El invierno está a la vuelta de la esquina. Estamos en esa época del año en la que el cuerpo pide calor, descanso y desconexión más allá del sofá y la manta. Y una de las prácticas más efectivas –y antiguas– con las que hacer “check” es la sauna seca o sauna de vapor: una práctica que, además de ayudar a liberar tensiones, aporta múltiples beneficios físicos y emocionales.
Después de una jornada laboral intensa, nada mejor que dedicar unos minutos de calor seco o vapor. Ese pequeño gesto de autocuidado puede convertirse en un aliado real para la salud y el rendimiento. En este artículo te contamos para qué sirve la sauna y cuáles son los principales beneficios de la sauna, ¡toma nota!
El principal beneficio de la sauna en la salud mental, su efecto relajante, se debe a que el calor activa el sistema nervioso parasimpático, responsable de la sensación de calma y bienestar. Ese mismo sistema, además, aumenta la liberación de endorfinas –hormonas de la felicidad–, reduciendo los niveles de cortisol –la hormona del estrés–.
Es importante tener en cuenta que cuando hablamos de para qué sirve la sauna, la respuesta va mucho más allá de “sudar”. El calor dilata los vasos sanguíneos, mejora la circulación y favorece la eliminación de toxinas a través de la piel. De esta forma, proporcionamos una mayor oxigenación de los tejidos y un efecto descontracturante que alivia dolores musculares o tensiones acumuladas tras largas jornadas laborales.
Pero esos no son los únicos beneficios, sesiones frecuentes de sauna pueden ayudar a:
La sauna seca, también conocida como sauna finlandesa, utiliza calor seco (entre 80 y 100 °C) para elevar la temperatura corporal y generar una sudoración intensa. El principal beneficio de la sauna seca es su efecto sobre la circulación y la musculatura: el calor penetra en profundidad, relajando el tejido muscular y aliviando la rigidez que puede aparecer tras horas frente al ordenador o en trabajos físicamente exigentes. Además, este tipo de sauna seca ayuda a:
Un breve descanso en la sauna seca es especialmente útil para reducir la fatiga mental y física que acompaña a la rutina laboral.
En contraposición, la sauna a vapor o baño turco utiliza humedad (hasta un 100%) y temperaturas más suaves, generalmente entre 40 y 50 °C. Este formato ofrece una experiencia más envolvente y beneficios específicos para la piel y las vías respiratorias. Entre los beneficios de la sauna a vapor destacan:
Los beneficios de la sauna –ya sea seca o de vapor– van mucho más allá del placer de sentir calor en invierno. Esta práctica terapéutica, con sus ventajas específicas, puede integrarse en una rutina de bienestar orientada al descanso y la prevención de, por ejemplo, contracturas musculares.
En definitiva, cuidar de los empleados es también ofrecerles herramientas que les ayuden a descargar tensión, recuperar energía y afrontar cada jornada laboral. Y la sauna es, sin duda, una solución muy completa disponible en gimnasios –públicos y corporativos– o incluso en centros de bienestar asociados.
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