Aunque puede parecer una simple alteración del reloj, el cambio de hora que experimentamos dos veces al año -una de ellas, en octubre- tiene efectos en nuestro cuerpo mucho más profundos de lo que pensamos. Impacta directamente sobre los patrones de sueño, la concentración y, en consecuencia, también sobre la productividad laboral.
El sueño de calidad es mucho más que una necesidad fisiológica. A medida que la relación entre salud y productividad se vuelve más evidente, surge un nuevo reto: ¿cómo podemos asegurar que los empleados descansan adecuadamente? Ahí entra en juego la higiene del sueño, un conjunto de prácticas diseñadas para garantizar y mejorar la calidad y cantidad del descanso nocturno.
La higiene del sueño abarca una serie de hábitos y conductas que promueven un sueño saludable. No se trata únicamente de dormir las horas recomendadas, sino de garantizar que el sueño sea reparador y permita una recuperación física y mental adecuada.
Un trabajador que no descansa bien, es más propenso a errores, accidentes y a tener una baja productividad. De hecho, las personas que duermen menos de 7 horas por noche tienen un 12% más de probabilidades de cometer errores en el trabajo.
El sueño en la adultez tiende a enfrentarse a múltiples desafíos, como el estrés laboral, las largas jornadas de trabajo o el uso excesivo de dispositivos electrónicos. Por ello, tratar la higiene del sueño en adultos requiere un enfoque tanto a nivel individual como organizacional.
Desde el punto de vista empresarial, los líderes pueden promover una cultura del descanso saludable mediante políticas de flexibilidad laboral y la integración de programas de bienestar que incluyan charlas o talleres sobre la importancia del sueño. Además de incentivar la desconexión digital fuera del horario laboral, evitando así la exposición prolongada a pantallas.
Por otro lado, los empleados pueden implementar algunas prácticas básicas, como establecer un horario fijo para acostarse y levantarse, evitar la cafeína a partir de la tarde y crear un ambiente propicio para dormir (oscuro, silencioso y con una temperatura adecuada).
Las medidas de la higiene del sueño se centran en corregir aquellos factores que pueden interferir con un sueño reparador. Algunas de las más relevantes incluyen:
Las empresas también juegan un papel fundamental a la hora de promover una buena higiene del sueño:
Fomentar una adecuada higiene del sueño en el entorno laboral es clave para impulsar tanto el bienestar de los empleados como el éxito empresarial. Un equipo bien descansado es más productivo, creativo, proactivo y resiliente ante los desafíos diarios. Implementar políticas que favorezcan su descanso y educar sobre su importancia debería ser una prioridad.
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