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Causas y Tratamientos de la Pérdida de Peso
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Causas y Tratamientos de la Pérdida de Peso

Si bien es cierto que muchas personas luchan para frenar su aumento de peso a lo largo de los años o en un momento concreto de su vida, también existe otra situación contraria en la que alguien puede experimentar una disminución de peso involuntaria y de forma gradual o repentina . Esta situación no es inusual en adultos ya que representa el 1,3-3% de los pacientes hospitalizados en Medicina Interna y el 13% de las personas mayores en consulta ambulatoria. ¿Qué se conoce como pérdida de peso involuntaria? Cuando una persona no está realizando ninguna dieta de pérdida de peso ni ha experimentado fluctuaciones importantes de peso previamente y, sin causa aparente, pierde el 5% de su peso corporal normal en un período de seis a 12 meses o en un período inferior, se considera que dicha pérdida es clínicamente importante ya que se asocia con un incremento de la morbimortalidad. Si es tu caso, te recomendamos acudir a tu médico para que realice las pruebas diagnósticas adecuadas para valorar su etiología y actuar en base a sus causas. No obstante, a continuación, te detallamos más información acerca de los principales factores que pueden provocar una disminución de peso y sus posibles tratamientos. Causas de la pérdida de peso Ante una disminución de peso relevante, debemos plantearnos qué factor o factores influyen en ella ya que en la mayoría de los casos no hay una única causa. Las principales causas son: Orgánica. Psiquiátrica. Farmacológica. Idiopática (de causa desconocida). Psicosocial (cuando la ingesta dietética es inadecuada, deben investigarse factores como la falta de recursos económicos para obtener alimentos). Fisiológica debidas al envejecimiento (sequedad de boca, pérdida de piezas dentarias, alteración del gusto, etc.) En la siguiente tabla se recogen de forma más específica estas causas y algunas de sus enfermedades asociadas : Orgánica Enfermedades gastrointestinales: malabsorción intestinal, celiaquía, enfermedad de Crohn, úlceras pépticas, otras patologías que cursen con diarreas crónicas. Neoplasias: gastrointestinales, hepáticas, renales. Enfermedades infecciosas crónicas: VIH, tuberculosis, virus de hepatitis C, infecciones pancreáticas y pulmonares. Enfermedades pulmonares: EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Enfermedades neurológicas: Parkinson, ACV (accidente cerebrovascular), ictus, ELA (esclerosis lateral amiotrófica). Enfermedades endocrinas: hipertiroidismo, alteraciones de las glándulas suprarrenales, diabetes mellitus. Enfermedades cardíacas: insuficiencia cardíaca grado III-IV. Enfermedades renales: insuficiencia renal aguda. Psiquiátrica Depresión. Estrés agudo. Ansiedad. Fase maníaca del trastorno bipolar. Psicosis paranoide. Anorexia nerviosa. Farmacológica Uso de drogas de forma crónica: alcohol, marihuana, opiáceos   anfetaminas, cocaína. Fármacos: anticomiciales, uso excesivo de laxantes, quimioterapia, antipsicóticos, antitiroideos, hipoglucemiantes e insulinas, fármacos utilizados en insuficiencia cardíaca y Parkinson, algunos productos de herboristería. Manejo diagnóstico de la pérdida de peso Para conocer los factores que pueden estar condicionando la pérdida de peso, es muy importante que el especialista realice una correcta anamnesis del caso para conocer el historial de la persona y hacer las pruebas diagnósticas oportunas que permitan realizar un correcto diagnóstico y, en base a éste, pactar un tratamiento adecuado El abordaje diagnóstico inicial se debe hacer en Atención Primaria (AP) con el objetivo de determinar si existe alguna patología orgánica grave o si la causa es psicológica o de causa desconocida . En todo caso, el diagnóstico debe comprender los siguientes aspectos: Anamnesis detallada : en ella, se deben recoger datos como el historial de peso y sus fluctuaciones en de los últimos años así como la intencionalidad de perder peso o dietas hechas anteriormente. También se debe realizar una valoración del estado nutricional a través de un registro de ingestas y de actividad física habitual , así como evaluar si existe una pérdida del apetito y la causa que la ha originado. En la mayoría de las veces, hay asociados estados de depresión (debido a la pérdida de familiares, rupturas sentimentales, etc.), ansiedad o estrés que comportan una pérdida de apetito. En estos casos el médico debe derivar al paciente al psicólogo o psiquiatra para que establezca un tratamiento que restaure la normalidad psicológica y la persona pueda recuperar su peso habitual. En esta anamnesis también es importante tener en cuenta las características de dos grupos de población con situaciones especiales: En las personas mayores es muy frecuente el deterioro cognitivo y la depresión , así como un uso crónico de medicación. Además se deben tener en cuenta los aspectos psicosociales (falta de recursos económicos) y fisiológicos (dificultad para tragar, falta de piezas dentales, etc.) que pueden conllevar una alimentación deficitaria Durante la adolescencia, se pueden desarrollan trastornos del comportamiento alimentario (anorexia, bulimia, etc.) que pueden dar lugar a una pérdida excesiva y descontrolada de peso. En estos casos es imprescindible el abordaje psicológico para su tratamiento. Analítica básica incluyendo: bioquímica de sangre con glucosa, función renal y hepática, electrolitos e iones calcio y fósforo, reactantes inespecíficos (proteína C reactiva y velocidad de sedimentación globular), lactato deshidrogenasa, albúmina, TSH, serología para VIH, test de sangre oculta en heces y bioquímica de orina. Exploraciones generales : estado general de la persona (incluyendo sensaciones de cansancio o astenia), y exploración de piel y otros órganos: sistema ocular, otorrino, cavidad oral, tiroides, estado cardiopulmonar, abdominal, neurológico, músculoesquelético y exploración de mama o próstata si fuera necesario Pruebas complementarias (mediante aparatos de diagnóstico por imagen): radiografía de tórax, ecografía abdominal, tomografía computarizada (TC) torácica, abdominal o craneal, colonoscopia, endoscopia, mamografía, Tratamiento de la pérdida de peso El tratamiento a seguir debe ser prescrito en base a la causa que ha originado la disminución de peso , por lo que se puede considerar que la terapia puede ser farmacológica, psicológica o nutricional. Si la causa es desconocida o el peso es consecuencia de un mal estado de nutrición sin causa psicológica ni orgánica, podemos llevar a cabo una alimentación hipercalórica que nos permita restaurar un peso saludable. ¿Cuáles son las bases de una alimentación para ganar peso de forma saludable? Estructurar la ingesta de alimentos en diferentes tomas durante el día según el apetito de cada persona. No es necesario que en cada comida principal haya mucho volumen o cantidad de comida en el plato: lo importante es comer alimentos saludables con elevada densidad calórica como las grasas saludables presentes en frutos secos, aceite de oliva o aguacate. Evitar alimentos hipercalóricos poco saludables: productos de bollería, postres azucarados, alimentos precocinados con grasas saturadas (pizzas, empanadas, etc.), patatas chips, refrescos azucarados, etc. Consumir alimentos vegetales como frutas y verduras, que deberían estar presentes cinco veces al día. Realizar una adecuada ingesta de proteínas (en torno a los 1.2 gr de proteínas/Kg de peso corporal) ya sea de origen animal (pescados, carnes, huevo) como de origen vegetal (lentejas, garbanzos, alubias, etc.) Incluir cereales integrales y féculas en la mayoría de ingestas del día: pan integral, copos de avena, arroz integral, pasta, quinoa, patata o boniato. Tomar los lácteos enteros (leche, yogures y quesos). Enriquecer los platos con frutas desecadas, frutos secos, aguacate, aceite de oliva, leche en polvo (en purés), aceitunas, pan rallado o huevo rallado. Se puede beber, además de agua, batidos de frutas enteras con leche. Por último, y no menos importante, es indispensable llevar a cabo unos hábitos de ejercicio físico que nos permitan mantener una adecuada proporción de masa muscular y masa grasa. Por ello es necesario combinar actividades aeróbicas con ejercicios de fuerza muscular correctamente pautados por un profesional de la actividad física.
Trucos Para Superar Airosa la Menopausia
Artículo especializado

Trucos Para Superar Airosa la Menopausia

Sofocos, disminución de la libido, irritabilidad… ninguna mujer querría pasar por eso y, de hecho, no siempre se experimentan todos los síntomas ni de la misma manera. Pero todas, antes o después, llegaremos a la menopausia. Por tanto, en lugar de lamentarnos, tratemos de aceptarla y conocerla. Cuanto más sepamos sobre los cambios que vamos a experimentar en la menopausia, mejor podremos afrontarlos y combatirlos. Cese de la menstruación La menopausia es un proceso biológico , como lo fue la adolescencia, etapa de transición entre dos estados hormonales distintos que tendrá efectos físicos y emocionales variados en cada mujer. Se produce cuando cesa la función ovárica en la mujer, algo que sucede alrededor de los 50 años . La consecuencia del fallo ovárico es la desaparición de las reglas, pero a nivel fisiológico afecta desde dos puntos de vista: por un lado, el ovario agotado deja de producir óvulos, con lo que finaliza la edad reproductiva y, por otro, deja de fabricar estrógenos, y es ese déficit de estrógenos el responsable de toda la sintomatología de la menopausia. Síntomas Hay mujeres que no refieren ningún síntoma, y el tránsito a ese “nuevo estado hormonal” se produce progresivamente. Pero la mayoría experimenta algunos cambios que se pueden clasificar según sean: Síntomas vasomotores : es el síntoma más popular y más llamativo, formado por un cuadro agudo de vasodilatación cutánea, con sensación de calor que viene del interior del cuerpo, ascendiendo del abdomen o tórax a la cara, con rubor y sudoración en ocasiones. Son los llamados sofocos, y pueden darse antes de que desaparezca la menstruación, cuando las reglas se retrasan, y permanecer durante un periodo variable. Frecuentemente son más intensos el primer año y van decreciendo en intensidad de forma progresiva. Síntomas locales : son más progresivos pero que tarde o temprano todas las mujeres los acusan. A nivel de la mucosa vulvar y vaginal el déficit estrogénico tiene como consecuencia adelgazamiento y deshidratación, lo cual provoca atrofia, sequedad, pérdida de elasticidad y, por lo tanto, dolor o molestia con las relaciones sexuales y picor. Esta atrofia afecta a todo el sistema genitourinario provocando también síntomas urinarios, más propensión a cistitis, disminución de la capacidad vesical con lo que aumenta la frecuencia urinaria o se han de levantar por la noche a orinar, y si hay tendencia a la incontinencia urinaria con los esfuerzos ésta se acentúa, igual que si había un poquito de prolapso de la vejiga o el útero, al debilitarse los tejidos también suele empeorar. Síntomas generales : algunos más evidentes, como cambios de humor o del estado de ánimo, con tendencia a la irritabilidad, ansiedad o depresión. Disminución de la líbido, alteraciones del sueño… Por suerte, no afectan a todas las menopáusicas. Otros no tan palpables, pero que afectan silenciosamente : en el momento en que dejamos de tener estrógenos se acelera el proceso de descalcificación progresiva del hueso que lo debilita y aumenta el riesgo de fractura, se llama osteoporosis. Y simultáneamente dejamos de beneficiarnos del efecto protector que tenían los estrógenos sobre el sistema cardiovascular equiparándonos a los hombres en incidencia de infarto, angina, hipertensión… Suena muy poco glamuroso visto así, y ninguna de nosotras quisiera tener que pasar a ese nuevo estado. Pero hay que asumirlo como una nueva etapa y centrarnos en todo lo que podemos hacer para sobrellevarlo de la manera más digna y saludable posible y encararlo positivamente. Trucos para llevarlo lo mejor posible Estas son mis recomendaciones generales para todas las mujeres postmenopáusicas, y las premenopáusicas, que todavía tienen más margen de maniobra para anticiparse a los cambios: Evita el sobrepeso : al entrar en la menopausia el metabolismo se organiza diferente y es muy frecuente ganar algo de peso, así que deberemos vigilar más que nunca nuestra dieta y nuestros hábitos para mantener un peso adecuado. De esta manera contribuimos a mantener a raya los problemas cardiovasculares y evitaremos la sobrecarga de las articulaciones aliviando o evitando los dolores articulares, que son frecuentes en las menopáusicas. Dieta adecuada: más que nunca debemos ser cuidadosas con lo que comemos, favorecer un aporte adecuado de calcio con lácteos, cereales, frutos secos y semillas para evitar la osteoporosis. Disminuir la ingesta de grasas animales para contrarrestar el aumento inevitable de los niveles de colesterol que conlleva la edad y evitar el sobrepeso. No abusar de la sal, que será un factor de riesgo más de hipertensión, y asegurarnos un aporte suficiente de vitaminas. Ejercicio físico : previene la hipertensión y la diabetes, y es importante para mantener la forma física, la densidad de los huesos y bajar los niveles de colesterol “malo”. Nos ayudará a evitar ese incremento de peso muchas veces inherente a este estado hormonal nuevo. Además, en la postmenopausia cambia la distribución de la grasa corporal asemejándonos más al patrón masculino: la grasa se acumula más en el abdomen y cintura, y menos en caderas y nalgas… ¡No queremos eso!, y la única forma de mantener la línea femenina será haciendo algo de ejercicio físico. Ejercita también la musculatura del suelo pélvico: los ejercicios de Kegel o los abdominales hipopresivos son el tratamiento de la incontinencia urinaria de esfuerzo leve que puede empezar a manifestarse en esta fase. Tomar el sol , sin excesos: las radiaciones solares son nocivas, pero para el mantenimiento de la densidad ósea es necesaria la vitamina D que obtenemos de la luz solar. Se recomiendan 15 minutos diarios, que mejor si los hacemos coincidir un paseo al aire libre, que nos hará segregar endorfinas para combatir la tendencia a la ansiedad y depresión, más frecuente en la menopausia. Hidratación : bebe suficiente líquido para mantener una buena función renal y contrarrestar la sequedad de la piel y las mucosas que tarde o temprano todas notaremos. Y también incide en la hidratación vaginal, pues la atrofia que conlleva la menopausia provoca dolor con las relaciones sexuales, y con la disminución de la líbido que, a menudo, se asocia suman un “pack” que favorecerá la reducción de la cantidad y calidad de las relaciones y a empeorar la atrofia (las mujeres que mantienen una vida sexual activa y frecuente se atrofian mucho menos). Para mejorar este aspecto hay variedad de cremas y aceites hidratantes y lubricantes que se convertirán en esenciales. Mantén un buen estado de ánimo : el cataclismo hormonal pasa factura y puedes estar más irritable, susceptible, decaída, con baja autoestima… Es importante hablarlo con tu familia, que ellos sepan cómo te sientes favorece empatizar y comprender. El ejercicio, pasar tiempo al aire libre, tener vida social, mantener costumbres saludables en definitiva, te hará sentir mejor. Y sin lugar a dudas evita hábitos no saludables : tabaco, alcohol y cafeína en exceso no ayudan y contribuyen a la osteoporosis y a los sofocos. Estos consejos deberían ser norma universal para todas nosotras , pero hay veces que no es suficiente y hace falta un tratamiento médico. A ese respecto me gustaría romper una lanza a favor del desprestigiado tratamiento hormonal:  no se puede recomendar en todos los casos, pero hay mujeres que lo necesitan y se pueden beneficiar mucho de sus efectos. Si tu ginecólogo lo recomienda no lo rechaces sin tener la información necesaria. Sobre el tratamiento hormonal sustitutivo En la década de los 90 se puso de moda la administración de hormonas a todas las mujeres menopáusicas como si fuese el elixir de la eterna juventud, y se vio que, en función del contexto, dosis y duración del tratamiento, aumentaba el riesgo de sufrir cáncer de mama, de ovario, tromboembolismos… en las mujeres tratadas más de 10 años. Ante este hecho nos pasamos al extremo contrario y se dejó de tratar a muchas mujeres a las que les hacía falta. Y los extremos nunca son buenos. Este tratamiento consiste en administrar los estrógenos (y progesterona si es necesaria) que nuestros ovarios han dejado de fabricar, y es el único tratamiento altamente efectivo para paliar los sofocos, además de contribuir al mantenimiento de la masa ósea, la líbido y la salud cardiovascular. La recomendación actual es que hay que tratar a las mujeres con menopausia precoz y a todas aquellas a las que los síntomas de la menopausia merman su calidad de vida, siempre bajo control médico , a la mínima dosis efectiva y por un tiempo limitado. Con esas consideraciones este tratamiento es seguro y beneficioso. Otro nivel en el que los estrógenos son altamente efectivos es si se aplican de forma tópica vaginal para pacientes con atrofia. En este caso el efecto es local, la absorción sistémica prácticamente nula y, por tanto, muy seguros. No todas las pacientes sufren el mismo grado de atrofia ni les afecta de la misma manera, pero para las que las cremas hidratantes no las conforten suficientemente, los tratamientos con pomadas de estrógenos y el láser son la alternativa. En su lugar… Existen tratamientos fitoterápicos como las isoflavonas de soja, la cimicífuga racemosa, el trébol rojo, la salvia o el lúpulo, de los que no existe suficiente evidencia científica sobre su efecto en el manejo de los síntomas de la menopausia, pero pueden ser una alternativa para las mujeres que no quieren o no pueden tomar el tratamiento hormonal, ofreciendo un alivio leve en la frecuencia y/o intensidad de los sofocos por lo que pueden resultar útiles en algunas ocasiones.
Cómo Eliminar el Anisakis
Artículo especializado

Cómo Eliminar el Anisakis

Sin duda el pescado es un alimento muy interesante para el consumo humano, por su contenido nutricional. Sin embargo también puede ocasionar problemas de salud, por el riesgo asociado que conlleva la presencia de ciertos contaminantes. La infestación de parásitos como el anisakis es uno de ellos. Según los últimos datos, en España hasta un 36% del pescado tiene anisakis, especialmente el que viene del cantábrico (50%) y siendo más raro el del Mediterráneo (6%).    ¿Qué es el anisakis? El anisakis simplex, conocido comúnmente con el nombre de anisakis, es un parásito , en concreto, un gusano nematodo que mide hasta 3 cm de largo y un poco menos de 0,1 mm de diámetro, es blanquecino y casi transparente . En su etapa adulta habita en los mamíferos marinos (ballenas, delfines, focas…), reproduciéndose en su interior y liberando al mar sus huevos a través de las heces, lo que conlleva que llegue en a la cadena alimentaria de otros peces y, por tanto, al consumo humano. En los humanos la parasitación se limita a la infección por la larva y no continua su desarrollo en el interior de nuestro organismo, ya que lo elimina tras sufrir las secuelas de la infección. Cuando una persona se alimenta de un pescado contaminado con anisakis, se produce lo que médicamente se conoce con el nombre de anisakiasis , que es capaz de producir las siguientes reacciones: Gastroenteritis:  puede empezar hasta uno o dos días después de haber comido el pescado contaminado. Síntomas: dolor de estómago, vómitos, náuseas, diarrea, estreñimiento… y en casos graves obstrucción intestinal. No suele dar fiebre. Alergia: empieza minutos o, como mucho, horas después de comer el pescado. Puede quedarse en una leve urticaria o complicarse, llegando a casos extremos con un shock anafiláctico. También es posible una combinación de ambos cuadros : síntomas gástricos y después urticaria. Medidas preventivas y dietéticas La prevención es la principal medida dietética para hacer frente al parásito. No todo el pescado está igual de contaminado, sino que el parásito suele concentrarse en la ventresca y zona abdominal , mientras que escasea en la cola. También es importante conocer qué pescados presentan mayor riesgo: Los pescados más comúnmente contaminados (de más de 65 cm) son: merluza, besugo, bacaladilla, pescadilla, gallineta, bacalao, jurel, abadejo… Los que no requieren calor en su preparación y se consumen crudos, ahumados, marinados, en vinagre, en salazón como: boquerón, salmón, anchoa y sardina. Los cefalópodos : pulpo, sepia y calamar. Los crustáceos : langostinos, gambas, cangrejos y langostas. El riesgo es mínimo con los bivalvos como: mejillones, almejas, ostras… No tienen anisakis los peces de agua dulce como: truchas, percas, carpas… El principal enemigo del anisakis es la temperatura. Por eso, se recomienda mantener el pescado en una congelación prolongada durante cinco días a -20˚C o bien someterlo a cocciones que superen los 60ºC para asegurar la muerte del parásito. ¿QUÉ PASA CUANDO COMPRAMOS PESCADO PREPARADO O COMEMOS FUERA? La legislación europea y española obliga a que los productos de la pesca no se pongan a la venta con parásitos visibles. En España, en concreto, se exige a los establecimientos que sirven comida a los consumidores finales o a colectividades o que elaboran estos productos para su venta al consumidor final, garantizar que los productos de la pesca para consumir crudos o tras una preparación que sea insuficiente para destruir los parásitos, hayan sido previamente congelados en las condiciones mencionadas antes. Si no dispone de esta información, el consumidor siempre la puede solicitar. El control de la temperatura siempre es más fácil en el caso de la congelación. En el caso de comprar pescado congelado, es mejor ultracongelado porque se eviscera en alta mar y la posibilidad de parasitación es menor. Para asumir una temperatura positiva es más difícil su control, sobre todo porque en muchas ocasiones no disponemos de un termómetro que nos informe sobre la temperatura. Por este motivo conviene tener en cuenta algunas recomendaciones fundamentales para cocinarlo de manera segura: Pescado al horno. Si queremos asar una pieza entera, se debe cocinar a 200ºC durante 20 minutos por cada kilo de pescado. Para saber si está cocinado, se debe girar ligeramente la cabeza del pescado, y si ésta se desprende con facilidad de la espina central con la que se une al cuerpo, significa que el interior del ejemplar ha superado los 60ºC y ya está cocinado. Pescado a la parrilla. Se debe abrir la pieza por la mitad, a una alta temperatura colocándolo sobre un foco directo de brasa. Se regula la distancia en función del tamaño del pescado: cuanto mayor sea el tamaño, alejarlo más de la fuente de calor. De esta manera se evita que se cocine en exceso el exterior y quede crudo el interior. El pescado está cocinado cuando la espina adquiere un color blanquecino y se separa con facilidad de su carne. Pescado a la plancha. Mediante dicha técnica las porciones de pescado se incorporan directamente en la superficie lisa de la plancha con elevada temperatura, superior a 150°C. No es necesario incorporar mucha grasa, sino que un toque de aceite será suficiente para un cocinado rápido. Cuanto más gruesas sean las piezas, menos temperatura tendrá la plancha, así evitamos que se cocine demasiado por fuera dejando crudo el interior. La manera de comprobar si el pescado está cocinado y ha superado los 60ºC es presionarlo y observar si las láminas de las que se compone se separan con facilidad. Si es así, significa que ya está hecho. Pescado empanado o rebozado y frito. De todas las técnicas culinarias, ésta es la que presenta más dificultades para saber si la carne está hecha dado el grosor del empanado o rebozado, ya que puede ocurrir que la superficie esté dorada y el interior quede crudo. La temperatura del aceite no debe estar demasiado alta. La mejor manera de asegurarse es dar a todas las tajadas el mismo tiempo de cocción: unos cinco minutos por cada lado, a una temperatura de 170ºC. La práctica cada vez más extendida de destripar los pescados en alta mar y arrojar sus vísceras al agua, y la moda del consumo de pescado crudo o poco cocinado como en el sushi hacen que sea un tema actual en nuestra sociedad. Pero por ello no debe ser motivo de prescindir su consumo dado que el pescado ofrece un valor nutricional muy importante para la salud humana. Presenta un contenido nutricional muy completo siendo una fuente importante de ácidos grasos omega 3, indispensables para la prevención de enfermedades cardiovasculares y la respuesta inflamatoria. También aporta proteínas de alto valor biológico y un contenido significativo en minerales como: calcio, yodo y selenio .  Deberíamos aportarlo al menos entre dos y tres veces por semana.
Las Propiedades del Ajo
Artículo especializado

Las Propiedades del Ajo

A pesar del uso frecuente del ajo en la cocina de numerosas culturas, como la mediterránea, su importancia nutritiva en la dieta cotidiana es prácticamente insignificante. Esto se debe fundamentalmente a su empleo como saborizante en pequeñas cantidades y no como alimento. Descubramos más acerca de este bulbo. ¿Qué sabemos del ajo? Esta planta, de nombre botánico Allium sativum , es un bulbo perteneciente a la familia de las Liliaceae al igual que la cebolla, el puerro, la cebolleta y la charlota; todas ellas de característico aroma y sabor un tanto fuerte y picante.   El ajo es cultivado desde tiempos inmemoriales por el hombre, y se cree que es originario de las estepas de Asia Central y fue cultivada en China, Mesopotamia y en Egipto desde hace miles de años.  En la actualidad, es muy apreciado como condimento, y se cultiva en casi todo el mundo, principalmente en Asia, donde se obtiene más del 80% de la producción mundial. El origen del cultivo del ajo por el hombre es muy antiguo, su uso se remonta a miles de años en la historia de la humanidad. Los primeros vestigios documentados datan los 2500 a C en el antiguo Egipto. Los faraones daban ajos a los trabajadores de sus pirámides para que se mantuvieran sanos y fuertes, tal como atestiguan los grabados encontrados en diferentes pirámides como también en el papiro de Ebers (1.700 a.C.), considerado uno de los documentos escritos más antiguos del mundo. Fue muy apreciado por los romanos y griegos. En la Edad Media el ajo fue considerado remedio y protección contra las pestes y epidemias . A partir del siglo XVII el ajo fue consumido sólo por las clases bajas, ya que la alta sociedad lo rechazaba por su fuerte olor. Su valor nutritivo y componentes bioactivos El ajo presenta distintos componentes, entre ellos, agua, fructosa, compuestos azufrados, fibra y aminoácidos libres. Contiene altos niveles de vitamina C y A , y bajos en vitaminas B. Asimismo, posee un alto contenido de compuestos fenólicos, polifenoles y fitoesteroles. En cuanto a los minerales, tiene concentraciones importantes de potasio, fósforo, magnesio, sodio, hierro y calcio. También presenta contenido moderado en selenio y germanio, pero dicha concentración va a depender del suelo donde crecen los bulbos. Las propiedades medicinales del ajo se atribuyen principalmente a su alto contenido en compuestos azufrados , sustancias bioactivas con importantes aplicaciones en el campo de la salud. Estos son los principales compuestos azufrados del ajo y sus posibles acciones biológicas: Aliína: hipotensora, hipoglucemiante. Ajoeno (ajocisteína): previene la formación de coágulos, ayuda a disolverlos. Es anti-inflamatorio, vasodilatador, hipotensor y antibiótico. Alicina y Tiosulfinatos: antibiótica, anti fúngica, antiviral. Aril mercaptano: hipocolesterolemiante, previene la aterosclerosis, tiene acción antitumoral. Es antidiabético e hipotensor. Sulfuro de dialilo y afines : hipocolesterolemiante, aumenta la producción de enzimas desintoxicantes. Se le atribuyen propiedades anticancerígenas. Previene de los daños químicos del ADN. S-alil-cisteína y compuestos al glutámico. Sustancias hipercolesterolemiantes, antioxidantes, y quimioprotectores frente al cáncer. Favorecen la acción desintoxicante del hígado frente a sustancias químicas.   El componente activo mayoritario en el ajo es la aliína , una sustancia inodora y estable en el interior del diente de ajo. Si se mantienen los bulbos a baja temperatura la aliína se mantiene inalterable, mientras que cuando el ajo es machacado, triturado o cortado, la aliína se transforma en alicina por la acción de la enzima aliínasa. Esto sucede también con otros compuestos azufrados responsables todos ellos del distintivo olor de ajo.   Las propiedades del ajo En los últimos 30 años se han realizado numerosos estudios, tanto in vitro como in vivo, sobre la química y las propiedades farmacológicas del ajo. A continuación, detallaremos las propiedades más documentadas y utilizadas en el campo de la salud:    Actividad antioxidante La oxidación causada por los radicales libres contribuye al proceso de envejecimiento. El ajo contiene antioxidantes que sostienen los mecanismos de protección del cuerpo contra la oxidación. Se ha demostrado que dosis elevadas de suplementos de ajo aumentan las enzimas antioxidantes del ser humano reduciendo considerablemente el estrés oxidativo. Actividad hipolipemiante y antiaterogénica El ajo ejerce un importante papel en la prevención de la enfermedad cardiovascular, reduciendo los niveles de lípidos en sangre tanto el colesterol como los triglicéridos. Ayuda a reducir el LDL-colesterol (colesterol “malo”), a inhibir su oxidación. Actividad antihipertensiva Se ha podido demostrar un efecto hipotensor moderado de la presión arterial con dosis de 600-900 mg/día. Este efecto antihipertensivo probablemente se debe a su efecto vasodilatadoR.   Actividad inmunomoduladora El ajo tiene varios efectos que aumentan la inmunidad, como la estimulación y la proliferación de linfocitos y macrófagos, células inmunitarias encargadas de reconocer sustancias extrañas y producir anticuerpos para su destrucción. También se ha demostrado que el ajo aumenta la actividad de las “células asesinas” naturales (protectores frente a agentes patógenos).   Actividad antimicrobiana y antifúngica Se ha demostrado, in vivo, que la alicina, los ajoenos y trisulfuro de dialilo son activos contra bacterias de amplio espectro. También se ha comprobado su efectividad antifúngica frente a Candida y otros hongos, con una eficacia similar a principios activos medicamentosos actuales.    Actividad anticarcinogénica y antitumorogénica Estudios epidemiológicos y ensayos realizados en animales han demostrado que el consumo de ajo ejerce un efecto protector en la incidencia de determinados cánceres, como el gástrico, colo rectal y de mama. Dicho efecto parece deberse a diversos mecanismos como: ser captador de radicales libres, incrementar los valores de glutatión (antioxidante propio), ayudar en mecanismos de reparación de ADN, entre otros más. ¿Cómo se toma? Además de su uso culinario, el ajo puede encontrarse en forma de suplemento (cápsulas o perlas) para poder manifestar su efecto terapéutico.   Interacciones y contraindicaciones Las dosis que se pueden utilizar en la cocina no suelen presentar problemas. Otra cosa es la suplementación de la dieta con ajo, y en este caso es conveniente saber que el extracto de ajo tiene algunas interacciones con algunos medicamentos, así como contraindicaciones en situaciones concretas: Reduce el efecto hipotensor de los fármacos antihipertensivos (inhibidores ECA). Aumenta el riesgo de hemorragia de los fármacos antitrombóticos y antiplaquetarios (pentoxifilina y ticlopidina). Potencia los efectos antitrombóticos de la vitamina E.   Aumenta el riesgo de hemorragia de los anticoagulantes (warfarina o heparina). Reduce la toma de suplementación en pacientes que han de ser intervenidos quirúrgicamente unos 10 días antes de la intervención.   A dosis altas puede producir gastritis, náuseas, vómitos y diarrea porque aumenta la producción de ácido clorhídrico. Está contraindicado en pacientes con úlcera péptica y gastritis. Está contraindicado en el embarazo y la lactancia dado que se le atribuyen acciones abortivas, actividad uterínica y afectación al ciclo menstrual. En el caso de la lactancia su consumo altera el olor de la leche y por tanto la conducta de los lactantes.  
Conoce los Alimentos Ricos en Hierro más Populares
Artículo especializado

Conoce los Alimentos Ricos en Hierro más Populares

Disponer de unos niveles saludables de hierro en el cuerpo contribuye a un buen rendimiento tanto físico como mental. Por tanto, la frase “una salud de hierro”, no va desencaminada ya que, como veremos, este mineral está implicado en importantes funciones del organismo. Como se encuentra en muy poca proporción en el cuerpo y además lo perdemos cada día a través de la piel, la orina, la menstruación en la mujer… se hace indispensable proveerlo a través de una alimentación adecuada. Conozcamos cómo asegurarnos una dieta rica en hierro. Sobre el hierro El hierro es un mineral que, aunque se encuentre en muy poca proporción en el cuerpo, es esencial para la vida, ya que se necesita para la formación de hemoglobina y mioglobina , proteínas que transportan el oxígeno. La hemoglobina lo transporta de los pulmones hasta las células de todos los órganos a través de los glóbulos rojos y la mioglobina almacena el oxígeno en los músculos esquelético y cardíaco para que esté disponible en la contracción muscular. Además, es imprescindible para un buen funcionamiento del sistema inmunitario , aumentando la resistencia al estrés y enfermedades e interviene en la síntesis de neurotransmisores y otras funciones encefálicas relacionadas con el aprendizaje y la memoria. Necesitamos aportarlo del exterior Cada día el cuerpo pierde hierro a través de la piel, heces y orina, aumentando la cantidad durante la menstruación. Se estima que en el hombre adulto estaría en torno a 1 miligramo y en la mujer fértil sobre 1.5 miligramos. Para recuperar estas pérdidas se recomienda ingerir a través de la alimentación 10-18 mg de hierro diarios . Estos requerimientos varían según el periodo de la vida e incluso aumentan las necesidades durante el embarazo, lactancia y en las épocas de crecimiento. Lograrlo requiere conocer qué alimentos contienen más hierro y cómo podemos aumentar la biodisponibilidad para mejorar su absorción. NI MUCHO, NI POCO El hierro debemos incorporarlo a través de los alimentos. Un consumo bajo de alimentos ricos en hierro puede derivar a una deficiencia, llegando a desarrollar la anemia ferropénica. Por contra, un consumo excesivo de hierro es tóxico para el cuerpo y puede darse en algunos casos, como en personas que toman suplementos o que padecen hemocromatosis, porque acumulan el hierro en el cuerpo. Así pues, el hierro es un mineral indispensable para el cuerpo humano, pero tener una salud de hierro dependerá de su justa medida. Alimentos más ricos en hierro Al hablar de alimentos ricos en hierro, no sólo podemos fijarnos en el contenido de hierro de los alimentos, sino en la cantidad de hierro que nuestro organismo es capaz de asimilar. Debemos tener en cuenta que no todo el hierro que nos aportan los alimentos es el mismo. Existen dos tipos de hierro, el hierro hemo y el hierro no hemo. El primero se encuentra en los alimentos de origen animal y el segundo en los alimentos de origen vegetal y en los fortificados. La diferencia radica en su forma química, haciendo que el primero se absorba mejor, sea el de mejor disponibilidad. Fuentes animales (hierro hemo): Carnes rojas y embutidos de carne roja o sangre: ternera, cerdo, cordero, caballo, morcilla, hígado. Pescados y mariscos: destacan los berberechos, mejillones, las ostras y las vieiras como grandes fuentes por su alta concentración de hierro. Los mariscos en conserva (latas de atún, sardinas, berberecho,   mejillones, anchoas…) son una alternativa muy cómoda y práctica de consumir hierro hemo a diario. Ejemplo: bocadillo de atún o sardinas o anchoas, ensalada del mar con berberechos, mejillones, langostinos, o pasta con atún…  Fuentes vegetales (hierro no hemo): Vegetales de hojas de color verde oscuro: brócoli, col rizada, espinacas, cebollino, berro y acelgas. Los guisantes, puerros y rábanos también son fuentes ricas en hierro. Pero, entre todos, el perejil destaca por su concentración de hierro (el problema es que el perejil lo consumimos como aderezo en muy pequeñas cantidades, en comparación con otros alimentos). Legumbres: destacan las habas secas y la soja en grano o en forma de tofu. Otras legumbres como las  lentejas y los garbanzos también son ricas en hierro no hemo. Frutos secos: sobre todo los pistachos, anacardos, almendras y cacahuetes. Frutas desecadas: destacan las uvas pasas. Alimentos enriquecidos con hierro: hoy en día se pueden encontrar cereales enriquecidos con hierro, y otros. Biodisponibilidad del hierro Una cosa es la riqueza en hierro y otra su biodisponibilidad, pues ésta no sólo dependerá de su estado químico (hemo/no hemo), también de su interrelación con otros componentes de la dieta, que favorecerán o dificultarán su absorción. Alimentos que favorecen la absorción del hierro: El ácido cítrico y málico (presentes en las frutas) y la vitamina C favorecen la absorción del hierro no hemo. Así, si consumimos alimentos ricos en estos nutrientes junto con el hierro no hemo en la misma ingesta o en un espacio de tiempo inferior a seis horas estamos favoreciendo la absorción de este mineral. Entre las fuentes ricas de vitamina C se encuentra: pimiento, perejil, cítricos (naranja, limón…), kiwi, fresones, frutas tropicales (piña, papaya, guayaba, mango…). Es conveniente recordar que la vitamina C es muy lábil ya que se dañan con la luz, el calor, el oxígeno y con las cocciones largas. Si se mezclan en un mismo plato varias proteínas se favorece la absorción de hierro. Aumentar el consumo de alimentos que contienen hierro hemo también aumenta la absorción del hierro no hemo (ejemplo: legumbres con pescado, arroz con carne picada). Alimentos que disminuyen la absorción del hierro: Calcio (lácteos y derivados). Fitatos (cereales integrales y legumbres) Oxalatos (verduras de hoja verde) Taninos (café, té, chocolate, vino tinto) Ácido acético (vinagre) Por todo ello, llevar una alimentación equilibrada y variada es la mejor garantía para mantener unos niveles adecuados de hierro, ya que al combinar alimentos estamos constantemente activando e inhibiendo la absorción de hierro y así evitando su carencia. Aun así, si queremos sacar provecho del hierro que consumimos, estos consejos pueden ser de utilidad Consumir carne roja magra 1 día a la semana (ternera, cerdo, buey, caballo) Consumir l egumbre 1-2 veces a la semana combinada con un alimento rico en vitamina C (perejil, pimiento) o una fruta de postre (ejemplo: lentejas con perejil, garbanzos con pimiento) Mezclar en un mismo plato varias proteínas (ejemplo: legumbres con pescado, arroz con carne picada) Sustituir los cereales refinados por su versión integral (arroz integral, pan integral, pasta integral). Potenciar en las ensaladas el consumo de verduras de hoja verde evitando las hojas más blanquecinas (berros, espinacas) Consumir frutos secos. Una forma fácil de introducirlos puede ser picados (pescado con almendras laminadas, ensalada con anacardos) Consumir pescado y marisco . Una alternativa muy cómoda puede ser en conserva. Ejemplo: bocadillo de sardinas o anchoas, ensalada del mar con berberechos, mejillones, pasta con atún.
Diagnóstico y Alimentación de los Celíacos
Artículo especializado

Diagnóstico y Alimentación de los Celíacos

Gluten, celiaquía, intolerancia… son palabras que últimamente se oyen mucho, y cada vez más gente de nuestro entorno ya no toma gluten, pero ¿quiere eso decir que son celíacos? No siempre, a veces lo hacen por modas o porque alguien se lo ha dicho… y no tienen realmente un diagnóstico en la mano. Aquí te explicamos qué síntomas produce la enfermedad celíaca, cómo se diagnostica y qué medidas dietéticas han de seguir quienes realmente la sufren. La enfermedad celíaca consiste en una intolerancia permanente al gluten, que cursa con una grave lesión en la mucosa del intestino delgado que ocasiona una absorción inadecuada de los nutrientes. La presencia de gluten en la dieta, incluso en pequeñas cantidades, aumenta el riesgo de presentar graves efectos secundarios a largo plazo. El gluten es una proteína amorfa que se encuentra en la semilla de muchos cereales como son el trigo, la cebada, el centeno, el triticale, la espelta, posiblemente la avena, así como sus híbridos y derivados. Representa un 80% de las proteínas del trigo y está compuesta por gliadina y glutenina. Carece de valor nutricional, pero tiene un alto valor tecnológico. ¿Qué síntomas produce la enfermedad celíaca? Los síntomas más frecuentes son: pérdida de peso, pérdida de apetito, fatiga, náuseas, vómitos, diarrea, distensión abdominal, pérdida de masa muscular, retraso del crecimiento, alteraciones del carácter (irritabilidad, apatía, introversión, tristeza), dolores abdominales, meteorismo, anemia por déficit de hierro resistentes a tratamiento. Sin embargo, tanto en el niño como en el adulto, los síntomas pueden ser atípicos o estar ausentes, dificultando el diagnóstico.  ¿Cómo se diagnostica? El diagnóstico de sospecha de la enfermedad se establece mediante un examen clínico cuidadoso y una analítica de sangre, que incluya los marcadores serológicos de enfermedad celíaca (anticuerpos antigliadina, antiendomisio y antitransglutaminasa tisular) y estudios genéticos (HLA-DQ2/DQ8, dado que casi la totalidad de los pacientes celíacos son HLA-DQ2 o DQ8 positivos). El conocimiento reciente de diferentes formas clínicas de enfermedad celíaca (clásica, atípica, silente, latente, potencial, etc.), ha venido a demostrar que no siempre se puede establecer un diagnóstico clínico o funcional de esta enfermedad. Por ello, para el diagnóstico de certeza de la enfermedad celíaca es imprescindible realizar una biopsia intestinal. Dicha prueba consiste en la extracción de una muestra de tejido del intestino delgado superior para ver si está o no dañado. Para realizar esta prueba es necesario que no se haya retirado el gluten de la dieta.   ¿SABÍAS QUE… La enfermedad celíaca refractaria se define como la persistencia de malabsorción y atrofia en las vellosidades intestinales a pesar de una correcta dieta sin gluten. Su frecuencia se sitúa por debajo del 5% del total de pacientes con enfermedad celíaca. Si se confirma la realización estricta de la dieta, se debe comprobar si hay otras causas de los síntomas como la intolerancia a la lactosa o fructosa. La presencia o ausencia de atrofia de las vellosidades intestinales puede señalar otras posibles causas de malabsorción, incluyendo la insuficiencia pancreática y la colitis microscópica. Cuál es el tratamiento El tratamiento de la enfermedad celíaca se basa en la realización de una dieta exenta de gluten para toda la vida. Esta dieta se basa en dos premisas fundamentales: Eliminar todo producto que tenga entre sus ingredientes trigo, cebada, centeno, avena o sus variedades. Eliminar cualquier producto derivado de estos cereales (almidón, harina, sémola, pan, pasta, bollería y repostería). ¿Cómo debe ser la alimentación de un celíaco? Variada y equilibrada para evitar carencias nutricionales. Que fomente el consumo de alimentos naturales y frescos sin gluten: leche, carnes, pescados, huevos, verduras, hortalizas, legumbres y cereales sin gluten (maíz, arroz, mijo, quinoa, amaranto, sorgo, trigo sarraceno, teff). Importante leer atentamente las etiquetas de los alimentos y evitar aquellos que enumeren cuestionables ingredientes que no puedan verificarse como libres de gluten por el fabricante. Al adquirir productos elaborados y envasados, deben comprobarse siempre los ingredientes que figuran en la etiqueta. Si aparece cualquiera de los siguientes términos se debería evitar el producto: Alimentos en los cuales se especifique que contienen gluten. Trigo y alimentos que puedan contenerlo (pan, pasta, harinas, cereales de desayuno, galletas, snacks, etc.) Malta, avena, cebada, centeno, espelta, kamut, triticale y alimentos que puedan contener cualquier de estos alimentos. Almidones modificados: E-1404 (Almidón oxidado). E-1412 (Fosfato de dialmidón). E-1414 (Fosfato acetilado de almidón). E-1422 (Adipato acetilado de dialmidón). E-1442 (Fosfato de hidroxipropil dialmidón). E-1410 (Fosfato de monoalmidón). E-1413 (Fosfato fosfatado de almidón). E-1420 (Almidón acetilado). E-1440 (Hidroxipropil almidón). E-1450 (Octenil succinato de almidón). En el niño… La ingesta dietética del niño celíaco debe valorarse en relación con su situación y la presencia de otras intolerancias alimentarias. Hay que ofrecer pautas dietéticas utilizando las recomendaciones relacionadas con la energía y las proteínas necesarias para un crecimiento deseable. La presencia de gluten en la dieta, aunque sea en pequeñas cantidades, aumenta el riesgo de padecer graves efectos secundarios a largo plazo, como por ejemplo, anemia por deficiencia de hierro, osteoporosis, insuficiencia del páncreas y deficiencia de vitaminas y minerales, entre otras. Trastornos a los que en caso de los niños se le suma el riesgo de talla baja. Normas y consejos para manejar la enfermedad Tener precaución en la manipulación de alimentos, en bares y restaurantes (p. ej.: tortillas de patata que puedan llevar levadura, patatas fritas hechas en freidoras que se utilizan también para freír croquetas o empanadillas, salsas ligadas con harina, rebozados, purés o cremas de verduras naturales a los que añaden “picatostes” de pan de trigo, etc.) Los mismo sucede en los comedores escolares, donde deben adoptar también las debías precauciones. Debe consultarse la forma de elaboración y los ingredientes de cada plato antes de su consumo. Precaución con las harinas de maíz y otras de venta en panaderías o supermercados. Pueden estar contaminadas si su molienda se ha realizado en molinos que también elaboran otros cereales como trigo o avena. No comprar pan de maíz fuera de panaderías supervisadas por las asociaciones de celíacos. El hecho de utilizar ingredientes sin gluten no garantiza la ausencia de gluten en el producto final, si no se han tomado las precauciones adecuadas. En las familias en las que hay un celíaco, se recomienda eliminar la harina y el pan rallado de trigo, y utilizar en su lugar harinas y pan rallado sin gluten o copos de puré de patata para rebozar, empanar o espesar salsas. Evitar los productos a granel, los alimentos elaborados artesanalmente y los que no están etiquetados. Ante la duda de si un producto puede contener o no gluten, se recomienda evitar su consumo. Al ir a comprar Tener presente la “Lista de Alimentos aptos para celíacos” elaborada por la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE). Eliminar de la lista de la compra los productos a granel, los elaborados artesanalmente y todos aquellos que no lleven etiqueta. Comprar panes y harinas de maíz o arroz que ostenten la marca de garantía “Controlado por FACE”. No olvidar que las harinas se pueden contaminar fácilmente si proceden de molinos en los que se trabaje con harinas de trigo o se elaboran en el mismo horno y no se ha limpiado escrupulosamente. Tener precaución con los alimentos importados. Los criterios de contenido de gluten y los controles sanitarios pueden ser dispares según el país de origen al no existir una normativa europea que regule el contenido máximo de alimentos sin gluten. En la cocina Retirar la harina y el pan rallado de trigo de casa. Sustitúyelo por harina y pan rallado sin gluten. Evitará posibles confusiones a la hora de cocinar. Disponer de un espacio para almacenar exclusivamente los alimentos especiales sin gluten. Es conveniente que las etiquetas de los productos especiales sin gluten estén siempre visibles. Una vez abierto el envase no quitar la etiqueta ni vaciar su contenido en botes de cocina. Puede dar lugar a confusiones. Evitar freír alimentos sin gluten (patatas fritas) en aceites que previamente se han utilizado para freír alimentos con gluten (croquetas…) Utilizar siempre utensilios de cocina limpios. No uses la misma cuchara para elaborar un plato que contiene gluten y otro que no lo tiene. No utilizar cubitos de caldo sino sustituirlos por caldos naturales. Hacerlos una vez por semana y congelarlos en raciones individuales para utilizarlos posteriormente. Los purés mejor si son naturales, no añadas picatostes, o que cada uno lo haga de forma individual en la mesa. En salsas y rebozados utilizar siempre harinas de maíz o arroz especiales para celíacos con la marca de garantía “Controlado por FACE”. Así toda la familia podrá comer el mismo plato. Si se utilizan colorantes, tomate frito… asegurarse de que no contienen gluten.
Contenidos sobre enfermedades
Somos conscientes de que los conceptos médicos pueden resultar confusos si no te los explican con claridad. Para evitar esto, le hemos pedido a nuestros profesionales que preparen estas fichas en donde podrás acceder a información relevante sobre enfermedades que te ayudará a entender de una manera sencilla por qué se producen y por qué es necesario su tratamiento.
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Enfermedad de Addison
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Enfermedad de Addison

¿Qué es la enfermedad de Addison ? La enfermedad de Addison es un trastorno que sucede cuando no se produce suficiente cantidad de hormonas en las glándulas suprarrenales . Suele haber un déficit de hormona cortisol y de aldosterona. Tipos de insuficiencia suprarrenal Existen algunas tipologías de este trastorno, que se pueden diferenciar en: Insuficiencia Suprarrenal Primaria o Enfermedad de Addison: cuando se lesiona la corteza y no produce suficientes hormonas adrenocorticales. Suele ser una enfermedad autoinmune. Insuficiencia Suprarrenal Secundaria: es la falta de producción de hormonas adrenocorticotrópica de la hipófisis. A veces se pone de manifiesto cuando se deja de tomar de repente un tratamiento a base de corticoesteroides. Insuficiencia Suprarrenal Aguda o Crisis de Addison: la diferencia con la enfermedad de Addison radica en que los síntomas aparecen de forma repentina a consecuencia de una tensión física provocada por una enfermedad, lesión o infección, y puede llegar a provocar la muerte si no se trata a tiempo. Causas de la enfermedad de Addison La enfermedad de Addison es causada por una lesión en la corteza de las glándulas suprarrenales, ya sea originada por una enfermedad autoinmunitaria, un tumor, una infección o una hemorragia . Síntomas de la enfermedad de Addison Los síntomas de esta enfermedad se suelen desarrollar progresivamente, entre ellos destacan: Disminución del apetito y pérdida de peso Fatiga extrema Náuseas, vómitos y diarreas Hiperpigmentación u oscurecimiento de la piel Presión arterial baja Ganas de consumir sal Hipoglucemia Dolor de abdomen y muscular Irritabilidad y depresión Caída del vello Pérdida de deseo sexual Deshidratación Fiebre baja Tratamiento de la enfermedad de Addison El tratamiento para los pacientes sintomáticos consiste en la toma de medicamentos orales de por vida, para el reemplazo de corticosteroides y mineralocorticoides para controlar los síntomas, corrigiendo los niveles de hormonas. Si se entra en crisis suprarrenal, se debe inyectar hidrocortisona inmediatamente . Y, se suele necesitar tratamiento también para la baja presión arterial. Se pautan, además, algunas recomendaciones, como aumentar el consumo de sal en la dieta, especialmente cuando se realice deporte o ejercicio intenso, en verano, si se padece diarrea, vómitos o algún trastorno gastrointestinal. A menudo, el médico puede corregir la dosis del tratamiento según si el paciente se encuentra afectado por alguna enfermedad menor, infección, cirugía, parto, etc. El médico debe enseñar al paciente a auto-inyectarse corticosteroides, por si fuera necesario en situaciones de estrés. Es recomendable llevar siempre encima una pulsera identificativa de alerta médica y un kit de inyección. Es recomendable, también, realizar meditación para aprender técnicas de reducción del estrés y evitar una crisis de Addison . Pruebas complementarias de la enfermedad de Addison Algunas de las pruebas complementarias que se pueden realizar incluyen: Análisis de sangre, para detectar los niveles de hormonales y electrolitos. Análisis de orina, para determinar la excreción de la hormona cortisol. Pruebas por imágenes como radiografía abdominal o tomografía computarizada de abdomen para determinar el tamaño de la glándula. Prueba de estimulación de ACTH (hormona adenocorticotropa), para medir el nivel de cortisol antes y después de la inyección de la hormona. Prueba de hipoglucemia inducida por insulina, en caso de existir sospecha de ser un trastorno de la hipófisis. Factores desencadenantes de la enfermedad de Addison Se desconoce el verdadero desencadenante de esta enfermedad. Puede producirse por una destrucción de las glándulas suprarrenales debido a un cáncer u otra enfermedad , por el uso de algunos esteroides o medicamentos antifúngicos, o por una reacción autoinmune, entre otros. Factores de riesgo de la enfermedad de Addison Son factores de riesgo el estrés físico o padecer otra enfermedad como, por ejemplo, una infección, un traumatismo, una deshidratación, una situación emocional, etc . Complicaciones de la enfermedad de Addison Algunas complicaciones de la enfermedad de Addison pueden ser: Diabetes Anemia perniciosa Tiroiditis crónica Hipofunción ovárica o insuficiencia testicular Hipertiroidismo Y, si no se trata adecuadamente, puede producirse un shock hipotensivo, una insuficiencia respiratoria e, incluso, la muerte del paciente. Prevención de la enfermedad de Addison No hay forma de prevenir la enfermedad de Addison. No obstante, se recomienda realizar revisiones periódicas y, resulta conveniente prever situaciones que aumenten el estrés (como cirugías, lesiones, etc.) para intervenir de forma rápida, portar siempre un kit de inyección, y llevar una pulsera o cualquier identificación médica para poder recibir un tratamiento de emergencia en caso de necesitarlo. Especialidades a las que pertenece La especialidad médica a la que pertenece es la endocrinología, esta se encarga de estudiar el sistema endocrino y las enfermedades derivadas de un mal funcionamiento del mismo. Preguntas frecuentes ¿Qué órganos afecta la enfermedad de Addison? La enfermedad de Addison afecta a las glándulas suprarrenales, estos órganos pequeños se sitúan encima de los riñones y están formados por una corteza externa y la médula interna. Se encargan de secretar hormonas y, cuando no producen suficientes, sucede este trastorno denominado enfermedad de Addison. ¿Cómo se mide el cortisol? El nivel de la hormona esteroidea cortisol (producida por la glándula suprarrenal) se mide a través de un análisis de sangre, también se puede hacer mediante un análisis de orina o de saliva. Los resultados de laboratorio pueden variar, pero normalmente, unos valores normales de cortisol en adultos a las 8 am, sobre una muestra de sangre, suelen ser de 5 a 25 microgramos por decilitro o 140 a 690 nanomoles por litros. Un valor por encima de lo normal puede indicar alguna enfermedad como enfermedad de Cushing o tumor, y unos valores por debajo, enfermedad de Addison o hipopituitarismo, entre otras. ¿Qué es la aldosterona y para qué sirve? La aldosterona es una hormona esteroidea y mineralocorticoide, producida por las glándulas suprarrenales, sirve para regular el metabolismo de los electrolitos, aumentando la presión en sangre, manteniendo sodio en el cuerpo y liberando potasio. La enfermedad de Addison suele generar una disminución de aldosterona. ¿Qué hacen las glándulas suprarrenales? La función principal de las glándulas suprarrenales es regular diferentes componentes del metabolismo y producir hormonas que son imprescindibles para la vida, como el cortisol o las hormonas sexuales. ¿Qué es la insuficiencia adrenal? Una insuficiencia adrenal es un trastorno endocrino y hormonal causado por una producción insuficiente de hormonas suprarrenales, como cortisol o aldosterona.
Hipotiroidismo en el Embarazo
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Hipotiroidismo en el Embarazo

¿Qué es el hipotiroidismo en el embarazo? El hipotiroidismo en el embarazo es el descenso de la hormona tiroidea , que se produce por la alteración de la producción de la misma en el tiroides durante el embarazo. Esta situación puede favorecer los abortos, así como la eclampsia (hipertensión arterial en el embarazo), y puede producir en casos de hipotiroidismo severo, alteraciones en el desarrollo cerebral del niño. Obliga a que el control durante el embarazo sea más estricto, sobre todo en las mujeres cuyo hipotiroidismo fuera conocido previamente, ya que la demanda de hormona tiroidea es más alta durante la gestación. Tipos de hipotiroidismo en el embarazo Los tipos de hipotiroidismo no son diferentes en el embarazo que en las pacientes que no están embarazadas: Hipotiroidismo primario: es la causa más frecuente de hipotiroidismo. En ella, se produce una falta de producción por alteración de la glándula tiroides. Es el caso de la tiroiditis de Hashimoto, causa más común de este proceso. Hipotiroidismo secundario: es el que se produce por falta de hormona hipofisaria, conocida como TSH. Al no producirse en cantidad suficiente, no estimula tiroides y este no produce hormona tiroidea. Hipotiroidismo terciario: hay falta de la hormona tirotropina que se produce en el hipotálamo, provocando una falta de producción de TSH y de T4. Causas de hipotiroidismo en el embarazo La causa del hipotiroidismo en el embarazo no difiere de las causas sin embarazo. La más frecuente es la enfermedad de Hashimoto , es una enfermedad autoinmune inflamatoria que daña la glándula tiroidea. Puede darse también en pacientes que presentan un hipotiroidismo congénito. En este caso se debe aportar la T4 desde la infancia, o en pacientes que han tenido poco aporte de yodo. En muchos casos es necesario dar un aporte de yodo suplementario en pacientes embarazadas, y también en aquellas que hayan tenido previamente una extirpación de tiroides por alguna causa. Síntomas de hipotiroidismo en el embarazo Los síntomas de hipotiroidismo en el embarazo son cansancio, dolor muscular, anemia por descenso de los glóbulos rojos, riesgo de insuficiencia cardíaca y como síntoma principal propio del embarazo, la preeclampsia, es decir, el aumento de la presión arterial durante el embarazo. Estos síntomas se dan en los hipotiroidismos severos, en los casos leves pueden no existir síntomas o ser achacables al propio embarazo . Tratamiento de hipotiroidismo en el embarazo El tratamiento del hipotiroidismo durante el embarazo es similar a todos los hipotiroidismos. Se realiza mediante la suplementación con hormona tiroidea . Se puede necesitar un aumento de entre el 25 y 50 % de las dosis previas, si la paciente ya estaba siendo tratada, debido a la mayor demanda de esta hormona durante el embarazo. Pruebas complementarias del hipotiroidismo en el embarazo La prueba complementaria es la analítica de sangre con determinación de TSH y hormona T4 que se realiza desde el inicio del embarazo. En los casos de hipotiroidismo previo, se hace analítica previa al embarazo y, cada 8 semanas, es necesario llevar a cabo un nuevo control analítico para reajustar la dosis en función de las diferentes necesidades de hormona durante el embarazo . Puede ser necesaria la realización de una ecografía de la zona tiroidea para valorar el tiroides. No se realizan otras pruebas de imagen durante el embarazo. Factores desencadenantes del hipotiroidismo en el embarazo Los factores desencadenantes en el hipotiroidismo en el embarazo no difieren de los factores de riesgo sin el embarazo. En los casos de hipotiroidismo primario, la causa más frecuente será la enfermedad de Hashimoto, y la falta de yodo en el aporte alimenticio, por ello, en muchos casos, se da suplemento de yodo durante este estado. En los casos de hipotiroidismo secundario, la causa más común es el adenoma hipofisario (tumor benigno en las células de la glándula hipófisis). Los casos terciarios se dan por alteraciones a nivel del hipotálamo. Factores de riesgo del hipotiroidismo en el embarazo La falta de aporte de yodo es un factor de riesgo del hipotiroidismo en el embarazo . Complicaciones del hipotiroidismo en el embarazo Las complicaciones de hipotiroidismo en el embarazo son la dificultad para conseguir un embarazo en los casos mal controlados, la probabilidad de aborto en el primer trimestre, cuando la hormona no se encuentra en valores normales, y el riesgo de preeclampsia. Prevención del hipotiroidismo en el embarazo La prevención del hipotiroidismo durante el embarazo es la suplementación con yodo en aquellos casos que se crea necesario, y controles a lo largo del embarazo con tratamiento precoz y monitorizado de los hipotiroidismos que aparezcan. Especialidades a las que pertenece La especialidad a la que pertenece es la endocrinología, pero, si la paciente no tiene previamente hipotiroidismo, las analíticas con monitorizaciones hormonales son pedidas en primer lugar por obstetricia. El obstetra deriva al endocrino en los casos necesarios. Preguntas frecuentes ¿ Qué significa TSH baja y t4 normal? Cuando la TSH está baja y la T4 normal, indica una normalidad en la producción de hormona tiroidea, que puede haber estado precedida de una situación de hipertiroidismo. Por tanto, es necesario un nuevo control analítico pasado un periodo de unas 8 semanas, que permitan confirmar la normalidad en la producción de hormona tiroidea y descarten un hipertiroidismo. ¿Qué parte del cuerpo afecta el hipotiroidismo? El hipotiroidismo afecta a múltiples órganos al ser una hormona reguladora. En primer lugar, puede afectar neurológicamente, produciendo estados depresivos y bradipsiquia. También, al sistema digestivo produciendo estreñimiento y dispepsia, o al muscular produciendo una astenia y falta de fuerza, al sistema de control de peso produciendo un aumento del mismo, defectos en control de la temperatura con una intolerancia al frío, la piel se altera y el pelo y las uñas se vuelven quebradizos y, puede haber enlentecimiento del pulso. En casos muy extremos se puede llegar a sufrir un coma por esta causa. ¿Cuál es el nivel normal de prolactina en la mujer? El nivel de prolactina puede variar a lo largo de la vida, siendo más alto durante la lactancia y en el embarazo. En situación normal, los niveles deben estar por debajo de 25 nanogramos por mililitro y, en caso de embarazo, pueden variar entre 80 y 400 nanogramos por mililitro . ¿Cuál es el especialista que trata el hipotiroidismo? El especialista que diagnostica, controla y trata el hipotiroidismo es el endocrinólogo . ¿Cuál es el hipotiroidismo primario? Se entiende por hipotiroidismo primario a la falta de producción de la hormona tiroidea originado en una alteración en la glándula tiroides , funcionando correctamente el eje hipotálamo-hipofisario. Si quieres descubrir todos los consejos y cuidados que debe de tener una mujer embarazada, haz nuestro test sobre el embarazo .
Obesidad Mórbida
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Obesidad Mórbida

¿Qué es la obesidad mórbida? La obesidad mórbida es un exceso de peso de la persona en la que el índice de masa corporal o IMC se encuentra por encima de 40. Se define el IMC como el peso en kilogramos dividido por la altura en metros al cuadrado. La obesidad mórbida se considera la forma más extrema de obesidad. Tipos de obesidad mórbida Existen diferentes tipos de obesidad: Obesidad mórbida grado 3 o de alto riesgo, con IMC igual o mayor a 40. Obesidad mórbida grado 4 o extrema, con IMC por encima de 50. Obesidad grado 1 y 2, no se considera obesidad mórbida, en el grado 1 el IMC se encuentra entre 30 y 34.9 y en el grado 2, de 35 a 39.9. Causas de la obesidad mórbida Aunque la causa principal de la obesidad mórbida se produce por un mayor consumo de calorías ingeridas frente a las calorías gastadas, son múltiples las causas que dan lugar a este proceso. Causas genéticas: este es el caso de la enfermedad o síndrome de Prader Willi y el síndrome de Bardet Biedl, hay que tener en cuenta que hay asociación de obesidad familiar, hay familias de obesos. Esto hace pensar en una causa genética, pero también las familias comparten las mismas formas de comer, por lo que este factor también hay que tenerlo en cuenta. Factores ambientales: como son el consumo de ciertos alimentos y la cantidad de ellos, así como la falta de ejercicio físico. Problemas psicológicos de estrés, depresión o traumas: ya sea en la infancia o en la edad adulta, estos pueden colaborar en que la comida se establezca como una compensación. Secundario a enfermedades endocrinas: como el síndrome de Cushing, el hipotiroidismo o el uso de esteroides, puede dar lugar también a aumento de peso. Síntomas de la obesidad mórbida El síntoma principal de la obesidad mórbida es el aumento excesivo de peso, que se traduce en una disminución de movilidad, en una alteración de las articulaciones, mayor riesgo de diabetes mellitus, de enfermedades cardiovasculares como hipertensión, cardiopatía isquémica e ictus y, también puede producir síndrome de apnea del sueño. Otro problema asociado es el aislamiento social, que se produce por la falta de movilidad del paciente, pero también por el rechazo que un paciente siente por parte de la sociedad que le rodea, que considera que la obesidad se debe a una falta de interés del paciente por si mismo. Tratamiento de la obesidad mórbida El tratamiento de la obesidad mórbida lleva un conjunto de terapias para apoyar al paciente en la mejora de su situación. En primer lugar es necesario indicar una dieta y unos buenos hábitos alimenticios, así como ejercicios que el paciente pueda realizar para ayudarle a mejorar de su situación. Es preciso tratamiento psicológico y psiquiátrico de posibles alteraciones en esta esfera, como son la depresión y la ansiedad, además del apoyo psicológico necesario para mejorar los hábitos de vida del paciente. Suele ser necesario recurrir a tratamiento quirúrgico de la obesidad mórbida, que se puede clasificar en tres tipos de cirugía: restrictiva, cirugía malabsortiva y cirugía de restricción y malabsorción combinadas. Son cirugías restrictivas la banda gástrica, en la cual, se sitúa una banda de silicona para reducir el estómago, dando lugar a una saciedad más rápida. Manga gástrica, en ella se procede a dar una forma de manga al estómago, dando lugar a un menor tamaño del mismo y creando una saciedad con una menor cantidad de alimento ingerido. La cirugía malabsortiva o la derivación biliopancreática, en la cual se procede a disminuir el tamaño del estómago y a conectar este directamente con la segunda parte del intestino delgado, donde se secretan los jugos pancreáticos y biliares, evitando la absorción de alimentos en las zonas más próximas del intestino delgado. El bypass gástrico con Y de Roux, se une el estómago con la parte más distal del intestino, es, por tanto, restrictiva y malabsortiva. Pruebas complementarias de la obesidad mórbida Las pruebas complementarias para lo obesidad mórbida son una analítica de sangre para conocer los niveles de azúcar, colesterol y el recuento celular del paciente, radiología de tórax, espirometría y estudio de apnea obstructiva del sueño. El electrocardiograma permite conocer alteraciones cardiacas desconocidas hasta ese momento. Por último, es necesario también, el estudio del sistema gastroduodenal por medio de endoscopia, para planear de forma adecuada la posibilidad de una cirugía bariátrica. Factores desencadenantes de la obesidad mórbida El factor desencadenante principal de la obesidad mórbida es el desequilibrio entre las calorías consumidas y las calorías gastadas por parte del paciente. Factores de riesgo de la obesidad mórbida Los factores de riesgo para la obesidad mórbida son la presencia de esta dolencia dentro del grupo familiar, en la cual parecen estar implicados factores genéticos asociados a alteraciones en el consumo de ciertos alimentos muy calóricos y a una disminución del ejercicio físico. Complicaciones de la obesidad mórbida Las complicaciones que lleva aparejada la obesidad mórbida son alteraciones cardiovasculares como hipertensión arterial, mayor riesgo de ictus y de infartos cardiacos, problemas respiratorios con disnea intensa y apnea del sueño, dolores articulares, mayor tasa de gota, alteraciones de la salud mental tipo depresión y ansiedad, y enfermedades endocrinológicas como la diabetes mellitus y litiasis biliar. La mortalidad de este tipo de pacientes se presenta elevada respecto a lo que les corresponde por edad. Prevención de la obesidad mórbida La prevención de la obesidad mórbida se realiza con una alimentación equilibrada mediterránea, con consumo de frutas y verduras frescas, y hábitos de vida saludables con ejercicio diario que permite consumir parte de las calorías ingeridas. No se deben consumir bebidas azucaradas, ni refrescos de forma habitual, tampoco bollería industrial, ni comida rápida. Especialidades a las que pertenece Los especialistas implicados en el tratamiento de la obesidad mórbida son varios; endocrinos y nutricionistas, psiquiatras, neurólogos y cirujanos generales son los más implicados en el tratamiento y el control de la obesidad mórbida. Es importante contar con una unidad de fisioterapia que establezca un régimen de ejercicio acorde al paciente. Preguntas frecuentes ¿ Cuáles son los tipos de obesidad ? Los tipos de obesidad se clasifican en diferentes grados, en función del índice de masa corporal: grado 1, obesidad leve, IMC entre 30 y 34.9. grado 2, obesidad moderada, IMC entre 35 y 39,9. grado 3, obesidad mórbida, IMC por encima de 40. grado 4, obesidad extrema, IMC por encima de 50. El riesgo para los pacientes aumenta según aumenta el IMC. A mayor IMC, mayor riesgo para la salud del paciente. ¿ Cuáles son los riesgos de la obesidad grado 1 ? La obesidad grado 1 aumenta el riesgo de padecer enfermedades endocrinológicas como la diabetes, elevación de los niveles de colesterol y triglicéridos, lo que puede derivar a un mayor riesgo cardiovascular y de sufrir dolores articulares. Dentro de la obesidad, es la que menor riesgo presenta, aunque esté elevada respecto a un paciente con normopeso. ¿ Cuándo se considera obesidad mórbida ? La obesidad se considera obesidad mórbida cuando el IMC supera el nivel de 40, cuando supera el nivel de 50 se considera una obesidad extrema. ¿ Qué es androide y ginoide ? Los términos androide y ginoide respecto a la obesidad marcan la zona donde de forma preferente se va a acumular la grasa. La distribución androide es una distribución a nivel abdominal y de grasa visceral. La distribución ginoide es la que se localiza principalmente en la zona de las piernas, glúteos y muslos. La obesidad androide es la que presenta más riesgo de enfermedades cardiovasculares. ¿ Qué se puede hacer para evitar la obesidad infantil ? Para evitar la obesidad infantil, es importante controlar los hábitos alimenticios de los niños, su alimentación debe de ser rica en frutas y verduras y pobre en grasas, evitando especialmente la bollería industrial. Es importante también estimular la realización de ejercicio físico, controlando que no permanezcan sentados durante mucho tiempo.
Pancreatitis
Enfermedad

Pancreatitis

¿Qué es la pancreatitis? La pancreatitis es un proceso inflamatorio de la glándula pancreática (páncreas), de gran tamaño. Se ubica detrás del estómago y se encarga de fabricar jugos digestivos o enzimas que ayudan a descomponer los alimentos en la parte superior del duodeno o intestino delgado. El páncreas también es el encargado de producir insulina y glucagón, dos hormonas que ayudan a controlar los niveles de azúcar en sangre y que constituyen la principal fuente de energía del organismo. La pancreatitis se desencadena por la activación inapropiada de las enzimas pancreáticas, resultado de una autodigestión del páncreas. La inflamación puede ser súbita (aguda) o progresiva (crónica). Es más frecuente en hombres que en mujeres y suele aparecer entre los 30 y los 60 años. Es una enfermedad grave. Los casos leves de pancreatitis pueden desaparecer sin tratamiento , pero los casos graves pueden causar complicaciones potencialmente mortales. Tipos de pancreatitis Existen dos tipos de pancreatitis: Pancreatitis aguda : es un proceso inflamatorio agudo del páncreas con afectación variable de otros tejidos próximos y de órganos distantes, que se se produce generalmente por los cálculos biliares (piedras  en la vesícula biliar) o a un consumo excesivo de alcohol, fenómenos que pueden provocar una autodigestión del páncreas por las enzimas que produce. Tiene pocos días de duración. Pancreatitis crónica : es un proceso inflamatorio persistente (crónico) del parénquima y/o sistema ductal del páncreas, que tiene como consecuencia fibrosis y compromiso de sus funciones. Se debe generalmente a una repetición de la pancreatitis aguda. La ingesta  prolongada y excesiva de alcohol también puede ser la causa de la pancreatitis crónica. Causas de la pancreatitis La pancreatitis tiene lugar cuando las enzimas digestivas se activan mientras están en el páncreas, lo que irrita las células del páncreas y provoca inflamación. Cuando el páncreas funciona normalmente, las enzimas que segrega no se vuelven activas hasta alcanzar el duodeno. Pero, cuando el páncreas está inflamado, las enzimas se activan precozmente (mientras todavía están dentro del páncreas) y empiezan a atacar sus estructuras internas.   El tejido que recubre el interior del páncreas , encargado de fabricar enzimas, se lesiona debido a la actividad enzimática y, por lo tanto, deja de producir nuevas enzimas. Las causas principales de la pancreatitis en más de un 80% de los casos están provocadas por cálculos (piedras) biliares inadvertidas y el abuso del alcohol. Otras causas menos frecuentes son la genética, los traumatismos, o el consumo de algunos medicamentos, drogas o toxinas. Otro motivo es cualquier tumor o inflamación que obstruya el conducto que drena el páncreas. Síntomas de la pancreatitis Los síntomas de la pancreatitis incluyen: dolor en la zona abdominal superior , dolor abdominal que se extiende a la espalda, taquicardia, dolor abdominal que empeora después de comer, náuseas, fiebre, dolor con la palpación al tocarse el abdomen, vómitos, pérdida de peso de forma involuntaria, sangrado pancreático, que se manifiesta en manchas cutáneas similares a moratones en los costados o cerca del ombligo y heces de aspecto aceitoso y mal olor.   Tratamiento para la pancreatitis En los dos tipos de pancreatitis, no hay un tratamiento curativo . El de la pancreatitis aguda se enfoca en “dejar descansar” el páncreas mediante una dieta absoluta (no tomar nada) entre 2 y 4 días. Esto suele implicar la colocación de sonda nasogástrica y la administración de analgésicos intravenosos e hidratación por vena. En la pancreatitis crónica, el tratamiento es analgésico y se administran fármacos que ayuden a que las enzimas pancreáticas realicen adecuadamente su función. Hay que tener en cuenta que, en estos casos, con cada brote habrá más daños que irán limitando el funcionamiento del páncreas. Pruebas complementarias del tratamiento de la pancreatitis Para el diagnóstico y tratamiento de la pancreatitis es necesario realizar pruebas como: análisis de sangre para detectar niveles elevados de enzimas pancreáticas, tomografía computarizada para detectar cálculos biliares, ecografía abdominal para detectar cálculos biliares e inflamación del páncreas , o resonancia magnética para detectar anomalías en la vesícula, el páncreas y los conductos. Factores desencadenantes de la pancreatitis No se conoce un factor específico que pueda desencadenar este trastorno. Factores de riesgo de la pancreatitis Entre los factores que aumentan el riesgo de tener pancreatitis están: alcoholismo, cálculos biliares, ciertos medicamentos, fibrosis quística, antecedentes familiares de pancreatitis, niveles altos de calcio en la sangre, niveles altos de triglicéridos en la sangre , cáncer de páncreas, tabaquismo, sobrepeso y obesidad. Complicaciones de la pancreatitis Las complicaciones de la pancreatitis incluyen: Pseudoquistes. Insuficiencia renal . Problemas respiratorios . Diabetes. Desnutrición. Cáncer de páncreas . Prevención de la pancreatitis Para prevenir la pancreatitis es necesario: Evitar el sobrepeso . No tomar alcohol . Evitar el consumo de tabaco . Especialidades a las que pertenece la pancreatitis La pancreatitis pertenece a la especialidad de gastroenterología. La gastroenterología es la parte de la medicina que se ocupa del estómago y los intestinos y sus enfermedades, así como del resto de los órganos del aparato digestivo. Preguntas frecuentes ¿Cuál es la función del páncreas? El páncreas  es el encargado de fabricar jugos digestivos o enzimas, que ayudan a descomponer los alimentos en la parte superior del intestino delgado. El páncreas también es el encargado de producir insulina y glucagón, dos hormonas que ayudan a controlar los niveles de azúcar en sangre, la principal fuente de energía del organismo. ¿Por qué se inflama el bazo? El bazo se puede inflamar debido a muchas enfermedades , como infecciones, enfermedad hepática y algunos tipos de cáncer que pueden causar un aumento de tamaño del bazo. ¿Cuál es la función del bazo? El bazo forma parte del sistema linfático , que combate las infecciones y mantiene el equilibrio de los líquidos del cuerpo. Contiene los glóbulos blancos que luchan contra los gérmenes. El bazo también ayuda a controlar la cantidad de sangre del organismo y destruye las células envejecidas y dañadas. ¿Qué pasa si se rompe el bazo? Al romperse el bazo se produce un sangrado de este órgano, con lo consiguiente se produce una hemorragia interna. En algunas ocasiones, en el momento del traumatismo puede no ocurrir una rotura completa del bazo, si no una laceración o una rotura pequeña que produzca un pequeño sangrado. Existen otras causas de rotura de bazo aparte del traumatismo; esto puede ocurrir en enfermedades que produzcan una inflamación importante del bazo, de manera que se rompa la membrana que lo rodea, y por consiguiente aparece su hemorragia.