El sistema circulatorio es el encargado de transportar el oxígeno y los nutrientes a todos los tejidos del organismo. Además, también contribuye al mantenimiento de la temperatura de forma estable en todas las partes del cuerpo. Su correcto funcionamiento es esencial para mantener una buena salud.
Contribuir a una buena circulación
En el correcto funcionamiento del sistema cardiovascular intervienen múltiples factores. Algunos de ellos no son controlables, como los factores hereditarios, pero existen hábitos y comportamientos que pueden influir de forma directa en un mejor estado del sistema circulatorio. Algunos de estos factores son:
- Una adecuada alimentación. Como en muchos otros casos, la alimentación juega un papel fundamental en el correcto funcionamiento del sistema cardiovascular. La dieta debe ser rica en alimentos vegetales (verduras, frutas, legumbres, frutos secos, semillas y cereales integrales) y limitada en alimentos ricos en grasas saturadas (mantequilla, aceite de palma, carnes grasas, etc.), azúcares, derivados cárnicos y alimentos hiperprocesados y ricos en sal y aditivos.
- Una hidratación suficiente. El agua forma parte fundamental de la sangre y la circulación. Beber lo suficiente, sobre todo agua, contribuirá a un mejor funcionamiento circulatorio.
- Actividad física regular. El sedentarismo y la inactividad es uno de los principales factores de riesgo relacionados con una mala salud en general y una mala salud cardiovascular en particular. Realizar actividad física diaria y, siempre adaptada a las características de cada persona, es la mejor medida para optimizar el funcionamiento de nuestro sistema cardiovascular. Será positivo desde caminar 30 minutos al día hasta retos más ambiciosos.
- Otras recomendaciones para mejorar el sistema cardiovascular pueden incluir la realización de masajes para reactivar la circulación. Una ducha fría, junto con un masaje ascendente en las extremidades inferiores al final del día es bueno para mejorar y reactivar la circulación venosa. Además, la utilización de ropa cómoda y holgada y zapatos planos también pueden beneficiar al retorno venoso y a tu bienestar.
Cómo mejorar la circulación en los pies
Para prevenir los problemas y mejorar la circulación en los pies y las piernas, algunos consejos incluyen:
- Evitar permanecer de pie o sentado durante largos periodos. Es recomendable hacer movimientos, ejercicios o dar breves paseos de forma periódica para reactivar la circulación. Si se está sentado, es útil utilizar un reposapiés.
- Elevar las piernas. Tras largos periodos sentados o de pie puede ser beneficioso para promover el retorno venoso tumbarse y elevar las piernas por encima del nivel del corazón.
- El uso de medias terapéuticas puede aliviar molestias y la pesadez de las piernas favoreciendo la circulación de las extremidades inferiores.
- Actividad física. Casi la totalidad de los deportes y actividades físicas ponen en movimiento las piernas (natación, correr, caminar, bicicleta, baile, gimnasia, etc.). Cualquier actividad es beneficiosa para la circulación de los pies.
- Pies en remojo. Poner los pies en agua fría al final del día puede ser una manera sencilla y útil de reactivar la circulación en esa zona.
- Calzado cómodo. Unos zapatos cómodos y sin tacón pueden ser beneficiosos para la circulación de las piernas y los pies.
- Evitar el calor. La temperatura elevada dilata las venas y dificulta la circulación. Es importante intentar evitar las fuentes de calor directas a las piernas (depilación con cera caliente, uso de braseros, etc.).
- Consultar con el médico ante cualquier molestia o problema circulatorio.
Cómo mejorar la circulación en las manos
Para prevenir los problemas y mejorar la circulación en las manos se pueden realizar algunos ejercicios, además de cuidar los factores generales para una buena circulación. Algunos de ellos pueden incluir:
- Girar las muñecas hacia los dos lados. Realizar 30 repeticiones.
- Abrir y cerrar las manos, estirando los dedos. Realizar 30 repeticiones.
- Apretar las manos y relajarlas con la ayuda de una pelota antiestrés.
- La práctica de ejercicio en general también contribuirá a una mejor circulación de las extremidades.
¿Qué empeora la circulación?
La mala circulación y su empeoramiento puede deberse a distintos factores, incluyendo:
- Una alimentación deficiente, con un exceso de alimentos procesados, de origen animal, ricos en grasa saturadas, sal y azúcar, además de un consumo elevado de alcohol y un consumo insuficiente de frutas y verduras puede suponer un grave perjuicio para el sistema cardiovascular y para la circulación.
- El tabaquismo es uno de los factores de riesgo más importantes para las enfermedades del sistema cardiovascular.
- El sobrepeso puede dificultar el retorno venoso y empeorar la circulación. Además, el exceso de peso puede suponer un aumento del colesterol plasmático y de la tensión arterial, con el consiguiente aumento del riesgo cardiovascular.
- El sedentarismo es otro de los factores que determinan un peor retorno venoso y un peor funcionamiento del corazón y el sistema vascular.
- La inmovilidad física o permanecer mucho tiempo de pie o sentado dificulta retorno venoso de la sangre.
- El embarazo es una etapa en la mujer en la que se produce un aumento significativo de peso y de líquido, por la formación del feto, la placenta, el líquido amniótico, etc. Esto, junto con las modificaciones hormonales, puede provocar una dificultad añadida para el sistema circulatorio de la mujer embarazada.
- Los anticonceptivos orales pueden aumentar el riesgo de formación de trombos en algunas mujeres y empeorar el funcionamiento del sistema circulatorio.
- La edad y el envejecimiento también son factores relacionados con una degradación de las estructuras vasculares y un peor funcionamiento de la circulación y el sistema cardiovascular.
- Patologías crónicas como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus y la obesidad pueden tener un impacto negativo sobre la circulación, además de ser factores de riesgo para los eventos cardiovasculares.
Síntomas de una mala circulación
Una mala circulación se puede hacer evidente a partir de ciertos síntomas, incluyendo:
- Sensación de hormigueo. Puede estar motivado un bloqueo o un flujo deficiente de la circulación sanguínea.
- Pesadez, hinchazón y edemas. Un mal retorno venoso puede provocar la acumulación de líquido, especialmente en las extremidades inferiores.
- En casos extremos de problemas circulatorios pueden aparecer coloraciones azuladas o negras en las uñas de los pies, así como dificultad de movimiento, problemas para la cicatrización de heridas, etc.
- Aparición de telangiectasias. Son las coloquialmente conocidas como “arañas vasculares”. Aparecen pequeñas formas ramificadas de color rojizo o azulado debajo de la piel, siendo un síntoma de una mala circulación.
- La debilidad de las paredes venosas determina que la sangre se acumule y se formen las varices.
- El cansancio y la pesadez en las piernas pueden ser indicativos de una mala circulación.