Actualizado el día 13 de Julio de 2021
Esta situación suele afectar a personas con problemas cardíacos o pulmonares. En estos casos, suele ser más cómodo respirar en posición inclinada o casi sentada.
La dificultad para respirar tumbado u ortopnea es una afección que determina la necesidad del paciente de mantener la cabeza elevada para poder respirar con comodidad. Sus causas pueden ser diversas, predominando los problemas cardíacos y pulmonares.
Las dificultades para respirar pueden ser de diferente naturaleza. Puede ser dificultad aguda cuando sus síntomas duran unos días, o crónica cuando supera los tres meses de duración. También se puede diferenciar entre disnea de reposo y de esfuerzo.
La ortopnea nocturna se origina al permanecer tumbado, desapareciendo al incorporarse. Por el contrario, la platipnea determina el empeoramiento de la respiración al estar sentado o de pie.
La dificultad para respirar puede estar causada por múltiples causas, entre otras:
Para establecer el diagnóstico de la patología relacionada con la dificultad para respirar en primer lugar se evalúan los signos vitales (nivel de conciencia, constantes vitales, saturación de oxígeno, etc.) y se revisan los antecedentes médicos y la sintomatología.
La exploración física se centra en los pulmones y el corazón, con el fin de identificar signos de congestión, sibilancias o soplos cardíacos.
También se explora el resto del cuerpo para detectar afecciones como hinchazón en las piernas, lo que puede ayudar a detectar una insuficiencia cardíaca, un coágulo o cualquier otra causa.
Algunas pruebas complementarias que se pueden realizar en caso de disnea incluyen:
El tratamiento adecuado en una deficiencia respiratoria dependerá de la causa que la origina. Los tratamientos más habituales incluyen:
La disnea es la dificultad para respirar, manifestada como una sensación de falta de aire y ahogo.
El asma es una enfermedad crónica que provoca inflamación y estrechez de las vías respiratorias. Como consecuencia los pulmones reciben menos aire, dificultando así la respiración.
Ante un episodio de falta de aire o incapacidad respiratoria hay que mantener la calma, sentarse cómodamente, comprobar que no hay obstáculos obstruyendo la nariz o la boca y buscar la ayuda de alguien. Conviene abrir la ventana de la habitación para airear el ambiente y abanicarse. Si el episodio no mejora en media hora es recomendable acudir a urgencias.
Cuando se trata de un problema de dificultad para respirar crónico conviene tener a mano la medicación, el inhalador o el oxígeno pautado por el médico, modificar la posición corporal hasta mejorar la entrada de aire y seguir algún método de relajación.
Las sibilancias son silbidos agudos producidos al respirar. Es un síntoma de la existencia de un problema respiratorio, como un estrechamiento o una pequeña obstrucción de las vías respiratorias. Pueden estar causadas por muchas situaciones diferentes, como asma, neumonía, bronquitis, reflujo gastroesofágico, insuficiencia cardíaca y tabaquismo, entre otras.
La apnea es un trastorno que obstruye las vías respiratorias durante segundos y repetidas veces por hora. La más común es la apnea del sueño y suele ir acompañada de ronquidos. Durante la apnea se pausa la respiración, pero el corazón continúa latiendo.
Pide un chequeo médico y averigua cuál puede ser el origen de ciertas dificultades respiratorias
Puedes empezar por realizarte un chequeo médico básico. Si necesitas más pruebas o un chequeo más amplio, el profesional te guiará.
Bibliografía