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Cómo Evitar la Parálisis del Sueño
Artículo especializado

Cómo Evitar la Parálisis del Sueño

Nada puede ser más aterrador que tu cerebro y tu cuerpo no se despierten al mismo tiempo . Aunque parezca mentira, esto no es una escena de una película de terror ni una experiencia paranormal, sino la realidad que viven las personas que han sufrido la llamada parálisis del sueño. ¿Qué es? La parálisis del sueño es un trastorno muy común que se produce durante la transición del sueño a la vigilia (los minutos antes de despertarse), en los momentos previos a conciliar el sueño o bien justo al despertarse. Consiste en un despertar brusco con una conciencia plena de sus pensamientos pero con el cuerpo completamente paralizado. Es una sensación muy desagradable donde la persona se siente atrapada en su propio cuerpo. Uno puede abrir los ojos pero no puede articular palabra ni mover un solo músculo . Esto genera un estado de angustia terrible hasta el punto de llevar a pensar que se está sufriendo algún trastorno grave. Es muy frecuente que, además, la persona presente alucinaciones visuales y auditivas, debido a que se encuentra en un estado entre la vigilia y el sueño. La parálisis del sueño también se conoce como parálisis del sueño aislada, parálisis del sueño familiar, parálisis hipnopómpicas o hipnagógicas, parálisis predormital o postorbital. ¿A qué es debido? Durante el sueño, pasamos por diferentes etapas o fases . La etapa de movimiento ocular rápido (REM) es la etapa donde soñamos. En ella se crea un mecanismo protector de nuestra integridad física que nos protege para no vivir ni escenificar nuestros sueños, y se llama atonía muscular (se anula la actividad de los músculos excepto el diafragma y los músculos de los ojos). Esta atonía se acaba cuando se pasa a otra fase de sueño o nos despertamos. Pero si la persona se despierta durante el sueño REM, y este mecanismo de protección «atonía» continúa, le genera una incapacidad para moverse (parálisis) junto con sueños que la acompañan que son vividos como alucinaciones. Por lo tanto, está estrechamente relacionada con la parálisis normal que ocurre durante el sueño REM . La fase REM se cuela, como un intruso, en el estado de vigilia. La persona está despierta, pero parte de su cerebro sigue todavía dormido. Como en la fase REM el movimiento ocular no es anulado, los pacientes que sufren parálisis del sueño, pueden abrir los ojos, pero son incapaces de mover el resto del cuerpo. La parálisis del sueño se debe a una desconexión entre el cerebro y cuerpo. Factores de riesgo El estrés, los cambios de horario, el jet lag o el cansancio pueden favorecer la aparición ocasional de este fenómeno. Las circunstancias anteriormente descritas provocan que la persona alcance la fase profunda del sueño excesivamente rápido (antes de las primeras dos horas desde el inicio del sueño). En estos casos, descansar y recuperarse físicamente resuelve la situación. La parálisis del sueño puede darse de manera periódica en pacientes que presentan trastorno bipolar, ansiedad, depresión y estrés post-traumático. Las personas que padecen narcolepsia (excesiva somnolencia diurna) pueden tener mayor predisposición para padecer parálisis del sueño. Síntomas Este síndrome no pone en peligro la vida de la persona , pero las sensaciones que experimenta le hacen percibir que está en una situación muy grave. La persona siente un miedo intenso y sensación de muerte inminente . Además, es muy frecuente que las alucinaciones tengan un carácter siniestro que empeora la situación emocional. La sensación de parálisis dura unos dos minutos y recuperar el movimiento puede costar un poco .  Cuando se presenta, los expertos recomiendan moverse y levantarse porque, el no hacerlo, puede favorecer que se repita el episodio de parálisis del sueño. Tipos de parálisis del sueño Típica o común Es el más frecuente y sólo presenta parálisis, pero sin alucinaciones, y su duración es corta (de dos minutos como máximo). Hipnagógica o alucinatoria La parálisis se acompaña de alucinaciones y suele ser un episodio más largo, de hasta ocho minutos de duración. Es menos frecuente, pero se trata de u na experiencia aterradora ya que se percibe que una persona o presencia maligna está allí, como si alguien o algo está realmente sentado sobre ellos y sienten que se ahogan o se van a morir. Tratamiento El tratamiento principal es reducir el estrés, tener unos horarios de sueño regulares y dormir las horas suficientes para tener un sueño reparador. En los casos graves se pueden administrar fármacos para controlar la situación, como los antidepresivos. Si los episodios son muy recurrentes se debe descartar alguna patología mental y debe ser valorado por un psiquiatra.  
Cómo Identificar y Prevenir la Astenia Infantil
Artículo especializado

Cómo Identificar y Prevenir la Astenia Infantil

La astenia es un síntoma que se asoma con frecuencia a las consultas del pediatra de atención primaria. Es muy frecuente en adolescentes, pero también en niños. La astenia es fatiga o cansancio no justificado por un esfuerzo físico o mental. Es un síntoma, no una enfermedad en sí misma. ¿Qué es la astenia? Se define astenia como la sensación de falta de energía o motivación para realizar nuestras actividades diarias. Serían sinónimos: cansancio, fatiga o agotamiento. No hay que confundir astenia con somnolencia y apatía, aunque éstas pueden acompañar al niño asténico. El cansancio aparece de forma fisiológica tras un esfuerzo físico o mental y se recupera durmiendo y bajando el nivel de actividad. La astenia es un cansancio inusual y extremo que disminuye el rendimiento físico e intelectual y requiere un excesivo reposo. Puede acompañarse de otros síntomas en los niños o adolescentes, como irritabilidad, falta de motivación, bajo rendimiento escolar o somnolencia. Causas de astenia La sensación de cansancio puede ser debida a una gran variedad de causas, por lo que no debemos subestimar al niño o adolescente que se queja de que está fatigado permanentemente sin una causa que lo justifique. En muchas ocasiones, son causas banales pero, en otras, podemos encontrarnos con diagnósticos importantes. De hecho, las causas más frecuentes de astenia son: la actividad excesiva, el estrés o la sobrecarga de trabajo y el desorden del sueño (típico en los adolescentes que duermen poco por realizar otro tipo de actividades en la noche). Cuando un niño se queja de cansancio debemos analizar su estilo de vida, realizar una exhaustiva exploración física y emocional , rendimiento escolar, sobrecarga de extraescolares y solicitar alguna prueba complementaria, como una analítica de sangre o una prueba de imagen de los pulmones y/o el abdomen. Las enfermedades que pueden manifestarse con astenia pueden ser: Infecciones (como la mononucleosis infecciosa o la tuberculosis). Anemia. Depresión. Enfermedad cardíaca. Hipotiroidismo. Trastornos del sueño. Diabetes. Enfermedades reumatológicas (como lupus o artritis reumatoide). Trastornos inmunológicos. Hepatitis. Enfermedades renales. Cáncer. Embarazo (no es una enfermedad, pero hay que descartar su diagnóstico en adolescentes). Si hablamos de astenia y niños no podemos olvidar dos entidades: la astenia primaveral y el síndrome de fatiga crónica. Astenia primaveral Sentir más cansancio en primavera también es cosa de niños. Esta sensación se relaciona con el cambio horario, el aumento de la temperatura (llega el calor) y los cambios en la luz diurna. Los síntomas más frecuentes de la astenia primaveral en niños son: Falta de energía y sensación de cansancio. Cambios de humor, como tristeza, sin motivo aparente. Irritabilidad. Pérdida de apetito. Problemas de sueño. Este trastorno no suele durar más de dos semanas y, aunque no hay un tratamiento específico, podemos mejorar la adaptación de los niños a la nueva estación con estas sencillas pautas: Exponerse al sol: el sol y su luz en fundamental para regular los ritmos circadianos (o día y noche de nuestro cuerpo). Que el niño disfrute del sol y que se despierte con su luz le puede ayudar a mejorar o aliviar la astenia primaveral y los problemas de sueño asociados. Ejercicio físico: la actividad física es clave para nuestro bienestar físico y emocional. Aunque la astenia primaveral provoque cansancio, la práctica de ejercicio diario, moderado, de unos 30 minutos, es muy beneficioso. Dormir suficiente: los niños deben dormir unas 10 horas al día. Respetar esas horas de sueño es fundamental para superar la astenia primaveral. Hidratarse bien: tomar líquidos suficientes, sobre todo agua, parece que ayuda a mantenerse mejor en primavera, cuando las temperaturas ya empiezan a subir. Alimentación equilibrada: el cansancio puede aliviarse comiendo. Por eso ofrece cinco comidas al día con tentempiés saludables como frutos secos, fruta y alimentos integrales. Evita los azúcares y las grasas saturadas. Tomar omega 3: ofrece alimentos ricos en omega 3 como el salmón. Síndrome de fatiga crónica Es muy poco frecuente en niños y muy difícil de diagnosticar. Es un síndrome que engloba componentes físicos y psicológicos . Los síntomas son muy variados y pueden ir desde el dolor articular, la cefalea, el cansancio y la desmotivación. La causa todavía no se sabe con certeza, pero se apunta a posibles desencadenantes: Infecciones: parece que virus como el Epstein-Barr (mononucleosis infecciosa) pueden incrementar el riesgo de padecer síndrome de fatiga crónica. Problemas del sistema inmune. Estrés. Hipotensión o tensión arterial baja. Antecedentes familiares. Se sospecha fatiga crónica si la sensación de cansancio es inexplicable por otras causas y dura seis meses o más. Y, además, se asocian problemas de concentración, cefalea, dolores articulares o musculares, ganglios inflamados y tener un sueño no reparador. Todavía no sabemos la cura para este síndrome, pero se recomienda un cambio hacia hábitos más saludables como ejercicio regular, descanso adecuado y dieta equilibrada. Las técnicas de manejo del estrés o acudir a un psicólogo o terapeuta son herramientas que pueden ser muy útiles. En algunos casos se pueden prescribir fármacos antidepresivos.
Claves para Aumentar tu Autoestima
Artículo especializado

Claves para Aumentar tu Autoestima

La autoestima es el resultado final de la suma de opiniones que tiene una persona de sí misma (apariencia física, aptitudes, éxitos profesionales, personales, vida afectiva…), que le ayuda a aceptarse tal y como es, a protegerse de las críticas negativas y a creer en sus propias aptitudes para hacer frente a la vida. ¿Pero cómo se construyen estas opiniones?, ¿de dónde viene que la percepción de nosotros mimos sea negativa o positiva? Así se construye La autoestima se construye con el contacto con las personas y depende del trato y los mensajes recibidos por los que nos han educado. Los padres en primer lugar, la familia, los amigos y los profesores después, todos, a su manera, tienen una influencia sobre la percepción que tenemos de nosotros mismos, porque los mensajes escuchados a una temprana edad, se graban profundamente y se acaban transformando en nuestro diálogo interior, haciendo que nos sintamos seguros de nosotros mismos o escondiendo al resto nuestra identidad por miedo al rechazo. No es inmutable Pero si los primeros años de vida ejercen un papel tan importante en el desarrollo de una autoestima saludable, ¿es posible hacer algo como adultos para cambiarlo?, ¿se puede aumentar la autoestima a pesar de no tener unas buenas bases? La respuesta es sí e indudablemente.  En la madurez, el entorno adquiere un papel muy importante que se va sumando a las influencias experimentadas en la infancia, así, los éxitos, los errores, los fracasos…, pueden ir modificando la sensación de autoconfianza, autoeficacia, dignidad y en definitiva, seguridad en uno mismo. Y aunque nuestras figuras educadoras nos hayan dado elementos importantes positiva o negativamente para el desarrollo de una autoestima sana, sólo a nosotros como adultos nos corresponde tomar la decisión de realizar maniobras para poder cambiarlo. Así se puede potenciar Por ello, viendo que la autoestima es algo que podemos desarrollar a lo largo de toda la vida y que, a la par, tiene un claro valor de supervivencia, te proponemos, mediante estas pautas y consejos, empezar a potenciarla: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. La fuerza de voluntad, el autocontrol y la disciplina favorecen tener una buena autoimagen; por ello, hacer de inmediato aquello que se debe hacer, y no dejarlo para más tarde, aumenta considerablemente la autoestima. Se trata de pasar a la acción y no quedarse “enganchado” en el pensamiento ya que puede ser autodestructivo. La motivación llegará a medida que avances en la acción y el beneficio recaerá directamente sobre la autoestima. “No esperes a tener ganas de ir al gimnasio para apuntarte; apúntate y vendrán las ganas de continuar”. Utiliza la “lupa” para rescatar lo positivo. Hay personas con tendencia a ignorar o desvalorizar los aspectos positivos y únicamente subrayan lo que ha ido mal. Si eres uno de ellos, complementa tu pensamiento con la otra cara de la moneda y fíjate en los aspectos que han funcionado bien. Esto te ayudará a romper con esa actitud negativa que obstaculiza que te enfrentes a nuevas experiencias y tu autoestima se verá reforzada. “La buena noticia es que la manera de pensar se puede modificar, sólo requiere que empieces a entrenar” Muéstrate tal y como eres. No tengas miedo a expresar emociones profundas y comparte con los demás, lo bueno y lo malo de ti. Descubre al resto esa “cara oculta” que sólo tu conoces y escondes a los demás. Relacionarte emocionalmente con libertad, favorece que los demás empaticen contigo y recibas el sosiego de que el otro capta tu estado interno, a la par que se fortifica la autoestima. Piensa: “¿Qué aspectos tuyos te gustaría revelar a los demás?” Afronta los cambios en vez de rechazarlos. Acepta que la vida es cambio y no está bajo tu control que las cosas fluyan a tu gusto. Resistirse, quejarse y resignarse no hacen más que estancarte en un momento temporal sin conseguir evolucionar. Si un cambio viene a ti, tienes que encontrar la forma de cambiar con él, si no, el sufrimiento estará garantizado y la autoestima se verá tocada. “Si tu empresa está avanzando en su expansión internacional, puedes quedarte parado/a o mejorar tu nivel de inglés de una vez por todas”. Enfréntate a los conflictos en vez de evitarlos . No sirve de nada ignorar el conflicto, ya que lejos de desaparecer, crece la incertidumbre hasta que éste se resuelve. Así que soluciona las cosas cuanto antes y enfréntate a las emociones desagradables que genera, de este modo, no tendrás que arrastrarlas durante tiempo hasta reunir la valentía de hacerlo. “Soluciona ese problema con la compañera de trabajo que llevas arrastrando desde hace años, enfréntate para que la emociones que acompañan a la retención del conflicto puedan desaparecer”. Asume riesgos calculados en vez de elegir exclusivamente la seguridad . Si quieres evolucionar y sentirte competente es necesario salir de la zona de confort. Si no lo haces, seguramente siempre te quedes en el momento actual por temor a fracasar. Correr riesgos es algo necesario para poder alcanzar nuestras metas y conocer donde están nuestros límites. “Atrévete con ese proyecto que llevan tiempo proponiéndote, puede salir bien y conseguir una meta o fallar y aprender de ello”. No te compares con los demás . En las comparaciones, tendemos a exaltar las cualidades de los otros y a minimizar las propias; este proceso llevado a cabo de forma continuada provoca que la autoestima baje. Es más útil reconocer las fortalezas y las debilidades que tenemos y aprender a pedir ayuda cuando lo necesitemos. “No soy mejor, no soy peor, simplemente soy yo”. Regálate tiempo . Haz actividades que te gusten para conocerte mejor, podrás averiguar cuáles son tus habilidades, desarrollarlas y sentirte bien contigo mismo. También es importante dedicar un poco de tiempo a salir y simplemente divertirse llanamente. “Apúntate a ese taller de manualidades que siempre has querido y desarrolla tu habilidad para crear” Cuida a las personas de tu entorno. Cuando una persona es empática con los demás y trata acorde a ello, recibe valoraciones acompañadas de adjetivos como amable, servicial, atento, educado, cercano, etc. Todos ellos recaen directamente sobre la autoestima porque nuestro autoconcepto depende en gran medida de cómo nos ven los demás. “Cuidar hacia fuera es cuidar hacia dentro”.
Cómo Controlar los Ataques de Ansiedad o Pánico
Artículo especializado

Cómo Controlar los Ataques de Ansiedad o Pánico

Los ataques de pánico, también llamados crisis de angustia, se enmarcan en los conocidos como trastornos de la ansiedad ya que aparecen como síntoma en muchos de ellos. Por lo tanto, antes de empezar a hablar sobre ellos vamos a definir qué queremos decir cuando hablamos de ansiedad. Sobre la ansiedad… La ansiedad es un estado subjetivo , por lo tanto, una vivencia de malestar, tensión, incomodidad y alarma que hace que uno se sienta molesto. Al sentirse de esta manera, la respuesta más típica es la de intentar evitar esta sensación de alguna manera. La diferencia principal entre ansiedad, miedo y fobia es que en el caso de la ansiedad el estímulo desencadenante es interno, difuso, subjetivamente peligroso e inexistente fuera de la realidad interna de la persona . Esto hace especialmente delicado el manejo de este estado ya que resulta más fácil huir de la presencia de una araña que de las propias ideas. En los principales manuales de psicopatología se describen tres aéreas de afectación:   Psicológica : ideas pesimistas, preocupación, temor, fallos en la memoria y la atención. Conductual, motora o relacional: irritabilidad, temblores, tensión familiar y ambiental, discusiones, etc. Risiológica o somática: hiperactivación vegetativa. Cabe matizar que estas tres áreas no se activan por igual en todas las personas, sino que cada cual tiene su particular vivencia y experiencia de la ansiedad y por ello se hace indispensable tratar cada caso con suma atención e interés. Hablemos de las crisis de angustia o ataques de pánico Una crisis de angustia es la aparición aislada y temporal de un malestar o miedo intenso al que le acompañan una serie de síntomas psicológicos y somáticos. Normalmente, el ataque de pánico se inicia de forma brusca y habitualmente alcanza su máxima expresión en menos de 10 minutos , acompañándose a menudo de una sensación de peligro de muerte inminente y de una urgente necesidad de escapar. Los síntomas más frecuentes son: aturdimiento, nerviosismo, taquicardia, palpitaciones, sudoración, sensación de ahogo, molestias abdominales, mareos, miedo a volverse loco, sensación de irrealidad, despersonalización, miedo a morir, etc. La persona que padece un ataque de pánico se muestra aterrorizado y queda muy fatigado tras la crisis. Los manuales diagnósticos coinciden en que existen tres tipos de crisis de angustia: Inesperadas: sin desencadenante aparente. Situacionales: aparecen después de exponerse a alguna situación o estímulo que las desencadena. Predispuestas situacionalmente: pueden aparecer al exponerse a alguna señal que recuerde algún estimulo desencadenante, lo que puede ser consciente o inconsciente y, por lo tanto, a veces dicho estímulo es difícil de identificar. Como curiosidad, cabe señalar que este tipo de crisis pueden darse incluso cuando la persona está dormida. Tratamientos eficaces Es muy importante tener en cuenta que los ataques de pánico pueden formar parte de cuadros sintomáticos diversos. Por lo tanto, lo más importante es que se haga un buen diagnóstico y que se determine, en primer lugar, de qué tipo de trastorno de la ansiedad estamos hablando. Una vez hecho este paso, son diversos los tratamientos que han demostrado su eficacia. De manera general, podemos nombrar algunos, aunque insistimos en que para que el tratamiento sea eficaz primero se habrá de hacer un buen diagnóstico. Los tratamientos farmacológicos más utilizados son los antidepresivos y las benzodiacepinas . Por otro lado, en el campo de la psicoterapia , numerosas escuelas han mostrado su eficacia. Cabe destacar los tratamientos de índole cognitivo-conductual combinados con técnicas de control de la respiración . También son eficaces a más largo plazo tratamientos psicoanalíticos enfocados a proveer experiencias emocionales de toma de conciencia de los propios conflictos internos en el marco de la relación con el terapeuta que pueden progresivamente ayudar al paciente a fortalecer sus recursos personales. ¿Cómo actuar si presenciamos o vivimos un ataque de pánico? Los ataques de pánico son un síntoma de que existe un trastorno de la ansiedad . Por eso, si los hemos padecido o tenemos a alguien cercano que los padece es importante que nos pongamos o recomendemos a la persona que lo padece ponerse en tratamiento. En el momento en el que sucede lo más importante es tener en mente su naturaleza transitoria, aceptarlo sin resistencia , adoptar una postura cómoda y hacer respiraciones abdominales. Estas generalidades las podemos usar con nosotros mismos si somos “la víctima” o podemos ayudar a la persona que lo padece atendiéndola e invitándola a que las aplique. Es importante en esos momentos no minimizar su vivencia con comentarios del tipo “esto no es nada”, “se te pasará”, “tranquilízate”, etc. ya que esto puede tener el efecto contrario. La persona que padece este ataque necesita sentirse entendida, acompañada y contenida. Por lo tanto, hay que preguntarle qué necesita e intentar atender aquellas necesidades que pueda expresar con una actitud compasiva de escucha y atención . Si la situación nos desborda podemos llamar a un médico o acompañarla al hospital o servicio de urgencias ambulatorias más cercanas.
Ansiedad: Síntomas y Tratamiento
Artículo especializado

Ansiedad: Síntomas y Tratamiento

“Tengo ansiedad” es una frase que hemos escuchado y que seguramente hemos pronunciado alguna vez. De un tiempo a esta parte se utiliza bastante pero no siempre quienes lo hacen presentan los mismos síntomas. ¿Hablamos en todos los casos de ansiedad? ¿Hay una ansiedad normal y otra que no lo es? Tras la lectura de este artículo seguro que el concepto de ansiedad y su contexto nos quedará mucho más claro. Y es que cuando hablamos de ansiedad, hemos de saber en primer lugar que es un término utilizado ampliamente tanto en psicología como en psiquiatría sin que por ello tenga siempre implicaciones patológicas.  A veces, la ansiedad es parte de un síndrome o trastorno , ya sea ocupando un lugar primario, como en las neurosis de ansiedad o trastornos de la ansiedad, o bien ocupando un lugar secundario como sería el caso de una reacción ansiosa a una enfermedad somática. ¿Ansiedad normal o ansiedad patológica? La ansiedad puede presentarse también como una reacción normal a una situación estresante . Aquí es cuando la gente de a pie solemos usar más la frase mencionada al iniciar el artículo. A lo largo de la vida todos pasamos por etapas que puedan ser generadoras de ansiedad, ya sea debido a los momentos vitales de cambio y adaptación propios de toda historia de vida (primera infancia, adolescencia, entrada en la adultez, etc.) o bien debido a las vicisitudes del propio vivir (una ruptura, un cambio de trabajo, una pérdida, etc.) Según Walter Cannon, eminente fisiólogo de Harvard de gran relevancia en la primera mitad del siglo XX, la ansiedad normal representa una preparación para la acción en respuesta a una situación de emergencia o bien para la anticipación a dicha situación.  Hoy en día, se considera que una cantidad optima de ansiedad es aquella que nos permite responder adecuadamente a situaciones que requieren de una respuesta activa como las derivadas de la vida profesional o social, sin embargo, si esa cantidad se excede, la ansiedad deviene una emoción que dificulta y limita la vida. Otro signo de que vivimos una ansiedad patológica es cuando ésta surge sin causa adecuada y persiste sin una razón consciente que la justifique. En este caso, es importante acudir a un profesional, ya que es posible que las causas que la producen, de ser psicológicas, respondan a conflictos inconscientes sin resolver que merecen ser tratados con psicoterapia. Ansiedad vs miedo Los síntomas de la ansiedad son parecidos a los del miedo y pueden ser muy variados: respiración agitada, palpitaciones, sensación de desvanecimiento, de pérdida de apetito, nauseas, temblores, sudoración, etc. Sin embargo, la diferencia principal entre miedo y ansiedad es que en el primero las causas que lo producen son reconocibles mientras que en la ansiedad del tipo patológico no hay causa aparente . La ansiedad es un mecanismo arcaico, y el ser humano primitivo precisaba de él para enfrentarse al peligro o huir de él y aunque en la actualidad los miedos del hombre y la mujer modernos se han vuelto mucho más complejos, la respuesta fisiológica básica sigue siendo la misma, ya que las sociedades humanas han evolucionado mucho más rápido que nuestro cerebro.   A pesar de que antes hemos descrito la ansiedad como una especie de miedo sin causa, hemos de matizar que sería más preciso decir que la causa original es desconocida, aunque a veces se focalice la atención sobre posibles causas concretas que hacen la ansiedad más manejable, como podrían ser la locura, la muerte o una enfermedad . Ansiedad necesaria Si hablamos de ansiedad no patológica rápidamente todos tenemos en mente alguna situación en la que hemos experimentado su presencia debido a la vivencia de alguna situación que conllevaba un cierto grado de estrés emocional y/o físico. Como hemos dicho antes, cierto grado de ansiedad es necesario , entendido como un empuje para la acción adaptada necesaria para el crecimiento y la evolución de todo individuo. Sin embargo, cierto es que, atendiendo a las necesidades actuales y a las presiones a las que nos somete la sociedad moderna, es difícil mantenernos en este umbral de la ansiedad óptima y no caer en situaciones de ansiedad sostenida que puedan convertirse en estrés y llevarnos a enfermar. Poniendo remedio al exceso de ansiedad Para mantener a raya la ansiedad es importante: Hacer revisión de vida . Hemos de ser capaces de evaluar con precisión cuales son nuestros límites y capacidades, qué tipo de vida queremos vivir y si realmente estos dos puntos pueden combinarse en una ecuación que dé como resultado una experiencia de crecimiento y plenitud. Cuidar las relaciones: añadir a la ecuación el factor relacional, ya que está sobradamente demostrado que aquellas personas que son capaces de establecer relaciones satisfactorias y que gozan, por lo tanto, de una estima social genuina fruto de su propia capacidad para entender y amar al prójimo mantienen unos niveles de bienestar y equilibrio psicofisiológico mayores que aquellos con una vida relacional deficiente. Es importante matizar que no estamos hablando de convertirnos en Vicente Ferrer, sino de ser capaces de mantener y cuidar de las relaciones en los círculos cercanos (familia, amistades, pareja, trabajo, etc.). Sin olvidar, por supuesto, la relación consigo mismo. Incluir otros ansiolíticos naturales: estos son el deporte, la alimentación equilibrada y el buen descanso, así como el cuidado de nuestro entorno. La vida en las ciudades está llena de elementos supra-estimulantes que colapsan nuestros sentidos y llenan nuestra mente de estímulos de forma indiscriminada. Por ello es importante tomar conciencia y dedicar tiempo al cultivo de la relajación, a pasar tiempo en entornos naturales, a la meditación, a la lectura, etc. Estos consejos han de ser conjugados de manera personal dando lugar a una estrategia que sea fruto de la propia reflexión y de la propia experimentación para poder obtener un resultado a medida.
Vivir con Agorafobia
Artículo especializado

Vivir con Agorafobia

¿Imaginas un mundo a tu alrededor que cada vez se va haciendo más y más pequeño? ¿Que los sitios donde ibas habitualmente se hacen inaccesibles para ti? ¿Que dejas de hacer cosas que antes disfrutabas o de ver a personas que te importan por miedo a que te pase algo malo? Este es el día a día de una persona con agorafobia. Una cotidianidad limitada y empequeñecida por el miedo . ¿Qué es la agorafobia? La agorafobia es uno de los trastornos de ansiedad que más frecuentemente nos aparecen en consulta. Se calcula que hasta un 4% de la población puede presentarlo en diferentes grados y es más habitual en mujeres. La palabra agorafobia proviene del griego, de ágora (plaza pública) y fobia (temor), por lo que habitualmente se define el trastorno como el miedo a los espacios abiertos. Sin embargo, como veremos más adelante, es mucho más que eso. La agorafobia está representada por el miedo a estar solo o a alejarse de los lugares que se consideran seguros. El miedo aparece cuando la persona se siente amenazada en un lugar donde cree que le puede pasar algo y que no podrá escapar. Así pues, las situaciones temidas son muy variadas: En espacios abiertos (parkings, mercados…), En una multitud (manifestación, concierto…) En algún sitio alejado (una excursión por la montaña) En espacios cerrados (tiendas, cines…) Medios de transporte (avión, tren, barco, autopistas…) Espacios muy pequeños (ascensores) En situaciones en las que irse se vería mal visto a ojos de los demás (una reunión profesional, una comida con gente que no conozca el problema…). Es decir, cualquier lugar donde se pueda v er comprometida la propia seguridad y no se pueda escapar . Los motivos por los que la persona puede desear escapar no siempre son por miedo a tener un ataque de pánico, a pesar de que es el miedo más habitual. También puede ser por miedo a tener algún problema médico (p.ej. un ataque al corazón) y que no le puedan asistir o a perder el control (p.ej. volverse loco) o que le ocurra alguna situación embarazosa (p.ej. miedo a la incontinencia o miedo a caerse en personas mayores). Es importante remarcar que para tener miedo a cualquiera de las situaciones anteriores no es necesario haberla sufrido antes. Basta con tener miedo a sufrirla. Todo lo que es imaginado puede ser real. ¿Cómo afecta? La agorafobia puede afectar a diversas áreas vitales (p.ej. laboral, social, etc.) y en diversos niveles de gravedad. Sin embargo, no sólo afecta a la vida de la persona que la padece, el entorno más próximo también se resiente enormemente. La relación de pareja se desequilibra debido a la gran dependencia de la persona con agorafobia de la ayuda de su compañero. Esta dependencia puede aumentar hasta convertir la relación de pareja en una relación meramente asistencial “enfermo-enfermero”. También puede generarse una estrecha dependencia de la persona respecto a su familia de origen. Los padres pueden representar puntos de referencia y apoyo permanente. Así pues, el entorno más cercano, muy preocupado por las limitaciones crecientes de la persona tiende a mostrarse cada vez más disponible y solícito , lo que aún aumenta más el problema. Contra más ayuda recibe la persona, más se confirma la supuesta peligrosidad de las situaciones y más incapaz se siente. A pesar de todo, la persona sabe que su miedo es irracional , pero no puede dejar de pensar que algo le ocurriría si abandonara el lugar seguro. Por eso finalmente, más que en un trastorno, la agorafobia se acaba convirtiendo en muchos casos en un estilo de vida . El agorafóbico se adapta a su miedo, que acaba cristalizado en el centro de su existencia. ¿Cómo se mantiene y aumenta el problema? La persona con agorafobia intenta contrarrestar sus miedos básicamente a través de dos intentos de solución: Evitando la situación temida. Buscando la ayuda de personas que conozcan su problema y la acompañen. Es justamente a través de estas dos estrategias que el miedo se empieza a ampliar, no sólo en intensidad sino también en la variedad de situaciones que generan inseguridad. El mundo poco a poco se va convirtiendo en un lugar más pequeño y con menos opciones, llegando a limitar por completo la vida de la persona . Los casos más graves, no sólo no salen de casa, sino que no salen incluso de la propia habitación. ¿Qué hacer? Es muy importante poder contrarrestar lo antes posible los intentos de solución comentados anteriormente para o bien no desarrollar el trastorno o bien minimizarlo en lo posible.   Exponerse de forma gradual ayudará, no sólo en situaciones reales sino también a través de técnicas en imaginación. Es también importante que sea la persona quien decida tomar las riendas de la situación de forma autónoma durante la vivencia de las situaciones que generan miedo. Si la ansiedad experimentada es demasiado elevada, hasta el punto de entrar en pánico o necesitar abandonar la situación, es importante recurrir a un psicoterapeut a especializado que guíe el proceso de cambio hasta su resolución completa. La terapia breve estratégica ha investigado ampliamente los trastornos de pánico y tiene un elevado índice de éxito terapéutico. Esta terapia es un modelo basado en comprender cómo funciona y se mantiene un problema y a partir de ahí reestructurar la organización psicológica problemática y modificarla por una nueva más saludable. Por otro lado, desde la psiquiatría puede prescribirse medicación ansiolítica y también antidepresiva que atenúe algunos síntomas del trastorno. Hay medicación específica de acción rápida para los accesos de máxima ansiedad en situaciones concretas. Es muy importante no automedicarse y que los fármacos siempre estén indicados y supervisados por un facultativo. Es posible salir de los propios límites e intentar vivir en un mundo más amplio y confortable. Es posible reestructurar la propia vida y vivir sin pánico.
Aprende a Manejar tus Emociones
Artículo especializado

Aprende a Manejar tus Emociones

Las emociones son como las arenas movedizas. Es amenazante entrar demasiado en ellas porque nos pueden engullir. Nos sentimos incapaces de hacer nada salvo rendirnos ante ellas y dejarnos arrastrar. Justamente de esa impotencia percibida es de donde nace el deseo de intentar controlarlas, domarlas. Pero contra más las intentamos domar, más nos dominan. Por eso, manejar las emociones significa aprender a gestionarlas, no a controlarlas . Es importante no dejarse arrastrar por ellas sino utilizarlas para crear nuevos elementos que podamos integrar en nosotros mismos: utilicemos las arenas y aprendamos alfarería. Tipos de emoción Según su origen : Primarias: Respuestas emocionales fundamentales o iniciales ante los estímulos externos. Pueden ser positivas o negativas. No están mediatizadas o influidas socialmente. Ej. Tristeza ante una pérdida o miedo ante una amenaza. Secundarias: Reacciones ante procesos emocionales primarios. Se utilizan para evitar otros sentimientos más amenazantes o dolorosos. Son secundarias en el tiempo y en la secuencia de procesos internos. Ej. Expresar enfado cuando lo primero que se sintió fue miedo. Las emociones, cuando no se hacen conscientes y se incorporan en uno mismo, cambian rápidamente en otras emociones. P.ej. los celos en enfado y el enfado en miedo (a perder la relación). Instrumentales: Son aquellas que se experimentan y expresan porque la persona ha aprendido que producen un efecto sobre los demás o sirven para conseguir un objetivo. P.ej. Enfado para no tener que comprometerse con cierta responsabilidad. Puede haberse aprendido inconscientemente y al ver que tiene efecto se convierte en una emoción habitual. Según qué las activa: Relacionadas con el exterior (el mundo): P.ej. El miedo a la oscuridad nos alerta que algo peligroso podría estar acechando. Es importante identificar la información que aportan y la tendencia de acción adaptativa. Relacionadas con el interior (sí mismo). P.ej. El miedo a la capacidad de destrucción del propio enfado. Es importante explorar su significado y las relaciones internas que están generando. Según el tiempo de respuesta (la velocidad variará según la intensidad de la experiencia que se está produciendo en ese momento y las experiencias asociadas al pasado): Rápida: respuesta biológicamente adaptativa. Lenta: como consecuencia de la reflexión y la toma de decisiones. Si no hay un alto estrés o vulnerabilidad personal estará mediada por la evaluación cognitiva, por lo que será menos reactiva. Según el grado en el que nos damos cuenta: Conscientes. Inconscientes. Las emociones como proceso Las emociones son un proceso que empieza y termina, y está compuesto de las siguientes fases : Identificación de la emoción. Darse cuenta conscientemente. Apropiarse: integrar la experiencia emocional dentro de uno mismo. Expresión a través de la acción: manifestación. Terminación. Tras la terminación un nuevo sentimiento emerge, así que el ciclo vuelve a empezar . El peor  malestar emocional tiene lugar cuando la persona se queda atascada en alguna de estas fases, impidiendo terminar el ciclo. Es importante aceptar la transitoriedad de las emociones: vienen y van, cambian con el tiempo, así que lo mejor es abrirse a ellas y aceptarlas para evitar enquistamientos. ¿Qué hacemos cuando lo hacemos mal? En la mala gestión emocional hay dos tendencias básicas : Evitación : o no atendemos la emoción (nos quedamos atascados en una fase del proceso) o no le damos la importancia que requiere o la enmascaramos con otra emoción. Baja regulación (manejo): no intervenimos correctamente sobre la emoción, por lo que aparecen diferentes problemas emocionales. Tipos de desregulación emocional: Por falta de activación: la persona no activa estrategias de regulación a pesar de notar emociones negativas: Ej. La persona con depresión que se abandona. Por falta de eficacia: la persona hace cosas que no sirven. P.ej. tras un acontecimiento traumático, la persona recurre a lo que normalmente le hace sentir bien pero ahora no ayuda. P.ej. ir a la discoteca. Por uso de estrategias disfuncionales: la persona hace intentos para autorregularse que se convierten en otro problema en sí: Ej. Uso de alcohol o drogas para sentirse bien. Entonces, ¿qué deberíamos hacer? Emoción viene de la palabra latina emotio , que significa movimiento, ir hacia. Las emociones nos mueven de un estado a otro, transforman nuestra forma de entender la realidad y de posicionarnos en el mundo. Funcionan como brújula interior ya que informan de cuáles son nuestras necesidades y motivaciones y nos dirigen hacia metas. No atenderlas o no escucharlas lo suficiente nos desconecta de nosotros mismos y de nuestro entorno. Evolucionar emocionalmente significa aprender a reconocer las emociones, atenderlas, experimentarlas y traducirlas en mensajes comprensibles y acciones constructivas. Las emociones no son ya solamente reacciones sino una fuente de información acerca de cómo funcionamos y cómo podríamos funcionar mejor. Deben entenderse como señales. Así pues, el desarrollo emocional requiere descodificar lo que nos quieren decir las emociones. Esta comprensión es en sí misma transformadora ya que nos lleva a hacer cambios nos sólo externos sino también internos.   Por otro lado, la maduración emocional también implica gestionar la intensidad de las emociones y hacer que se experimenten en sus niveles más facilitadores . Para ello resultan de utilidad las habilidades de regulación. Habilidades de regulación y afrontamiento Algunas técnicas de regulación pueden facilitar : Habilidades de regulación de la atención : la persona aprende a focalizar su atención sobre su realidad externa e interna de ese momento en lugar de focalizarse en sus pensamientos. Es decir, se centra en las sensaciones de ese momento, las tendencias a la acción y la tensión muscular. Ayudan a permanecer en el presente. Ej. Mientras sentimos enfado, si uno presta atención al calor de su cara, la presión de sus mandíbulas, sus puños apretados y la propia respiración, el enfado empieza a transformarse. El mindfulness estaría estrechamente vinculado a esta modalidad. Regulación de la respiración: cuando una persona siente malestar, los patrones de respiración se alteran. Inconscientemente se retiene la respiración, se respira superficialmente o se hiperventila. Hay muchas técnicas que ayudan a mejorar la respiración, pero el mero hecho de prestar atención a la respiración focaliza las sensaciones que se están produciendo en ese momento y limpia la mente de rumiaciones, facilitando la autorregulación. Proporciona también un poderoso efecto de autocuidado. Relajación muscular : focalizar la atención explícitamente en la tensión y la relajación muscular también es facilitador. Autonutrición y otras habilidades de afrontamiento reguladoras de la emoción: desarrollar sentimientos de empatía y compasión hacia uno mismo alivia el malestar. Poder también darse permiso para desconectar de la emoción y hacer actividades que distraigan en momentos concretos puede ser muy terapéutico (ej, paseando o dándose un baño). Entrenamiento asertivo : no sólo genera cambios hacia uno mismo sino también hacia los demás.
Qué Debemos Saber Sobre el Autismo
Artículo especializado

Qué Debemos Saber Sobre el Autismo

El término más adecuado para el autismo es Trastorno del Espectro Autista (TEA), un trastorno neurobiológico del desarrollo que se manifiesta durante los tres primeros años de vida en la etapa infantil y que se mantendrá durante la edad adulta. La incidencia es de 60 casos por cada 10.000 niños.  En España hay 13.000 afectados (1-2 casos por cada 1.000 niños). Dentro del TEA encontramos la asociación de Síndrome de Asperger y el Trastorno Generalizado del desarrollo. Síntomas del TEA EL TEA incluye graves retrasos del desarrollo permanentes y profundos que afectan a la  socialización, la comunicación, la imaginación y la conducta, entre otras cosas. La manifestación varía mucho en función de cada individuo en grado y forma. Las principales son: Trastornos en la capacidad de reconocimiento social (les cuesta interaccionar con las otras personas y muchas veces son rechazados). Trastornos en la comunicación social (no inician diálogo de manera espontánea con los demás, ya que les es muy difícil). Patrones repetitivos de actividades determinadas (cerrar todos los cajones que encuentren abiertos). Coleccionar objetos similares. Hacer movimientos con objetos una y otra vez. Tendencia a la rutina. Dificultades en la imaginación social. La causa, aunque no está clara, en parte se encuentra en las conexiones neuronales , que se atribuye con frecuencia a mutaciones genéticas. Niveles de afectación del TEA Los casos más graves de niños con TEA presentan ausencia total del habla durante toda su vida y conductas extremadamente repetitivas, inusuales : a veces se autolesionan y son agresivos. Esta conducta persiste a lo largo de los años y es difícilmente  modificable. Signos del TEA en niños En los niños encontramos algunos rasgos que pueden ser indicativos de TEA: En el parvulario y en la escuela hay falta de interés por los otros niños. No comparten intereses con los demás, no señalan con el dedo lo que les llama la atención. Ausencia de juego simbólico, no imitan con muñecos actividades como jugar a cocinitas… Juego repetitivo que suele consistir en alinear objetos. Evita el contacto visual y le gusta estar solo. Le cuesta comprender las emociones de otros y expresar las suyas. El lenguaje y el habla se desarrollan con retraso. El lenguaje consiste en repetir palabras o frases que oye. Responde cosas que no tienen que ver con lo que preguntamos. Es muy organizado y tolera mal los cambios. Tiene intereses obsesivos. Gesticula de forma llamativa, aletea con las manos, se balancea o gira en círculos. Reacciona de forma extraña a los olores, sabores, sonidos. Signos de alarma de un niño con TEA No balbucea o no hace gestos de interacción con 12 meses. No responde a su nombre con 12-13 meses. A los 14 meses aún no señala objetos. No dice palabras aisladas con 16 meses. No dice frases completas con 24 meses. Cualquier regresión o pérdida de habilidades adquiridas a cualquier edad, por ejemplo, un niño que deja de jugar o hablar de manera repentina… Diagnóstico del TEA El diagnóstico se suele hacer tarde , por lo que se retrasan las intervenciones adecuadas que permiten mejorar el pronóstico, y es más difícil conseguir mejorar su conducta y capacidad de relacionarse con los demás. Las manifestaciones del autismo pueden aparecer incluso antes del año de vida, pero en la mayoría de los casos el diagnóstico se hace hacia los cuatro años de edad , lo que retrasa la intervención y aumenta la ansiedad de la familia. Hay algunos casos de TEA diagnosticados antes de los dos años, pero hay que ser muy prudentes. El autismo no se caracteriza por la ausencia de conductas normotípicas (es decir, que un niño no sea capaz de hablar cuando le corresponde puede tener un retraso del aprendizaje y no ser un niño con autismo, etc…). Muchos niños con TEA responden a su nombre o tiene una atención compartida incipiente o imitan su conducta. Tratamiento del TEA Va a estar dirigido a mejorar las dificultades comunicativas, sociales y emocionales con la ayuda de padres, educadores y distintos profesionales de la salud. La variabilidad clínica exige que el tratamiento sea individualizado. La atención precoz consiste en el conjunto de actuaciones y tratamientos dirigidos a mejorar los trastornos del neurodesarrollo en sus primeras etapas . Los niños con TEA se beneficiarán de un seguimiento con un psicólogo infantil conocedor de este problema, y de una escuela donde se le pueda ofrecer un cuidado especializado de manera que pueda optimizar su aprendizaje. La intervención más efectiva es la educativa. Un buen conocimiento de la enfermedad por todos los que rodean al niño, casa, escuela, psicopedagogos…. hará que sea más llevadera. En este sentido, pertenecer a alguna asociación (www.autismo.org.es a nivel de España), contactar con familias que también tengan hijos con TEA y contar con el soporte a nivel de nuestro médico o psicólogo hará que los adultos puedan llevar mejor esta situación y normalizar su vida y la de su hijo al máximo. Con este artículo espero haber dado una pincelada de los rasgos indispensables para que nuestros niños con TEA sean diagnosticados más precozmente.
Depresión en la Adolescencia
Artículo especializado

Depresión en la Adolescencia

Quienes conviven con un adolescente en casa pueden confirmarlo: son como montañas rusas que hoy están bien y mañana ya no. Un día son los seres más cariñosos del mundo y al siguiente sólo nos transmiten mal humor y cierto desprecio. Otros días, incluso, parecen sumidos en una tristeza infinita en la que parece que incluso se sienten a gusto… Aquí nos centraremos en la depresión en la adolescencia y la juventud, y procuraremos sobre todo explicar cómo diferenciar entre los afectos depresivos o la tristeza normal propia de esta etapa y los signos de alarma que nos pueden llevar a detectar una depresión. Entendamos la adolescencia En primer lugar, es importante entender que la adolescencia es un periodo caracterizado por muchos cambios que discurren a mucha velocidad. Algunos teóricos de la materia lo comparan con los tres primeros años de vida de un bebé, ya que sólo en estas dos etapas se dan tantos cambios psicofisiológicos en tan poco tiempo. En la adolescencia las necesidades cambian, aumenta su necesidad de autonomía ligada a la sexualización del cuerpo y a la constitución de la propia identidad . Y todo ello empieza a consolidar su propia manera de relacionarse consigo mismos y con el mundo.  Es así como el adolescente inicia un proceso de negociación, difícil muchas veces, con sus padres para poder transformar ese vínculo y acabar convirtiéndolo en lo que más adelante será su manera adulta de relacionarse. Como un duelo… En 1958 Freud comparaba la adolescencia con el proceso de duelo ya que el joven debe renunciar a la representación infantil idealizada de los padres para que ésta dé paso a nuevas representaciones más ajustadas a la realidad, es decir, el adolescente empieza a cuestionarse, a criticar y a querer ser él mismo. Para que esto tenga lugar, quienes conviven con el adolescente deben estar capacitados para tolerar un cierto grado de caos y desorganización, ya que su función será la de facilitar este proceso. Debido a este proceso de pérdida y cambio de la adolescencia, el joven presenta una cierta fragilidad de la relación consigo mismo que puede llevarle a manifestar expresiones sintomáticas sin que por ello sufra ningún trastorno . Del mismo modo, es normal la aparición de afectos depresivos en ciertos momentos sin que debamos pensar que padece una depresión.  De hecho, para que podamos hablar de depresión en la adolescencia se deben dar los siguientes indicadores de manera continuada (DSM-IV): Humor depresivo o irritabilidad en el adolescente Disminución marcada del interés o del placer por las actividades Pérdida o ganancia de peso significativa Insomnio o hipersomnia Cambios en su manera de comportarse y pensar Fatiga o pérdida de energía Sentimiento de desvalorización o culpabilidad excesivos Disminución de su capacidad para pensar y/o concentrarse Pensamientos de muerte o ideas suicidas Si se dan la aparición de estos indicadores de manera continuada será recomendable acudir lo antes posible a un profesional ya que si no se trata la depresión pueden pasar entre 6 o 9 meses hasta la primera mejoría y repetirse los episodios en el futuro o bien volverse crónica   Prevenir la depresión: puntos a estimular para una adolescencia saludable El grupo de amigos En la consulta, vemos con frecuencia adolescentes sin grupos de iguales , esto constituye un signo de alarma. Un adolescente saludable tiene su grupo de amigos, esto es indispensable, pues los ha de poder desempeñar un rol en el grupo de iguales. Es un soporte saludable para el proceso que los convertirá en adultos ya que les permite contrastar sus criterios con otros que no sean los padres y que cobran una importancia primordial en su vida. La capacidad para ilusionarse Es importantísimo que el joven pueda sentirse ilusionado con lo que hace, que pueda desarrollar sus intereses que son sólo suyos y que le ayudan a constituir un saludable sentimiento de identidad. Las actividades ilusionantes son estructurantes, es importante detectar sus áreas de interés y estimularlas sin ser invasivos, pues necesita sentir que es él quien decide, cuándo y dónde. La discrepancia, el sentido crítico y la capacidad de negociación Como adultos de referencia hemos de estimular la capacidad crítica del adolescente y su fortaleza interna a través de la negociación de las situaciones conflictivas invitándole a que sea él quien proponga soluciones acordes con los intereses de todos. Es importante evitar los ultimátums y la rigidez. El adolescente necesita de un marco seguro y estable con la suficiente flexibilidad para encontrar su espacio y ubicar también toda la conflictiva propia de esta etapa. La existencia de referentes fuera del seno familiar El adolescente está en una etapa clave para aprender a relacionarse con el mundo y a abordarlo sin temor, para ello es importante que sea capaz de establecer relaciones de confianza fuera de los círculos familiares . Hay que permitirle ir hacia lo desconocido con confianza y seguridad, y ello sólo se conseguirá haciéndole saber que como padres confiamos en él y en sus capacidades. Un ejemplo de esto sería la relación con un tutor de confianza, un mejor amigo, un entrenador, el profesor de música, etc… Consejo para padres Hemos de tener claro que nuestra función como adultos de referencia es la de proveer al adolescente de un entorno emocionalmente seguro y de estimular su desarrollo , esto se consigue confiando en él y apoyándolo en la difícil empresa de ser el mismo, con sus gustos, sus intereses y su propia manera de relacionarse con el mundo.
Anorexia en Adolescentes
Artículo especializado

Anorexia en Adolescentes

Podríamos considerar la anorexia como la crónica de una desaparición. Es como si la pequeñez que atribuyen a su propia valía quienes la sufren, estuviera representada metafóricamente a nivel corporal, haciéndose cada vez más y más pequeñas externamente (más delgadas) y también internamente (más vulnerables, más enfermas), hasta en muchos casos literalmente desaparecer. Estudios recientes indican que hasta un 20% de las personas anoréxicas mueren, tanto por consecuencias físicas de la problemática como por suicidio. Aunque no es un diagnóstico nuevo (ya algunas místicas como santa Catalina de Siena llegaron a padecer anorexia en la Edad Media), en el mundo occidental actual está tomando una dimensión casi de epidemia . Tanto es así que un 6% de las chicas de 12 a 24 años sufre algún trastorno de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia, trastorno por atracón, etc.) y el 11% está en alto riesgo de sufrirlo . Hasta un 3% de las españolas sufren anorexia nerviosa. ¿Qué es? La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) que se caracteriza por un miedo intenso a ganar peso , así como por la preocupación excesiva por la silueta y por la comida. Existe una pérdida importante de peso debida a una restricción en la ingesta, a un ejercicio físico excesivo y en algunos casos a conductas purgativas como se verán más adelante. No obstante, la persona es incapaz de percibir su propia delgadez, incluso en situaciones de grave desnutrición que ponen en peligro incluso la propia vida. Otros síntomas asociados al diagnóstico serían tristeza, ansiedad, obsesiones y rituales, irritabilidad, ideas de muerte, etc. tiene un gran impacto negativo en la vida familiar, social, laboral, académico y emocional. Es importante señalar que este tipo de trastorno no puede considerarse producto de la vanidad, pues la restricción de la comida se utiliza para afrontar las dificultades emocionales y existenciales. Buscan, a través de la apariencia, el mínimo de seguridad necesario para hacer frente a su vida. Sienten que el único punto donde tienen control es en lo referente a la comida y el peso, donde focalizan completamente su atención. La anorexia ha aumentado alarmantemente en edades cada vez más precoces (entre los 12 y los 14 años). El tratamiento tiene que adaptarse a los desafíos que representa el salir de la etapa infantil y ajustarse a la adolescencia, como serían los cambios corporales, el inicio de la madurez sexual, el desarrollo de la autonomía, la necesidad de autoconocimiento, el cambio en los referentes priorizando al grupo de iguales, etc. ¿Características básicas? Algunas características y tendencias de las personas con anorexia serían: Perfeccionismo y rigidez (no sólo en relación al cuerpo sino en cualquier objetivo). Tenacidad y autodisciplina. Falta de autoestima: autocrítica y negatividad. Tendencia al aislamiento social. Haber sido una niña ejemplar en la infancia: complacer a los demás eliminando sus propias necesidades. Falta de asertividad. Dificultad para expresar emociones. ¿Tipos? Anorexia restrictiva : limitan la comida sin purgas. el ejercicio físico puede convertirse en una obsesión que no sólo sirve para quemar calorías sino también como evasión o alivio para contrarrestar tensión psíquica. Anorexia purgativa : utilizan métodos para contrarrestar sus supuestos excesos alimentarios (vómitos autoprovocados, uso de laxantes y diuréticos, edemas y productos adelgazantes). ¿Y ellos? A pesar de que el sexo femenino es el más afectado por la anorexia, el 10% de los casos son varones . Las características de la patología son muy similares en ambos sexos, sin embargo, muchos hombres generan el trastorno opuesto, llamado “anorexia inversa o vigorexia” en el que se intenta ganar peso para conseguir sentirse física y psicológicamente fuertes y tener un aspecto corpulento. Para ello toman preparados vitamínicos, esteroides, diuréticos, insulina, etc. Esta forma de anorexia puede dar lugar a enfermedades cardiovasculares, lesiones hepáticas, disfunciones eréctiles, atrofia testicular y cáncer de próstata. ¿Causas? La anorexia no aparece de la nada en una vida plena y emocionalmente estable. Suele ocurrir tras una situación estresante, especialmente en el inicio de la pubertad . Puede originarse por crecer en el seno de una familia donde se negaba cualquier emoción negativa o conflicto, o se abusaba del alcohol. También por haber sido víctima de abusos físicos, emocionales o sexuales. Quien la sufre puede haber sido asimismo el “gordito/a” de la clase y haber sufrido las burlas de los compañeros por ese motivo. ¿Complicaciones físicas? Pérdida del ciclo menstrual (por infrapeso) y problemas de fertilidad (incluso posible en periodos de recuperación). Cambios hormonales. Piel seca. pelo y uñas quebradizos. Reducción del pulso y la temperatura (intolerancia al frío. puede aparecer lanugo (vello que protege el cuerpo y lo previene de la pérdida de calor). Estreñimiento crónico y diarreas. Problemas cardíacos. Osteoporosis. Problemas renales y hepáticos. Fatiga. Insomnio. Ansiedad y depresión: elevado riesgo de suicidio. ¿Cómo detectarla? Se saltan comida, ponen excusas para no comer o limitan su dieta a ciertos alimentos (los menos grasos y calóricos). Cambia la forma de comer y se llena de obsesiones y rituales: se corta la comida en trozos muy pequeños esparciéndolos por el plato, se pesan los alimentos, se lavan, se saca la grasa con una servilleta… Se ponen muchas capas de ropa para ocultar el cuerpo. Elaboran comidas para los demás que después no prueban. Aparición de callos en los nudillos o dientes desgastados si hay vómito autoprovocado. ¿Cómo se trata? Es importante que el tratamiento sea integrador y abarque diferentes perspectivas : biológica, neurocognitiva, emocional, familiar y relacional. Para ello es necesario que se trate desde un equipo multidisciplinar donde colaboren profesionales de disciplinas diversas como la psicología, endocrinología, psiquiatría, nutrición, enfermería educadora, educación física, etc. Es importante remarcar que el tratamiento de la anorexia juvenil, a diferencia del de la anorexia adulta, requiere que la familia se involucre en el proceso , ya que sólo así podría plantearse una cura efectiva. Entre los objetivos del tratamiento encontraríamos: Cuidar la salud del paciente y tratar complicaciones físicas derivadas. Proporcionar pautas alimentarias saludables para toda la familia y regular el ejercicio físico adecuado para las necesidades físicas. Facilitar recursos emocionales para eliminar las conductas purgativas. Disminuir la distorsión de la imagen corporal. Reconocer y abordar los diferentes miedos. Potenciar la capacidad de autoconciencia y diferenciación entre el cuerpo, lo mental, lo emocional y lo racional. Reforzar la autoestima y el sentido de identidad. Estimular la socialización. Favorecer la maduración personal: toma de decisiones y responsabilidades, asertividad, recursos de afrontamiento y solución de problemas, flexibilidad, etc. ¿Dónde? Según la gravedad del trastorno el tratamiento puede ser ambulatorio (en asociaciones o con un psicoterapeuta especializado), en un centro de día, o incluso puede requerir ingreso hospitalario (en el caso de que haya muy bajo peso, desequilibrio electrolítico, rotura de esófago, etc.). ¿Cómo prevenirla? La mejor prevención pasa por la educación familia r. Es importante que no se tire comida, ya que es en la opulencia donde se crea la anorexia, de forma que, si sobra algo, se coma al día siguiente. Se deben servir cantidades razonables (ni mucho ni poco), para que no se deje comida en el plato. Hay que mostrar que la comida es valiosa, al igual que el tiempo en que la familia come junta, intentando promover la cercanía y el diálogo. Posibilitar canales de comunicación abierta dentro de la familia y poder ir solucionando las dificultades que vayan apareciendo son también elementos necesarios a tener muy en consideración. Ir más allá de la imagen, no centrarse únicamente en lo externo sino dar valor a características personales más profundas, a quién somos realmente y hasta dónde podemos llegar, son premisas básicas para mantener lejos los trastornos alimentarios.
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Trastorno Obsesivo Compulsivo
Enfermedad

Trastorno Obsesivo Compulsivo

¿Qué es el trastorno obsesivo compulsivo? El trastorno obsesivo compulsivo es un tipo de desorden de ansiedad que se caracteriza por la aparición de pensamientos repetitivos no deseados y compulsiones excesivas e irracionales generando inquietud, ansiedad y temor . Dentro de los problemas de ansiedad, es uno de los trastornos que se presentan con mayor frecuencia y, muchas veces, altera las relaciones sociales, de trabajo y estudio. Se manifiesta de forma frecuente en la infancia y la adolescencia con una evolución progresiva. Es una enfermedad común y crónica que si no se trata adecuadamente puede afectar a la calidad de vida de la persona que lo padece. Tipos de trastorno obsesivo compulsivo Existen tres tipos de trastorno obsesivo-compulsivo: Trastorno obsesivo-compulsivo relativo a los pensamientos obsesivos. Trastorno obsesivo-compulsivo relativo a conductas obsesivas. Trastorno obsesivo-compulsivo relativo tanto a los pensamientos obsesivos como a las conductas obsesivas. Otros trastornos obsesivo-compulsivo (TOC) frecuentes son: TOC de relaciones/amor: obsesiones y dudas constantes sobre relaciones, frecuentemente hacia la pareja. TOC sexual: pensamientos y obsesiones sobre su sexualidad y conducta sexual hacia los demás. TOC religioso: miedo profundo a pecar, blasfemar, a no ser lo suficientemente “buena persona”, tienen dudas sobre si sus acciones son por voluntad propia o voluntad de Dios. TOC de contaminación: miedo excesivo a la contaminación o contagio de alguna enfermedad, por lo que se desencadena una obsesión por la limpieza e higiene personal. TOC agresivo: pensamiento convertido en obsesión acerca de que el paciente puede hacerle daño a las personas que lo rodean. TOC de perfección, orden y simetría: obsesión y compulsión sobre la forma rígida y correcta con que debería ser o hacer algo, obsesiones sobre el orden y clasificación de las cosas. TOC somáticos: pensamientos obsesivos sobre su salud. Causas del trastorno obsesivo compulsivo No se conocen las causas exactas del trastorno obsesivo compulsivo, pero se han identificado algunos factores entre los cuales se encuentran alteraciones en el lóbulo frontal, factores genéticos o alteraciones en la secreción de serotonina. La mayoría de veces puede ser una combinación de causas y un factor desencadenante que origina la aparición de los síntomas. Síntomas del trastorno obsesivo compulsivo Entre los síntomas generales se encuentran la sensación de angustia, agitación, nerviosismo, mareos, taquicardia, insomnio, cefalea, náuseas, sequedad de la boca, visión borrosa, sudoración, parestesias, sensación de desrealización y despersonalización . Las obsesiones se manifiestan con ideas, impulsos y pensamientos repetitivos que causan miedo y ansiedad . Las compulsiones tienen como síntomas las conductas repetitivas, rígidas y estructuradas que tratan de controlar las obsesiones . Tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo El tratamiento se basa principalmente en dos vertientes, farmacológico y conductual. Tratamiento farmacológico: los antidepresivos de la clase de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina son los únicos antidepresivos recomendados en conjunto con terapia conductual para el tratamiento de este síndrome. Es importante recalcar que entre las limitaciones del tratamiento se encuentra el hecho de que al omitir el mismo, los síntomas vuelven a aparecer por lo que deben ingerirlo de por vida. Tratamiento cognitivo conductual: este ha demostrado menor índice de recaídas que el tratamiento farmacológico. Existen diferentes métodos, entre los cuales destacan la exposición con prevención de respuesta en el que se utilizan rituales neutralizadores o la terapia de aceptación, compromiso en el que el objetivo es la aceptación de las sensaciones de ansiedad para que esta no interfiera en su vida. Actualmente, es cada vez más frecuente utilizar también el mindfulness o técnica de atención plena como tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo, permitiendo reconocer las experiencias internas para no magnificarlas, sino más bien aceptarlas, resistiéndose a cambiarlas por compulsiones. Pruebas complementarias del trastorno obsesivo compulsivo Aunque no existe una prueba específica para diagnosticar este trastorno , el médico especialista, después de realizar pruebas o test de salud mental, puede sugerir alguna prueba especial como puede ser un electroencefalograma, resonancia magnética cerebral, niveles de serotonina o pruebas hormonales para poder confirmar diagnósticos diferenciales. Factores desencadenantes del trastorno obsesivo compulsivo Existen muchas teorías sobre qué desencadena este trastorno. La más aceptada es que pueden existir factores genéticos o físicos que predisponen al individuo a padecer esta enfermedad, y sea un factor ambiental el detonante en la aparición de los síntomas. Algunos de los detonantes pueden ser: Enfermedades agudas o crónicas Fallecimiento de personas queridas Abandono Víctimas de abuso físico, sexual o emocional Cambios significativos en los que no existe sentido de control, como puede ser cambios de país en niños Niveles de estrés excesivos Factores de riesgo del trastorno obsesivo compulsivo. Los factores de riesgo de esta enfermedad son los mismos factores desencadenantes . Complicaciones del trastorno obsesivo compulsivo El trastorno obsesivo compulsivo se puede complicar con depresión, problemas en su entorno social y familiar hasta casi presentar un aislamiento global. Prevención del trastorno obsesivo compulsivo No existe manera de prevenir la enfermedad con alguna medida farmacológica conductual , pero es importante al momento de presentar los síntomas, acudir al especialista oportunamente para su tratamiento. Especialidades a las que pertenece El trastorno obsesivo compulsivo pertenece a la especialidad de psiquiatría y psicología , aunque también en ocasiones puede colaborar neurología. Preguntas frecuentes ¿Qué son los pensamientos obsesivos? Son pensamientos recurrentes, persistentes e intrusivos que causan ansiedad en un individuo con preocupación excesiva sobre un problema de la vida real.   ¿Qué es una persona bipolar? Es una persona con una enfermedad mental en la cual existen marcados y extremos estados de ánimo como pasar de la alegría a la tristeza sin razón aparente. ¿Qué es la rumiación mental? Es un tipo de pensamiento estático y cerrado sobre un tema en el que la persona es incapaz de eliminar el proceso repetitivo de pensamiento, con lo cual hace que crezcan los niveles de ansiedad. ¿Qué son los trastornos disociativos? Son trastornos mentales en los cuales existe falta en la continuidad de los pensamientos, acciones e identidad, ocasionando problemas con su reconocimiento como persona y en su entorno de forma involuntaria.    ¿Qué es la escisión en psicología? La escisión en psicología es la división o separación del pensamiento entre lo bueno y lo malo . Es considerado un mecanismo de defensa, el cual se manifiesta por la incapacidad que tiene el individuo para percibir ciertos componentes positivos y negativos de una situación.
Anorexia Nerviosa
Enfermedad

Anorexia Nerviosa

¿Qué es la anorexia nerviosa? La anorexia nerviosa o, anorexia, como se la denomina comúnmente, es un trastorno de desorden alimentario cuya principal característica recae en tener un peso extremadamente bajo (por debajo de lo que se considera saludable), a consecuencia de la propia restricción alimentaria del individuo por miedo a engordar. La persona anoréxica tiene una percepción distorsionada de su peso y su cuerpo, lo que la lleva a evitar el aumento de peso, ingiriendo menos cantidad de comida, provocando el vómito después de comer, o tomando laxantes o diuréticos. La anorexia es una enfermedad común grave que, aunque puede presentarse a cualquier edad, es más frecuente en mujeres adolescentes de clase social media y media-alta, también es común en bailarinas, gimnastas y modelos. Tipos de anorexia Existen dos tipos distintos de anorexia: Tipo restrictivo : es una anorexia o bajada drástica de peso ocasionada por la restricción de comidas y la realización intensa de ejercicio. Tipo bulímico : también denominado purgativo o compulsivo. La reducción de peso se consigue provocando vómitos o ingiriendo laxantes después de darse atracones de comida. Causas de la anorexia nerviosa La anorexia nerviosa puede desencadenarse por la combinación de diferentes factores genéticos, psicológicos y socioculturales como: Depresión. Ansiedad. Obesidad. Pérdidas afectivas. Trastorno obsesivo compulsivo. Insatisfacción personal o corporal. Sucesos traumáticos. Sentimiento de perfeccionismo. Antecedentes familiares. Cultura del país con respecto a los patrones de belleza. Presión por parte de grupos sociales. Síntomas de la anorexia nerviosa Los síntomas de la anorexia a menudo pueden pasar desapercibidos durante bastante tiempo porque el propio enfermo los trate de ocultar. Algunos síntomas físicos presentados son: delgadez extrema, cansancio, mareos, desmayos, ausencia de menstruación, piel seca, dolor de abdomen , presión arterial baja, deshidratación, sensación de frío constante, callosidades en los nudillos por la provocación de los vómitos, anemia, estreñimiento, caída del cabello, problemas dentales y arritmias, entre otros. En cuanto a los síntomas emocionales y de conducta, puede presentarse un régimen estricto o saltarse las comidas poniendo excusas, preocupación por los alimentos, sobre todo los de alta carga calórica, mentir acerca de la comida, acudir al baño siempre inmediatamente después de comer para provocar los vómitos, miedo a engordar, quejarse del aspecto y peso, distorsión de la imagen corporal , irritabilidad, tristeza , falta de apetito sexual, vestirse con muchas capas de ropa, mirarse continuamente al espejo, aislamiento social, baja autoestima…etc. Tratamiento de la anorexia nerviosa El tratamiento más urgente de la anorexia nerviosa es la r ealimentación para intentar alcanzar cuanto antes un aumento del peso (es posible que se necesite una sonda nasogástrica para recibir los alimentos). Educación nutricional para volver a coger buenos hábitos alimenticios y tratar de recuperar la normalidad biológica en los indicadores sanguíneos y regreso de la menstruación. Posteriormente, se tratan de resolver los problemas psicológicos con un psicoterapeuta o grupo de apoyo. Es un proceso largo, ya que primero hay que hacer entender al paciente que tiene una enfermedad y luego proceder a mejorar su autoestima y el resto de problemas psíquicos que se presenten. Si la desnutrición o los desórdenes psíquicos son graves, se debe hospitalizar al paciente para controlar los signos vitales, la deshidratación y otras afecciones, aunque el tratamiento continúe después en el domicilio. También pueden prescribirse algunos medicamentos antidepresivos como parte de ayuda complementaria al tratamiento. Pruebas complementarias de la anorexia nerviosa Algunas pruebas son determinantes para el diagnóstico y ayudan a determinar si existen otras complicaciones derivadas de la anorexia: Análisis de sangre con hemograma completo: para hacer un recuento de la células sanguíneas, medir la cantidad de albúmina y electrolitos, y comprobar la función hepática, renal y tiroidea. Análisis de orina. Evaluación psicológica. Radiografías o pruebas de densidad ósea. Electrocardiografía. Factores desencadenantes de la anorexia nerviosa Algunos de los factores que pueden desencadenar la anorexia nerviosa son el exaltamiento de la delgadez en la mujer que promueve l a cultura occidental y la presión de determinados grupos sociales , algunos actos, como ponerse a dieta, cambiar de casa o de instituto, terminar una relación sentimental, la muerte de un familiar y el estrés emocional. Factores de riesgo de la anorexia nerviosa Las niñas y mujeres adolescentes son más propensas a sufrir esta enfermedad. El paciente que haya tenido un pariente que ha sufrido anorexia en alguna ocasión, corre más riesgo de padecerla por los cambios en los genes específicos y, si ya se ha padecido anorexia previamente o no se reconoce el problema, también es más fácil sufrir recaídas. Complicaciones de la anorexia nerviosa La anorexia puede tener muchas complicaciones, algunas de ellas especialmente graves: No reconocer la enfermedad y convertirla en un estilo de vida. Disminución de glóbulos blancos y aparición de infecciones. Pérdida del conocimiento. Arritmias. Convulsiones. Deshidratación. Debilitamiento de los huesos. Caries dental. Fallecimiento. Prevención de la anorexia nerviosa Algunas recomendaciones útiles para prevenir la anorexia son: Tener buenos hábitos alimentarios: comer siguiendo unos horarios preestablecidos, hacerlo sentado…etc. No aislarse socialmente. Mantener la comunicación con la familia. Evitar mirarse al espejo con frecuencia. Eludir la báscula y pesarse constantemente. Acudir a psicoterapia individual, familiar o con grupos de apoyo. Especialidades a las que pertenece la anorexia nerviosa El diagnóstico y tratamiento de la anorexia nerviosa es multidisciplinar, normalmente es realizado de forma coordinada por la los especialistas en medicina familiar, medicina interna, psiquiatría, psicología, endocrinología y ginecología. Preguntas frecuentes: ¿Cuáles son los tipos de anorexia? En los tipos de anorexia nerviosa se puede diferenciar un subtipo restrictivo , en el cual el enfermo disminuye de peso mediante dietas, una restricción alimentaria y la realización de ejercicio físico intenso o, un subtipo bulímico , compulsivo o purgativo, en el que el enfermo recurre a atracones de comida para después desprenderse de lo comido provocándose vómitos o tomándose laxantes. ¿Qué tipo de enfermedad es la anorexia? La anorexia es un trastorno de la conducta alimentaria, habitualmente con origen neurótico o psiquiátrico. ¿Cuáles son las principales causas de la anorexia? Las principales causas de la anorexia tienen un origen psicológico (trastornos obsesivos, depresión, insatisfacción personal…), s ociocultural (patrones de belleza establecidos en países occidentales y presión de grupos sociales a los que pertenece el individuo) y/o genético (antecedentes en familiares de primer grado). ¿Qué es la anorexia nerviosa purgativa? La anorexia nerviosa purgativa consiste en darse atracones de comida para posteriormente purgarse o eliminar los alimentos ingeridos mediante la toma de diuréticos, laxantes o la provocación auto inducida de vómitos. ¿Qué es la bulimia? La bulimia es un trastorno de la conducta alimentaria consistente en la toma recurrente y descontrolada de grandes cantidades de comida (atracones), que después provocan en el enfermo un fuerte sentimiento de vergüenza o culpabilidad , derivando en la auto provocación de vómitos o la toma de laxantes para tratar de eliminar los alimentos y calorías ingeridos.  
Terrores Nocturnos
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Terrores Nocturnos

¿Qué son los terrores nocturnos? Los terrores nocturnos son un trastorno que provoca una reacción de gran temor o miedo fuerte durante el sueño , en la fase no REM (la cual hace referencia a Rapid Eyes Movement, movimiento rápido de ojos). Son similares a las pesadillas, pero los terrores nocturnos resultan inconsolables. También se les conoce como miedos del sueño o pavor nocturno. Son frecuentes en niños de 3 a 7 años y son más habituales durante las primeras horas de sueño. Suele ser más probable padecerlos si existen antecedentes familiares o si se sufre estrés o tensión emocional. Son procesos comunes que se producen frecuentemente y se consideran leves. Causas de los terrores nocturnos Existen diferentes factores que pueden causar los terrores nocturnos: Ausencia de sueño o cansancio severo. Estrés o tensión emocional. Cambio de entorno o viajes. Consumo de algunos medicamentos o drogas. Origen hereditario. Desarrollo inmaduro del cerebro. Fiebre o enfermedad. Síntomas de los terrores nocturnos Durante los terrores nocturnos, un niño grita con angustia, llora desconsoladamente, puede incorporarse en la cama, sentarse, levantarse, caminar, puede mirar fijo con los ojos muy abiertos, sudar si está muy agitado e hiperventilar y puede volverse agresivo. Normalmente sigue dormido durante los síntomas y al día siguiente no recuerda nada. Los síntomas suelen ser difíciles de consolar y duran entre 10 y 20 minutos habitualmente. Un adulto sí puede recordar algo del episodio al día siguiente. Tratamiento para los terrores nocturnos No hay tratamiento para los terrores nocturnos, desaparecen con el tiempo, pero se recomienda consolar al niño sin despertarle. Algunas medidas que podemos llevar a cabo son: r educir su estrés, procurar llevar rutinas de sueño (haciendo los mínimos cambios posibles en sus horarios y en su entorno), y tomar medidas de seguridad en el dormitorio para evitar lesiones. En algunos casos se aconseja acudir a sesiones de psicoterapia. En terrores nocturnos severos pueden prescribirse medicamentos psicotrópicos con efectos sedantes como el Benzodiacepina . Pruebas complementarias del tratamiento de terrores nocturnos Este trastorno del sueño no necesita pruebas complementarias, pero si los terrores nocturnos se vuelven frecuentes se puede realizar una prueba del sueño (polisomnografía). Esta técnica consiste en observar el sueño del paciente durante la noche mediante electrodos que recogen la actividad cerebral, frecuencia cardíaca, movimientos del cuerpo, respiración, ronquidos, etc. Grabando y mostrando los resultados en forma de gráficos sobre papel u ordenador. Factores desencadenantes de los terrores nocturnos Pueden ser factores desencadenantes de los terrores nocturnos el cansancio acumulado, una enfermedad, cualquier ruido y el estrés continuado. Factores de riesgo de los terrores nocturnos Los terrores nocturnos son más frecuentes si se tienen familiares con antecedentes o si se padecen trastornos de ansiedad. Complicaciones de los terrores nocturnos Algunas complicaciones que pueden derivarse de los terrores nocturnos son: Lesiones. Insomnio. Somnolencia diurna. Cansancio y dificultad para hacer las tareas diarias. Sentimiento de vergüenza. Malestar y alteraciones del sueño de toda familia. Prevención de los terrores nocturnos Para prevenir los terrores nocturnos es imprescindible mejorar los hábitos de sueño : irse a dormir siempre a la misma hora, no cenar muy tarde, utilizar la cama solo para acostarse, realizar alguna actividad relajante antes de ir a dormir (como leer un cuento o escuchar música clásica), llevar una dieta equilibrada…etc. Aunque no está comprobada, algunas personas utilizan la técnica denominada “despertar con horario” o “despertar programado”, que consiste en desvelar suavemente a la persona 15 minutos antes de la hora habitual a la que suele sufrir los terrores para tratar de evitarlos. Especialidades a las que pertenece los terrores nocturnos Los terrores nocturnos pertenecen a las especialidades médicas de psicología, psiquiatría y unidades de medicina del sueño, donde intervienen neurólogos. Preguntas frecuentes: ¿Cuándo empiezan las pesadillas en los bebés? Los bebés pueden tener pesadillas a partir de los dos años de edad, o incluso antes. ¿Qué es la somniloquia? La somniloquia es una alteración del sueño que consiste en hablar mientras se duerme . ¿Qué hacer cuando alguien tiene terrores nocturnos? Los terrores nocturnos desaparecen solos. Cuando un niño padece un terror nocturno se le puede consolar , pero sin tocarle si permanece dormido, solo permaneciendo a su lado, y se debe acudir a él sin hacer mucho ruido ni encender demasiadas luces. Si se despierta, se le puede abrazar e intentar calmar. A quien padece terrores nocturnos no se le debe despertar y se recomienda mantener asegurada la habitación (cerrar ventanas, retirar objetos del suelo, etc), para prevenir accidentes o lesiones si la persona con terrores nocturnos se levanta. ¿A qué edad comienzan los terrores nocturnos? Los terrores nocturnos suelen aparecer a los tres años de edad y desaparecer alrededor de los 11 años. ¿Qué es jactatio? El jactatio es un trastorno propio de la infancia consistente en realizar movimientos repetitivos de la cabeza o de todo el cuerpo durante el sueño.
Síndrome de fatiga crónica
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Síndrome de fatiga crónica

¿Qué es el síndrome de fatiga crónica? El síndrome de fatiga crónica, también conocido como surmenage o encefalomielitis miálgica, es un trastorno complejo caracterizado por fatiga extrema que no puede atribuirse a ninguna enfermedad preexistente. La fatiga puede empeorar con la actividad física o mental, pero no mejora con el descanso y los síntomas pueden durar al menos 6 meses . Las personas con esta enfermedad no son capaces de realizar sus actividades cotidianas. A menudo, pueden ser confinadas a una cama. Es más común en mujeres que en hombres. Es más frecuente la aparición entre adultos jóvenes y personas de mediana edad , que en niños y ancianos. Es una enfermedad común, no es grave , pero puede afectar la calidad de vida de las personas que la padecen. Tipos de síndromes de fatiga crónica No se conocen variantes de esta enfermedad. Causas del síndrome de fatiga crónica Se desconoce la causa exacta del síndrome de fatiga crónica. Puede ser resultado de más de una causa. Por ejemplo, que dos o más causas posibles trabajen juntas para desencadenar la enfermedad. Debido a que algunas personas desarrollan el síndrome de fatiga crónica después de tener una infección viral , los investigadores se preguntan si es posible que sean los virus los que desencadenan el trastorno. Entre los virus sospechosos se encuentran el virus de Epstein-Barr, el virus del herpes humano 6 y los virus de la leucemia del ratón. Todavía no se ha encontrado un vínculo concluyente . El sistema inmunitario de las personas que tienen síndrome de fatiga crónica parece estar levemente afectado , pero no está claro si este deterioro es suficiente como para causar efectivamente este trastorno. Los científicos han constatado que las personas con síndrome de fatiga crónica a veces producen menos hormonas del estrés , como el cortisol, lo que puede afectar al sistema inmunitario. Síntomas del síndrome de fatiga crónica Los síntomas del síndrome de fatiga crónica incluyen: Fatiga. Pérdida de memoria o concentración. Dolor de garganta. Dolor articular o muscular sin causa aparente. Agrandamiento de los ganglios linfáticos del cuello o las axilas. Sueño no reparador. Dolores de cabeza. Agotamiento extremo que dura más de 24 horas después de realizar ejercicio físico o mental. Problemas para dormir. Tratamiento para el síndrome de fatiga crónica No existe una cura para el síndrome de fatiga crónica. El tratamiento se enfoca en el alivio de los síntomas . Algunas opciones de tratamientos incluyen: Técnicas de manejo del sueño. Medicamentos para reducir el dolor, la molestia y la fiebre como abalgesico y antiflmatorios. Medicamentos para tratar la ansiedad (ansiolíticos). Fisioterapias. Alimentación saludable. Medicamentos para tratar la depresión (antidepresivos). Control del estrés. Entre otras opciones de tratamientos. Pruebas complementarias del tratamiento del síndrome de fatiga crónica Ninguna prueba individual puede confirmar un diagnóstico de síndrome de fatiga crónica. El diagnóstico para este trastorno es clínico , se realiza a través de la historia clínica y del examen físico . Las exploraciones complementarias (análisis, técnicas de diagnóstico por la imagen, etc, las cuales sirven para descartar otras enfermedades, pero no son necesarias para hacer el diagnóstico (sólo para excluir otras causas). Factores desencadenantes del síndrome de fatiga crónica No se conoce un factor específico que pueda desencadenar este síndrome. Factores de riesgo del síndrome de fatiga crónica Entre los factores que aumentan el riesgo de tener el síndrome están: La edad, es más frecuente en adultos jóvenes y mediana edad , que en niños o personas mayores. Las mujeres son más propensas a tener este trastorno. El estrés . Las personas de raza blanca reciben este diagnóstico más que las personas de otras razas u orígenes étnicos . Entre otros factores. Complicaciones del síndrome de fatiga crónica Las complicaciones pueden incluir : Aislamiento social. Depresión. Restricciones en el estilo de vida. Aumento en las ausencias laborales. Efectos secundarios de los medicamentos o tratamientos. Prevención del síndrome de fatiga crónica No existen formas de prevenir este trastorno. Pero se puede recomendar : Seguir una alimentación saludable y equilibrada. Realizar deportes o ejercicios de forma continua. Dormir y descansar adecuadamente. Especialidades a las que pertenece el síndrome de fatiga crónica Las especialidades médicas a la que pertenece el síndrome de fatiga crónica son la medicina familiar general , reumatología en combinación con psicología y/o psiquiatría . Preguntas frecuentes ¿Cuáles son las causas de la fatiga? Existen muchas causas de la fatiga, las más frecuentes son : anemia, dolor, falta de descanso o sueño suficiente, depresión, alteración de las glándulas tiroides, exceso de actividad o de trabajo, estrés, preocupación, consumo de alcohol y/o drogas, y diferentes enfermedades, cáncer, fibromialgia, entre otras. ¿Qué es el surmenage? El surmenage, también conocido como síndrome de fatiga crónica, es un trastorno complejo caracterizado por fatiga extrema que no puede atribuirse a ninguna enfermedad preexistente, que se relaciona con un agotamiento mental producido por algunas situaciones o producto de muchas responsabilidades, exceso de trabajo y actividades y problemas simultáneos. ¿Qué es el surmenage intelectual? El surmenage o colapso intelectual es un agotamiento por sobrecarga y por exceso de trabajo , que causa fatiga, ansiedad, depresión, cansancio y trastornos de sueño. ¿Qué es el colapso psicológico? El colapso psicológico es la disminución o paralización importante del ritmo de una actividad que ocurre por llevar mucho tiempo bajo presión, la mente se bloquea, lo cual conlleva a depresión, ansiedad, crisis nerviosas y privación de sueño. Esto puede causar muchos síntomas y reacciones emocionales en las personas que lo padecen . ¿Qué es una crisis emocional? La crisis emocional es un conjunto de reacciones físicas , pensamientos y emociones que se presentan ante una situación que pone en peligro o que amenaza la integridad de las personas y que en ocasiones no se pueden controlar.