecuencias que afectan principalmente al tracto digestivo y que se conoce como intolerancia a la histamina y puede afectar al 2% de las personas. Causas de la intolerancia a la histamina La causa principal de intolerancia a la histamina es debido a un déficit en una enzima llamada Diaminooxidasa (DAO) que se encuentra en muchos tejidos, entre ellos, en el tubo digestivo (intestino delgado y colon ascendente). La DAO (diaminooxidasa) precisa la presencia de vitamina B6 y C y de cobre para que cumpla su función, es decir, se sintetiza y es secretada a la luz del intestino para que descomponga la histamina que hay en los alimentos ingeridos y, de esta manera, regular su nivel en sangre.  También puede haber una liberación excesiva de histamina en las células del sistema inflamatorio como mastocitos y basófilos ante diferentes estímulos. Otra de las causas de la intolerancia a la histamina puede ser la ingesta elevada de alimentos liberadores de histamina endógena. Síntomas de la intolerancia a la histamina Los síntomas no suelen darse de manera inmediata , sino que pueden aparecer a los pocos días. Nunca son síntomas aislados, sino que van asociados varios juntos. Estos afectan a diferentes órganos y partes del cuerpo y pueden ser, entre otros: Alteraciones intestinales: Dolor de estómago Colon irritable Diarrea Reflujo gástrico y pirosis Estreñimiento Flatulencias Náuseas  Sensación de saciedad Hinchazón de estómago Astenia (falta de apetito) Alteraciones respiratorias: Tos y estornudos Dificultad para respirar, asma Aumento de la mucosidad nasal  En casos más graves puede haber edema de lengua o de glotis Alteraciones en la piel: Piel seca Picor Dermatitis Edemas Psoriasis Urticaria Alteraciones generales: Dolor crónico, fibromialgia y dolor muscular Dolor de huesos, sobre todo, en espalda y columna Dolor en tejidos blandos Migraña Mareos Desajustes hormonales como amenorrea, síndrome premenstrual, ovarios poliquísticos e incluso infertilidad Cansancio injustificado Ansiedad Depresión  Alteraciones del sueño Diagnóstico de la intolerancia a la histamina No hay una prueba específica para hacer un diagnóstico de intolerancia a la histamina. Se puede hacer un análisis para detectar los niveles de actividad de la DAO (diaminooxidasa) en el organismo. También es importante asociarlo a la clínica que presenta la persona, para determinar el diagnóstico . Tratamiento y prevención de la intolerancia a la histamina El tratamiento y, especialmente, la prevención para la intolerancia a la histamina, está enfocado a la dieta y a un aporte añadido de vitaminas. La dieta debe consistir en: Alimentos frescos, por ser pobres en histamina Vigilar el estado de los alimentos, ya que cualquier pequeña alteración durante su almacenamiento o deterioro, puede producir un aumento de histamina, como es el caso del pescado y marisco Guardar correctamente los alimentos y mantener medidas higiénicas durante su preparación Aumentar la ingesta de Vitaminas, sobre todo vitamina B6, vitamina C y de ácido fólico, magnesio, cobre y zinc Tomar suplementos de DAO (diaminooxidasa) antes de las comidas  Evitar consumir bebidas alcohólicas Disminuir la ingesta de alimentos ricos en histamina como son chocolate, frutos secos, fresas, algunos colorantes, glutamato, clara de huevo, crustáceos, etc. Evitar la toma de medicamentos como antiinflamatorios, analgésicos, contrastes yodados, algunos antibióticos e, incluso, algunos antihistamínicos
Intolerancia a la Fructosa
Artículo especializado

Intolerancia a la Fructosa

Cada vez se diagnostican más casos en los que los alimentos provocan reacciones adversas, ya sea en forma de alergias o intolerancias alimentarias. Los problemas digestivos causados por la ingesta de fructosa aumentan y habitualmente no suele ser el alimento considerado sospechoso. Aun así, se estima que puede afectar a una de cada cinco personas.   Cuando hablamos de la intolerancia a la fructosa, nos referimos a que la persona que la padece, c uando toma un alimento con fructosa, no absorbe bien la fructosa contenida en el alimento o no la metaboliza provocándole síntomas. Por ello, para tener un buen control es muy importante saber qué alimentos contienen fructosa.   ¿Qué es la fructosa? L a fructosa es un azúcar simple presente de forma natural en las frutas, en la miel y, en menos proporción, en las verduras. Es el responsable de su sabor dulce y para poder ser absorbido en el intestino delgado utiliza un transportador específico (Glut5). Incluso así, la fructosa que consumimos se ingiere principalmente en forma de sacarosa. Este azúcar es un disacárido más conocido como azúcar común y está compuesto por dos azúcares simples (glucosa y fructosa) que nuestro intestino delgado separa para después poder ser absorbidos. La sacarosa se encuentra en algunas frutas y verduras, aunque hay que tener en cuenta que el contenido, tanto de sacarosa como de fructosa, puede variar dependiendo de las condiciones de crecimiento de las plantas. Cabe destacar que la industria alimentaria también utiliza la sacarosa en la elaboración de múltiples productos manufacturados como galletas, cereales de desayuno, pastelería, bollería, postres y elaboración de algunos medicamentos. Por ello es importante leer la etiqueta de cualquier alimento procesado y fijarnos en el listado de ingredientes para detectar si contienen sacarosa o azúcar y en caso de intolerancia a la fructosa, es necesario disminuir la ingesta de estos azúcares hasta un nivel que no provoque sintomatología. Otro azúcar relacionado con la fructosa es el sorbitol. Se encuentra de forma natural en los frutos de las plantas de la familia rosáceas como son las peras, manzanas, ciruelas, membrillos, melocotones y albaricoques. Actualmente el sorbitol también se obtiene de manera industrial por modificación química de la glucosa y se utiliza en muchos alimentos elaborados como edulcorante y aditivo . Resaltar que el sorbitol interfiere en la absorción de la fructosa, de manera que, si se ingieren juntos, la malabsorción de estos azúcares es mayor que cuando se administran por separado. Esto es debido a que los dos azúcares compiten por el mismo transportador para ser absorbidos (GLUT 5).   ¿Qué es la intolerancia a la fructosa? Debemos diferenciar y no confundir la intolerancia hereditaria a la fructosa y la malabsorción a la fructosa. La intolerancia a la fructosa (IHF) es menos frecuente y está causada por un error genético del metabolismo de la fructosa, es decir que la persona nace con este error congénito y cuando toma un alimento con fructosa su intestino la absorbe, pero el organismo no es capaz de metabolizarla debido a la falta de una enzima hepática (fructosa-fosfato-aldolasa). Esta deficiencia provoca que se acumule en el organismo produciéndole síntomas como vómitos, náuseas, deshidratación, hipoglicemia, ictericia y problemas hepáticos. En estos casos se diagnostica la intolerancia mediante un test genético y el tratamiento a seguir es una dieta estricta sin fructosa, en la que no se consuma más de 1-2 g al día y se debe realizar bajo supervisión por posibles deficiencias.  La malabsorción a la fructosa es más frecuente y afecta a más población. En este caso cuando una persona ingiere un alimento con fructosa su intestino no es capaz de absorber de forma total o parcial la fructosa contenida en el alimento, debido a que la proteína transportadora específica de la fructosa, o bien no está presente, o se ha vuelto inactiva. La fructosa no asimilada pasa al intestino grueso, donde las bacterias intestinales la fermentan provocándole síntomas gastrointestinales como dolor abdominal, diarrea, náusea y flatulencia. Estos síntomas aparecen según el nivel de tolerancia de cada persona y dependen de la cantidad de fructosa ingerida. Ante la sospecha, este trastorno se puede diagnosticar mediante un test de hidrógeno espirado donde se detecta el gas liberado por las bacterias colónicas al fermentar la fructosa. ¿Tiene tratamiento? El tratamiento de la malabsorción a la fructosa dependerá de la tolerancia individual, ya que es bueno conocer el límite de fructosa que se tolera e implica la realización de una dieta con una cantidad variable de fructosa , pero con la menor restricción posible para evitar problemas carenciales nutricionales. Para valorar el grado de absorción individual de fructosa, debe hacerse poco a poco, por separado y en una pequeña cantidad, es decir, se debe reducir al mínimo la ingesta de fructosa e ir incrementándola gradualmente.   ¿Cómo incorporar la fructosa? Se han de comer los alimentos seguros, aquellos que no producen ninguna molestia, junto al alimento “prueba”.  De este modo, si se produce alguna molestia se podrá detectar si el alimento es seguro o no. En el caso de que se tolere bien el alimento se debe anotar en una libreta la cantidad que se ha tomado y el alimento, para llevar un buen control . Esta valoración se recomienda siempre realizarla en un día en que la persona se sienta tranquila ya que los nervios aceleran el ritmo intestinal dificultando la absorción, sin cambios de horarios habituales y con el único cambio en la dieta del alimento que quiere “poner a prueba”. Si no le provoca síntomas puede ir aumentando la cantidad hasta que sienta molestias y así le indicará su tolerancia individual Estos consejos pueden ayudar a evitar las molestias: No mezclar en una misma toma dos alimentos con elevado contenido en fructosa (por ejemplo, berenjena + kiwi de postre) sino que es mejor tomar la fruta en pequeñas cantidades y aislada de las comidas principales. Es importante tener en cuenta que lo que más intolerancia genera es el exceso de fructosa en alimentos determinados (manzana, frutas pasas, pera, ciruela, cereza, melocotón y albaricoque) y sobre todo la combinación con sorbitol, ya que dificulta su absorción. En cuanto a los alimentos con bajo contenido en fructosa encontramos las bayas (fresas, frambuesas, etc.), vegetales y legumbres. Mediante la cocción las verduras pierden fructosa (se pierde en el caldo de cocción, debemos desecharlo), lo que mejora su tolerancia En general se deben evitar bebidas comerciales de frutas (zumos y refrescos) y todas aquellas edulcoradas con fructosa y sorbitol. Las frutas menos maduras se suelen tolerar mejor, dado a su inferior contenido en azúcares.   Por último, para evitar errores se recomienda leer siempre las etiquetas y fijarnos en que no contenga fructosa o sorbitol o sacarosa.
Dietas Hiperproteicas: Realidades y Mitos
Artículo especializado

Dietas Hiperproteicas: Realidades y Mitos

Las denominadas dietas hiperproteicas y su aplicación en la dietoterapia han sido objeto de múltiples controversias desde su aparición en los años 60. Por aquel entonces, poco se sabía de sus aplicaciones y consecuencias ya que había pocos estudios científicos que hubieran analizado sus efectos a largo plazo. Sin embargo, hoy en día podemos decir que existe unanimidad científica para concluir que las dietas hiperproteicas son útiles para mejorar los niveles de colesterol total y triglicéridos y como tratamiento de la obesidad . Sin embargo, los efectos de estas dietas sobre parámetros renales y óseos aún desencadenan disparidad de resultados.   Para esclarecer estas y otras dudas, a continuación, veremos en qué consisten las dietas hiperproteicas y cuáles son sus efectos en nuestra salud ¿Qué es la dieta hiperproteica? La definición de “dieta hiperproteica” viene dada por el hecho de que se esté realizando una ingesta de proteínas mucho mayor a las ingestas diarias recomendadas (IDR). Sin embargo, estas IDR son diferentes según el organismo que las defina, ya que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) deberían de ser de 0,83 g/kg de peso/día para adultos sanos y otros autores han consensuado una IDR de 1,0 a 1,2 g/kg de peso/ día. Además, hay que tener en cuenta que el aporte de proteínas debe ser personalizado y adaptado a la situación de cada persona ya que este requerimiento será diferente en un adulto sedentario (0,8- 1 g/kg de peso/ día) que en un adulto que realiza deportes de fuerza (1,5-2 g/kg de peso/ día). Por ello, la definición de dieta hiperproteica puede ser arbitraria según las IDR que consideremos. Por otro lado, en la definición de dieta hiperproteica es necesario esclarecer que no todas las fuentes de proteínas son iguales y que en este tipo de dietas se debe priorizar la ingesta de proteínas de calidad como las carnes magras, pescados, huevos o proteínas de la leche junto con proteínas vegetales (soja, lentejas, garbanzos, etc.) para obtener una buena fuente de aminoácidos. Además, estas dietas no excluyen otras fuentes de alimentos como los vegetales, frutas y grasas de calidad: simplemente se trata de dietas con un aporte en proteínas ligeramente más elevadas a las ingestas diarias recomendadas. Beneficios de una dieta hiperproteica Mejoran la resistencia a la insulina: según a la revista Diabetes Care (2017), el consumo de proteínas parece incrementar (nivel de evidencia B) los niveles de respuesta a la insulina, por lo que en personas con diabetes tipo 2 se podrían recomendar dietas con un consumo de proteínas entre 1-1,5 g / kg /día siempre y cuando no sufran ninguna patología renal. Inducen una mayor pérdida de peso, grasa corporal y preservan de forma más efectiva la masa muscular a través de diferentes mecanismos entre los que destacamos: o Incremento de la saciedad: las proteínas son el grupo de alimentos que aportan más saciedad seguidos de los hidratos de carbono y las grasas. En consecuencia, en las dietas altas en proteínas, al ser más saciantes, se reduce la ingesta de alimentos que conlleva implícitamente una reducción del aporte energético total de la dieta. o Mayor aumento del gasto energético en reposo y de la termogénesis de los alimentos: estas dietas ayudan, junto al ejercicio, a aumentar nuestro metabolismo basal. Previenen frente a enfermedades coronarias siempre y cuando no se asocien al consumo de grasas saturadas ni carnes ultraprocesadas (hamburguesas, Frankfurt, embutidos, etc.). Las dietas hiperproteicas bien formuladas mejoran el perfil lipídico ya que ayudan a disminuir el colesterol total, el colesterol LDL y los niveles de triglicéridos. Además, estos efectos se ven potenciados si se acompaña este tipo de dietas con la realización de ejercicio de fuerza ya que este entrenamiento ayuda a aumentar la masa, fuerza y la potencia muscular, mejorando la composición corporal e incrementando también los niveles de colesterol HDL, lo que se traduce en una reducción del riesgo cardiovascular Mejoran la tensión arterial: existe una relación inversa entre el consumo de proteínas y la presión arterial, lo que sugiere que una dieta alta en proteínas puede prevenir la hipertensión. Mitos sobre los posibles efectos adversos de una dieta hiperproteica Lesión renal. Actualmente, existe cierta controversia acerca de que una alimentación hiperproteica ocasione daños renales en personas sanas a largo plazo ya que la evidencia científica actual no ha podido demostrar de forma clara esta relación. De hecho, ingestas proteicas cercanas a 3 g de proteína/kg de peso en personas sanas se consideran seguras para su función renal. Sin embargo, no es necesario sobrepasar ingestas superiores a los 2,5 g de proteína/kg ya que en estos valores no existe ningún beneficio añadido.  Además, como hemos dicho, una ingesta alta en proteínas ayuda a prevenir problemas de tensión arterial y diabetes, patologías que suelen ser la causa de insuficiencias renales, por lo que nuestra función renal se verá más comprometida con una dieta alta en hidratos de carbono simples y azúcares que con una dieta alta en proteínas de calidad. Efectos en la salud ósea. El consumo de proteínas genera una serie de mecanismos para excretar sustancias tóxicas potencialmente ácidas (amoníaco) en forma de urea, entre los cuales está implicada la participación del citrato cálcico de nuestros huesos. En consecuencia, existen algunas hipótesis que mencionan que, a mayor ingesta de proteínas, menor será la densidad mineral ósea. Sin embargo, algunos estudios recientes han afirmado que esta acidificación podría ser compensada por otros nutrientes de la dieta como los vegetales y las frutas y que, además, llevando a cabo una dieta hiperproteica, pero con un aporte suficiente de calcio, potasio y otros minerales, no se producen efectos negativos sobre los huesos sino más bien al contrario: podría ser beneficiosa a largo plazo para la salud ósea. Consultas para hacer una dieta hiperproteica Una dieta alta en proteínas de calidad puede ser una buena estrategia para lograr diferentes objetivos en personas sanas ya sea una pérdida de peso, un buen mantenimiento de la masa muscular en personas mayores o deportistas o para la mejora de la salud cardiovascular en general. En cualquiera de estos casos, se recomienda llevar a cabo este tipo de dieta bajo la supervisión de un dietista-nutricionista que adapte las necesidades proteicas de cada individuo.  Por último, hay que recordar que una dieta hiperproteica puede perjudicar la función renal de personas con una insuficiencia renal ya preestablecida, pero NO de personas sanas. No obstante, no se recomiendan ingestas mayores de 4,5-5 g de proteína/kg, ya que estas SÍ podrían provocar un daño renal agudo, por la incapacidad del organismo de metabolizar la cantidad de urea producida por la oxidación de aminoácidos procedentes del exceso de proteínas.
Dieta Mediterránea, Que Beneficios Aporta
Artículo especializado

Dieta Mediterránea, Que Beneficios Aporta

La dieta mediterránea es mundialmente conocida, hasta tal punto que en 2010 fue declarada Patrimonio inmaterial de la Humanidad por la UNESCO . Es más que un patrón alimenticio, es un estilo de vida, porque no sólo engloba la alimentación, sino también la actividad física, la socialización y la salud mental. Su simplicidad y variedad da lugar a una combinación equilibrada y completa de alimentos, basada en productos frescos, locales y de temporada en la medida de lo posible.   Es una de las dietas con más estudios científicos, y uno de los más reconocidos (Predimed), concluye que mediante un estilo de vida mediterráneo se pueden prevenir multitud de enfermedades (cardiovasculares, diabetes y enfermedades crónicas como síndrome metabólico, enfermedades neurodegenerativas, enfermedades intestinales o diferentes tipos de cáncer). Pero cabe remarcar que, a día de hoy, nuestra alimentación se aleja mucho de lo que se considera dieta mediterránea , debido al consumo de productos procesados, la falsa creencia de que el consumo moderado de alcohol es saludable y al bajo consumo de frutas, verduras o legumbres.   Cómo seguir correctamente el estilo o dieta mediterránea Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia (frutas, verduras, tubérculos, legumbres y frutos secos). Son la fuente principal de vitaminas, minerales y fibra de la dieta, y aportan al mismo tiempo una gran cantidad de agua. La fruta fresca debería ser el postre la mayoría de las veces. Es conveniente hacer uso de los alimentos frescos de temporada y de proximidad. En el caso de las frutas y las verduras nos permite consumirlas en su mejor momento, tanto a nivel nutritivo como por su aroma y sabor. Las verduras deben estar presentes tanto en la comida como en la cena, y por lo menos una de ellas debe ser cruda. La variedad de colores y texturas aporta diversidad de antioxidantes y de sustancias protectoras. Los alimentos procedentes de cereales como el pan, la pasta, el arroz (en sus versiones integrales ) es conveniente que estén presentes en la alimentación cotidiana. Entre los alimentos de origen animal, preferir el pescado, tanto blanco como azul, las carnes magras (aves de corral) y los huevos ecológicos (o de gallinas camperas alimentadas a base de cereales). El consumo de carne roja y carne procesada debe de ser limitado tanto en cantidad como en frecuencia. La bebida por excelencia debe ser el agua, no la copa de vino o la cerveza. Hacer un consumo moderado de lácteos (leche, quesos, yogur, cuajada…), y si se toman que sean naturales y libres de azúcares añadidos. El aceite de oliva debe ser la fuente principal de grasa empleada para cocinar, aliñar, o incluso para conservar alimentos. Es rico en vitamina E, y ácidos grasos monoinsaturados que le confieren propiedades cardioprotectoras. Según el estudio Predimed, una dieta enriquecida con aceite de oliva virgen o frutos secos (no fritos) reduce en un 30% la incidencia de eventos cardiovasculares tras unos cinco años de intervención en personas de alto riesgo cardiovascular. Además, por su particular composición en ácidos grasos y en antioxidantes es más resistente a la autooxidación y enranciamiento que otros aceites vegetales.   No olvidemos el ejercicio De poco sirve si comemos de manera saludable, pero somos sedentarios y no nos movemos lo suficiente. La combinación de buena alimentación y ejercicio físico son dos factores que deben ir de la mano. Lo ideal es practicar el ejercicio físico que más guste y que más nos haga disfrutar, así nunca se tomará como un sacrificio, sino como una desconexión. Mantenerse activo de manera continua es otro de los pilares fundamentales del estilo mediterráneo. Quedar con amigos o la familia para charlar, comer, tomar algo… es una parte fundamental del estilo mediterráneo, ayuda en nuestra desconexión y paz interior. El acto de comer con más gente debe ser algo agradable y que nos enriquezca.   ¿Y qué beneficios nos aporta la dieta mediterránea? Los beneficios que se le atribuyen a la dieta mediterránea se relacionan con mejoras en los niveles de colesterol, en la tensión arterial, el sistema inmunitario, la coagulación sanguínea e incluso el sistema hepático y cardiovascular.   Hay evidencias científicas de que el estilo de vida mediterráneo (alimentación saludable, práctica de ejercicio físico, dormir lo suficiente y mantener relaciones sociales), previene o retrasa la aparición de enfermedades como: Deterioro cognitivo, y demencias como el alzhéimer: esta dieta, suplementada con frutos secos, mejora la función cognitiva y la memoria. Obesidad: el tipo de grasas saludable que predomina en esta alimentación ayuda a controlar el peso. Diabetes: el consumo de aceite de oliva virgen extra y frutos secos se ha relacionado con hasta un 30% menos riesgo de sufrir esta patología. Al ser una alimentación rica en antioxidantes, evitará un envejecimiento prematuro de las células. Reflujo laringofaríngeo: los alimentos característicos de la dieta mediterránea ayudan a aliviar el reflujo. Osteoporosis: reduce además el riesgo de sufrir fracturas. Cáncer: una dieta saludable también protege contra el desarrollo de ciertos tipos de cáncer. Ejemplo de menú mediterráneo DESAYUNO COMIDA CENA MEDIA MAÑANA Y/O MERIENDA Café (opcional) con: ·leche semidesnatada ó ·bebida vegetal sin azúcar ó ·yogur natural Pan integral con semillas, aceite de oliva, tomate y tortilla francesa (1 huevo)   1 pieza de fruta de temporada Ensalada de garbanzos con tomate cherry, pimiento, cebolla, y anchoas, aliñado con aceite de oliva Brocheta de pollo y hortalizas con salsa romesco Yogur natural o cuajada Berenjena asada rellena de verduritas y jamón ibérico.   Lubina al horno con patata   1 pieza de fruta de temporada Yogur natural con avellanas, trozos de fruta natural, semillas de chía y una cucharadita de miel. o Pan de centeno con aguacate, tomate y queso fresco
Corte de Digestión
Artículo especializado

Corte de Digestión

La mayoría de nosotros tenemos recuerdos de infancia de estar esperando en la playa para bañarnos tras haber comido para no sufrir un corte de digestión, según nos indicaban nuestros padres. Parecía que si incumplíamos esa orden algo gravísimo nos podía pasar. Veamos qué hay de verdad en esa no tan descabellada precaución.   En qué consiste El corte de digestión no tiene nada que ver con la comida y los síntomas que se producen son debidos a un choque térmico, es decir, a un cambio brusco de temperatura , que se produce cuando estamos al sol con una elevada temperatura corporal o acabamos de hacer una actividad física y nos metemos de manera brusca en el agua, que estará a bastantes menos grados de temperatura. Ese choque térmico puede producir un síndrome que llamamos de hidrocución, que produce un cambio a nivel de los vasos sanguíneos que afecta a la presión arterial y a la frecuencia cardíaca. Con todo, este síndrome es muy infrecuente.   Cuándo hay más riesgo El riesgo de padecer lo que seguiremos llamando corte de digestión se produce sobre todo cuando desciende nuestra temperatura corporal más de 5ºC de manera brusca, de manera que cuanto más fría esté el agua, mayor riesgo puede existir. Lo que se produce en el organismo es una constricción brusca de los vasos sanguíneos , de manera que se da un déficit de riego sanguíneo a razón de un 6% de irrigación por cada grado de temperatura que baje, lo cual puede producir un desmayo. El hecho de esperar tras la digestión tiene, pues, un cierto sentido. Mientras estamos haciendo la digestión hay un mayor aporte de sangre a nivel del abdomen en detrimento del de las extremidades y el cerebro. Es por esta misma redistribución vascular que mucha gente nota algún escalofrío tras comer, porque la sangre periférica y la temperatura cutánea disminuyen. Por eso, si se produce una hidrocución, el déficit de aporte sanguíneo cerebral será mayor dado que de base hay ya un menor aflujo de sangre en ese momento.   Síntomas Si se produce una hidrocución los síntomas que pueden aparecer son: Palidez. Escalofríos. Mareos. Descenso de la tensión arterial y la frecuencia cardíaca. Visión borrosa. Náuseas y vómitos. Incapacidad para respirar de manera brusca. Desmayo. La recuperación de estos síntomas suele ser total al cabo de una o dos horas y sin dejar ninguna secuela. El mayor riesgo que tiene esta situación es que se produzca el desmayo estando en el agua, con el consiguiente riesgo de ahogo del paciente.   Cómo actuar Si nos encontramos con un caso de este tipo debemos: Sacar a la persona del agua inmediatamente. Asegurarse de que esté consciente. Tumbarla con las piernas elevadas para favorecer el aporte de sangre al cerebro. Abrigarla para que suba la temperatura corporal. Si vomita, colocar la cabeza de lado para evitar el paso del vómito a la vía respiratoria. Aportar agua a pequeños sorbos. Dejarla en ayunas durante unas horas. Mejor prevenir Ya hemos dicho que e l riesgo de sufrir esta situación es escaso. No obstante, es necesario tomar una serie de precauciones para poder disfrutar del día de playa sin riesgo: Intentar no ir a bañarse solo o en sitios de difícil acceso. Meterse en el agua progresivamente, no de golpe. No meterse en agua muy fría tras ingerir alcohol o una comida copiosa. Protegerse del sol en las horas de máxima exposición, entre las 12 y las 16 horas.   Así pues, queda desmontado el mito del corte de digestión, pese a que hay una base que nos puede explicar el miedo de nuestros padres a esa entidad. Con unas simples precauciones y sentido común, el riesgo de hidrocución es prácticamente nulo.
Consejos Para Comer Sano  fuera de Casa en Verano
Artículo especializado

Consejos Para Comer Sano fuera de Casa en Verano

¿Se puede comer sano y mantener el peso durante el verano? Es la pregunta del millón, puesto que ésta es una época del año bastante desordenada, las rutinas suelen desaparecer durante un tiempo prolongado , lo que ocasiona un descontrol de comidas y de horarios. Además, las cartas de los restaurantes suelen estar repletas de tentaciones que, generalmente, son más calóricas y grasas de lo deseado. Resistirse a ellas no es fácil, pero existen una serie de sencillas estrategias que pueden facilitar la elección. Escoger un restaurante conocido, siempre que sea posible, y cuya carta sepamos con certeza que incluye opciones ligeras. Además, si nos conocen pueden darnos la posibilidad de cambiar los platos según nuestras peticiones. Visualizar la comida, es decir, antes de ir al restaurante, planear, en la medida que podamos, lo que vamos a pedir y en qué orden. Esto ayudará a evitar caer en una mala elección. Procurar ser la primera persona en pedir, puesto que así nos sentiremos menos influenciados por la elección de los acompañantes y evitaremos tentaciones. Tener en cuenta que cuanto mayor sea la ración que nos sirvan, más fácil será acabar comiendo más de lo necesario. Tomar la cantidad justa que corresponda, y tras haber decidido no comer más, pedir al camarero que retire nuestro plato. Regresar a casa o al trabajo dando un paseo, ya que esta ligera actividad física nos ayudará a hacer la digestión. Y referente a la elección de los platos… Al hacer la elección, decantarse por platos que estén elaborados de una forma sencilla (plancha, vapor, asado, hervido, papillote, etc.), y evitar fritos y rebozados. En el aperitivo, evitaremos sucumbir ante la tentadora copa de vino u otros destilados. En el postre, lo mejor es pedir fruta o yogur, pero si no existe esta posibilidad, abstenerse y pasar directamente al café. Si no podemos prescindir de él, tomar la mitad de la ración. Café y sobremesa: deberá, en caso deseado, acompañarse de edulcorante o tomarse sin azúcar. Y, sobre todo, evitar los pastelitos o pastas, y los licores y copas. De entre las bebidas, sin duda la mejor elección es el agua. En el caso de querer tomar algo diferente escogeremos siempre un refresco sin azúcar, cerveza sin alcohol, zumo o batido de frutas natural, agua con gas o gaseosa sin azúcar. Acompañamientos y guarniciones: es importante prestarles mucha atención y sustituir las guarniciones más grasas (patatas fritas, ensaladilla rusa, etc.) por otras más ligeras como ensalada, verduras al vapor o a la plancha, setas, patata al horno, etc. Aliños: la ensalada suele considerarse una opción sana y ligera, sin embargo, en ocasiones puede ser muy calórica por el tipo de aliño que contiene. Lo mejor es pedirla con el aliño aparte, así podremos controlar la cantidad y el tipo. Alimentos de verano Los alimentos que incluyamos durante estos días en nuestras comidas son clave para que, además de disfrutar del buen tiempo, gocemos de una buena salud. En verano es importante apostar por alimentos que resulten ligeros y que nos aporten agua, vitaminas y minerales, para combatir la deshidratación que puede provocar el calor. Frutas: como la sandía, el melón, el melocotón, la nectarina, las ciruelas, los higos, el aguacate, etc. Su alto contenido agua, además de las vitaminas, minerales y fibra que contienen, las convierten en un tentempié clave para mantener sano nuestro organismo. Hortalizas y verduras, como el tomate, lechuga, pepino, zanahoria, pimiento… Mariscos y pescados: como las sardinas y boquerones, el atún y las anchoas, las almejas, que son ricos en ácidos grasos omega 3, y una buena fuente de proteínas. Los helados aportan muchas calorías, a no ser que escojamos los de hielo y con poco azúcar. Algunos ejemplos son (las calorías varían dependiendo de las marcas): o Sorbete de limón  à 2 bolas medianas à 130 Kcal o Helado de vainilla à 2 bolas medianas à 260 Kcal o Helado de chocolate à 2 bolas medianas à 290 Kcal o Helado cremoso à cucurucho de 2 bolas medianas à 360 Kcal o Helado de “palo” tipo “magnum” à 300 Kcal o “Polo de hielo” à 130 Kcal También podemos optar por hacerlos nosotros mismos en casa, a base de fruta y chocolate negro de más del 80% de cacao. Escogemos la fruta que más nos guste (la textura será mejor con plátano, mango, frutos rojos…), se bate, se pone en moldes de silicona y se introduce en el congelador un mínimo de cuatro horas. Después si queremos cubrirlo de chocolate, se fundirá la tableta en el microondas (unos 60 segundos), sacaremos los helados del molde y los bañaremos en el chocolate fundido. Bebidas, deberemos tener en cuenta las calorías que proporcionan y escoger siempre agua o zumo natural o refrescos sin azúcar. Algunos ejemplos son: o Cola (1 lata) à 145,2 Kcal / Cola Light (1 lata) à 1 Kcal o Bitter con alcohol (1 botella) à 304 Kcal / Bitter sin alcohol à 117 Kcal o Gaseosa (1 botella) à < 1 Kcal o Nestea (1 lata) à 108 Kcal  o Cava o Champán (1 copa) à 70 Kcal o Cerveza rubia (1 lata) à 108 Kcal o Vermut (1 copa) à 139 Kcal o Vino blanco (1 copa) à 70 Kcal / Vino tinto (1 copa) à 63 Kcal
Dietética
Artículo especializado

Dietética

Definición La dietética es la disciplina encargada de estudiar la relación que existe entre la salud y la alimentación, incluyendo el tratamiento de los diferentes trastornos alimentarios. La dietética trata de mejorar la salud del individuo a través de cambios en los hábitos de vida y en la alimentación , evaluando la idoneidad de las dietas propuestas en función de las condiciones de cada persona y su actividad física. Médico especialista La dietética es una profesión independiente de la medicina, no hay un médico especialista encargado de la dietética, sino la figura de un nutricionista o dietista . Las competencias se pueden adquirir estudiando el Grado universitario en Nutrición Humana y Dietética o realizando un Ciclo de Grado Superior de Formación Profesional de Técnico Superior en Dietética (el Ciclo es una formación menos completa que el Grado). Pruebas más comunes de la dietética Las pruebas más comunes que se realizan en dietética son: Analítica de sangre: prueba complementaria para valorar el estado de salud del paciente mediante el análisis de unos parámetros bioquímicos. Generalmente hay que acudir en ayunas. Prueba de celiaquía : prueba serológica consistente en realizar un análisis de sangre para medir la cantidad de algunos anticuerpos presentes en sangre como: antitransglutaminasa (ATG), antigliadina (AA), inmunoglobulina A (IgA) o anticuerpos frente al péptido deaminado de la gliadina (APDG). También se puede realizar una prueba genética si la prueba anterior muestra resultados positivos, para verificar la presencia del gen DQ2 y DQ8. Si esta prueba también resulta positiva, se procede a realizar una biopsia intestinal para determinar el nivel de lesión del intestino. Si se confirma la celiaquía, entonces se procede a seguir una dieta estricta sin gluten y se realiza un seguimiento del paciente para comprobar la mejora de la inflamación del intestino. Prueba de intolerancia alimenticia : es un test basado en un análisis de sangre que trata de valorar la reacción de los anticuerpos del paciente ante determinados alimentos para identificar cuáles provocan rechazo y eliminarlos de la dieta. Prueba de esfuerzo : es una prueba para valorar el rendimiento deportivo y el estado de forma del paciente. Consiste en realizar ejercicio (correr o montar en bici, generalmente), con una mascarilla para medir los gases al respirar y detectar el consumo de oxígeno, y electrodos para medir los parámetros del corazón. Durante la prueba, se realiza un aumento de la carga de modo progresivo para comprobar hasta dónde se puede llegar sin parar la actividad física. Análisis de orina : el análisis del contenido químico de la muestra de orina ayuda a identificar diabetes y otros problemas de salud. Tratamientos más comunes de la dietética A continuación, se explican brevemente los tratamientos más comunes utilizados en dietética: Dietética y nutrición clínica : propone cambios en el estilo de vida y en la alimentación para tratar diferentes enfermedades como celiaquía, hipertensión, síndrome de intestino irritable, intolerancias o alergias (a la lactosa o gluten), diabetes, tiroides y demás trastornos de la conducta alimentaria. Además, ayuda a controlar el peso y a prevenir o a reducir el riesgo de enfermedades. Control y seguimiento de las dietas : el paciente recibe unas indicaciones dietéticas que debe seguir durante un período y, cada cierto tiempo, se propone una evaluación para controlar el peso y hacer seguimiento del estado físico general del paciente y poder ajustar la programación de la dieta y los objetivos a alcanzar. Nutrición deportiva : trata de determinar la alimentación basal y la  suplementada, para intentar obtener un rendimiento deportivo óptimo. Educación nutricional : trata de enseñar hábitos alimentarios duraderos para aprender a comer de forma saludable. Enfermedades más comunes de la dietética Las enfermedades más comunes de las que se encarga la dietética son: Obesidad. Anorexia. Bulimia. Deficiencia de minerales y vitaminas. Anemia ferropénica.
Evitar y Combatir la acidez de estómago en Navidades
Artículo especializado

Evitar y Combatir la acidez de estómago en Navidades

Las fiestas navideñas son unas fechas donde las celebraciones se centran en la mesa y la comida adquiere un gran protagonismo. En estos festines culinarios se suelen ingerir alimentos que no consumimos habitualmente, con un exceso de grasa y de azúcar, provocando en muchas ocasiones distensión, dolor de estómago y la incómoda acidez. Además, las bebidas con gas o alcohol que muchas veces acompañan a estos platos todavía agravan más las molestias. La acidez aparece muchas veces por una saturación en el tracto digestivo que afecta a su buen funcionamiento. Es debido a que en poco tiempo ingerimos grandes cantidades de alimentos, difíciles de digerir, lo que provoca una hipersecreción ácida del estómago. Durante la digestión lo normal es que el cardias o válvula que separa el esófago del estómago permanezca cerrado pero, en algunos casos, parte de los ácidos del estómago suben hacia el esófago debido a un mal cierre de la válvula o cardias. Cuando esto sucede se produce la sensación de quemazón o ardor. Qué podemos hacer para combatir la acidez La dieta puede ayudar a combatir la acidez y ciertos alimentos pueden ser nuestros aliados para evitar su aparición. Aunque también es importante conocer los alimentos que predisponen a su aparición para evitar su consumo. Seguir estos consejos puede ser de ayuda: Intenta prescindir de ciertos alimentos y bebidas que pueden provocar acidez por ser más irritativos, y favorecer así los síntomas propios del reflujo. Cabe señalar que no todas las personas tienen la misma sensibilidad ni responden igual. Aun así destacan sobre todo los alimentos fritos o con un elevado contenido en grasa (mantequilla, quesos grasos, carnes grasas, embutidos grasos, salsas grasas y pastelería o postres grasos como turrones, polvorones y chocolate), comida muy condimentada o con muchas especias, comida muy picante y los cítricos, el tomate o la salsa de tomate. Además, ciertas bebidas pueden agravar el problema de acidez por su acción irritativa (bebidas alcohólicas, gaseadas, bebidas con cola o café). Tampoco se aconseja finalizar la comida con una infusión de menta ya que la menta es un alimento carminativo que provoca una estimulación de la secreción de ácido y favorece el reflujo. Una opción saludable, para después de las comidas es tomar una infusión digestiva (hinojo, comino y anís). Evita ingerir comidas muy copiosas y disminuye la cantidad de comida en el plato. Así lograremos que nuestro estómago produzca menos cantidad de ácidos digestivos. Masticar bien la comida también favorece el proceso digestivo y además evita la entrada o producción de gases. Acostúmbrate a ingerir los alimentos a temperatura templada, porque si los tomamos muy fríos o muy calientes irritan la pared del estómago. Evita llevar ropa muy ajustada o cinturones muy apretados en la cintura para no presionar el estómago y prevenir así la aparición de reflujo. Procura no realizar ejercicio intenso justo después de comer porque predispone la aparición de acidez estomacal. El ejercicio moderado después de comer favorece la digestión. No te vayas a dormir antes de las dos o tres horas después de comer e intenta recostarte sobre el costado izquierdo para favorecer el vaciado gástrico. También ayuda elevar el cabecero unos 15 cm, pero no con almohadas porque solo se logra una hiperflexión del cuello. Para elevar toda la parte superior y favorecer que el ácido gástrico se mantenga en el estómago es preferible elevar las patas del cabecero con unos bloques o tacos de madera. Tomar probióticos después de excesos o comidas copiosas puede ayudarnos a equilibrar el sistema digestivo ya que estos microorganismos ayudan a restaurar la flora del intestino o microbiota y favorecen la digestión. Se pueden aportar a través de la alimentación como los yogures con bífidus. Los días siguientes se recomienda llevar una alimentación más ligera para no sobrecargar el sistema digestivo, a base de fruta, verdura, cereales integrales y carne magra o pescado blanco. Ejemplos de dos días con una dieta más ligera 1 er DÍA DIETA LIGERA DESAYUNO Yogur natural o vaso de leche semidesnatado o bebida vegetal (soja o avena sin azúcar añadido) 2-3 biscotes integrales con tomate y aguacate MEDIA MAÑANA Infusión digestiva Fruta (a escoger entre: 2 rodajas de piña, ¼  papaya, 1 naranja, 1 manzana o 1-2 kiwis) ALMUERZO O COMIDA Crema de Apio, Puerro, Calabaza, unas gotitas de limón Pechuga de pollo a la plancha con limón Infusión digestiva MERIENDA Yogur natural sin azúcar Fruta (a escoger entre: 2 rodajas de piña, ¼  papaya, 1 naranja, 1 manzana o 1-2 kiwis) CENA Crema de espárragos (verdes o blancos), cebolla, brócoli, unas gotitas de limón Merluza o rape al vapor con hierbas provenzales Infusión digestiva 2º DÍA DIETA LIGERA DESAYUNO Yogur natural o vaso de leche semidesnatado o bebida vegetal (soja o avena sin azúcar añadido) 2-3 cucharadas de copos de avena MEDIA MAÑANA Infusión digestiva 3 nueces o 5-6 almendras o 5-6 avellanas ALMUERZO O COMIDA Crema de calabacín, nabo o repollo, zanahoria, cebolla y  unas gotitas de limón. Merluza o rape al vapor con hierbas provenzales Infusión digestiva MERIENDA Yogur natural sin azúcar o bebible Fruta (a escoger entre: 2 rodajas de piña, ¼  papaya, 1 naranja, 1 manzana o 1-2 kiwis) CENA Ensalada de escarola, tomate cherry y queso fresco Infusión digestiva
Cómo Afecta la Navidad a la Salud
Artículo especializado

Cómo Afecta la Navidad a la Salud

El efecto más evidente de que la Navidad ha pasado es el lamento de muchos por los kilos de más. Y es que, hayamos o no notado el resultado en la báscula, lo cierto es que la mayoría comparte la sensación de haber comido y bebido más de lo que debería. También hemos hecho menos ejercicio, sufrido alguna que otra discusión familiar… Todo ello, se puede acabar traduciendo en kilos sí, pero también en cansancio, cierto malestar, sensación de hinchazón, ojeras, piel apagada, ganas de volver a la rutina… Los estragos de las comidas De ahí que el inicio de una dieta sea el propósito de Año Nuevo para muchos de nosotros, junto con el de dejar de fumar o ingerir alcohol y el de iniciar una actividad deportiva. Y es que la Navidad deja huella pues, aunque nuestro propósito inicial sea intentar no desbordarnos en el consumo calórico cuando nos sentamos en una mesa preparada con todo lujo de detalles y con unos aperitivos y platos irrepetibles durante el resto del año, nuestro propósito se desvanece para dar paso a una placentera degustación. A ello le añadimos el maridaje de caldos que tenemos reservados para estas ocasiones especiales y, por supuesto, la copa que acompañará a nuestros polvorones. Debemos confesar que es así. Podríamos tener la iniciativa de ir al gimnasio o salir a correr al día siguiente de la comilona pero, teniendo en cuenta que hemos ido a dormir más tarde, seguro que encontramos cualquier excusa para no hacerlo. ¡Cuidado!, estoy generalizando cuando estoy segura de que alguno de vosotros ni os habéis excedido ni habéis faltado a vuestra sesión deportiva. Os felicito. Tengo que confesar que formáis parte del 5% de la población disciplinada en esos días. El 95% restante nos hemos excedido, no hemos hecho deporte y, muy probablemente, hemos bebido más que nunca. Por ello, ahora nos toca a nosotros volver a la disciplina . Cómo revertir los efectos “navideños” La primera conducta que seguir es tratar de beber abundante agua fuera de las comidas para intentar tener menos apetito y desvincularnos un poco de las calorías. Sería ideal conformarnos con un desayuno equilibrado (unas tostadas con pechuga de pavo y un café con leche desnatada). Si no aguantas hasta la hora de la comida puedes tomar una manzana a media mañana (si la comes con piel la fibra te beneficiará y aumentará tu sensación de saciedad). Para comer ya sabes que nos toca ensalada o menestra o verdura hervida con carne, pescado o pollo hervidos o a la plancha. Reduce el pan. Una naranja de postre sería una buena opción. A la hora de la merienda puedes tomar un yogur desnatado o un té o una tostada con queso fresco bajo en calorías (ni se te ocurra comerte el roscón que sobró). Sería ideal si pudieras aprovechar estas dos o tres horas que faltan hasta la hora de la cena. Si bien irte de rebajas sería una buena opción, aún sería mejor irte al gimnasio o a callejear haciendo footing . No te darás ni cuenta y ya será la hora de cenar donde podrás degustar una sabrosa ensalada verde con una buena cucharada de aceite de oliva. Volver a los buenos hábitos Si quieres hacer las cosas bien, deberías mantener una dieta equilibrada hasta finales de enero (verás que el pantalón vuelve a cerrar como lo hacía en noviembre y ello va a suponer tu principal motivación). A partir de febrero las cosas se normalizan y puedes hacer una dieta mucho menos estricta. Nuestra dieta mediterránea nos permite combinar frutas, verduras, legumbres y todo tipo de proteinas de forma totalmente equilibrada. Tan sólo debes controlar tu ingesta de bebidas azucaradas o gaseosas, pan y bollería y el contenido de hidratos de carbono de la dieta. Por supuesto, si tienes alguna patología de base, tipo dislipemia (hipercolesterolemia y/o hipertrigliceridemia), diabetes, hipertensión arterial o hiperuriemia, las medidas dietéticas a seguir deben ser específicas y supervisadas por tu médico de familia.  Asimismo, si con dieta no consigues controlar tus parámetros sanguíneos dentro de la normalidad es muy probable que tu médico te haya prescrito una medicación específica. En este aspecto debo recordarte que no te olvides de tomar tu medicación y seguir los consejos de tu médico. Si bien nos excedemos un poco con la dieta, no podemos pasar por alto nuestro tratamiento médico crónico. Para reflexionar… Si he conseguido que llegues hasta el final del artículo me doy por satisfecha. Tan sólo he pretendido concienciarte de las compensaciones a nuestros excesos y recordarte que no sólo tú te excedes. No podemos olvidar que unos kilos de más tras cada periodo vacacional sin conducta correctiva posterior pueden traducirse en un acúmulo de 6-10 kg al final del año y como consecuencia de ello en un aumento de un par de tallas de pantalones. Mi consejo es que el dinero de los pantalones nuevos lo inviertas en el gimnasio o en un buen calzado deportivo. Tu perfil metabólico lo agradecerá y tu aspecto físico te hará sentirte mucho mejor. Además, las próximas Navidades podremos seguir degustando las delicias elaboradas por nuestros seres queridos sabiendo que somos capaces de compensarlo posteriormente. Por si acaso, es probable, que el año que viene te lo vuelva a recordar.
Importancia del Omega 3 en la Salud
Artículo especializado

Importancia del Omega 3 en la Salud

Actualmente los ácidos grasos omega 3 son un tema de debate, tanto en la comunidad científica como en la sociedad en general debido a sus efectos en nuestra salud y, más concretamente, a su papel protector en la aparición de enfermedades cardiovasculares . Por ello, la industria alimentaria y farmacéutica se han hecho eco de sus propiedades y han utilizado su término como reclamo saludable en la venda de suplementos y productos enriquecidos con este tipo de ácidos grasos. Pero… ¿sabes qué es realmente el omega 3 y de donde se obtiene? ¿Es lo mismo utilizar suplementos de omega 3 que obtener esta grasa de los alimentos? Para dar respuesta a estas preguntas, lo primero que debemos conocer es su definición, origen y clasificación dentro del grupo de grasas alimentarias. ¿Qué son los ácidos grasos omega 3? El Omega 3 es un ácido graso poliinsaturado (AGP) esencial, es decir, que nuestro cuerpo no puede generar por sí mismo, sino que lo debe obtener a través de la alimentación. Estos ácidos grasos desempeñan diferentes funciones en nuestro organismo ya que participan en el crecimiento y el desarrollo del cerebro, en la regulación de la presión sanguínea, la coagulación sanguínea y el sistema inmunitario, entre otros. Además, dentro de los ácidos grasos de la familia omega 3 cabe destacar el papel de los ácidos eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA) que pueden sintetizarse en nuestro organismo a partir de ácido alfalinolénico (ALA) aunque dicha conversión solamente ocurre en un 1-2%. Así pues, la única manera práctica de aumentar las concentraciones de estos ácidos grasos omega-3 en el organismo es obteniendo los EPA y DHA a través de la alimentación. Omega 3 y omega 6 Sin embargo, también debemos tener en cuenta que los ácidos omega 3 compiten de alguna manera con otro grupo de ácido poliinstaurados esenciales denominados omega 6 en el sentido de que un exceso de omega 6 (ácido graso muy abundante en nuestra alimentación y presente en el aceite de girasol, de soja y de palma, entre otros) inhibirá la síntesis de omega 3 y, consecuentemente, se manifestarán unos efectos inflamatorios propios de un exceso de omega-6. Por eso, es importante la relación de ingesta de los omega 3 /omega 6, que debería ser de un ratio de 1:1 o 1:3, es decir, deberíamos consumir más o menos la misma cantidad de omega-3 que omega-6 o como mucho el triple de omega 6 que de omega 3.   ¿Qué ingestas diarias necesitamos de EPA y DHA? Dentro de la familia de los ácidos grasos omega-3, lo más importante es tener unos óptimos niveles de EPA y DHA juntos (no por separado), cuyas necesidades son diferentes según las distintas etapas de la vida y nuestro estado de salud. Así pues, según la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) la ingesta recomendada sería de 0,2-0,25 g /día, pudiendo llegar hasta los 2,5-5 g/día para embarazadas y lactantes. Beneficios de una dieta rica en omega 3 Entre las propiedades atribuibles a los ácidos EPA y DHA destacamos: Regulación de la presión sanguínea. Reducción de los triglicéridos plasmáticos (los ácidos EPA y DHA en dosis de (2-3 g/día) reducen la concentración de TG hasta un 30%). Reducción de enfermedades cardiovasculares. Mantenimiento y regulación de la función cardíaca. Mantenimiento de la función cerebral. Mejora de la visión debido a su efecto sobre los fotoreceptores oculares. No obstante, en las personas con diabetes mellitus tipo 2, aunque puedan beneficiarse de una alimentación rica en omega-3 (reduce los niveles de triglicéridos), se desconoce el impacto de este tipo de grasas en los niveles de colesterol, el control glucémico y los resultados vasculares. ¿Qué alimentos son ricos en grasas omega 3? Como hemos dicho anteriormente, aunque la conversión de ALA (Ácido Alfa Linolénico) en DHA y EPA es pequeña, es importante también ingerir alimentos ricos en este ácido graso. El ALA se encuentra principalmente en aceites vegetales como el aceite de linaza, de soja o de canola y en las nueces Por otra parte, entre los alimentos ricos en EPA y DHA encontramos: los pescados azules, y más concretamente sus aceites (salmón, caballa, sardinas, arenques, anchoas y atún), los frutos secos (avellanas, nueces…) y las semillas de lino y chía Entonces, para cubrir la ingesta recomendada de EPA y DH, se deberían consumir unas 2-3 raciones semanales de pescado azul y unas dos o tres raciones semanales de pescado blanco, además de añadir frutos secos y semillas en nuestra alimentación habitual. Suplementos con omega 3: falsas promesas Aunque las expectativas que nos ofrece la industria farmacéutica acerca de los beneficios de la toma de suplementos ricos en EPA y DHA sean muy elevadas, la verdad es que se ha demostrado que sus reclamos publicitarios no son lo que parecen. Veamos algunos ejemplos: Se ha contrastado que la toma de suplementos con DHA no es eficaz a la hora de proteger del deterioro de la función cognitiva en personas con Alzheimer , aunque este efecto sí es eficaz si los ácidos grasos DHA provienen de la dieta: La suplementación con ácidos grasos omega-3 no se asocia ni de forma relativa ni absoluta con una disminución de la morbimortalidad cardiovascular , ni en prevención primaria ni secundaria. La suplementación con DHA durante el embarazo no mejora el lenguaje infantil , la inteligencia, las habilidades académicas o el “funcionamiento ejecutivo” de los niños a los 7 años de edad. La administración de suplementos con omega 3 para diabetes tipo 2 disminuye los triglicéridos y el colesterol VLDL, pero puede aumentar el colesterol LDL (colesterol “malo”). En cambio, lo que sí podemos afirmar es que: Una rodaja de salmón posee entre 5 y 15 veces más omega 3 que cualquier cápsula o suplemento diario. Por ejemplo, las cápsulas ricas en aceite de Krill pueden contener un total de 0.75 g de EPA /DHA por cápsula, en cambio con sólo 100 g de salmón podemos obtener entre 1.8 y 2 g. de estos ácidos grasos! La incorporación de EPA y DHA procedentes del pescado azul presenta una mayor eficacia que cuando se administran en forma de cápsulas El hecho de tomar suplementación , nos da una sensación de (falsa) seguridad que hace que adoptemos comportamientos menos saludables y desplacemos el consumo de alimentos que nos pueden aportar otros componentes beneficiosos para la salud (fibra, vitaminas minerales, etc.) El consumo de una dieta rica en alimentos que contiene EPA y DHA es mucho más sostenible, económica y eficaz que la toma de pastillas con omega 3. En conclusión, se ha demostrado que una dieta rica en omega 3 (pescados azules, semillas, nueces, etc.) tiene muchas más garantías y beneficios que la toma de los “famosos” suplementos.  
Dieta Cetogénica
Artículo especializado

Dieta Cetogénica

La dieta cetogénica o Keto es una tendencia alimentaria que genera un estado de cetosis. Para conseguir dicho estado se debe aportar un bajo aporte en carbohidratos, moderar el consumo de proteínas y aumentar el consumo de grasa. ¿Qué es la cetosis? La cetosis es un proceso metabólico que permite al cuerpo quemar energía mediante pequeñas moléculas llamadas “cetonas” o “cuerpos cetónicos”. Los cuerpos cetónicos se producen en el hígado a partir de las grasas de la alimentación o bien de nuestras reservas. Después, se utilizarán en todos los tejidos, incluido el cerebro. Es un proceso que sucede de forma fisiológica en situaciones de:   Periodos de ayunas o ayunos intermitentes. Al reducir significativamente el consumo de carbohidratos de la alimentación. ¿Qué pasa con esta dieta? En una dieta cetogénica, el cuerpo cambia su provisión de energía para funcionar casi exclusivamente con grasa. Los niveles de insulina y glucosa sanguínea disminuyen y la quema de grasa aumenta drásticamente. Por tanto, se vuelve fácil acceder a los depósitos de grasa corporal para quemarlos, una situación interesante a tener en cuenta como tratamiento de la obesidad y bajada de peso en general. Aunque parece una novedad en Nutrición, la dieta cetogénica cuenta con casi un siglo de vida. Se desarrolló en los años 20 del siglo pasado como una herramienta para el tratamiento de la epilepsia, especialmente en niños con epilepsia resistentes al tratamiento farmacológico y posteriormente se ha probado con éxito en adultos. Desde entonces, se han ido comprobando cada vez más efectos beneficiosos tanto para la salud como en procesos patológicos como:   Control de peso : las dietas altas en grasas y bajas en carbohidratos consiguen buenos  resultados  en la pérdida de peso, pérdida de grasa y control del efecto acordeón en personas con obesidad. También reduce la sensación de apetito y mejora la adhesión a la dieta. Síndrome metabólico : estudios científicos demuestran que las dietas bajas en carbohidratos mejoran los marcadores del síndrome metabólico (niveles de: triglicéridos, colesterol total, colesterol LDL y HDL, glucemia e insulina). Inflamación: estudios científicos demuestran que puede reducir marcadores de inflamación (como la proteína C reactiva). En la resistencia a la insulina y diabetes tipo 2 , es excelente para  revertir la diabetes  tipo 2 ya que disminuye la glucemia y el efecto negativo de los niveles altos de insulina. Cáncer: puede tener un efecto beneficioso en algunos tipos de  cáncer con tumores glucosa dependientes y la reducción del estado pro-inflamatorio del medio interno. Mejora de la epilepsia : se muestran beneficios en la disminución de las convulsiones, en la reducción de la medicación y en la desaparición de las crisis convulsivas. Mejor concentración y capacidad de atención : los cuerpos cetónicos son un combustible eficiente para el cerebro en cuyo metabolismo se ha observado un efecto neuroprotector. Después de unos días de adaptación a la dieta, el cuerpo en general y el cerebro en particular pueden utilizar óptimamente las cetonas como combustible y por ello muchas personas experimentan mayor energía y mejor enfoque mental cuando siguen una dieta cetogénica. Aumento de la resistencia física y el rendimiento deportivo . Los estudios muestran  resultados ambiguos . La dieta cetogénica puede incrementar la resistencia física porque permite un acceso constante a la energía almacenada en forma de grasa. El suministro de energía a partir de carbohidratos almacenados (glucógeno hepático y muscular) dura apenas unas horas de ejercicio físico mientras que el almacén de grasa puede durar hasta 40 días. Una vez que el organismo se ha adaptado al consumo de grasas a través de la dieta cetogénica, puede contar con combustible siempre disponible para el funcionamiento tisular.  En la práctica La dieta cetogénica c onsiste en reducir al máximo el consumo de hidratos de carbono : cereales de todo tipo (trigo, centeno, avena, maíz, cebada…), legumbres, frutas y tubérculo e incrementar el consumo de grasas buenas como: aguacate, aceite de oliva, coco, etc. y mantener el consumo de proteína a fin de “forzar” al cuerpo a consumir grasas. La proporción de calorías por macro nutrientes en la dieta cetogénica acostumbra a ser de: 65-75% de las grasas. 20% de las proteínas. 15-5% de los carbohidratos o menos de 50 gramos diarios. En función del grado de exigencia que se quiera seguir la dieta cetogénica se destinara más o menos permisividad en las cantidades netas de carbos al día. Sin embargo, si simplemente se quiere seguir una dieta baja en carbohidratos se podrá ser algo más flexible en la elección de ciertos alimentos como frutas, vegetales y tubérculos. A continuación, se detallan los grupos de alimentos utilizados en esta tendencia alimentaria.    GRUPO DE ALIMENTOS ALIMENTOS ACONSEJADOS GRASAS. La mayoría de las calorías deben provenir de la grasa. Muchas se obtienen de fuentes naturales como carne, pescado, huevos, etc. Pero también se debe usar grasa en las preparaciones culinarias abundantemente. Fuentes: Mantequilla ecológica clarificada o ghee, aguacate, aceite de coco, aceite de oliva virgen y crudo, frutos secos, semillas, aceitunas, lácteos enteros, carnes con grasa autóctona de pasto, pescados azules, salsas grasas caseras (mayonesa, alioli, guacamole, vinagreta, bermesa…).    PROTEÍNAS ANIMALES ricas en omega 3: Las carnes no procesadas, carne orgánica y alimentada con pasto es la más saludable de todas. Hay que recordar que la dieta cetogénica es alta en grasas, y no alta en proteínas, por lo que no se necesitan grandes cantidades de carne. El exceso de proteína se convierte en glucosa, lo que dificulta la  cetosis . Ten en cuenta que las carnes procesadas, como las salchichas, los embutidos y las albóndigas a menudo contienen azúcares añadidos. Fuentes: Pescado azul en general: atún, sardinas, salmón… Pescados blancos: dorada, lubina, rape… Marisco: gambas, sepia, calamar, mejillones…   Carne ecológica y de pasto de todo tipo: pollo, ternera, buey, cordero, pavo, caballo… Huevos camperos y orgánicos: hervidos ,  fritos en mantequilla ,  revueltos  o como  omelet . LÁCTEOS. Enteros, según tolerancia personal y sin azúcares añadidos. Fuentes: Mantequilla, crema de cocina, crema agria, queso crema, queso curado, yogur natural, yogur griego, kéfir, leche entera, licuados vegetales procedentes de frutos secos como: coco, avellana, sésamo y almendra.   VEGETALES. Las verduras que crecen en la superficie son bajas en carbohidratos y se pueden comer a voluntad. Sin embargo, las verduras que crecen bajo tierra (tubérculos) contienen más carbohidratos, hay que tener más cuidado. Fuentes: Espinacas, acelgas, lechuga, endibias, brócoli, col, pepino, calabacín, calabacín, berenjena, pimientos, espárragos,  coliflor, apio, ajo, col rizada kale… FRUTAS. Todas las frutas contienen bastantes carbohidratos (en forma de azúcar). Por eso son tan dulces. Las bayas son las más bajas en carbohidratos y por tanto adecuadas en cantidades moderadas. Sin embargo, las demás frutas ya sobrepasan las cantidades permitidas para una dieta cetogénica estricta. Fuentes: Bayas: frambuesa, fresa, arándanos, moras, grosellas. Coco, limón, naranja, durazno, ciruela, melón cantalupo, kiwi, clementina, manzana acida son las intermedias en concentración de azúcar. BEBIDAS. Los refrescos dietéticos no contienen carbohidratos, sino edulcorantes artificiales pero igualmente pueden provocar antojos de azúcar, hacen que sea más difícil apreciar el sabor dulce de la comida natural y hay estudios que indican que pueden elevar los niveles de insulina. Fuentes: Agua, agua con limón o lima, té o infusiones de hierbas sin endulzar calientes o refrescadas, té kombucha, café, vino, agua de coco, jugo de vegetales, leche, licuados de frutos secos sin endulzar como: coco, avellana, almendra, sésamo. En conclusión… Como todas las tendencias alimentarias tan concretas y estrictas como ésta, es de vital importancia remarcar que no se puede poner en práctica sin asesorarse antes con un profesional de salud especializado en nutrición y en dieta cetogénica. Y es que a pesar de que puede ser una dieta muy interesante para numerosos casos, también hay que tener en cuenta situaciones donde puede propiciar un desequilibrio metabólico importante, como es el caso de los diabéticos insulino-dependientes, hipertensos con tratamiento farmacológico, en época de gestación, lactancia y en la etapa infantil. Alessandra Huerta Especialista en Nutrición y Dietética Nutricionista consultora de Advance Medical
Dieta Macrobiótica
Artículo especializado

Dieta Macrobiótica

La macrobiótica es una filosofía de vida centrada en la forma tradicional de la alimentación oriental , introducida en 1957 por el japonés Gorges Ohsawa. Ohsawa desarrollo la tendencia macrobiótica mediante el estudio de tradiciones ancestrales japonesas y para tratar su propio padecimiento de tuberculosis. El estilo de vida macrobiótica pone el énfasis en una dieta baja en grasas y alta en fibra , compuesta principalmente por vegetales y granos integrales, promoviendo alimentos orgánicos, locales y de la estación. Los alimentos se clasifican en dos categorías: Yin y Yang, y se supone que ha de existir una armonía entre ambos para lograr el bienestar físico y mental. En qué consiste La dieta está jerarquizada en 10 niveles que van del -3 al +7. En los cinco primeros niveles se van eliminando alimentos de origen animal de forma progresiva siendo cada vez más vegetariana . Las siguientes fases, del +3 al +7, son exclusivamente veganas y se eliminan los alimentos procesados o elaborados hasta llegar a la dieta +7, en la que se consumen exclusivamente granos de cereales triturados. A continuación, se detalla la proporción de alimentos (permitidos y prohibidos según el estadio) a través de las diferentes secuencias de dietas: Dieta Cereales Verduras Sopa Proteínas animales Frutas Postres Bebidas – 3 10% 30% 10% 30% 15% 5% Según la sed -2 20% 30% 10% 25% 10% 5% Según la sed -1 30% 30% 10% 20% 10% – Según la sed 1 40% 30% 10% 20% – – Según la sed 2 50% 30% 10% 10% – – Según la sed 3 60% 30% 10% – – – Según la sed 4 70% 20% 10% – – – Según la sed 5 80% 20% – – – – Según la sed 6 90% 10% – – – – Según la sed 7 100% – – – – – Según la sed Adaptación de la composición de la dieta macrobiótica en base a los siguientes alimentos. Consideraciones de la dieta Cereales integrales . Más de la mitad de la alimentación está compuesta por granos integrales. Se opta por la cebada, el centeno y el trigo en primavera, para el verano, el amaranto, maíz y sorgo; a finales de verano, el mijo y el camote, para otoño el arroz, y en invierno el trigo sarraceno. Se evita el azúcar y alimentos industriales de todo tipo y las harinas de cualquier variedad de cereales.   Vegetales y hortalizas . Corresponden al 25% restante de alimentos ingeridos diariamente. Estos no deberían ser muy cocidos para preservar su contenido nutritivo. Destaca el consumo de algas marinas. Se prioriza el consumo de verduras estacionales.   Legumbres. Debe incluirse una pequeña porción de legumbres en la alimentación diaria (hasta alcanzar un 15%) para completar las proteínas de los granos integrales. Sopas. Se incluye sopa como un plato regular tanto en la comida como en la cena. Es muy común la sopa de miso. Normalmente se repite en la comida y la cena. Debido a la influencia oriental, es muy común la sopa de miso o shoyu con algas y vegetales. Proteínas animales . Únicamente se permite la ingesta de carnes blancas sin piel como el pollo o el pavo de manera excepcional, o bien el pescado blanco un máximo de dos veces por semana. Fruta. Resulta ideal consumirla seca y cocida, y en ocasiones ingerirla fresca. Huevos. Solamente se permiten los huevos ecológicos y, en tal caso, de manera ocasional. Encurtidos. Utilizan los encurtidos como la col fermentada para ayudar a la digestión de las comidas. Suelen prepararlos de forma casera para tenerlos disponibles todo el año. Condimentos. Tradicionalmente se usa sal marina, vinagre de arroz, ciruela china, algas y jengibre. Se desaconseja utilizar sal refinada, especies y salsas industriales. Postres. Se evitan los postres, es posible comerlos con moderación y en  circunstancias especiales . Líquidos. Solamente deben ser ingeridos después de las comidas, pero nunca durante la ingesta de alimentos, bebiendo despacio y sorbo a sorbo. Lo ideal es ingerir agua tibia, té o café de cereales. Está prohibido el café. Cocciones. Los alimentos se deben cocinar con aceite vegetal o agua en recipientes de barro o hierro.   Hay que masticar cada bocado por lo menos 50 veces . Ejemplo de menú macrobióticos para un día: Desayuno: sopa de miso  con germinados. Comida: estofado de azukis con calabaza y alga kombu. Cena: arroz integral con gomasio y ensalada de col con aceite de oliva y limón. Desventajas nutricionales Desde un punto de vista nutricional este tipo de tendencia dietética no convence a largo plazo sobre todo por sus déficits en micronutrientes, especialmente en los últimos estadios de la dieta macrobiótica propuesta en la tabla anterior (del 3 al 7).   Entre las desventajas o riesgos potenciales podemos mencionar: La alta presencia de fitatos presentes en los cereales integrales disminuye la absorción de numerosos minerales y alcanza un déficit nutricional con el tiempo y por ende aparecen estados de desnutrición como: anemia, escorbuto e hipocalcemia.   Se considera una dieta pobre en proteínas de alto valor biológico llegando a una tendencia exclusivamente vegana sin llegar a aportar aminoácidos esenciales a niveles óptimos. También se podría encontrar con facilidad déficit de vitamina B12. Bajo consumo o nulo de frutas frescas . La cocina macrobiótica es difícil integrarla en la vida moderna, y se vuelve demasiado personal, de manera que aísla a la persona de comidas y eventos gastronómicos familiares y sociales. La cantidad de reglas que componen la alimentación macrobiótica terminan restringiendo la imaginación y la comida se vuelve monótona e insípida . Algunos puntos a favor Hoy en día la moda de la dieta macrobiótica se aproxima más a los estadios de dieta numero -3 a -1/+1, lo que se asemeja en cierto modo a las tendencias ovolacteovegetarianas o veganas o incluso omnívoras con cierto encaje en una alimentación algo más equilibrada y no tan carente.   Por otro lado, cabe comentar que es una tendencia que promueve aspectos positivos que se deberían tener en cuenta para adaptar a nuestro estilo alimentario diario. Sobre todo, en cuanto a la promoción de alimentos frescos, ecológicos, de producción estacional y local. Siempre otorgarán una calidad nutricional muy superior que los de producción intensiva . También convence mucho en cuanto el aspecto eliminar los productos industrializados y azúcares simples y añadidos dado que ya es bien sabido que, lejos de aportar beneficios, son alimentos y sustancias nocivas para nuestra salud vital .
Dieta para controlar el colesterol
Artículo especializado

Dieta para controlar el colesterol

Si hay un concepto que está en boca de todos cuando tenemos los resultados de una analítica en mano es, sin duda, el colesterol. Este parámetro ha ido ganando importancia en los últimos años pues su estudio es fundamental para entender el riesgo cardiovascular y de ateroesclerosis de una persona. Pero, ¿conoces realmente qué es el colesterol? ¿y sabías que cumple funciones importantes en el organismo? Pues sí, el colesterol es una grasa producida por el hígado y necesaria para regular una serie de funciones orgánicas como la síntesis de hormonas, de vitamina D y de ácidos biliares. Y la dieta juega un papel básico a la hora de regularlo. Pero antes de hablar del colesterol total, es importante entender que esta grasa circula en nuestra sangre en forma de lipoproteínas, entre las que destacamos dos tipos: las LDL (lipoproteínas de baja densidad) y las HDL (lipoproteínas de alta densidad). La diferencia entre estas dos radica en que las lipoproteínas HDL recogen el colesterol no utilizado y lo devuelven al hígado para su excreción o almacenamiento, mientras que el exceso de LDL provocará que dicha grasa se adhiera a las paredes de las arterias formando una placa de ateroma. Por todo ello se deduce que, elevados niveles de HDL frente a niveles aceptables de LDL predicen un menor riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular , independientemente de cuál sea el valor del colesterol total. COLESTEROL E HÍGADO GRASO Estudios muy recientes han demostrado que el colesterol total tiene una participación más importante que los triglicéridos en el desarrollo de la enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA), por lo que un alto consumo de colesterol en la dieta aumentaría el riesgo de sufrirla y, en consecuencia, de padecer cirrosis hepática o cáncer de hígado. ¿Cómo interpretar mi analítica? Hasta ahora nos fijábamos sólo en el marcador de colesterol a la hora de revisar una analítica, pero recientemente algunas analíticas ya están empezando a incluir unos marcadores séricos que nos pueden orientar en la predicción del riesgo cardiovascular. Estos cocientes también los podemos calcular nosotros, como te mostramos. También reflejamos cuáles serían los valores óptimos : Triglicéridos / HDL: menor de 3 LDL / HDL: menor de 3 Colesterol total / HDL: menor de 5 Alimentarse bien es básico La hipercolesterolemia tiene un factor genético hereditario y, aunque a veces requiera de tratamiento farmacológico con estatinas, se puede mejorar mediante cambios alimentarios y de estilo de vida que analizaremos a continuación. Por tanto, ante cifras de colesterol elevado deberíamos centrar los esfuerzos en instaurar hábitos saludables que permitan mejorar nuestro perfil de lipoproteínas LDL y HDL y, a su vez, reducir otros factores desencadenantes de riesgo cardiovascular como son: sobrepeso/obesidad , hábito tabáquico , consumo de alcohol , estrés, sedentarismo, diabetes e hipertensión. Entre los factores modificables que influyen en la mejora de las cifras de colesterol, la alimentación es una pieza clave. Asimismo, cuando se habla de dieta para el colesterol, no tiene sentido centrarse en la exclusión de un grupo de alimentos como se hacía hasta ahora, sino que es más importante concebirla como un conjunto general de nutrientes cuyas interacciones en nuestro organismo permiten mejorar la salud cardiovascular . Las recomendaciones alimentarias más relevantes para dicha mejora incluyen: Mejor grasas saludables. Ni todas las grasas son iguales ni se comportan igual en nuestro organismo. En consecuencia, hay una falsa creencia en asociar la grasa animal con “mala” y la grasa vegetal con “buena”. Nada más lejos de la realidad: los aceites de palma o coco o las grasas “trans” (presentes en la margarina vegetal) son grasas vegetales que elevan el colesterol “malo” (LDL) y los triglicéridos. De hecho, el consumo de margarina contribuye a aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular significativamente más que el consumo de mantequilla. Además, según los últimos estudios realizados al respecto, no existe una relación clara entre el consumo de ciertas grasas saturadas (como las presentes en el huevo, la leche y las carnes magras) y el riesgo cardiovascular. Por consiguiente, las recomendaciones alimentarias deben enfatizar más en la calidad de la grasa que en su cantidad. En este aspecto, las grasas con mayor incidencia en la mejora del perfil lipídico encontramos: Grasas monoinsaturadas, cuyo principal representante es el aceite de oliva (mejor si es virgen extra) ya que contiene ácido oleico y polifenoles con efectos antioxidantes y antiinflamatorios. Otros alimentos ricos en grasas monoinstauradas son: aguacate, olivas, almendras, avellanas y nueces de macadamia. Grasas poliinsaturadas, en las que hay que destacar el omega-3, ácido graso con elevado efecto cardioprotector, ya que aumentan el colesterol HDL. Estas grasas están presentes en los pescados azules (atún, sardina, boquerón, salmón, caballa…), las semillas de lino o de sésamo y las nueces. No a las grasas “trans” ni hidrogenadas , cuyo consumo ha demostrado elevar los niveles del colesterol LDL y disminuir el HDL, por lo que se aumenta el riesgo de infarto, coágulos e incluso diabetes. Entre los alimentos o productos con mayor contenido en grasas “trans” encontramos: margarina, a limentos fritos, comida procesada, comida rápida o “fast food”, algunos “snacks” o aperitivos ultraprocesados, bollería industrial y en la mayoría de postres dulces Menos azúcares refinados y alimentos ultraprocesados . Ante la insistencia en culpar al colesterol alimentario como uno de los principales causantes del aumento del colesterol sanguíneo, se ha reemplazado el consumo de grasas a expensas de aumentar en exceso el consumo de productos ricos en azúcares simples o de cereales refinados. Esto ha supuesto mayores riesgos para la salud (aumento de dislipemias o diabetes tipo 2). Por ello, es importante n o sustituir las grasas saludables de la dieta por carbohidratos refinados (azúcar, bollería, productos ultraprocesados, etc.) Más fibra . Un aporte adecuado de este nutriente, especialmente de fibra soluble (7-13 g fibra soluble/día) reduce las cifras de colesterol total y de colesterol- LDL en un 5%. Encontramos fibra soluble en cereales integrales (entre los que destacan la avena y la cebada), en legumbres (lentejas, garbanzos, judías, soja), en las verduras (berenjena, zanahoria, calabaza, brócoli, etc.) y en frutas como manzanas, uvas, fresas, kiwis y naranjas. A efectos prácticos, para llevar una alimentación rica en fibra se recomienda: Consumir al menos 2-3 piezas de fruta al día (preferiblemente con piel o pulpa). Consumir 2 raciones de vegetales u hortalizas al día (de las cuales una ración debería tomarse en crudo en forma de ensalada) ya sea en el plato principal o como acompañamiento Consumir los cereales en su forma integral, evitando productos ultraprocesados como los panes de molde o cereales de desayuno Consumir legumbres a razón de 2-3 veces por semana, acompañadas de verduras en vez de usar derivados cárnicos o embutidos en su elaboración ¿SABÍAS QUE… Existen dos alimentos que han sido señalados como responsables de aumentar el riesgo cardiovascular y cuyas últimas revisiones no demuestran que su consumo en personas sanas tenga efectos negativos? Se trata de los huevos y la leche. Los huevos , aun conteniendo unos 200 mg de colesterol en su yema, nos aportan un bajo contenido en ácidos grasos saturados y alto en poliinsaturados, por lo que no existe relación entre el consumo de un huevo al día y el aumento del riesgo cardiovascular. De hecho, al aumentar la ingesta de huevos se aumentará el colesterol HDL, que ejerce un efecto protector contra la enfermedad coronaria. La leche entera y sus derivados (como queso o yogur) contienen grasas saturadas (cuyos efectos no influyen en los niveles de LDL y colesterol total) además de calcio y péptidos bioactivos que reducen la presión arterial y el desarrollo de arteriosclerosis. Así pues, no hay necesidad de sustituir los lácteos enteros por desnatados dentro de un marco de dieta equilibrada en el resto de nutrientes. A moverse más Realizar actividad física de forma regular es una de las mejores formas de mejorar el perfil lipídico ya que contribuye de manera significativa a aumentar los niveles de colesterol HDL y disminuir los de colesterol LDL y los triglicéridos. Por ello, se recomienda llevar una vida activa (caminar unos 10.000 pasos diarios -lo que equivale a unos siete u ocho kilómetros) además de realizar sesiones de actividad física mixta, es decir, combinando ejercicio aeróbico (caminar, carrera suave, ciclismo, natación) con entrenamiento de fuerza (pesas, tonificación, body pump , etc.) con una frecuencia de tres a cinco sesiones semanales de 60 minutos o incluso de 30 minutos diarios. En conclusión… Con todo lo expuesto, podemos decir que, para ganar la partida a la hipercolesterolemia, hay un trío de recomendaciones generales cuya combinación es la ganadora: Aumentar el consumo de grasas instauradas en detrimento de las grasas “trans” y de azúcares simples y refinados (cereales azucarados, bollería, galletas, pan refinado, pasta blanca, etc.) Ingerir una correcta proporción entre grasas totales , cereales integrales (pan, arroz, pasta), y alimentos ricos en fibra (vegetales y frutas). Realizar ejercicio físico regular .
Índice de Masa Corporal: Cálculo y Peso Ideal
Artículo especializado

Índice de Masa Corporal: Cálculo y Peso Ideal

Hasta hoy, se ha utilizado una fórmula básica para categorizar nuestro estado de peso que, aunque es un parámetro con poca información acerca de nuestra salud metabólica, sí nos puede orientar en una valoración primaria: se trata del Índice de Masa Corporal (IMC) . Sin embargo, como veremos, se ha quedado un poco obsoleto y hay otras formas de conocer nuestro peso ideal y, lo que es más importante, su relación con nuestro estado de salud. El aumento de la tasa de sobrepeso y obesidad en los países desarrollados es una realidad y un problema cada vez más visible. Ante esta situación, resulta lógico pensar que los profesionales de la salud, sobre todo dietistas-nutricionistas, debemos advertir de los riesgos metabólicos que conlleva un exceso de peso. No obstante, para saber si estamos en un estado de salud óptimo, no nos debemos centrar en un solo parámetro como el peso corporal ya que hay otras variables relevantes que no se reflejan en una simple báscula: porcentaje de grasa, porcentaje de masa muscular, densidad ósea, etc. ¿Qué es el Índice de Masa Corporal? En el siglo XIX, Adophe Quetele t fue el primero en plantear una fórmula basada en el cociente entre la masa de una persona (en kilos) dividido por su altura (en metros) al cuadrado . Pero no fue hasta 1985 cuando el entonces denominado Índice de Quetelet comenzó a popularizarse con el nombre que hoy conocemos de IMC. Dicha fórmula ha sido utilizada desde hace más de 30 años para clasificar a las personas en relación a su peso ya que su sencillez ha permitido que cualquier individuo que disponga de herramientas de medición como tallímetro (para conocer la altura exacta) y una báscula correctamente calibrada (para conocer su peso en ayunas), pueda calcularlo. Además, la mayoría de farmacias disponen de básculas específicas donde también se puede obtener esta información. TABLA DE IMC PARA ADULTOS Estatus ponderal IMC ( kg/m 2) Bajo peso menor de 18,5 Normopeso entre 18.5 y 24,9 Sobrepeso grado I entre 25 y 26,9 Sobrepeso grado II (preobesidad) entre 27 y 29,9 Obesidad de tipo I entre 30 y 34,9 Obesidad de tipo II entre 35 y 39,9 Obesidad de tipo III (mórbida) entre 40-49,9 En base al resultado obtenido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sugerido unos criterios clasificatorios por rangos de IMC para conocer el estatus ponderal en adultos a partir de los 20 años. Para poner un ejemplo de cómo medir este IMC, supongamos que somos un adulto (hombre) de altura 1.78 m y peso 83 kg. Con estos datos obtendríamos un IMC= 83 / (1.78) 2 = 26.2, correspondiente a sobrepeso grado I. Sin embargo, analizando esta fórmula, podemos observar que en su cálculo no se tiene en cuenta ni la edad ni el sexo del individuo, con lo que se puede afirmar, y la misma OMS lo reconoce, que este índice tiene limitaciones ya que “el IMC debe considerarse una guía aproximada porque puede no corresponder al mismo grado de adiposidad en individuos distintos con las mismas medidas”. Limitaciones del IMC como único indicador de salud: no te fíes sólo del IMC Cómo ya hemos dicho, el IMC no es ni el mejor ni el único parámetro para conocer nuestro estado de sobrepeso y de salud en general ya que tiene importantes limitaciones: No es útil su clasificación en niños: en este caso, es necesario tener en cuenta la edad al definir el sobrepeso y la obesidad. Además, la OMS dispone de unos criterios de clasificación mediante unas tablas de crecimiento infantil (diferenciadas para niños y niñas), donde se incluyen variables como la edad y la estatura para conocer el percentil de peso del niño/a en particular. No tiene en cuenta el sexo del adulto , hecho que debería ser importante ya que, a igualdad de altura, un hombre y una mujer adultos no tienen la misma estructura ósea y ello implica una diferencia de peso sustancial. No tiene en cuenta la adiposidad (cantidad de grasa) : este hecho es paradójico ya que, si definimos la obesidad como un exceso de tejido adiposo, en el cálculo del IMC no se incluye ninguna variable que indique la cantidad de grasa del individuo, ya que en el peso hay implicados múltiples variables (no sólo la grasa), como la masa muscular, masa ósea, peso de los órganos, agua, etc… Por ello, los expertos en obesidad inciden en la importancia de calcular otras variables como los porcentajes de masa grasa y masa muscular mediante aparatos como el plicómetro o las básculas de bioimpedancia. ¿Existe otro parámetro para conocer mejor nuestro estado de salud? Definitivamente sí, y se denomina Índice Cintura Cadera (ICC). Éste nos puede orientar mejor acerca de nuestra adiposidad abdominal y, por consiguiente, acerca de nuestra salud ya que se sabe que un exceso de grasa visceral (acumulada en la zona abdominal) influye significativamente en la aparición de enfermedades metabólicas como diabetes tipo 2 y enfermedades cardiacas. Para conocer nuestro ICC, simplemente debemos dividir nuestro perímetro de cintura (cm) entre el de la cadera (cm) y comparar el resultado con las siguientes cifras determinadas por la OMS. Resultados de ICC Valores recomendables Valores que implican un riesgo cardiovascular elevado Hombres 0.78 – 0.94 ≥ 1 Mujeres 0.71 – 0.84 ≥ 0.85 Aunque el ICC también tiene sus limitaciones, es una fórmula fácil de calcular en casa y puede darnos una orientación de nuestro porcentaje de grasa abdominal si no tenemos otras herramientas de mayor precisión. ¿Entonces, sirve el IMC para conocer “mi peso ideal”? En resumen, el IMC es un indicador obsoleto para conocer nuestro peso ideal, que debería ser aquél a partir del cual podemos considerar que tenemos un menor riesgo cardiovascular. De hecho, nuestro peso ideal debería ser aquel que nos permita tener un porcentaje de grasa visceral óptimo, independientemente del peso de nuestra masa muscular o del peso de nuestra masa ósea. Un claro ejemplo de que el peso no está directamente relacionado con la grasa visceral se muestra en la siguiente comparativa entre dos mujeres de la misma edad: Peso total Peso de masa muscular % de grasa Mujer A 65 43 28 Mujer B 65 39 34 En este ejemplo, observamos que, a igualdad de peso, la mujer B tiene menor masa muscular y mayor % de grasa, por lo que tiene mayor riesgo metabólico que la mujer A Por último, si sospechamos que tenemos sobrepeso u obesidad y queremos conocer con más exactitud nuestro estado de salud, es preciso acudir a un dietista nutricionista que valore estos parámetros, así como nuestros hábitos de alimentación, ejercicio físico etc. para poder realizar una dieta adecuada a nuestro caso, ya que el peso es sólo la punta del iceberg.
Cómo influye la Alimentación en el Cáncer
Artículo especializado

Cómo influye la Alimentación en el Cáncer

El cáncer es una enfermedad cada vez más común y que va en aumento. Se estima que una de cada cuatro mujeres en España padecerá cáncer en algún momento de su vida, siendo el de mama el más frecuente seguido de colon y ginecológico; frente a uno de cada tres en los hombres siendo el de próstata el más frecuente seguido del pulmón y colorrectal. La lectura positiva que hacemos es que gracias a las revisiones médicas y a los actuales tratamientos médicos se está logrando reducir los casos de mortalidad por cáncer y además podemos intervenir en algunos aspectos modificables como la alimentación y los hábitos de vida . La prevención Hay estudios que señalan que aproximadamente un 30% de los cánceres pueden estar relacionados con la dieta. Sin embargo, es difícil comprobar qué alimento o parte de un alimento puede ser el causante ya que pueden influir muchos factores como la preparación de los alimentos siendo a veces un riesgo o un beneficio, las interacciones que se forman cuando se consumen distintos alimentos en una misma comida y las sustancias o nutrientes propias de los alimentos que contribuyen al riesgo de cáncer o a la prevención. Sin embargo, se ha demostrado que el riesgo de padecer cáncer es menor en poblaciones que realizan un alto consumo de frutas y verduras. Existen factores de riesgo que propician su aparición como la predisposición genética , la contaminación ambiental, algunos factores hormonales, infecciones víricas e incluso la edad, pero, en ocasiones, la posibilidad de desarrollar el cáncer aumenta si se suman otras conductas de riesgo como fumar, consumir cantidades elevadas de alcohol y tener sobrepeso u obesidad. Una buena prevención desde la infancia, procurando llevar una alimentación sana y equilibrada , realizar ejercicio físico de forma regular, evitar tóxicos como el alcohol y el tabaco y mantenerse en un peso saludable son la mejor garantía de salud a largo plazo. Recomendaciones dietéticas Limitar el consumo de carnes rojas y procesadas . Así como evitar cocciones a elevadas temperaturas (parrilla, barbacoa, plancha cuando el alimento queda muy tostado), especialmente en carnes que son más ricas en grasa y aves con piel. Disminuir la ingesta de alimentos curados, ahumados o en salazón . Hay pruebas de que el consumo excesivo de grasas saturadas es un factor de riesgo frente a ciertas enfermedades degenerativas. Parece sensato limitar su aporte en la dieta, especialmente las de origen animal (carnes grasas, carnes procesadas y embutidos, bollería, pastelería). Los farináceos (arroz, pasta, pan), preferentemente integrales, y las legumbres deben recomendarse como principal fuente de energía. Limitar el consumo de azúcares refinados . No hay evidencia concluyente para recomendar el uso de suplementos vitamínicos . Las megadosis de vitaminas y minerales no están carentes de riesgo. Es preferible el consumo de vitaminas y minerales a través de los alimentos. Se recomienda el consumo de frutas y vegetales a diario : una ración en la comida y otra en la cena. Aumentar el aporte de fibra a través del consumo de una amplia variedad de alimentos de origen vegetal (verduras, leguminosas, cereales integrales, frutas). La fibra diluye sustancias carcinógenas que haya en el tubo digestivo; disminuye el tiempo de contacto de los carcinógenos con la mucosa intestinal; elimina los metabolitos de los carcinógenos que el hígado produce a través de la circulación entre hígado y tubo digestivo; e impide o dificulta el tiempo de contacto de las bacterias con el bolo de comida. Es muy conveniente lavar cuidadosamente todas las frutas y verduras antes de comerlas para eliminar pesticidas y herbicidas artificiales, que son potencialmente carcinógenos. Frecuencia de consumo recomendada: Dos o tres piezas de fruta entera a diario . Dos raciones de verdura o ensalada a diario (una de las raciones debe ser cruda): deberían estar presentes tanto en la comida como en la cena. La variedad de colores y texturas aporta diversidad de antioxidantes y de sustancias protectoras . Compuestos protectores de los alimentos Antioxidantes: B- Caroteno : tomate, zanahoria, espinacas, lechuga. El betacaroteno pertenece a un grupo de antioxidantes llamado carotenoides. En el cuerpo, el betacaroteno es convertido en vitamina A, la cual se considera útil en la prevención tumores. Vitamina C: cítricos, vegetales de hoja verde, pimientos y patata. Vitamina E : aceites vegetales, frutos secos. Entre los antioxidantes que se encuentran en los alimentos, existen la vitamina C y la vitamina E, entre otros. Estos ayudan a proteger contra el daño a los tejidos que ocurre constantemente como resultado normal del metabolismo (oxidación). Debido a que dicho daño se ha asociado con un aumento en el riesgo de tumores, algunos antioxidantes puede que sean útiles para proteger contra este riesgo. Selenio: cereales, setas, verduras, pescado, mariscos, huevos, pollo y ajo. El selenio es un mineral que ayuda a los mecanismos de defensa antioxidantes de cuerpo. Los estudios en animales han sugerido que el selenio podría proteger contra algunos tumores, pero los resultados no son concluyentes. Por tanto, los complementos de selenio no se recomiendan y las altas dosis de éstos deberán evitarse pues solo hay un margen estrecho entre una dosis segura y una dosis tóxica. Polifenoles : el té, las uvas, el aceite de oliva, el cacao y el chocolate, las nueces y algunos vegetales contienen polifenoles. Estos compuestos pueden tener capacidad antioxidante y podrían reducir el riesgo de tumores. Otros componentes de los alimentos con acción protectora : Flavonoides : frutas, verduras, cereales. Se ha observado un pequeño efecto protector del consumo de flavonoides (especialmente a altas dosis) frente al desarrollo de tumores de pulmón, aunque no todos los estudios lo confirman. Isotiocianatos: col, coliflor, coles de Bruselas. Se le ha atribuido una función quimiopreventiva a este tipo de compuestos, los cuales se hallan en las verduras crucíferas. Alisulfuros : ajos y cebollas. Los compuestos de alium contenidos en el ajo y otras verduras, aunque especialmente en el ajo, están siendo actualmente estudiados para ver si pueden reducir el riesgo de tumores, concretamente los de colorrectal. El ajo y otros alimentos en la familia de la cebolla pueden incluirse entre la variedad de vegetales que se recomiendan para reducir el riesgo de tumores. RECOMENDACIONES ESPECÍFICAS FRUTAS Y VERDURAS Se recomienda tomar al menos tres raciones de fruta y al menos dos raciones de vegetales u hortalizas ya sean en forma cruda o cocida.  Es importante que haya variedad y tome la fruta y verdura de temporada para asegurar la ingesta de diferentes vitaminas, polifenoles, carotenos y otros fitoquímicos beneficiosos que actúan como anticancerígenos LÁCTEOS En caso de tomarlos, el consumo de lácteos puede ser diario, preferiblemente en forma de leche, yogures y quesos enteros o semi desnatados (sin azúcares añadidos). Existen estudios que correlacionan un mayor consumo de derivados lácteo, no incluye la leche, con una menor incidencia de cáncer de mama y otros que asocian el consumo de calcio con una menor incidencia del cáncer de colon. Aún así no son concluyentes CEREALES Y LEGUMBRES Las legumbres, los cereales, el pan, la pasta, el arroz y otros cereales, deben estar presentes en las comidas principales y siempre en forma integral: LEGUMBRES: combinadas con los cereales son una buena fuente de proteínas de origen vegetal que favorecen la sensación de saciedad y también el tránsito intestinal por su contenido en fibra. PASTA, ARROZ: se recomienda tomarlos en forma integral y combinarlos con verduras. Por ejemplo, arroz con champiñones y espárragos, espaguetis con verduras (calabacín, berenjena y cebolla), ensalada de arroz o pasta, etc. PATATA: puede acompañar los platos de verdura o las carnes, pescados o huevos CARNES CARNE BLANCA : se pueden llegar a tomar cuatro raciones a la semana (pollo, pavo, conejo, lomo de cerdo…). CARNE ROJA : se recomienda limitar su consumo a un máximo de una ración a la semana (ternera, vaca, cordero, cerdo) aunque cuanto menor sea su consumo, mejor. Se aconseja no sobrepasar los 100 g por ración. CARNES PROCESADAS se ha relacionado su consumo con el cáncer de colon (embutidos grasos, salchichas, hamburguesas, cecina, carne en conserva, jamón, etc.) PESCADOS Y MARISCOS Aumenta el consumo semanal de pescado (cuatro o cinco raciones a la semana) y procura que dos tomas sean de pescado azul. El pescado azul es un alimento rico en grasas poliinsaturadas tipo omega-3 que tienen un efecto protector frente a distintos tipos de cáncer: Entre los pescados azules encontramos: aguja, angula, atún, bonito del norte, boquerón o anchoa, caballa o verdel, chicharro o jurel, melva, salmón, salmón ahumado y sardina HUEVO Se puede consumir de cuatro a siete huevos a la semana (las claras contienen proteína y poca grasa así que su consumo es libre a la hora de hacer una tortilla). ACEITE Cocina y aliña tus platos con aceites vegetales, preferentemente aceite de oliva. El aceite de oliva debería ser la principal fuente de grasa por su calidad nutricional. Elige preferiblemente técnicas culinarias con poca grasa (plancha, horno, papillote, vapor, hervido y cocido) y evita fritos, rebozados y guisos muy grasos. ACEITUNAS, FRUTOS SECOS y SEMILLAS Son una buena fuente de grasas mono y poliinsaturadas que tienen un efecto protector frente al cáncer además de aportar proteínas, vitaminas, minerales y fibra. Un puñado de aceitunas, frutos secos y / o semillas pueden ser un excelente aperitivo. HIDRATACIÓN Una buena hidratación es imprescindible durante los tratamientos de quimioterapia , por ello se recomienda una ingesta suficiente de líquidos (1,5-2 litros al día), principalmente en forma de agua, aunque también se pueden incluir infusiones o licuados vegetales naturales. PRODUCTOS ULTRAPROCESADOS Evita el consumo de productos procesados por su alto contenido en sal, azúcar y/o grasas saturadas, así como algunos alimentos precocinados, el azúcar, la bollería industrial, los dulces, los refrescos azucarados, los snacks muy salados, etc., ya que aportan nutrientes superfluos que contribuyen a un peor estado de salud.
¿Cómo Hacer Una Dieta Vegana Saludable?
Artículo especializado

¿Cómo Hacer Una Dieta Vegana Saludable?

El veganismo va más allá del rechazo a la utilización o consumo de productos de origen animal, ya sea por motivos éticos, ambientales o dietéticos, pues esta forma de vida también suprime los subproductos en cuya elaboración intervienen animales, como la miel. Es una opción, pero conviene saber que el proceso de cambio de una dieta omnívora a vegana o vegetariana debe ser planificado por un dietista-nutricionista especializado que ayude a llevarla a cabo de forma equilibrada para evitar carencias nutricionales y mantener un óptimo estado de salud. Además, en los últimos años, esta opción dietética es cada vez más aceptada en nuestra sociedad y su auge ha motivado que muchas personas se planteen hacer cambios en su alimentación para reducir el consumo de alimentos de origen animal. En concreto, según el informe The Green Revolution y centrando el estudio en la población española mayor de edad, el 6,3% se considera flexivegetariano, el 1,3% ovolactovegetariano y un 0,2% vegano.   ¿En qué consiste una dieta vegana? La dieta vegana, como hemos apuntado antes, defiende una alimentación basada en la supresión de origen animal (carnes, pescados, huevos o lácteos) y subproductos en los que intervengan animales, como la miel. En contrapartida, incluye todos los productos de origen vegetal, como: Frutas frescas Frutas secas : pasas, orejones, dátiles, ciruelas… Otros frutos , como las aceitunas o el aguacate. Vegetales y tubérculos (patata, boniato, chirivía, remolacha). Todo tipo de legumbres (lentejas, garbanzos, alubias, soja, cacahuete) en cualquiera de sus presentaciones: en forma de guisos, hamburguesas de legumbres, tofu, tempeh, soja texturizada, en cremas tipo hummus. Bebidas vegetales derivadas de la soja, arroz, almendra o avena. Frutos secos : nueces, avellanas, almendras, anacardos, etc. Semillas: lino, chía, sésamo, girasol… Cereales : arroz, quinoa, mijo, trigo, maíz, trigo sarraceno, centeno, avena… Aceites vegetales:  de semillas (lino o sésamo), de coco, de oliva, de girasol… ¿Es más saludable una dieta vegana que una omnívora? No necesariamente. Cualquier opción alimentaria, ya sea omnívora, vegana o vegetariana puede ser insalubre si se lleva a cabo de forma descontrolada y sin asesoramiento. En este aspecto, podríamos concluir que hay que priorizar la calidad de esta dieta ya que se pueden cometer los mismos errores que en una dieta omnívora, por ejemplo, consumiendo elevadas cantidades de productos ricos en azúcares simples o en grasas saturadas de origen vegetal (refrescos, bollería industrial vegana, productos ultraprocesados con garantía vegana, margarina etc.). Por ello, el objeto de este artículo no sólo es conocer qué es una dieta vegana sino cómo hacerla más saludable a través de una óptima planificación. Lo que sí está claro es que la mayoría de entidades y asociaciones de dietistas-nutricionistas certifican que una alimentación vegana bien planificada es adecuada para todas las etapas de la vida (infancia o edad adulta, e incluso embarazo y lactancia). Y, además, puede contribuir a la prevención del sobrepeso, las enfermedades cardiovasculares y otros problemas de salud como la hipertensión, la diabetes y el cáncer de colon.   Claves para mantener una dieta vegana saludable Come al menos cinco raciones de verduras y frutas todos los días , ya sea en forma cruda (ensaladas) como cocida (al horno, al vapor, al wok…) y, si es posible, combina las legumbres con vegetales y frutas ricas en vitamina C (pimiento, brócoli, coliflor, perejil fresa, kiwi, naranja, limón) ya que así favoreceremos la biodisponibilidad del hierro no hemo presente en los alimentos que contienen proteínas de origen vegetal y reduciremos los efectos inhibidores de hierro de los fitatos (sustancias que se encuentran en la capa externa de las semillas de los cereales, las legumbres  y los frutos secos). Utiliza técnicas de cocción y procesos que favorezcan la absorción de hierro no hemo: Poner en remojo las legumbres y los cereales integrales. Utilizar alimentos con soja fermentada (tofu, miso, tempeh, natto). Consumir preferentemente pan integral hecho con masa madre. Tomar legumbres fermentadas como brotes de soja. Tostar ligeramente los frutos secos o las semillas. Evita el consumo excesivo de alimentos ricos en polifenoles (inhibidores del hierro no hemo) como el té, el café, las infusiones de hierbas y el cacao. Consume carbohidratos complejos a diario: legumbres de todo tipo, cereales integrales (avena, trigo, centeno, maíz, arroz, quinoa, mijo, pan, pasta integral, etc.) patatas y tubérculos. Recuerda que la versión integral de los cereales tiene un mayor contenido en minerales y vitaminas del grupo B. En un mismo día, combina alimentos con diferentes aminoácidos limitantes: todos los alimentos tienen aminoácidos esenciales aunque algunos de ellos se encuentran en una cantidad menor, por eso clasificamos los vegetales como limitantes en un aminoácido concreto. Por ejemplo, los cereales (arroz, avena, etc.) tienden a ser pobres en lisina y treonina, en cambio, las legumbres como las lentejas, son limitantes en metionina. Para proporcionar todos los aminoácidos esenciales, debemos consumir alimentos limitantes en aminoácidos diferentes a lo largo del día de forma que se complementen los unos con los otros obteniendo proteínas completas. Un ejemplo de ello sería consumir avena en el desayuno, lentejas en la comida, nueces en la merienda y algunas verduras con semillas de sésamo en la cena. De esta manera obtendremos un aminograma completo sin la necesidad de combinar estos alimentos en una misma comida. Incluye a diario alimentos que contienen proteínas vegetales completas: existen alimentos vegetales que contienen un aminograma completo, es decir, por sí mismos son proteínas vegetales completas y no necesitan combinarse con cereales. Estos alimentos son: la soja y sus derivados (tempeh, tofu, soja texturizada), el garbanzo, algunas alubias, el pistacho y las semillas de chía. Limita los productos ultraprocesados : aunque tengan el sello vegano, los productos como el queso vegano, salchichas, hamburguesas veganas, etc. contienen aditivos y grasas que es mejor evitar. Ante la duda, lee el etiquetado y asegúrate de que los ingredientes mayoritarios son las legumbres (soja, lentejas, garbanzos, etc.) Incluye grasas de calidad: prioriza el consumo de frutos secos, aguacate y aceite de oliva, que son alimentos ricos en ácido oleico y omega-3, frente a otras grasas ricas en omega 6 como los aceites de semillas (girasol), maíz o soja, margarinas y otras grasas industriales. También se deben incluir otras fuentes de grasa saludable como el ácido alfa-linolénico presentes en el aceite de lino o de colza o semillas de lino o de chía. Un ejemplo para lograr una adecuada ingesta diaria de éste sería mediante la toma diaria de: 10-15 g de nueces 5-8 g de semillas de lino machacadas o rotas 2’5-5 g de aceite de lino No obstante, en el caso de mujeres veganas en período de embarazo o lactancia, que requieren mayor ingesta de ácidos grasos omega-3 , se pueden beneficiar de una suplementación con derivados de microalgas ricas en DHA. NO TE OLVIDES DE LA VITAMINA B12 El aporte de vitamina B-12 de las personas veganas y vegetarianas suele ser inferior al adecuado debido a que no consumen regularmente fuentes ricas en esta vitamina como lácteos, huevos, quesos, carnes o pescados . Por ello, en una dieta vegana o vegetariana es imprescindible utilizar suplementos de vitamina B-12 ya que ningún alimento vegetal enriquecido contiene una cantidad significativa de vitamina B-12 activa y ni siquiera los productos veganos enriquecidos, las algas, la espirulina o la soja fermentada son suficientes para contener los requerimientos de esta vitamina. Por ello, la mejor opción es utilizar suplementos de vitamina B12 en forma de cianocobalamina , que es la forma más segura, estudiada, económica y estable de tomar esta vitamina. Además, La IVU (International Vegetarian Union) señala que la suplementación para obtener un aporte óptimo de vitamina B 12 en personas veganas se puede hacer de dos formas: Tomando un suplemento de B12 diario que proporcione al menos 100 microgramos Tomando un suplemento de B12 semanal que proporcione al menos 2000 microgramos.
mujer embarazda, Telemedicina 24horas
PLANES Savia

Telemedicina 24h.
Olvida los riesgos, las esperas y desplazamientos

Videoconsulta, Chat médico, consultas telefónicas... Tú decides.

Ver planes Savia

Regístrate y elige el plan Savia que prefieres para empezar

Puedes probar nuestros servicios gratis con el Plan Basic o suscribirte directamente al plan Premium.

Registrarte gratis
Comparar todos los planes
Contenidos sobre enfermedades
Somos conscientes de que los conceptos médicos pueden resultar confusos si no te los explican con claridad. Para evitar esto, le hemos pedido a nuestros profesionales que preparen estas fichas en donde podrás acceder a información relevante sobre enfermedades que te ayudará a entender de una manera sencilla por qué se producen y por qué es necesario su tratamiento.
Ver todas las enfemedades
Osteopenia
Enfermedad

Osteopenia

¿Qué es la osteopenia? La osteopenia es una disminución de la densidad mineral ósea por la que el hueso se vuelve más poroso, disminuyendo su masa, en la que todavía no se han presentado cambios definitivos en su estructura. La osteopenia es una alteración de diagnóstico densitométrico, es decir, se establece con la realización de una densitometría ósea al paciente, determinando con ello lo que es, según los resultados de esta prueba, la disminución de la densidad ósea comprendida entre 1 y 2.5 desviaciones estándar por debajo del valor de referencia de la población normal. Se puede considerar un paso previo a la osteoporosis, aunque no todo el mundo que presenta osteopenia va a desarrollar una osteoporosis en el futuro. Junto con la osteoporosis, la osteopenia es la enfermedad ósea más frecuente. Afecta en su mayoría a mujeres mayores de 50 años, aumentando su prevalencia según aumenta la edad. La osteopenia es una alteración de una gravedad leve-moderada, siendo un factor de riesgo que se suma a la osteoporosis, la edad, riesgo de caídas… etc, para el padecimiento de fracturas óseas. Causas de la osteopenia La osteopenia viene determinada por el pico máximo de masa ósea que cada individuo tiene y que se suele alcanzar a en torno a los 25-30 años. A partir de los 40 años la masa ósea va disminuyendo, habiendo un desbalance en los procesos de destrucción y producción de hueso que se producen durante toda la vida adulta, determinado por factores genéticos y la disminución de estrógenos en mujeres postmenopáusicas. Síntomas de la osteopenia La osteopenia en sí misma, como la osteoporosis, no produce síntomas claramente achacables a su padecimiento , salvo cuando se producen fracturas o microfracturas óseas. Tratamiento para la osteopenia El tratamiento de la osteopenia está basado en la indicación de realización de medidas generales como realizar ejercicio (andar, correr, nadar…) y administrar en la dieta un adecuado aporte de calcio y vitamina D. Cuando se determina analíticamente que existe déficit de estos dos componentes, el médico puede indicar un tratamiento específico según la carencia que se establezca de vitamina D y calcio en el paciente. En principio, los fármacos que se utilizan para el tratamiento de la osteoporosis no están aprobados para su uso en el tratamiento de la osteopenia, reservándose a los casos de diagnóstico de osteoporosis asociados a un aumento real de riesgo de fracturas. Pruebas complementarias del tratamiento de la osteopenia Se puede realizar una analítica de sangre con determinación de calcio, fósforo y fosfatasa alcalina, entre otros. La prueba complementaria de referencia para poder decir que un paciente tiene osteopenia es la densitometría ósea o DEXA ( Dual Energy X-Ray Absorptiometry ), prueba precisa que utiliza una mínima radiación y es un estudio rápido de realizar. Se establecen los  valores en columna lumbar y cadera, de tal manera que se indica que existe osteopenia cuando los resultados de su índice “T-score” son entre -1.0 y -2.4, desviaciones estándar en comparación a una población de referencia con una densidad mineral ósea normal. Factores de riesgo que pueden desencadenar la osteopenia Los principales factores de riesgo para el desarrollo de la osteopenia son : El déficit de estrógenos asociado a la menopausia. La edad, a partir de los 50 años sobre todo. Cuanto mayor edad tenga el individuo, más riesgo existe de que este padezca osteopenia. Antecedentes familiares de osteopenia, osteoporosis o fracturas óseas. Toma de determinados fármacos como glucocorticoides sistémicos, heparina, anticonvulsivante…etc. Padecimiento de enfermedades como hipogonadismo (testículos u ovarios no funcionales), hiperparatiroidismo, artritis reumatoide, síndrome de malabsorción, enfermedad celíaca…etc. Alimentación deficiente y alteraciones alimentarias derivadas de patologías como anorexia o bulimia. Complicaciones de la osteopenia Desarrollo de osteoporosis. Fracturas óseas, siendo más frecuentes en columna, cadera y antebrazo. Desarrollo de alteraciones biomecánicas como pérdida de altura, deformidad en la columna, dorso-lumbalgias,  etc. Prevención de la osteopenia Realización de ejercicio físico aeróbico como caminar a paso vivo, correr, montar en bicicleta o saltar, por ejemplo. Garantizar una exposición solar diaria en manos, cara y brazos al menos durante 10-15 minutos al día, dos a tres veces por semana. Evitar el consumo de tabaco. Dieta variada y que contenga suficiente aporte de calcio (1gr/día en mujeres premenopáusicas; 1.2-1.5 gr/día durante el embarazo y la lactancia y 1.5 gr/día en mujeres postmenopáusicas). Evitar tóxicos como el alcohol y un exceso de ingesta de café. Especialidades a las que pertenece la osteopenia La osteopenia puede ser valorada y diagnosticada por el médico de atención primaria, el médico reumatólogo y el traumatólogo . En ocasiones, en las revisiones ginecológicas de las paciente en edad postmenopáusica, el ginecólogo también valora realizar una densitometría para diagnosticar la influencia de este proceso fisiológico en los huesos. Preguntas frecuentes ¿Qué debe comer una persona con osteopenia? Es recomendable comer alimentos ricos en calcio como leche, quesos, yogures, yema de huevo, frutos secos, legumbres, espinacas, grelo, brócoli, acelga, cardo, col lombarda…etc. También alimentos que contengan vitamina D como el pescado azul (salmón, sardinas o caballa) ¿Qué es la osteopenia periarticular? Es la pérdida de densidad mineral ósea producida alrededor de las articulaciones. ¿Cuál es el médico especialista en osteopenia? El reumatólogo es el médico especialista en osteopenia y osteoporosis. ¿Qué diferencia hay entre la osteopenia y la osteoporosis? La diferencia entre osteoporosis y osteopenia es la cuantía o importancia de la pérdida total de masa ósea del hueso. Así, se considera osteopenia la disminución de la densidad ósea comprendida entre 1 y 2.5 desviaciones estándar por debajo del valor de referencia de la población normal, y osteoporosis una densidad ósea inferior a 2.5 desviaciones estándar respecto al pico de masa ósea en adultos sanos. ¿Qué es el reuma? El término reuma no es un término médico, es una denominación coloquial para referirse al conjunto de patologías que afectan al aparato locomotor.
Intoxicación Alimentaria
Enfermedad

Intoxicación Alimentaria

¿Qué es una intoxicación alimentaria? Una intoxicación alimentaria es una infección causada por microorganismos (bacterias, virus o parásitos), que entran en nuestro organismo a través de comida que ingerimos. También puede producirse una intoxicación por otras sustancias dañinas, como aditivos, hormonas…etc, presentes en los alimentos. Es una alteración común que puede aparecer en cualquier persona, ya sea adulta y niña, y a cualquier edad. Aunque en muchas ocasiones son alteraciones leves y autolimitadas , también se pueden dar casos de gravedad que pongan en serio peligro la vida del paciente. Tipos de intoxicaciones alimentarias Intoxicaciones por agentes infecciosos : se producen por virus, bacterias o sus toxinas y parásitos. Intoxicaciones por otros agentes químicos y metales . Causas de una intoxicación alimentaria Se han descrito más de 250 agentes diferentes que pueden producir una intoxicación alimentaria. Entre estos destacan las intoxicaciones por bacterias como la Salmonella, Listeria monocytogenes, Escherichia coli, Clostridium perfringens, Yersinia enterocolitica, Vibrio cholera e…etc. También existen virus que pueden producir una intoxicación, como el virus de la hepatitis A, virus del género Norovirus , parásitos como el Anisakis o protozoos como la Cyclospora cayetanensis . Existen otro tipo de agentes que causan una intoxicación alimentaria si están presentes en alimentos ingeridos como sustancias químicas, metales, hormonas…etc. Síntomas de una intoxicación alimentaria Pueden variar según el agente infeccioso que produce la intoxicación, pero, en general, producen síntomas como náuseas, vómitos, diarrea , que puede ser abundante y acuosa, con mucosidad o sangre. Puede existir fiebre, dolor abdominal, cansancio y fatiga. En caso de intoxicación por Clostridium pueden aparecer síntomas neurológicos Tratamiento para la intoxicación alimentaria De forma habitual se pauta un tratamiento de base para la reposición de agua y electrolitos con administración de suero oral o, si los síntomas son muy intensos y persistentes, administración de sueros intravenosos . Habitualmente se indica mantener una dieta absoluta excepto el aporte del suero durante las primeras 12-24 horas para iniciar posteriormente una dieta blanda astringente. Además, se pautan analgésicos como Paracetamol para el control del dolor y la fiebre, antiácidos para proteger la mucosa gástrica, o antiheméticos para disminuir las vómitos y náuseas. En ocasiones se pautan antibióticos para combatir determinados tipos de infecciones bacterianas. Además, se pueden tratar complicaciones o formas específicas de respuesta del organismo. Pruebas complementarias del tratamiento de una intoxicación alimentaria A parte de la exploración física con toma de constantes como la tensión arterial, el pulso, la frecuencia respiratoria y la temperatura, y además de la entrevista clínica para ayuda del diagnóstico y la búsqueda del orígen, se suele realizar pruebas complementarias como: Coprocultivo : con estudio microbiológico de las heces en búsqueda de la posible bacteria que puede producir la intoxicación. Examen microscópico en fresco de las heces : con tinciones específicas que ayudan a encontrar los microorganismos. Identificación de toxinas : de los microorganismos en heces o vómitos. Analítica de orina . Analítica de sangre . Pruebas de imagen : como radiografía de abdomen o TAC abdominal. Factores desencadenantes de una intoxicación alimentaria El factor desencadenante es la ingestión de un alimento tanto sólido como líquido, que esté contaminado por sustancias orgánicas o inorgánicas y que sean potencialmente perjudiciales para el organismo. Factores de riesgo de una intoxicación alimentaria Mujeres embarazadas. Edad: es más frecuente en niños y ancianos. Pacientes con inmunodeficiencia (defensas bajas). Manipulación, preparación o conservación inadecuadas de los alimentos. Complicaciones de una intoxicación alimentaria Deshidratación. Insuficiencia renal por deshidratación. Hipotensión. Síndrome hemolítico urémico. Parálisis muscular. Alteraciones en fetales y abortos en embarazadas. Artritis reactiva. Muerte. Prevención de la intoxicación alimentaria Evitar comer carnes, pescados, huevos o mariscos poco cocinados y/o crudos. Leche y derivados sin pasteurizar. Cocinar en adecuadas condiciones higiénicas: lavado de manos así como limpieza de la cocina y sus utensilios. Cocinar a óptimas temperaturas los alimentos. Refrigerar los alimentos adecuadamente manteniendo la temperatura del frigorífico y la cadena de frío. Meter la comida ya cocinada en torno a las dos horas posteriores de su finalización. Control veterinario según la legislación vigente de los animales de consumo. Lavado de manos frecuente, sobre todo antes y después de ir al baño y antes de cocinar o manipular alimentos Especialidades a las que pertenece la intoxicación alimentaria La intoxicación alimentaria puede diagnosticarse y tratarse por el médico de atención primaria, por los especialistas de los servicios de urgencias hospitalarias, médicos internistas, y los especialistas en aparato digestivo o en enfermedades infecciosas. Preguntas frecuentes: ¿Cuál es la intoxicación alimentaria más frecuente? En la época invernal es frecuente que haya picos de infecciones víricas y, en verano y principios de otoño, es frecuente la aparición de brotes provocados por bacterias, sobre todo por salmonelosis o por infección de Escherichia coli ( E coli ). ¿Qué es la salmonelosis? La salmonelosis gastrointestinal es una de las enfermedades de transmisión alimentaria más frecuente , producida por una bacteria ( Enterobacteria ), que se adquiere por ingestión de comida o bebida contaminada por vía oral, o por contacto con animales o mascotas infectados por la bacteria o por transmisión de persona a persona (oro-fecal). ¿Cuál es la intoxicación alimentaria más peligrosa? Aunque casi todas las intoxicaciones alimentarias pueden desarrollar complicaciones graves que pongan en peligro la vida del paciente, sobre todo en aquellos con patologías de base de gravedad, la toxiinfección por Clostridium con afectación neurológica importante puede considerarse de las intoxicaciones alimentarias más graves. ¿Qué es el anisakis? El Anisakis o Anisakiasis es una enfermedad parasitaria causada por la ingesta de pescado crudo que contenga las larvas de un parásito llamado Anisakis simplex. se produce cuando se ingieren especies de peces o mamíferos marinos infectados, crudos o poco cocidos, contaminadas por el  gusano Anisakis simplex, que parasita la pared gástrica y puede producir en el hombre una infección gastrointestinal o  reacciones alérgicas . ¿Qué es la intoxicación botulínica? Es la toxiinfección alimentaria producida por ingesta de una comida infectada por la toxina producida por la bacteria Clostridium Botulinum . Habitualmente por consumo de conservas en mal estado y en algunos casos por marisco contaminado, también en salazones y ahumados.
Anorexia Nerviosa
Enfermedad

Anorexia Nerviosa

¿Qué es la anorexia nerviosa? La anorexia nerviosa o, anorexia, como se la denomina comúnmente, es un trastorno de desorden alimentario cuya principal característica recae en tener un peso extremadamente bajo (por debajo de lo que se considera saludable), a consecuencia de la propia restricción alimentaria del individuo por miedo a engordar. La persona anoréxica tiene una percepción distorsionada de su peso y su cuerpo, lo que la lleva a evitar el aumento de peso, ingiriendo menos cantidad de comida, provocando el vómito después de comer, o tomando laxantes o diuréticos. La anorexia es una enfermedad común grave que, aunque puede presentarse a cualquier edad, es más frecuente en mujeres adolescentes de clase social media y media-alta, también es común en bailarinas, gimnastas y modelos. Tipos de anorexia Existen dos tipos distintos de anorexia: Tipo restrictivo : es una anorexia o bajada drástica de peso ocasionada por la restricción de comidas y la realización intensa de ejercicio. Tipo bulímico : también denominado purgativo o compulsivo. La reducción de peso se consigue provocando vómitos o ingiriendo laxantes después de darse atracones de comida. Causas de la anorexia nerviosa La anorexia nerviosa puede desencadenarse por la combinación de diferentes factores genéticos, psicológicos y socioculturales como: Depresión. Ansiedad. Obesidad. Pérdidas afectivas. Trastorno obsesivo compulsivo. Insatisfacción personal o corporal. Sucesos traumáticos. Sentimiento de perfeccionismo. Antecedentes familiares. Cultura del país con respecto a los patrones de belleza. Presión por parte de grupos sociales. Síntomas de la anorexia nerviosa Los síntomas de la anorexia a menudo pueden pasar desapercibidos durante bastante tiempo porque el propio enfermo los trate de ocultar. Algunos síntomas físicos presentados son: delgadez extrema, cansancio, mareos, desmayos, ausencia de menstruación, piel seca, dolor de abdomen , presión arterial baja, deshidratación, sensación de frío constante, callosidades en los nudillos por la provocación de los vómitos, anemia, estreñimiento, caída del cabello, problemas dentales y arritmias, entre otros. En cuanto a los síntomas emocionales y de conducta, puede presentarse un régimen estricto o saltarse las comidas poniendo excusas, preocupación por los alimentos, sobre todo los de alta carga calórica, mentir acerca de la comida, acudir al baño siempre inmediatamente después de comer para provocar los vómitos, miedo a engordar, quejarse del aspecto y peso, distorsión de la imagen corporal , irritabilidad, tristeza , falta de apetito sexual, vestirse con muchas capas de ropa, mirarse continuamente al espejo, aislamiento social, baja autoestima…etc. Tratamiento de la anorexia nerviosa El tratamiento más urgente de la anorexia nerviosa es la r ealimentación para intentar alcanzar cuanto antes un aumento del peso (es posible que se necesite una sonda nasogástrica para recibir los alimentos). Educación nutricional para volver a coger buenos hábitos alimenticios y tratar de recuperar la normalidad biológica en los indicadores sanguíneos y regreso de la menstruación. Posteriormente, se tratan de resolver los problemas psicológicos con un psicoterapeuta o grupo de apoyo. Es un proceso largo, ya que primero hay que hacer entender al paciente que tiene una enfermedad y luego proceder a mejorar su autoestima y el resto de problemas psíquicos que se presenten. Si la desnutrición o los desórdenes psíquicos son graves, se debe hospitalizar al paciente para controlar los signos vitales, la deshidratación y otras afecciones, aunque el tratamiento continúe después en el domicilio. También pueden prescribirse algunos medicamentos antidepresivos como parte de ayuda complementaria al tratamiento. Pruebas complementarias de la anorexia nerviosa Algunas pruebas son determinantes para el diagnóstico y ayudan a determinar si existen otras complicaciones derivadas de la anorexia: Análisis de sangre con hemograma completo: para hacer un recuento de la células sanguíneas, medir la cantidad de albúmina y electrolitos, y comprobar la función hepática, renal y tiroidea. Análisis de orina. Evaluación psicológica. Radiografías o pruebas de densidad ósea. Electrocardiografía. Factores desencadenantes de la anorexia nerviosa Algunos de los factores que pueden desencadenar la anorexia nerviosa son el exaltamiento de la delgadez en la mujer que promueve l a cultura occidental y la presión de determinados grupos sociales , algunos actos, como ponerse a dieta, cambiar de casa o de instituto, terminar una relación sentimental, la muerte de un familiar y el estrés emocional. Factores de riesgo de la anorexia nerviosa Las niñas y mujeres adolescentes son más propensas a sufrir esta enfermedad. El paciente que haya tenido un pariente que ha sufrido anorexia en alguna ocasión, corre más riesgo de padecerla por los cambios en los genes específicos y, si ya se ha padecido anorexia previamente o no se reconoce el problema, también es más fácil sufrir recaídas. Complicaciones de la anorexia nerviosa La anorexia puede tener muchas complicaciones, algunas de ellas especialmente graves: No reconocer la enfermedad y convertirla en un estilo de vida. Disminución de glóbulos blancos y aparición de infecciones. Pérdida del conocimiento. Arritmias. Convulsiones. Deshidratación. Debilitamiento de los huesos. Caries dental. Fallecimiento. Prevención de la anorexia nerviosa Algunas recomendaciones útiles para prevenir la anorexia son: Tener buenos hábitos alimentarios: comer siguiendo unos horarios preestablecidos, hacerlo sentado…etc. No aislarse socialmente. Mantener la comunicación con la familia. Evitar mirarse al espejo con frecuencia. Eludir la báscula y pesarse constantemente. Acudir a psicoterapia individual, familiar o con grupos de apoyo. Especialidades a las que pertenece la anorexia nerviosa El diagnóstico y tratamiento de la anorexia nerviosa es multidisciplinar, normalmente es realizado de forma coordinada por la los especialistas en medicina familiar, medicina interna, psiquiatría, psicología, endocrinología y ginecología. Preguntas frecuentes: ¿Cuáles son los tipos de anorexia? En los tipos de anorexia nerviosa se puede diferenciar un subtipo restrictivo , en el cual el enfermo disminuye de peso mediante dietas, una restricción alimentaria y la realización de ejercicio físico intenso o, un subtipo bulímico , compulsivo o purgativo, en el que el enfermo recurre a atracones de comida para después desprenderse de lo comido provocándose vómitos o tomándose laxantes. ¿Qué tipo de enfermedad es la anorexia? La anorexia es un trastorno de la conducta alimentaria, habitualmente con origen neurótico o psiquiátrico. ¿Cuáles son las principales causas de la anorexia? Las principales causas de la anorexia tienen un origen psicológico (trastornos obsesivos, depresión, insatisfacción personal…), s ociocultural (patrones de belleza establecidos en países occidentales y presión de grupos sociales a los que pertenece el individuo) y/o genético (antecedentes en familiares de primer grado). ¿Qué es la anorexia nerviosa purgativa? La anorexia nerviosa purgativa consiste en darse atracones de comida para posteriormente purgarse o eliminar los alimentos ingeridos mediante la toma de diuréticos, laxantes o la provocación auto inducida de vómitos. ¿Qué es la bulimia? La bulimia es un trastorno de la conducta alimentaria consistente en la toma recurrente y descontrolada de grandes cantidades de comida (atracones), que después provocan en el enfermo un fuerte sentimiento de vergüenza o culpabilidad , derivando en la auto provocación de vómitos o la toma de laxantes para tratar de eliminar los alimentos y calorías ingeridos.  
Hipoglucemia
Enfermedad

Hipoglucemia

¿Qué es la hipoglucemia? La hipoglucemia es una bajada de la cantidad de azúcar en la sangre por debajo de 60 mg/ml. En los recién nacidos son más frecuentes en los niños pretérmino, llegando a ser hasta del 14% de los casos. En los niños a término suele darse como mucho en un 7%. Las hipoglucemias en los diabéticos son más frecuentes en pacientes con insulina o secretagogos que con otros tratamientos hipoglucemiantes. Es una situación urgente de revertir ya que es grave porque puede poner en peligro la vida del individuo. Causas de la hipoglucemia La causa principal de la hipoglucemia es la alteración hormonal a nivel de hipófisis y tiroides . También se puede producir en pacientes normales sin alteraciones hormonales por causa de falta de alimento, exceso de ejercicio , o descarga insulínica en el páncreas. Síntomas de la hipoglucemia Los síntomas son: malestar, cansancio, adormecimiento, temblor, sudoración profusa, palpitaciones, mareos, visión borrosa, dolor de cabeza, convulsiones y trastorno del comportamiento. Tratamiento para la hipoglucemia El tratamiento para la hipoglucemia es dar azúcar de forma rápida. Se puede dar un producto azucarado como pueden ser los zumos de frutas , o también se puede dar directamente un sobre de azúcar disuelto en un vaso de agua. En casos muy difíciles de revertir y en pacientes diabéticos, puede ser necesario darles Glucagón mediante inyección subcutánea. Pruebas complementarias del tratamiento de la hipoglucemia La prueba complementaria será la determinación de glucosa en sangre capilar, hasta normalización de la misma, cada media hora. Factores desencadenantes de la hipoglucemia Los factores desencadenantes de la hipoglucemia son la falta de aporte de hidratos de carbono en la dieta , o el exceso de insulina en la sangre. Factores de riesgo de la hipoglucemia Son factores de riesgo para sufrir hipoglucemia en los pacientes en tratamiento con insulina y con secretagogos como Repaglinida y Glibenclamida . Los largos periodos de ayuno sin ingesta de hidratos de carbono , el periodo neonatal en niños pretérmino que tienen más problemas en regular hormonalmente sus niveles de glucemia, y también en niños a término en especial si son hijos de madres diabéticas. Complicaciones de la hipoglucemia Daños neurológicos. Convulsiones. Pérdida de conocimiento. Coma. Prevención de la hipoglucemia No realizar ejercicio en ayunas. Ingesta adecuada de hidratos de carbono. Control capilar de glucemia. Especialidades a las que pertenece la hipoglucemia En el caso de hipoglucemias neonatales se trata de control con pediatras neonatólogos, en el resto de casos, se controla por el endocrino. Preguntas frecuentes: ¿Qué es la hipoglucemia en bebés? La hipoglucemia en bebés es la bajada de azúcar que se puede producir en los recién nacidos, más frecuente en niños prematuros, en niños nacidos a término que presentan madres diabéticas en el embarazo, y en niños con retraso en el crecimiento intrauterino. ¿Qué puede ocasionar la hipoglucemia? Las hipoglucemias se producen por el exceso de insulina o por la falta de hidratos de carbono. En personas con tratamiento con insulina o fármacos secretagogos (fármacos que producen la secreción de insulina), se pueden producir hipoglucemias. En los neonatos que no tienen aún una buena regulación hormonal también se produce por parte del organismo un exceso de insulina que es la que causa la hipoglucemia. Las personas que tienen largos periodos de ayuno pueden presentar una hipoglucemia por falta de ingesta. ¿Qué diferencia hay entre hiperglucemia e hipoglucemia? Las hiperglucemias son valores por encima de lo normal de azúcar en sangre (son niveles normales entre 70 y 129 mg/dl). La hipoglucemia son valores por debajo de lo normal de azúcar en sangre . Para tener síntomas de hipoglucemia, la glucosa deberá de estar por debajo de 60 mg/dl. ¿Cuáles son los niveles normales de azúcar en sangre? Los niveles normales de azúcar en sangre son diferentes antes y después de la ingesta, así, en ayunas se consideran normales niveles de entre 70 y 128 mg/ml, por encima de estas cifras se habla de hiperglucemia, cuando se ha consumido alimento se considera que a las dos horas de haberlo ingerido los niveles de azúcar deben estar por debajo de 140 mg/ml ¿Qué es la hipoglucemia reactiva? La hipoglucemia reactiva o hipoglucemia postprandial es la que se produce unas cuatro horas después de comer y no necesita un tratamiento especial, salvo el regular la ingesta de alimentos. Suele ser suficiente con no comer alimentos azucarados con el estómago vacío y  hacer cinco comidas al dia.