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Síntomas para identificar la ansiedad y tratamientos más eficaces
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Síntomas para identificar la ansiedad y tratamientos más eficaces

Según la OMS, la salud mental es un componente integral y esencial de la salud definido por algo más que la ausencia de trastornos mentales. En la actualidad, el estilo de vida y la situación creada por la pandemia de la COVID-19 está determinando que los problemas psicológicos, especialmente la ansiedad, estén creciendo de manera sustancial. Sin tener en cuenta las consecuencias de la COVID-19, los trastornos por ansiedad constituyen la afección mental más frecuente. Ante una situación de estrés cada individuo puede reaccionar de una manera diferente. Para unos puede tratarse de un estímulo activador, mientras que para otros puede ser un obstáculo insalvable mediado por la ansiedad . Poder contar con un servicio de consulta psicológica accesible y eficiente es la mejor manera para poder hacerle frente. Soluciona los problemas de ansiedad accediendo de forma inmediata a una videoconsulta psicológica de Savia ¿Qué es la ansiedad? La ansiedad es una reacción normal que surge frente a una situación estresante o una potencial amenaza. Una reacción aguda de ansiedad no tiene por qué ser patológica, sino que puede ser adaptativa, preparando al organismo para que pueda enfrentarse con éxito a esa situación exigente. Debido al estilo de vida actual, los trastornos como el estrés, la depresión y la ansiedad están ganando terreno en las sociedades avanzadas y representan una de las causas más frecuentes de baja laboral. Factores causantes de los problemas psicológicos y mentales La salud mental individual está determinada por múltiples factores sociales, psicológicos y biológicos. Por ejemplo, las circunstancias socioeconómicas adversas constituyen un riesgo bien conocido para la salud mental. También los cambios sociales rápidos, las condiciones de trabajo estresantes y los modos de vida poco saludables pueden suponer una amenaza para el bienestar y la salud psicológica. Aumento de problemas psicológicos con la pandemia de COVID-19 La situación creada por la COVID-19 y el panorama asociado de incertidumbre y estrés ha sido especialmente propicio para la aparición de casos de depresión y ansiedad. De este modo, en el año 2020, se incrementaron sustancialmente las menciones a la ansiedad en redes sociales, mientras aumentaban en paralelo las búsquedas en internet relativas a este trastorno. En una reciente encuesta llevada a cabo a nivel internacional, más de la mitad de los españoles encuestados señaló que su estado emocional y su salud mental habían empeorado desde el inicio de la pandemia. De este modo, España se sitúa entre los países donde más ha empeorado la salud mental en 2021. Además, el 45% de encuestados de nuestro país consideró que pasará más de un año hasta volver a una vida similar a la de antes de la Covid-19. En definitiva, se hace evidente que la salud emocional y mental de la población ha empeorado desde el comienzo de la pandemia con un aumento de los casos de ansiedad, depresión, insomnio y trastorno de estrés postraumático. Cómo identificar la ansiedad Además de los episodios puntuales, los trastornos de ansiedad pueden incluir el trastorno de ansiedad generalizado con un sentimiento de ansiedad y preocupación constante, así como los trastornos o fobias específicas a un estímulo concreto ( fobia social , agorafobia, etc.). En función de cada individuo y del factor desencadenante, el episodio de ansiedad puede cursar con unos u otros síntomas. Estos pueden ser tanto síntomas físicos como psicológicos. La mayoría son síntomas desencadenados por el sistema nervioso autónomo o vegetativo que prepara al organismo para una situación exigente o peligrosa, aunque esta, en realidad no se llegue a producir. Taquicardia y palpitaciones Los síntomas fisiológicos típicos de la ansiedad preparan al organismo para estar físicamente preparado. Esto incluye un aumento del ritmo cardíaco para alcanzar un mayor riesgo sanguíneo del tejido muscular. Dificultad para respirar El aumento de la frecuencia cardíaca y de la respiración puede hacer aparecer una sensación de opresión en el pecho y dificultades respiratorias transitorias. Sudoración excesiva El aumento del ritmo cardíaco y del riego sanguíneo determina un aumento de la temperatura corporal y de la sudoración. Tensión muscular y temblores Relacionado con la atávica predisposición a la lucha y los síntomas anteriores, los músculos se tensan y pueden producirse temblores. Molestias digestivas La activación del sistema nervioso vegetativo, encargado entre otras muchas funciones involuntarias de activar la digestión, pueden determinar la aparición de molestas digestivas, como flatulencia o urgencia por ir al baño. Inquietud y nerviosismo Los síntomas psicológicos de la ansiedad pueden incluir inquietud y nerviosismo que, en ocasiones, llevan asociadas sensaciones de temor y peligro. Irritabilidad y dificultad de concentración El mantenimiento de los recursos fisiológicos relacionados con el sistema nervioso vegetativo simpático, asociado además con una alta secreción de adrenalina, puede determinar un estado de irritabilidad y dificultad para concentrarse. Si el estado de agitación por ansiedad es muy elevado, se pueden producir síntomas a más largo plazo como alteraciones del sueño, la alimentación, la respuesta sexual y pensamientos negativos sobre uno mismo, entre otros. Tratamiento de la ansiedad La depresión y la ansiedad figuran entre los problemas de salud más extendidos del mundo. Cuando la ansiedad se convierte en patológica, con la aparición de los trastornos de la ansiedad, la psicoterapia ha mostrado ser efectiva en su control, especialmente por medio de técnicas cognitivo-conductuales −cuya base se sitúa en trabajar el comportamiento humano a través de la interacción entre pensamientos, acciones y sentimientos−. El propósito de la intervención psicoterapéutica es ayudar al paciente a modificar conductas y fomentar métodos para el desarrollo personal que le servirán para manejar las situaciones desencadenantes de los episodios de ansiedad. Soluciona los problemas de ansiedad accediendo de forma inmediata a una videoconsulta psicológica de Savia Medicamentos para la ansiedad Además de la terapia psicológica o psicoterapia −que debe ser el tratamiento de elección para la mayoría de los trastornos psicológicos como la ansiedad− los ansiolíticos son los medicamentos que más se utilizan para tratar la ansiedad. Dentro de estos, los más comunes son las benzodiazepinas. Estas suelen tener un efecto ansiolítico e hipnótico, si bien sus efectos adversos, incluyendo elevados niveles de adicción y tolerancia, hacen que se deba restringir su uso. Otros medicamentos que se pueden prescribir en casos de ansiedad incluyen los antidepresivos, destinados genéricamente a la prevención de nuevos episodios de ansiedad. Por otro lado, en situaciones más específicas como la ansiedad que aparece antes de que un paciente se tenga que someter a una intervención quirúrgica, pueden ser de ayuda otros medicamentos, como la melatonina. En definitiva, la terapia de elección frente a los episodios de ansiedad y otros trastornos psicológicos es la psicoterapia. Soluciona los problemas de ansiedad accediendo de forma inmediata a una videoconsulta psicológica de Savia Bibliografía Sociedad Española para el estudio de la ansiedad y el estrés (SEAS). ¿Cuáles son los síntomas de la ansiedad? Consultado: 25/06/2021 . Bandelow B, Michaelis S, Wedekind D. Treatment of anxiety disorders. Dialogues Clin Neurosci 2017;19(2): 93-107. Doi: 10.31887/DCNS.2017.19.2/bbandelow . Madsen BK et al. Melatonin for preoperative and postoperative anxiety in adults. Cochrane Database Syst Rev. 2020 Dec 8;12(12):CD009861. Doi: 10.1002/14651858.CD009861.pub3 . OMS. Los servicios de salud mental se están viendo perturbados por la COVID-19 en la ‎mayoría de los países, según un estudio de la OMS. Consultado: 25/06/2021 . OMS. Salud Mental: Fortalecer nuestra respuesta. Consultado: 28/06/2021 . Ipsos survey for The World Economic Forum. One year of COVID-19. 19/02 al 05/03 2021 .
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)
Artículo especializado

Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)

Atención, porque niños (o adultos) considerados socialmente como unos “veletas”, “oveja descarriada” o “cabeza loca”, pueden esconder el diagnóstico de un TDAH . Aunque el cuadro clínico se conoce “desde siempre” a lo largo de la historia de la Humanidad, las bases científicas del conocimiento de sus peculiaridades clínicas se establecieron a principios del siglo XX. El TDAH había sido considerado como un cuadro que predominaba ampliamente en los varones , pero esta teoría va perdiendo fuerza a medida que pasa el tiempo y, actualmente, se estima que su prevalencia es muy similar en ambos sexos, si bien en los varones parece predominar la hiperactividad y en las mujeres el déficit de atención. Qué es Desde la reciente publicación de la edición actualizada del “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)”, se considera un TDAH cuando se cumplen los siguientes criterios diagnósticos : Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o el desarrollo, que se caracteriza por (1) y/o (2): 1. Inatención: seis (o más) de los siguientes síntomas (observados con frecuencia) se han mantenido durante al menos seis meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas/laborales (Nota: los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición, desafío, hostilidad o fracaso en la comprensión de tareas o instrucciones). (Para adolescentes mayores y adultos se requiere un mínimo de cinco de los siguientes síntomas). Falla en prestar la debida atención a detalles o por descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades. Tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades recreativas (por ejemplo, tiene dificultad para mantener la atención en clases, conversaciones o la lectura prolongada). Parece no escuchar cuando se le habla directamente (por ejemplo, parece tener la mente en otras cosas, incluso en ausencia de cualquier distracción aparente). No sigue las instrucciones y no termina las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales (por ejemplo, inicia tareas, pero se distrae rápidamente y se evade con facilidad). Tiene dificultad para organizar tareas y actividades (por ejemplo, dificultad para gestionar tareas secuenciales; dificultad para poner los materiales y pertenencias en orden; descuido y desorganización en el trabajo; mala gestión del tiempo; no cumple los plazos). Evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en iniciar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (por ejemplo, preparación de informes, completar formularios, revisar artículos largos, etc.). Pierde cosas necesarias para tareas o actividades (por ejemplo, materiales escolares, billetero, llaves, papeles del trabajo, gafas, móvil…). Se distrae con facilidad por estímulos externos (en adolescentes mayores y adultos puede incluir pensamientos no relacionados). Olvida las actividades cotidianas (como devolver las llamadas, pagar las facturas, acudir a las citas). 2. Hiperactividad e impulsividad : seis (o más) de los siguientes síntomas (observados con frecuencia) se han mantenido durante al menos seis meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente a las actividades sociales y académicas/laborales. (Nota: ídem a la anterior). (Ídem para adolescentes mayores y adultos). Juguetea con o golpea las manos o los pies o se retuerce en el asiento. Se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado (por ejemplo, en la clase, en la oficina o en otras situaciones). Corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado. (En adolescentes o adultos puede limitarse a estar inquieto). Es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades recreativas. Está “ocupado,” actuando como si “lo impulsara un motor” (por ejemplo, es incapaz de estar o se siente incómodo estando quieto durante un tiempo prolongado, como en restaurantes, reuniones, etc.). Habla excesivamente. Responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta (por ejemplo, termina las frases de otros, no respeta el turno de conversación). Le es difícil esperar su turno (por ejemplo, mientras espera en una cola). Interrumpe o se inmiscuye con otros (por ejemplo, se mete en las conversaciones, juegos o actividades; puede empezar a utilizar las cosas de otras personas sin esperar o recibir permiso; en adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o adelantarse a lo que hacen otros). Cómo se trata El tratamiento de los niños y jóvenes con TDAH conlleva : Prestar una información adecuada acerca del cuadro clínico a los padres, siempre intentando tranquilizar, relajar y motivar al entorno familiar para facilitar el sacarlos adelante. También incluiría el negar cualquier tipo de culpabilidad en su aparición tanto a padres como profesores. Reafirmar que el niño lleva el cuadro en su constitución y tampoco es culpable del mismo. Hay que recalcar que el cuadro persiste siempre, pero que ello no impide que la mayoría de los niños que lo padecen sean personas normales. Hay que informar de que la mejor medicina para ellos es la paciencia, la comprensión, la ayuda y la firmeza de criterio. Desde el punto de vista farmacológico, hay que saber que las sustancias estimulantes (el metilfenidato es el fármaco de elección) suelen calmarles y los tranquilizantes les ponen más nerviosos.
Ansiolíticos, Abordaje de la Ansiedad
Artículo especializado

Ansiolíticos, Abordaje de la Ansiedad

Antes de profundizar en el manejo terapéutico de la ansiedad vamos a hacer un breve repaso de esta patología, que constituye un motivo de consulta muy frecuente en la consulta médica y el problema de salud mental más prevalente, siendo más frecuente en las mujeres . Qué es la ansiedad La ansiedad es una respuesta anticipatoria ante una situación no controlada. Partamos de la premisa de que todos presentamos situaciones de ansiedad, aunque puede ocurrir que superen nuestra capacidad adaptativa y es entonces cuando la situación se convierte en patológica. El individuo reacciona con una sensación de malestar generalizado que puede manifestarse de muy diferentes maneras (síntomas somáticos, emocionales e incluso conductas evitativas). Implica una afectación de la calidad de vida de la persona afecta. Se desencadena ante una situación suficientemente estresante como para desbordar o descompensar la respuesta fisiológica convencional. Por ello, puede aparecer ante cualquier circunstancia y manifestarse con diferentes formas de presentación. En función de su intensidad o duración puede ser precisa la intervención, ya sea farmacológica y/o psicológica . Qué síntomas presenta Es importante valorar los síntomas descritos por el paciente (físicos o psicológicos) para llegar al correcto diagnóstico . De entre los síntomas físicos mencionaremos como más frecuentes: sudoración, taquicardia, sequedad de boca, mareo, inestabilidad, sensación de falta de aire, temblor…. De entre los síntomas psicológicos los más relevantes serían: preocupación excesiva, irritabilidad, cambios de humor, miedo, dificultad en la concentración… Para llegar al diagnóstico de trastorno de ansiedad, la herramienta más relevante es el interrogatorio médico en el cual se indagarán detalladamente los síntomas y los posibles desencadenantes. El abordaje inicial suele realizarse mediante tratamiento médico para controlar los síntomas que presente el paciente a corto plazo . Por supuesto, debe tratarse la causa desencadenante, si se conoce, para lo cual se recurre normalmente a la terapia psicológica (técnicas de relajación, terapia de apoyo y enfrentamiento…). Cómo se tratan estos síntomas Es muy importante tratar los síntomas que provocan el malestar y asegurarnos del bienestar de la persona para lo que contamos inicialmente con el tratamiento farmacológico que comenzaremos lo antes posible para evitar la progresión de esos síntomas.  Es frecuente el empleo de una terapia combinada en el tratamiento del trastorno de ansiedad. Con los fármacos ansiolíticos conseguiremos controlar los síntomas físicos y mejorar el descanso nocturno. Con la psicoterapia interferiremos en el cambio de patrones conductuales ante las situaciones desencadenantes de ansiedad. Cómo se utilizan los ansiolíticos El tratamiento farmacológico de los trastornos de ansiedad va dirigido a la prevención de las crisis de ansiedad y a la atenuación de los síntomas agudos. En ocasiones, precisaremos más de un fármaco para controlar el cortejo de síntomas. Para controlar la situación basal de la persona y evitar la aparición de crisis solemos indicar un tratamiento antidepresivo (cuya eficacia se hace manifiesta aproximadamente a las cuatro semanas de iniciado el tratamiento). Puede emplearse un fármaco ansiolítico e incluso ambos combinados. Las benzodiazepinas El tratamiento ansiolítico estrella serían las benzodiazepinas cuyo efecto se evidencia a las pocas horas de iniciar el tratamiento. Existen tipos muy diferentes de benzodiazepinas, básicamente las de vida media corta y más rápido inicio de acción, y las de vida media larga de efecto menos intenso, pero más mantenido. La elección dependerá de los síntomas a tratar. Asimismo, las de vida media larga suelen precisar menos tomas al día y suelen provocar menos deprivación al retirar el tratamiento, pero ocasionan más somnolencia y sedación diurna. Resultados Es fundamental controlar y tutelar la duración el tratamiento. Al prescribir un tratamiento el médico debe realizar un seguimiento evolutivo. La mejoría clínica suele evidenciarse de forma franca a las cuatro semanas de tratamiento. Normalmente se recomiendan unas semanas más de tratamiento y, en caso de que los síntomas estén controlados, es cuando debe valorarse la disminución progresiva de dosis hasta cesar por completo el tratamiento. Es muy importante conocer el llamado síndrome de la retirada de benzodiazepinas que aparece ante la suspensión brusca del tratamiento en caso de tratamientos de larga duración. Se caracteriza por la aparición de unos determinados síntomas como temblor, fotofobia, insomnio, agitación… Suele aparece a las 24-48 horas de la deprivación farmacológica y sus efectos pueden llagar a durar una semana. A pesar de que la ansiedad en una patología frecuente, precisa de un seguimiento evolutivo exquisito. Por favor, sigue el tratamiento indicado por tu médico y acude a los controles periódicos.  No dudes en consultar cualquier inquietud o efecto adverso que detectes, y no te quedes nunca con la duda .
Actuar en Ataques de Ansiedad
Artículo especializado

Actuar en Ataques de Ansiedad

La ansiedad es la respuesta que da el organismo cuando tiene que enfrentarse a situaciones estresantes . Es una respuesta normal del cuerpo, que se activa cuando la mente percibe una situación amenazante para el individuo. De hecho, mucha gente busca experimentar estas sensaciones y disfruta esa respuesta de estrés, en actividades como el paracaidismo, puénting, etc. Por lo que una respuesta al estrés en sí no es algo malo, sino el mecanismo de supervivencia del cuerpo. El problema aparece cuando el organismo activa, sin avisar, y en muchas ocasiones sin causa aparente, esta respuesta de estrés y se produce lo que conocemos como un ataque de ansiedad, en el que el cuerpo reacciona como si hubiera un peligro, pero en este caso no es real y la persona siente que está fuera de control cuando realmente no es así. ¿Qué puede desencadenar un ataque de ansiedad? El pensamiento ansioso (ataque de ansiedad voluntario): cuando pensamos que algo malo va a pasar estamos generando un peligro irreal, que la mente detecta como una amenaza real para el individuo y el cuerpo se ve obligado a reaccionar en consecuencia.   El estrés acumulado (ataque de ansiedad involuntario): cuando aparecen los síntomas debido al exceso de estrés real acarreado. ¿Cuáles son los síntomas característicos de un ataque de ansiedad? Palpitaciones o sacudidas del corazón. Sensación de asfixia o dificultad para respirar. Sudoración intensa o escalofríos. Temblores. Sensación de atragantarse. Nauseas o molestias abdominales. Dolor en el pecho. Parestesias: sensación de adormecimiento u hormigueo en manos, pies, partes de la cara, etc. Mareos y sensación de desmayo. Despersonalización: Sensación de irrealidad, como si nos viéramos a nosotros mismos en una película sin ser capaces de reconocer nuestro propio cuerpo. Miedo a perder el control, a morir o a volverse loco. A pesar de que estos síntomas producen una angustia elevada o, incluso en muchas ocasiones, lleva a la persona a “creerse morir” , una vez se ha desencadenado un ataque de ansiedad hay algunas cosas que podemos hacer para detenerlo o reducir sus síntomas. Vence un ataque de ansiedad ¿Qué hacer y cómo actuar ante un ataque de ansiedad? Conoce tu ataque de ansiedad: comprende qué es una crisis de ansiedad, qué la está causando y cómo responde tu cuerpo tanto a nivel psicológico (pensamientos), emocional (sentimientos) y fisiológico (síntomas). Saber a lo que te enfrentas, hace que el ataque ya no sea algo desconocido que pueda darte miedo, y si eliminas tu miedo -una de las principales causas de que una crisis se repita-, el ataque de ansiedad acaba desapareciendo. Evita pensar que te va a suceder algo malo: cuanto más centres tu pensamiento en que la ansiedad experimentada va a causarte algo malo, más síntomas tendrás. Si mantienes el peligro irreal a nivel mental, el cuerpo seguirá necesitando reaccionar para protegerte. Repítete que los síntomas no son más que una reacción al estrés : Los síntomas ansiosos no son amenazantes ni peligrosos para tu organismo, simplemente tu cuerpo hace aquello que se supone que debe hacer ante un peligro. El cuerpo está preparado para aguantar tal intensidad sintomática sin que salgas dañado. Recuerda que todos los ataques de ansiedad terminan : una crisis de ansiedad dura entre 15 minutos y media hora, y los síntomas alcanzan su máximo a los 10 minutos de empezar. Debes intentar mantenerte tranquilo hasta que el cuerpo se recupere de la respuesta de estrés, lo que significa que sentirás los cambios en tu cuerpo, pero sabiendo que desaparecerán cuando el cuerpo se recupere. Distrae tu atención : la mayoría de los ataques de ansiedad se producen por pensar demasiado, ansiosamente. Si conseguimos romper la cadena de patrones de pensamiento introduciendo alguna distracción (contar, llamar a un amigo, jugar a un juego, leer un libro…), los síntomas desaparecerán. No tiene efecto si mientras realizas la actividad continúas pensando en aquello que desencadena el ataque; lo importante es que seas capaz de centrarte en esa actividad. Intenta respirar de forma consciente: inspirar con tranquilidad durante varios segundos y luego expirar también de forma lenta, produce un efecto tranquilizador. Evita respirar de forma superficial, intensa y rápida (hiperventilación) ya que agrava la sintomatología ansiosa, genera un aumento de la sensación de ahogo y facilita el camino hacia el ataque de pánico. Relaja tu cuerpo: la relajación muscular progresiva hace que el cuerpo se agote más rápido y que expulse las hormonas del estrés, lo que provoca que los sentimientos ansiosos asociados desaparezcan.
El Efecto de las Redes Sociales en la Salud Mental
Artículo especializado

El Efecto de las Redes Sociales en la Salud Mental

Si apagamos el ordenador, podemos coger la tablet, y si ésta se queda sin batería, siempre nos queda la opción de recurrir al móvil. Las redes sociales forman parte de nuestra vida y su utilización aumenta año tras año. Los seres humanos somos seres sociales, criaturas destinadas a vivir en sociedad y con un cerebro programado para funcionar como miembros de un grupo social. Nos agrupamos para sobrevivir, y es por ello que las redes sociales han tenido y siguen teniendo tanto éxito, pues satisfacen una de las necesidades básicas de la Humanidad, la comunicación, y refuerzan el instinto de supervivencia al formar parte de una comunidad. Es en plataformas como Twitter, Facebook e Instagram, donde también hoy en día formamos y construimos relaciones, configuramos nuestra propia identidad, y nos expresamos y conocemos el mundo que nos rodea. Pero, ¿hemos valorado suficientemente qué riesgos supone?, ¿tiene algún beneficio esta revolucionaria manera de conectar entre nosotros? Uso problemático de las redes y efectos negativos en la salud mental Vaguebooking: es una forma de escribir poco clara e inquietante, que se utiliza en publicaciones para preocupar a los usuarios que las leen y captar su atención. Ej. “ Hoy no puedo más ”, “ Estoy tan cabreada… ” “ ¿Por qué? Sólo yo…” O signos de interrogación consecutivos para que los seguidores pregunten qué sucede. Riesgos asociados Soledad. Pensamientos suicidas. Depresión. Egocentrismo. FOMO: son las iniciales de “ fear of missing out” , que se puede traducir por “miedo a perderse algo” . La expresión describe una nueva forma de ansiedad, surgida con la aparición del móvil y las redes sociales, que se caracteriza por la necesidad compulsiva de estar constantemente conectado a lo que hacen los demás, para no perderse nada y estar presente en el momento del evento. Riesgos asociados Adicción. Ansiedad. Problemas en los hábitos de sueño (hay investigadores que creen que las luces LED de estos dispositivos interfieren con los mecanismos cerebrales que producen la melatonina, la hormona del sueño). TOC (trastorno obsesivo compulsivo). Bajo rendimiento académico. Ciberbullyng y Sexting (compartir contenido de carácter sexual): las redes sociales presentan oportunidades para aquellos que quieren continuar con su abuso incluso cuando no están cerca físicamente del individuo. Riesgos asociados Depresión. Ansiedad. Insomnio. Problemas alimentarios. Pensamientos y conductas suicidas. Bajo rendimiento académico. Comparaciones : la difusión de imágenes manipuladas en las plataformas de redes sociales puede perpetuar expectativas poco realistas con las que compararse constantemente. Riesgos asociados Autoestima y autoimagen negativas. Trastornos depresivos como la distimia (depresión leve persistente confundida en muchas ocasiones con pesimismo o negativismo). Trastornos de la imagen corporal como el trastorno dismórfico (preocupación fuera de lo normal por algún defecto real o imaginado de la autoimagen), vigorexia, anorexia, etc. Envidia, rivalidad. Seguimiento pasivo: los usuarios que no suelen publicar, pero utilizan la red para “vigilar” al resto de usuarios, suelen experimentar emociones negativas que acaban dañando su salud mental. Riesgos asociados Sentimientos de envidia. Trastornos depresivos. Rabia, cólera e ira. Sustitución “del mundo real”: Las redes sociales brindan la oportunidad, a muchas personas con ansiedad social, de resolver su incapacidad para relacionarse con otras personas cara a cara. Esta sustitución, todavía desalienta más las interacciones sociales fuera de la red y se agrava el problema. Riesgos asociados Aislamiento. Soledad. Personalidad antisocial. Problemas familiares y de pareja. Uso de las redes y efectos positivos en la salud mental Autoexpresión: los usuarios que utilizan las redes sociales para explorar y expresarse, sobre todo los jóvenes y adolescentes que se encuentran en pleno desarrollo psicoemocional, pueden encontrar en este espacio, mediante la creación de un perfil con imágenes, videos y palabras que expresen cómo se identifican con el mundo y cuales son sus intereses, un lugar donde armar un “catálogo ” que los represente mostrando la mejor versión de ellos mismos. Beneficios asociados Construcción de identidad. Aumento de la autoestima. Aumento del nivel de conciencia. Construcción de capital social: las redes sociales brindan la oportunidad de mantener el contacto con personas queridas que están en diferentes partes del mundo y facilitan el poder realizar nuevos amigos. Beneficios asociados Reducción de los sentimientos de soledad. Construcción de comunidades: para las personas con problemas de salud mental que tienen dificultades para encontrar apoyo en su entorno, las redes sociales pueden actuar como una herramienta útil , brindando la posibilidad de compartir sus experiencias con otras personas con las que pueden empatizar y relacionarse. También, grupos que en el mundo real son una minoría, encuentran en las comunidades en línea, una red segura de apoyo a pesar de la separación geográfica, como por ejemplo la comunidad LGTBI o las minorías étnicas.   Beneficios asociados Apoyo emocional. Fortaleza y asertividad. Construcción de identidad. Esperanza. Aprendizaje de nuevas estrategias. Incremento de la capacidad para expresarse.  
Ejercicios Para Trabajar Tus Habilidades Sociales
Artículo especializado

Ejercicios Para Trabajar Tus Habilidades Sociales

Suele pasar que el “piensa en positivo” no funciona, y el “ sé tú mismo ”, tampoco. ¿Quién no se ha sentido inadecuado alguna vez en una reunión social? ¿Quién no se ha visto superado en una situación tensa y no ha sabido responder o ha respondido de la peor de las maneras?  ¿La buena noticia? Las habilidades sociales se entrenan. Y lo que se entrena, se aprende. ¿Qué son las habilidades sociales? Las habilidades sociales (HHSS) son conductas específicas que permiten dar respuestas eficaces en diferentes situaciones sociales. Si bien es cierto que hay circunstancias que pueden haber dificultado que la persona desarrolle habilidades (como una familia disfuncional, situaciones de acoso escolar, experiencias traumáticas que conduzcan al aislamiento), el hecho de ser, como decía Aristóteles, animales sociales por naturaleza, nos programa para tener una tendencia hacia lo social y con el entrenamiento adecuado las habilidades sociales se acaban integrando de forma natural. Dicho en otras palabras, es un aprendizaje que, si no se nace, se hace. No es que seas así, es que actúas así. ¿Qué hay tras la falta de habilidades sociales? La falta de habilidad se puede explicar desde dos ángulos diferentes: La persona tiene las habilidades necesarias, pero no las puede desarrollar debido a que le inhibe la ansiedad o le limitan ciertos pensamientos o creencias. La persona no ha desarrollado en su repertorio conductual las estrategias sociales para poder relacionarse adecuadamente. Será este el tipo de dificultades en que nos centraremos. Lo visible Recurre a clásicos : Para iniciar una conversación, utiliza la sonrisa como tu mejor aliada. Mira a los ojos , genera conexión directa con el otro. Haz preguntas abiertas , como “¿qué te gusta hacer? ”, en vez de preguntas cerradas (que se responden con sí/no) como “¿te gusta la lectura? ”. Tenemos dos orejas y una boca para escuchar el doble que hablamos. Haz pequeñas autorrevelaciones que indiquen algo personal. Es el inicio de la cercanía. Respeta los silencios como parte natural del diálogo y utilízalos como transición a un nuevo tema: “ a propósito de lo que comentábamos antes…” o “ por cierto, algo que no hemos hablado… ”. Crea sintonía: escuchar con atención a tu interlocutor adoptando y reflejando aspectos de su conducta no-verbal (gestos, miradas, expresiones, posturas…) y para-verbal (tono de voz, velocidad del habla, énfasis…). Si “espejamos” suavemente la conducta del otro, se sentirá más próximo a nosotros. Presta atención a tu posición : una forma de ganar seguridad es adoptando la denominada “postura de poder” que implica tener la cabeza erguida, los hombros hacia atrás y los brazos extendidos o apoyados en las caderas. Se ha demostrado que mantenerla tiene efectos significativos a nivel hormonal (aumento de testosterona y disminución del cortisol, la hormona del estrés) y conductual. Lo invisible Dirige tu atención : cuando uno se está sacando el carné de conducir ve coches de autoescuela por todos lados. No es que haya más coches de autoescuela entonces, sino que estás focalizando tu atención hacia ellos. De igual manera, según si focalizas tu atención hacia los aspectos positivos o negativos de una situación vas a tener emociones positivas o negativas y por tanto vas a poder manejarte mejor o peor. Empieza a ser amable contigo : transforma tus mensajes internos negativos en sentimientos y necesidades. Es importante poder pasar del “ no valgo para nada ” al “¿qué necesito transformar de mí? ”. Aprende a hablarte a ti mismo como le hablarías a alguien a quien quieres. Entre lo visible y lo invisible: la interacción Cultiva tu empatía : la auténtica empatía no es sólo ponerte en los zapatos del otro, sino ponerte en los zapatos del otro desde su propia perspectiva del mundo, desde su ser más profundo. Puede ayudar estar plenamente presente en el momento sin juzgar lo que nos cuentan, intentando entender qué necesita el otro, qué siente, qué le está provocando esa situación… Relativiza el punto de vista: en PNL (Programación Neurolingüística: modelo de comunicación que describe la dinámica entre la mente (neuro) y el lenguaje (lingüístico) y cómo la relación entre ambos afecta a nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestro comportamiento) existe lo que se denominan las tres posiciones perceptuales: Primera posición : la atención está en lo que yo he sentido, pensado, visto y escuchado en una interacción. Segunda posición : lo que creo que el otro sintió, pensó, vio y escuchó el otro en esa interacción. Tercera posición : cuando la atención se aleja como un zoom viendo la escena de una forma global y aumentando la comprensión de la interacción social. Sé asertivo : en un continuo donde en un extremo estaría la agresividad, y en otro la pasividad (no actuar), la asertividad estaría justo en el centro. Tiene que ver con el saber intercambiar la información necesaria para llegar a acuerdos de forma pacífica. Aprende a disculparte: significa reconocer los sentimientos del otro, pero no es solamente decir “lo siento”. La auténtica disculpa se compone de tres partes: Lo siento, No debería haber hecho /dicho …, entiendo que sientas … Lo que harás para no repetirlo. Evita los conflictos innecesarios . Una técnica fundamental cuando ser asertivo no hace que el interlocutor rebaje sus exigencias es la técnica del disco rayado: se basa en repetir una y otra vez lo principal de lo que queremos expresar, dejando de atender las partes de la conversación que no nos interesan. Por ejemplo, para responder ante la insistencia de alguien. El mensaje se puede repetir de forma exacta o con pequeñas variaciones. Ej.: “no, muchas gracias”, “no, te lo agradezco”, “no, muy agradecido”. Influye en los otros . El reforzamiento tipo sándwich es una manera de expresar desacuerdo y pedir un cambio de conducta en el otro. Implica presentar una idea negativa entre dos positivas. Ej. Alguien te pregunta si quieres ir al teatro pero tú lo aborreces. “Me apetece mucho hacer algo contigo (+), pero no me gusta el teatro demasiado (-), seguro que encuentras a alguien que vaya contigo (+)”. Aprende a hacer críticas : la aserción negativa de ataque es una estrategia comunicativa en la que antes de decir lo que creemos que le va a molestar al otro, verbalizamos anticipadamente nuestro temor a que le moleste o le irrite. Ej. “ No pienses que me caes mal, pero no me gusta prestar mis cosas”. EJERCICIO: LA TÉCNICA DEL MODELADO Elige una persona que tenga una competencia social que te gustaría tener. Obsérvala atentamente en su forma de actuar y tómala como modelo. Cuando se produzca una situación que requiera esa habilidad por tu parte, imita a esa persona como si fueras un actor representando un papel. Intenta pensar, sentir y actuar como pensaría, sentiría y actuaría esa persona. Después analiza qué te ha salido bien en tu nueva forma de manejar la situación y qué sería mejorable. Y vuelve a empezar. Repítelo hasta hacerlo tuyo. Experimentarse a uno mismo haciendo las cosas de forma diferente hace que nos pensemos y nos sintamos diferente. Éste es el inicio del cambio. ¿Una última recomendación? Ejercita tu carisma, entrena cada vez habilidades más exigentes para ti. Surfea cada vez olas más altas.
Trastornos Mentales y Salud Física
Artículo especializado

Trastornos Mentales y Salud Física

Hace ya tiempo que tanto en la clínica médica como en la psicológica se ha incorporado un modelo alejado del clásico dualismo cartesiano que postulaba una separación entre el concepto de mente y el de cuerpo. Hoy en día, tanto médicos como psicólogos sabemos que no existe padecimiento físico sin repercusiones psicológicas ni padecimiento psicológico que no incida en el cuerpo. Desde las investigaciones que hizo Freud sobre las Histerias de conversión (trastornos físicos sin base orgánica) numerosos son los estudios que se han hecho con el objetivo de entender mejor la relaciones entre la sintomatología física y la psicológica. La gran ventaja con la que contamos hoy es el avance que ha tenido lugar en las neurociencias , lo que nos permite estudiar con avanzadas técnicas científicas los postulados de todos aquellos que se interesaron por la psicosomática en el pasado. Veamos qué dice la investigación reciente En 1981 , un científico llamado Rober Ader publicó un libro llamado “ Psiconeuroinmunología ” . Esta publicación tuvo tanta repercusión en la comunidad científica que se estableció una disciplina científica con el mismo nombre. Posteriormente se creó una revista llamada “Brain, Behavior and Inmunity”, que publica artículos sobre esta disciplina hasta y que sigue activa a dia de hoy. Esta disciplina tiene como premisa que existe una interrelación entre los mecanismos nerviosos, endocrinos e inmunológicos , plasmándose la influencia psicológica a través de los mecanismos nerviosos y endocrinos. De este modo, se estudia la relación entre padecimientos psicológicos y su incidencia en el cuerpo a través del sistema nervioso y endocrino. Una gran parte de estas investigaciones tiene como foco la influencia del estrés en el sistema inmunológico. Se puede observar, en muchos de estos estudios, cómo el sistema inmunológico no sólo reacciona a estímulos biológicos, sino que factores psicosociales también inciden en él. Sucesos vitales que pueden vulnerar el sistema inmunológico Este es un pequeño listado de algunos de los factores ambientales que pueden afectar, debido al estrés que provocan, a nuestra salud física: Divorcio u otra situación de pérdida , si devienen estresantes pueden acabar pasando factura en el organismo Época de exámenes Desempleo Privación de sueño Sucesos vitales que impliquen una vivencia sostenida de sufrimiento mental con estrés Hoy en día existe suficiente evidencia como para afirmar que dichos factores reducen la eficacia de nuestro sistema inmunológico (Khansari, Mugo y Faith, 1990). Enfermedades médicas, resultado de factores psicológicos Cuando se considera que una enfermedad médica es originada o influida por causas psicológicas hablamos de trastorno psicosomático. A continuación, ofrecemos un listado de ejemplo de trastornos físicos que pueden tener una influencia o incluso una causa psicológica: Sistema cutáneo : herpes, psoriasis, dermatitis atópica, eccema dishidrótico, urticaria, acné vulgar, alopecia areata, liquen plano. Sistema endocrino : híper e hipotiroidismo, dismenorrea, hipoandrogenismo masculino Sistema gastrointestinal : dispepsia, aerofagia, síndrome del intestino irritable, ulcera péptica, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn. Sistema cardiovascular: hipertensión arterial, arritmias cardíacas, infarto de miocardio Sistema locomotor-muscular: cefaleas, artritis reumatoide, fibromialgia. Sistema respiratorio : asma. Sistema urogenital: Retención aguda de orina, polaquiuria, cistitis, prostatitis. Sistema inmunitario : ciertas infecciones, algunos tipos de incompetencia inmunológica, ciertas alergias. El modelo Cognitivo-Conductual focaliza la investigación de los trastornos psicosomáticos en la aparición del estrés y sus consecuencias sobre el organismo. Personalidades con tendencia a enfermar físicamente por causas psicológicas Desde el psicoanálisis se han estudiado mucho los trastornos psicosomáticos. Los investigadores Marty y M’uzan acuñaron el término “ personalidad operatoria ” que más tarde fue redefinido por Sifneos como “ personalidad alexitímica ” . Hoy en día ambos términos son utilizados por psicólogos y psicoterapeutas de diferentes orientaciones teóricas. Este tipo de personas podrían ser descritas brevemente por una serie de características que mencionamos a continuación: Normalidad psicológica aparente. Socialización aparente. Un mundo de fantasía muy pobre, es decir, poca capacidad para imaginar y fantasear. Escasa capacidad para hablar de los propios sentimientos y motivaciones. Función onírica muy pobre o inexistente, es decir, incapacidad o dificultades para soñar. Una capacidad de abstracción muy escasa. Escasa capacidad para la formación de símbolos y un pensamiento muy ligado a lo concreto. Según los autores que definieron estos tipos de personalidad, dichas personas serían propensas a expresar sus conflictos internos a través del cuerpo, por ejemplo, en lugar de deprimirse frente a una situación de pérdida, mostrarían un cuerpo que enferma.   Conclusión Hoy en día la influencia psicológica en ciertas enfermedades físicas es un hecho aceptado en la comunidad científica internacional más allá de la perspectiva teórica desde donde se enfoque. Hay consenso en considerar que en cada caso pueden intervenir una multiplicidad de factores que empiezan en los propios rasgos de personalidad, pasan por las vulnerabilidades psico-biológicas y terminan en los factores ambientales y sociales. Los humanos somos parte de un sistema y somos un sistema en sí mismo, y sólo con un enfoque que nos lleve a tomar conciencia lo más ampliamente posible sobre aquellas fuerzas visibles que nos hacen enfermar y sobre aquellas invisibles podremos acercarnos más a una mayor calidad de vida.
Consecuencias del Ruido en la Salud
Artículo especializado

Consecuencias del Ruido en la Salud

¿Te preocupa el ruido que nos rodea? ¿Crees que puede afectar a nuestro bienestar? El ruido es uno de los problemas ambientales más importantes . Se define como un caso particular de sonido, una emisión de energía originada por un fenómeno vibratorio detectado por el oído, que provoca una sensación de molestia. Es un sonido no deseado. El nivel de sonido se mide en decibelios (dB) y un pequeño incremento en los decibelios supone un gran incremento en energía sonora. EL RUIDO ES SUBJETIVO La subjetividad inherente a la molestia que provoca un ruido dependerá de estos factores: La cantidad de energía sonora (a mayor energía, mayor molestia). Tiempo de exposición (a iguales niveles de energía, a mayor duración, mayor molestia). Características del sonido (espectro de frecuencias, ritmo, etc.). Sensibilidad individual (influida por factores físicos, sociales, culturales, etc). El oído es el órgano sensorial responsable de la audición y, es concretamente la parte denominada oído interno es la encargada de la transformación de las ondas sonoras recibidas (energía mecánica) en impulsos nerviosos (energía eléctrica), que son finalmente transmitidos al sistema nervioso central (cerebro). Fuentes de ruido Se considera que, en Europa, millones de personas están expuestas a niveles de ruido ambiental que los expertos y profesionales del sector consideran demasiado elevados y que pueden provocar posibles efectos nocivos sobre la salud humana. En la mayoría de las ocasiones, las fuentes que producen el ruido ambiental forman parte de la vida humana cotidiana, como son, por ejemplo: Las actividades industriales : ruido generalmente producido por la maquinaria, en relación a la potencia de la misma.  También la construcción y los trabajos de excavación pueden causar emisiones considerables (grúas, hormigoneras, soldaduras, martilleo, perforadoras…). Otros ejemplos, dentro de la innumerable lista, serían los sistemas de ventilación, los ascensores, la limpieza de calles, la recogida de basuras… Las actividades de comunicación (radio, TV, teléfono, fax…). Las actividades domésticas, vecinales, deportivas y de ocio : voces, fiestas, música de discoteca, utensilios de aspiración en el hogar, el uso de auriculares sin limitador de volumen, determinados juguetes con sonidos intensos, el tañir de las campanas de la iglesia… Los medios de transporte : incluiría los vehículos a motor (aquellos más grandes y pesados son los que emiten más ruido, generado por el motor y por la fricción entre el vehículo, el suelo y el aire); los ferrocarriles (el ruido que generan depende de su velocidad, tipo de motor, el estado de los raíles y sus fijaciones, la rugosidad de las ruedas…); y el tráfico aéreo (aquellos aviones más grandes y pesados producen más ruido, en las operaciones de despegue y aterrizaje, etc). Problemas de salud relacionados. Según la Comisión Europea, la exposición al ruido excesivo puede provocar, entre otros: Problemas de sueño (insomnio; despertares nocturnos o demasiado tempranos; cambios en la duración de las distintas etapas del sueño, en su estructura y fragmentación; mayor necesidad de uso de somníferos o sedantes; somnolencia diurna con el consiguiente descenso del rendimiento cognitivo en trabajo/escuela…). Cambios en los niveles hormonales (estrés) pueden provocar efectos cardiovasculares como la hipertensión o mayor riesgo de padecimiento de infarto agudo de miocardio; déficits de inmunidad, obesidad; depresión y otros desórdenes psíquicos… Efectos auditivos (discapacidad auditiva con o sin padecimiento de acúfenos -ruidos en los oídos cuando no existe fuente sonora externa-, dolor o fatiga auditiva…). Afectación del desarrollo cognitivo infantil. Afectación del comportamiento social (agresividad, protestas, sensación de desamparo) o interferencia en la comunicación oral. Estrategias de intervención El problema del ruido es una preocupación de la población a nivel global y, por ello, está empezando a ser una cuestión importante en salud ambiental para los gobernantes de muchos países. Prueba de ello sería la publicación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de su plan de acción para Europa “Children’s enviroment and health”, cuyo objetivo prioritario es la protección frente a la exposición a niveles nocivos de ruido de los niños, tanto en casa como en la escuela. Existen estudios científicos realizados en España que demuestran que la población general estaría dispuesta a pagar más impuesto s o, incluso también, a a umentar el coste de su vivienda , entre otros aspectos, con la finalidad de conseguir ambientes más silenciosos. Igualmente considera necesaria la actuación en inversión pública con la finalidad de reducir la contaminación acústica.
Nomofobia, ¿Tienes Adicción por el Móvil?
Artículo especializado

Nomofobia, ¿Tienes Adicción por el Móvil?

¿Te genera malestar o intranquilidad si alguna vez te dejas el móvil en casa? ¿Consultas repetidamente el teléfono para ver si tienes algún aviso o mensaje, y a veces no te das ni cuenta? ¿Cargas el teléfono móvil en cuanto llegas a casa si alguna vez te quedas sin batería? Si has respondido “sí” a estas preguntas quizá sufras nomofobia. Según un estudio reciente, los usuarios de smartphones consultan el teléfono una media de 34 veces al día. ¿Estamos ante la nueva plaga del siglo XXI? ¿Qué es? El término “nomofobia” proviene del anglicismo nomophobia , que significa “no-mobile-phone-phobia”, y hace referencia al miedo irracional a estar sin teléfono móvi l, tanto por falta de batería, falta de cobertura o por haberlo olvidado en casa. Se calcula que alrededor del 53% de los usuarios de smartphones podrían considerarse nomofóbicos . Existen datos contradictorios sobre qué sexo es el más afectado pero, en cualquier caso, no hay diferencias significativas.   El hecho de que se pueda llevar a cualquier sitio, su relativo bajo coste y las inmensas posibilidades que genera, disparan el uso del móvil. A pesar de que el dispositivo en sí es importante, lo que crea la adicción realmente son las aplicaciones que requieren internet. Los teléfonos anteriores a los smartphones, que básicamente tenían utilidad para llamar o para enviar sms, no creaban tanto “enganche”. Es por este motivo que la nomofobia se da básicamente en adolescentes y adultos , ya que los niños no tienen un acceso tan directo a internet. Particularmente durante la adolescencia hay más probabilidades de desarrollar nomofobia ya que se prima la aceptación por parte del grupo de amigos, para identificarse y pertenecer.   Los smartphones permiten satisfacer básicamente dos tipos de necesidades: En entretenimiento solitario : búsqueda de información, imágenes o música, juegos solitarios, nuevos programas, páginas web… La interacción social : chats, foros, mail, redes sociales, juegos en red… La nomofobia forma parte de las llamadas adicciones conductuales. Hábitos de conducta aparentemente inofensivos, como consultar el móvil, puede convertirse en adicción según el uso que hagamos, desde un deseo moderado hasta una obsesión intensa, e incluso es capaz de generar síndrome de abstinencia . El aspecto fundamental para que haya adicción no es tanto el número de veces que se consulta el móvil (aunque también es importante), sino que haya una sensación de pérdida de control por parte de la persona, así como que haya dependencia (es decir, tolerancia y síndrome de abstinencia). ¿Síntomas? Los síntomas observados en la nomofobia pueden llegar a ser similares a los generados por algunas drogodependencias . Estar enganchado al móvil puede actuar como un estimulante que produce cambios fisiológicos en el cerebro. Podemos observar las siguientes señales: Pérdida de control: uso compulsivo del teléfono. Interferencia en otras actividades de la cotidianeidad, lo que hace que pueda haber una bajada en el rendimiento escolar, laboral, familiar o social. Tolerancia: Cada vez se necesita usar más tiempo el dispositivo. Síndrome de abstinencia: La falta del dispositivo genera: Irritabilidad. Ansiedad. Tristeza o apatía. Inquietud motriz. Impaciencia por la lentitud de la conexión o por no encontrar lo que se busca. Falta de concentración. Pensamientos recurrentes. Sensación subjetiva de incomunicación. ¿Otros efectos y consecuencias? Al margen de los síntomas comentados anteriormente, la dependencia al móvil también puede provocar otras problemáticas: Afectación en el sueño. Riesgo de accidentes de tráfico o laborales por el uso simultáneo. Aumento de la probabilidad de padecer ciberacoso. Posibles efectos neurológicos y neuropsicológicos (riesgo de tumores intracraneales). ¿Tratamiento? Como en otras adicciones comportamentales, la solución no es abandonar el uso del móvil por completo, sino aprender a regular su uso. Algunas ideas que pueden facilitar en este sentido serían: ¿Qué uso te gustaría hacer idealmente del móvil? ¿Es el que haces o deberías cambiar algo? Existen aplicaciones como Checky para Android o RescueTime que pueden funcionar como test, ya ayudan a ver tanto la frecuencia con la que se usa el dispositivo como el uso que se hace de él y de este modo facilitar la autorregulación. Empieza por reflexionar qué estados emocionales son los que habitualmente te llevan al uso del móvil: ¿el aburrimiento? ¿el exceso de trabajo? ¿la sensación de vacío? ¿la necesidad de relación social? Busca alternativas factibles. ¿Qué cosas dejas de hacer o haces peor por usar el móvil en exceso? Piensa que, por ejemplo, andar por la calle mirando el móvil te aísla de todo lo que ocurre en tu entorno. Por tanto: ¿qué podría mejorar en tu vida si limitaras su uso? Recuerda que las funciones personales que se satisfacen desde el móvil (como las relaciones sociales o entretenimiento) pueden complementar, pero nunca suplir , las presenciales. Conectarse no es vincularse, más bien al contrario, a más conexión menos vínculo social. Valora si hay problemas de los que huyes a través de la gratificación inmediata del teléfono y busca soluciones. El móvil puede llegar a convertirse en un “mini-mundo” manejable. ¿Hay aspectos que tengas descuidados en la vida real? Es importante tener en cuenta que cuantas más áreas sean funcionales en la persona (familia, pareja, trabajo, intereses…) más probabilidades hay de que la persona sea feliz a nivel global. ¿Hay alguna parte de ti que se esconda tras el móvil? El anonimato que genera internet puede comportar dificultades paralelas. Pon límites: apaga el móvil en ciertas situaciones, p.ej. mientras comes, mientras realizas actividades sociales o a la hora dormir.  
Qué Sabemos de las Fobias
Artículo especializado

Qué Sabemos de las Fobias

¿Cómo reaccionarías si te encontraras una araña en el baño, y tienes aracnofobia?, ¿y si la consulta del médico está en un séptimo piso y padeces de acrofobia? En el mundo occidental, hay tantas fobias como elementos existen en nuestro hábitat, son prácticamente infinitas y muchas veces convivimos con ellas a pesar del malestar que generan. En este artículo, veremos qué tipos de fobias existen, cuáles son sus tratamientos y qué consecuencias pueden ocasionar. ¿Qué es una fobia? Una fobia es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por un miedo irracional a un lugar, una situación o un objeto . Este temor extremo hace que la persona se esfuerce en evitar el peligro percibido, que siempre es mucho mayor en su mente que en la vida real y, si no puede evitarlo o no puede huir de él, sufre una angustia enorme, ansiedad o incluso un ataque de pánico al tener que enfrentarse. Las personas con fobia a menudo se dan cuenta de que su miedo es irracional, pero paradójicamente, no pueden hacer nada al respecto para reaccionar de un modo diferente. Además, como el cerebro es capaz de reaccionar de la misma forma ante la imaginación o una foto que ante el estímulo fóbico, hay personas que con tal sólo pensarlo desencadenan una sintomatología tremendamente angustiante e inevitable. Síntomas físicos Sofocos o escalofríos Sudoración Dificultad para respirar Temblor Presión en el pecho Dolor de cabeza Mareos Taquicardia Náuseas Dolor de estómago Confusión y desorientación Boca seca Necesidad del ir al baño Entumecimiento Zumbido en los oídos Síntomas psicológicos Sentimiento de temor Miedo a morir Miedo a perder el control Miedo a desmayarse Fobia simple o específica ¿Qué es? Es un tipo de fobia que se caracteriza por tener un m iedo intenso e irracional a una situación concreta, objeto, individuo o animal. Por ejemplo, miedo a conducir, a subir en un ascensor, a ver un insecto, a la sangre, a las alturas, etc. ¿Cómo se detecta? Es difícil de detectar porque las personas que la padecen habitualmente son capaces de llevar una vida normal con tan sólo evitar el estímulo que les provoca el miedo. El peligro está en que, si no se trata, hay un alto riesgo de generalizar y que se vean afectados espacios colindantes al estímulo que provoca el temor. Por ejemplo, un miedo a las agujas puede convertirse, con el tiempo, en una fobia a los hospitales. ¿Cuál es su origen? Se desarrollan cuando el niño tiene entre cuatro y ocho años y están vinculadas, o bien a una experiencia negativa en la niñez . Por ejemplo, si de pequeño sufriste una picadura de abeja es probable que de mayor desarrolles una fobia o pánico hacia ese insecto. La reacción de miedo que tuviste se grabó en tu mente y es por ello que, a pesar de saber, de manera racional, que lo peor que puede ocurrir es que te pique, la emoción del miedo actúa mucho más rápido. O por aprendizaje, si los adultos con los que convive el niño tienen fobias. Fobia social ¿Qué es? Es un tipo de fobia que se caracteriza por sentir un miedo intenso a hacer el ridículo o a lo que los otros puedan pensar de uno mismo. Por ejemplo, miedo a hablar en público, a comer junto a otra persona, a mantener una conversación de “tú a tú” por ese “qué dirán”, etc. ¿Cómo se detecta? Las personas afectadas por este tipo de fobia, por lo general, e vitan los actos sociales y otras reuniones donde pueden ser juzgadas por los demás. Sienten que van a destacar y ser examinados por la multitud, y eso les lleva a evitar relacionarse y a llevar un estilo de vida aislado que, en muchas ocasiones, provoca que se depriman. ¿Cuál es su origen? Se sabe que las fobias sociales empiezan a desarrollarse durante la adolescencia y que están causadas por una combinación de experiencias de la vida , la química del cerebro y la genética; aunque la mayor parte de los casos coinciden en haber sufrido una experiencia humillante anteriormente en público, que provoca que la confianza en uno mismo no logre desarrollarse. Agorafobia ¿Qué es? Es un tipo de fobia que se caracteriza por sentir un miedo intenso a todos los espacios abiertos , a las multitudes y, en definitiva, a los lugares donde es difícil poder escapar en el caso de tener síntomas de ansiedad o un ataque de pánico. Por ejemplo, visitar un aeropuerto, gimnasio, bar…, alejarse de casa, meterse en una tienda llena de gente, en un restaurante, etc. ¿Cómo se detecta? Las personas afectadas por este tipo de trastorno tratan de evitar lugares abarrotados y a no salir solas a la calle, ya que la anticipación mental de estas situaciones les lleva a pensar que, si tienen síntomas de ansiedad delante de los demás, no podrán escapar o no podrán controlarlos. Les resultará muy embarazoso y aún les provocará más ansiedad. ¿Cuál es su origen? Al igual que la fobia social, la agorafobia se empieza a formar en la etapa de la adolescencia y está relacionada con la combinación de experiencias de la vida, la química del cerebro y la genética. Las personas que la padecen coinciden en haber vivido situaciones de estrés en el momento en el que empezó a desarrollarse el trastorno y, debido a eso, un día estando fuera del hogar, sufrieron un ataque de pánico, de ansiedad, un desmayo o una asfixia, que hizo que sintieran miedo a volver a exponerse, evitando así dichas situaciones y desarrollando la agorafobia. ¿Qué tratamientos existen? Hay diversos tratamientos para intentar curar una fobia, aunque generalmente los más eficaces son las terapias psicológicas. No obstante, en ocasiones puede llegar a ser necesaria la utilización de fármacos ansiolíticos o antidepresivos para controlar los síntomas de la ansiedad. Tratamientos psicológicos más eficaces Terapia de exposición : consiste en que, poco a poco, con la ayuda del psicólogo, el paciente va entrando en contacto con lo que le provoca los síntomas fóbicos con el fin de que vaya controlando sus temores de forma paulatina. Terapia de exposición en imaginación: otra forma es que el paciente, utilizando la imaginación, recree las situaciones que teme hasta que ya no pueda controlar más sus síntomas de ansiedad, comenzando de nuevo cuando esté más tranquilo, hasta que cada vez tolere periodos más prolongados expuesto a la situación que le provoca la fobia. Terapia de exposición mediante realidad virtual : consiste en que el paciente se va aproximando poco a poco al estímulo fóbico, inmerso en una realidad similar a la temida, pero tiene la ventaja de tener un entorno controlado que se puede modificar en función de la intensidad de malestar que experimenta el paciente y no requiere entrenamiento en imaginación, con lo cual, resulta más rápido. Terapia cognitiva: se utiliza para ciertos tipos de fobia como es el miedo a volar. Consiste en ofrecer al paciente toda la información posible para poder afrontar el miedo; que no es tener miedo al avión sino los pensamientos catastróficos que pueden turbarnos a la hora de volar. Por tanto, se trata de cambiar los pensamientos e inquietudes negativas por conocimientos reales sobre el tema, con el fin de llegar a entender que viajar en avión es seguro. CONSECUENCIAS DE NO TRATAR UNA FOBIA Sintomatología cada vez más intensa. Deterioro de las relaciones sociales, familiares y laborales. Aislamiento social. Disminución de la autoestima. Inseguridad. Frustración. Depresión. Sobreprotección de los hijos. Ejemplo inadecuado para el desarrollo y formación de los hijos. Abuso de alcohol y drogas.
Fobia Social
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Fobia Social

¿Tienes miedo a ser juzgado por los demás? ¿Sientes vergüenza al hablar con gente que no conoces? ¿Te sientes inseguro en situaciones sociales la mayor parte del tiempo? Si estas preocupaciones te están limitando para realizar tus actividades diarias, como ir a estudiar o al trabajo, es posible que sufras de un trastorno llamado fobia social. ¿Qué es la fobia social? Este trastorno se caracteriza por sentir miedo o ansiedad extrema, en ciertas o todas las situaciones sociales . Las personas que lo sufren tienen miedo a ser juzgados por los otros, a ser el centro de atención y a sentirse avergonzados. Temen hacer cosas comunes delante de los demás, como ir al banco, comer o beber delante de otra persona, responder a una pregunta en clase, utilizar baños públicos, etc., y piensan que controlar los síntomas está más allá de su capacidad, por lo que acaban evitando dichas situaciones, destruyendo, así, oportunidades de conocer nuevos amigos o posibles parejas, impidiendo el progreso profesional y, en definitiva, obstaculizando su desarrollo personal. ¿Cuáles son las señales y los síntomas de este trastorno? Las personas con fobia social tienden a: Preocuparse por los escenarios que les producen ansiedad social durante semanas antes de que ocurran y experimentar síntomas con tan sólo pensarlo. Ruborizarse con facilidad delante de los otros. Sudar abundantemente o temblar enfrentando situaciones sociales. Tener taquicardia o sentir que “la mente se queda en blanco” hablando con los demás. Mostrar una postura corporal rígida y tener poco contacto visual. Sufrir náuseas o malestar en el estómago cuando están con otras personas. Tener dificultad para hablar (voz baja, tartamudeo, voz rota, etc.). Tener la sensación de estar constantemente evaluado . Tener dificultad para hacer y conservar amigos . Evitar situaciones que impliquen interacción social . ¿Cuáles son sus causas? La fobia social suele iniciarse durante la adolescencia y puede tener varios orígenes: La timidez : una timidez mal llevada con el tiempo podría desencadenar en una fobia social. Si una persona tímida empieza a evitar situaciones que le producen ansiedad y se engancha a pensamientos negativos que refuerzan su incapacidad para hacer frente al problema, puede acabar padeciendo este trastorno. Desajuste neuroquímico : hay estudios que demuestran que las personas con fobia social producen un exceso de serotonina, una sustancia química responsable de mantener en equilibrio nuestro estado de ánimo. Cuando hay un déficit de esta sustancia, es posible que la persona desarrolle una depresión y, al contrario, cuando hay un exceso, la sobre activación puede producir los síntomas de la ansiedad. Experiencias traumáticas del pasado: haber sufrido una experiencia humillante en el pasado, como que se rían de ti en público o que te dejen en evidencia, puede originar el desarrollo de una fobia social. Crianza sobreprotegida por la familia: cuando la familia evita que el niño se enfrente a situaciones que de por sí generan un cierto nivel de nerviosismo, como conocer gente nueva, hablar en público, etc., es posible que estén obstaculizando el desarrollo de sus habilidades sociales y que con el tiempo acabe desarrollando una fobia social. Limitación de oportunidades de interacción social : la crianza aislada y con poca interacción con los iguales, es decir, los niños que viven en un mundo de adultos, pueden, con el tiempo, acabar sufriendo una fobia social. Dificultad para interpretar la conducta de los demás : hay estudios que demuestran que las personas con fobia social tienden a malinterpretar la conducta de los demás, como pensar que las personas nos están mirando fijamente o frunciendo el ceño, cuando en realidad no lo están haciendo. Falta de habilidades sociales: habilidades básicas como la escucha, saber hacer preguntas, dar las gracias, presentarse y despedirse, etc., o habilidades complejas como disculparse, pedir ayuda, afrontar críticas, admitir la ignorancia…, son necesarias para tener una interacción social de calidad, sentir la gratificación del intercambio y querer volver a repetir. Si no se tienen, la experiencia social es negativa, se tiende a evitar y puede acabar desarrollándose una fobia social. Herencia por aprendizaje: la falta de modelos de referencia en la infancia sobre cómo comportarse a la hora de relacionarse, puede generar fobia social por aprendizaje hereditario. ¿Qué tratamientos existen? Por lo general, la fobia social se trata con psicoterapia, medicamentos o una combinación de ambos. Lo aconsejable es hablar con el médico para valorar qué tratamiento es el más adecuado y hacer un seguimiento de cerca para controlar los posibles riesgos asociados. Psicoterapia: para tratar la fobia social, habitualmente se utiliza la Terapia Cognitivo Conductual (TCC), que consiste en conocer el origen del problema y desarrollar nuevas formas de resolver las situaciones temidas, mediante la detección de pensamientos irracionales para reemplazarlos por otros más realistas. Además, incluye estrategias de exposición a los estímulos temidos, para ir bajando la ansiedad progresivamente y practicando en el desarrollo de habilidades sociales Medicación: los medicamentos que se recetan con más frecuencia son los ansiolíticos y los antidepresivos. Los ansiolíticos son fármacos que actúan sobre el sistema nervioso central relajando las funciones del cuerpo y, por tanto, reduciendo la ansiedad. Sus efectos son rápidos, pero no se pueden tomar durante un tiempo largo, pues se desarrolla tolerancia y cada vez se necesitan dosis más altas para conseguir el mismo efecto. Los antidepresivos , por su parte, son fármacos que alteran las funciones químicas del cerebro aumentando el número de neurotransmisores para captar el exceso de serotonina, y reducir así la sintomatología de activación nerviosa. Tardan varias semanas en hacer efecto y tienen efectos secundarios que varían en función de la persona. También se recetan otro tipo de medicamentos llamados beta bloqueadores , que lo que hacen es bloquear el flujo de adrenalina que se desencadena cuando tenemos ansiedad, haciendo que la sintomatología de la fobia social se atenúe. Técnicas y estrategias de superación Aunque para los casos complejos de fobia social, lo recomendable es acudir a un profesional y recibir un tratamiento guiado, en el caso de las personas con una sintomatología leve, pueden poner en marcha algunas recomendaciones para intentar afrontarla: Busca una razón de peso: lo más importante es tener un motivo claro por el que merezca la pena empezar a afrontar el problema. No te engañes ni te justifiques : “me gusta estar solo, tengo intereses diferentes a los demás, la gente en general me cae mal, no me importa no tener amigos o pareja…”. Las personas somos muy hábiles a la hora de poner excusas, pero no es lo mismo elegir estar solo o que el miedo y la ansiedad elijan por nosotros. Aprende a respirar: cuando tenemos ansiedad sentimos que nos cuesta respirar de forma superficial, de modo que, estar entrenados en esta técnica, nos puede facilitar el reducir la sensación de malestar. Ejercítate en técnicas de relajación : los síntomas de la fobia social pueden llegar a controlarse mediante técnicas de relajación como, por ejemplo, la relajación progresiva, que se centra en la tensión y relajación de diferentes grupos musculares o el entrenamiento autógeno, cercano a la meditación. Autoexposición (progresión y mantenimiento): cuando queremos afrontar un miedo, a veces, por desconocimiento, acabamos grabándolo. Enfrentar un miedo es como subir una escalera (progresión), si intentamos llegar arriba saltando escalones de dos en dos, posiblemente nos caigamos, y si intentamos alcanzar la cima haciendo trampas y cogiendo el ascensor (automedicación, alcohol, sustancias, estar con gente nueva, pero solo en zonas de confort y seguridad, etc.), tampoco servirá. Lo adecuado es fijarse objetivos progresivos, de lo que menos ansiedad me produce a lo que más. Cada objetivo es un escalón, y hay que permanecer en cada uno, tanto tiempo (mantenimiento) como sea necesario hasta que la reacción emocional de ansiedad, se haya transformado en indiferencia por habituación. Exprésate y no abandones : si tienes miedo a la valoración de los otros, la solución no es huir, expresa lo que sientes y pregunta su opinión.
Sobrevivir a la Esquizofrenia
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Sobrevivir a la Esquizofrenia

El diagnóstico de esquizofrenia es, sin duda, uno de los más temidos de la psiquiatría. Cae como una losa. Si bien el impacto es devastador y a menudo estigmatizante o hasta tabú, cada vez hay más posibilidades terapéuticas. Se estima que un 1% de la población mundial padece esquizofrenia. Es una patología que no distingue entre sexos, clases sociales o nacionalidades. Generalmente comienza en la adolescencia o a principios de la adultez y no suele iniciarse después de los 35 años. Es poco común en la niñez, pero puede aparecer a partir de los cinco años de edad, siendo difícil diferenciarla de otros problemas del desarrollo, como los trastornos del espectro autista. ¿Causas? La esquizofrenia es una patología compleja. Aún no se ha podido establecer de forma clara qué la genera. Se reconoce la influencia de factores genéticos, alteraciones bioquímicas y neuropatología , pero también está constatada la influencia de los factores psicosociales, en particular, las experiencias traumáticas . Es como si de alguna manera, un sufrimiento extremo rompiera a la persona por dentro, desorganizando el orden psíquico. ¿Síntomas? Los síntomas en la esquizofrenia pueden ser muy variados, y tienen múltiples consecuencias a diferentes niveles, pero básicamente se clasifican en dos tipos: Síntomas positivos : son aquellos que denotan un   exceso en las funciones normales   de la persona. A pesar de que resultan más evidentes e impactantes que los negativos, tienen un mejor pronóstico. Alucinaciones: experiencias sensoriales que se producen en ausencia de un estímulo. Pueden estar relacionadas con los cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto o tacto), aunque las más habituales son las alucinaciones auditivas (sobre todo escuchar “voces”) o visuales (tener visiones).   Delirios: creencias o ideas fuertemente arraigadas que no pueden entenderse o justificarse en el contexto relacional de la persona y que resultan inamovibles a pesar de que haya pruebas convincentes de su inverosimilitud. Implican un deterioro en la capacidad para hacer inferencias lógicas y tienen un gran impacto emocional.  Entre los más habituales encontramos los delirios de perjuicio (la persona cree que se conspira para dañarla), de persecución (alguien la sigue o la espía), de control (alguien controla sus pensamientos o sus conductas), de grandiosidad (la persona cree que tiene poderes especiales), etc.   Síntomas negativos : Indican   una disminución o una pérdida de las funciones normales. Alogia: alteración del pensamiento que afecta al lenguaje, tanto por falta de fluidez como por producción insuficiente. Por ejemplo, cuando la persona sólo habla cuando se le pregunta o tiene un discurso muy limitado. Abulia/apatía : ausencia de comportamientos dirigidos hacia una meta. Falta de motivación y energía para iniciar, mantener o terminar una conducta, que puede llevar a la inactividad, abandonando tareas cotidianas, como la higiene personal. Anhedonia : disminución de la capacidad para experimentar placer. Pérdida de interés por cosas que antes sí lo tenían, como relaciones sociales o aficiones. Aplanamiento o embotamiento afectivo : ausencia o disminución de la reacción emocional. Atención deficitaria : procesamiento más lento de la información. Aislamiento social. Otros síntomas de desorganización o cognitivos: Síntomas relacionados con el movimiento: parálisis, agitación, conductas repetitivas y manierismos. Síntomas de lenguaje desorganizado o trastornos del pensamiento: como irse de un tema a otro (fuga de ideas) o hablar demasiado deprisa (taquilalia). Manifestaciones afectivas incongruentes con la situación. Confusión, desorientación. Alteraciones en la memoria. ¿Tipos de esquizofrenia? El concepto de esquizofrenia está en evolución. La última clasificación internacional de diagnósticos psiquiátricos (DSM-V) ha eliminado los diversos tipos clínicos, y los ha sustituido por especificadores de curso según el síntoma predominante en el momento de la valoración. Es una decisión polémica y hay profesionales que se resisten y siguen utilizando los subtipos clásicos: Paranoide: afectación más psíquica con habituales delirios y alucinaciones. Catatónica : Implica graves alteraciones psicomotoras como inmovilidad, incapacidad para hablar o la adopción de posturas extrañas. Residual: en el pasado ha habido una crisis esquizofrénica, pero en la actualidad los síntomas positivos son moderados y permanecen como “restos” los síntomas negativos. Hebefrénica o desorganizada : predominan las alteraciones emocionales y el comportamiento imprevisible. Indiferenciada: “Cajón de sastre” donde entran los casos que no se ajustan a ninguna de las anteriores tipologías. ¿Tratamiento? Hasta hace unos años, el tratamiento de la esquizofrenia era exclusivamente médico. Al ir evolucionando el concepto de enfermedad, también ha ido evolucionando la forma de abordarla terapéuticamente, incluyendo así a otros profesionales. Hoy por hoy se entiende que el tratamiento debe ser multidisciplinar , trabajando en equipos coordinados psiquiatras, enfermeros, psicoterapeutas, neuropsicólogos, trabajadores sociales, etc. A nivel psicológico: están habiendo avances muy importantes. Países nórdicos como Noruega y Finlandia están obteniendo resultados reveladores desde principios de los años ochenta, que ya se empiezan a aplicar progresivamente en España. Algunos de los elementos en que se centran son: Encontrar sentido a las alucinaciones y delirios: buscar causas y explicaciones dentro de la historia de la persona. Establecer elementos del día a día desencadenantes de la psicopatología. Estrategias de afrontamiento. Creación de red y soporte. Trabajo con familias. A nivel farmacológico : es importante señalar que la medicación debería ser considerada una herramienta, no un fin en sí misma. Responde de formas diversas en función de cada persona. Los fármacos más habituales, los a ntipsicóticos (o neurolépticos), tienen eficacia únicamente en los síntomas positivos. También se usan antidepresivos, ansiolíticos y estabilizadores del humor , así como medicación específica para corregir efectos secundarios de los neurolépticos (por ejemplo, antiparkinsonianos). A nivel social: es conveniente que haya un asesoramiento que posibilite la integración de la persona a nivel global. Si corresponde: prestaciones socioeconómicas y sanitarias, alternativas de vivienda, formación laboral, etc. ¿Pronóstico? La esquizofrenia es curable, pero no todos los casos se curan. En clínica existe la “regla de los tercios”, donde un tercio de los pacientes se recupera, un tercio tiene un pronóstico intermedio, necesitando soporte para su integración social y el tercio restante se cronifica, necesitando tratamiento a largo plazo. El tratamiento es complejo, pero también está constatado que puede tener excelentes resultados.
Como Superar el Trastorno por Estrés Postraumático
Artículo especializado

Como Superar el Trastorno por Estrés Postraumático

Haber vivido o presenciado un acontecimiento impactante, terrorífico o peligroso no sólo afecta en el momento en el que éste tiene lugar, sino que puede dejar secuelas en forma de síntomas que se manifiestan poco después o pasados incluso meses o años. Es el conocido como trastorno por estrés postraumático (o TEPT) , que sufren algunas personas tras experimentar un suceso así. ¿Cuáles son los síntomas? Los síntomas, por lo general, se manifiestan poco después del evento traumático, pero podrían no hacerlo hasta pasados algunos meses o años, e incluso aparecer y desaparecer de forma intermitente durante muchos años. Para que podamos hablar de un diagnostico TEPT, los síntomas deben prolongarse durante más de cuatro semanas, producir angustia e interferir con la vida laboral y particular de la persona. Su duración suele ser de unos seis meses, aunque en algunas personas puede volverse crónico si no hacen algo para superarlo o no piden ayudan profesional. El tiempo, en este caso, no lo cura, si no que lo cronifica. Existen cuatro clases de síntomas TEPT: Síntomas de reviviscencia   Volver a vivir mentalmente el acontecimiento traumático. “Flashbacks” una y otra vez, incluso con síntomas físicos como palpitaciones o sudoración. Tener pesadillas durante la noche. Tener pensamientos atemorizantes. Síntomas de hipervigilancia y reactividad Sobresaltarse fácilmente y estar a la defensiva. Sentirse tenso y nervioso. Expresar arrebatos de ira. Tener dificultad para dormir. Síntomas de evasión Evitar los lugares, situaciones, personas y objetos que desencadenan el recuerdo del evento traumático. Evitar hablar o pensar sobre sobre el acontecimiento traumático. Síntomas cognitivos y del estado de ánimo Dificultad para recordar detalles de la experiencia traumática. Pensamientos negativos sobre uno mismo y sobre el mundo. Sentimientos de culpa y dificultad para expresar sentimientos. Pérdida de interés en las actividades que antes eran placenteras. Si, al principio, los síntomas son muy intensos, pero solo duran unas semanas y después desaparecen, estaríamos hablando de un estrés agudo y no de un postrauma. ¿Por qué algunas personas lo experimentan y otras no? Hay personas más propensas que otras a padecer este tipo de trastornos porque existen factores, tanto de riesgo como de protección, que aumentan o disminuyen la probabilidad de desarrollarlo. Factores de riesgo Tener a ntecedentes de enfermedad mental o consumo de drogas. Haber tenido una experiencia traumática en la niñez. Tener lesiones físicas derivadas del hecho traumático. Ver a personas gravemente heridas o muertas. Tener poco o ningún apoyo social después del acontecimiento traumático. Lidiar con un exceso de estrés después del suceso (pérdida de un ser querido, del trabajo, la vivienda, lesiones, dolor, etc.) Tener sentimientos de miedo extremo e impotencia. Factores de protección Apoyarse en otras personas, como familia y amigos. Rescatar el aprendizaje derivado de la experiencia traumática. Valorar las decisiones tomadas a la hora de enfrentar el peligro. Actuar y responder de manera eficaz a pesar del miedo. ¿Cuáles son las causas? Después de un evento traumático, debido al estrés experimentado, el cuerpo secreta hormonas y químicos que desequilibran nuestro estado mental. Lo habitual es que el cuerpo se recupere y regrese a los niveles normales, pero por alguna razón, en las personas con TEPT, el cuerpo sigue secretando hormonas y químicos del estrés, aunque el peligro ya haya desaparecido, desarrollando, de esta forma, el trastorno. Experiencias y situaciones que pueden causar TEPT Soldado, veterano, prisionero de guerra o víctima de guerra. Víctima de violación o violencia doméstica. Pérdida inesperada de un ser querido. Superviviente de abuso o ataque sexual, físico o verbal. Persona con una enfermedad potencialmente mortal. Víctima de bullying. Superviviente de un evento inesperado, como un ataque terrorista o un accidente de tráfico. Empleado que responde a eventos traumáticos, como un bombero o un policía. Superviviente de un desastre natural, como un incendio, huracán o terremoto. Persona que sufre ansiedad , depresión o un trastorno mental. ¿Los niños reaccionan de manera diferente que los adultos? En niños muy pequeños (menores de 6 años ) los síntomas son muy diferentes a los que pueden presentar los adultos: Hacerse pipi en la cama. Tener dificultad para dormir. Olvidarse de cómo hablar o no poder hacerlo. Pasar a ser dependiente de los adultos y no querer quedarse solo. En niños de primaria ( entre los 7 y 12 años ) los síntomas se hacen más visibles, pero continúan siendo diferentes a los de los adultos: Mostrar la experiencia traumática en el juego, el dibujo, cuentos, etc. Tener pesadillas durante la noche. Estar irritables y agresivos. Intentar evitar ir al cole, hacer las tareas escolares o juntarse con sus amigos. En el caso de los adolescentes ( a partir de los 12 años ) los síntomas son similares a los de los adultos, pero posiblemente con: Conductas disruptivas, irrespetuosas o destructivas. Pensamientos de venganza. Ansiedad, depresión y retraimiento. ¿Qué tratamientos existen? Los principales tratamientos son la psicoterapia, los medicamentos o una combinación de ambos. Psicoterapia: las psicoterapias centradas en el trauma representan el tipo de tratamiento para el TEPT más recomendado. “Centrado en el trauma ” significa que el tratamiento gira en torno al recuerdo del evento traumático o su significado para, mediante diferentes técnicas (visualizar, hablar, pensar, modificar creencias poco útiles sobre el trauma, etc.) conseguir procesarlo y que deje de dar síntomas. Medicamentos: los medicamentos que han demostrado ser útiles en el tratamiento del TEPT son algunos de los mismos utilizados para los síntomas de la depresión y la ansiedad. La mayoría son antidepresivos que afectan a los niveles químicos del cerebro para reestablecer el estado de ánimo. ¿Qué estrategias puedo utilizar para superarlo? Tener un afrontamiento activo: esto significa aceptar el impacto del trauma sobre nuestras vidas y emprender una acción directa para mejorar las cosas. Esta forma de afrontar nos coloca en una posición de poder y nos ayuda a sentirnos menos indefensos. Quizás no podemos tener la misma vida que antes del acontecimiento traumático, pero eso no significa que tengamos que dejar de vivir. Crear una nueva vida, activa y acorde a las limitaciones postraumáticas, nos pondrá en el camino de la recuperación. Entender la recuperación como un proceso: la recuperación es un proceso continuo, cotidiano, que se produce poco a poco y no de repente. Curarse no significa olvidar los eventos ocurridos, si no, no sentir dolor ni malos sentimientos al pensar en ellos. Aprender sobre el trauma y el TEPT : aprender que los síntomas del TEPT son comunes nos hace darnos cuenta de que no estamos solos, que no somos débiles y que tampoco estamos locos. El problema lo compartimos con miles de personas y conocer acerca de él y como funciona nos ayuda a poder afrontar los síntomas de una manera más eficaz. Hablar con otros: es importante que no nos aislemos y nos esforcemos por estar con personas que nos hagan sentir bien. Hablar de lo sucedido repetidamente ayuda al cerebro a procesar la información traumática y volver al equilibro anterior. Todo lo que trabajes de día, no tendrá que trabajarlo tu cerebro de noche, así que reconstruye la historia, cuenta cómo te sientes y lo que piensas al respecto, y verás cómo los síntomas empiezan a desaparecer. Practicar métodos de relajación: al principio puede aumentar el estrés por el hecho de reducir el contacto con el mundo exterior y centrar la atención en las sensaciones perturbadoras, pero realizar técnicas de relajación en pequeñas cantidades, puede ayudarnos a reducir las reacciones negativas.  Ejercicios como la relajación muscular, respiración, meditación, natación, estiramientos, yoga, escuchar música, etc., pueden ser muy útiles en el proceso de recuperación.
El Mindfulness Reduce el Estrés
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El Mindfulness Reduce el Estrés

Para entender el boom del mindfulness hoy, te proponemos un viaje en el tiempo hasta la década de los 60, coincidiendo con el inicio de la movida hippy en Estados Unidos, que propició la llegada a Occidente de los primeros maestros espirituales de Oriente. Se puso de moda seguir un camino espiritual y la práctica de la meditación se popularizó. Esa sería la semilla de lo que hoy conocemos como mindfulness, una meditación que ha resultado tener beneficios evidentes y probados en la reducción del estrés. Meditar se puso de moda… Varias celebridades, entre ellas los Beatles , empezaron a viajar a la India y a seguir las enseñanzas de maestros varios, e hizo que muchísima gente siguiera el ejemplo. Paralelamente, los tibetanos, debido a la invasión China , se vieron obligados a exiliarse y a llevar consigo las enseñanzas y prácticas propias del budismo tántrico a occidente. Muchos de los maestros que viajaron a occidente y crearon centros e instituciones consagrados a la meditación fueron alabados como santos y cosecharon un buen número de seguidores. Se había desatado el boom de la New Age y meditar empezaba a estar de moda. Ya hacía tiempo que los occidentales nos habíamos dado cuenta de que la búsqueda incesante de la felicidad en los bienes materiales daba un resultado parcial, la cultura de los “workholics” generaba productividad y abundancia . Sin embargo, había un precio a pagar por ello. La revolución industrial y posteriormente la tecnológica han proporcionado sin lugar a dudas un gran bienestar material y comodidad a las sociedades humanas, sin embargo, a este hecho le han acompañado una serie de daños colaterales como son el in cremento del estrés, la ansiedad y la depresión . Esto es en parte debido al creciente sentimiento de alienación de la población y en parte al incremento de la auto-exigencia para alcanzar unas metas de bienestar incesantemente cambiantes propuestas por un sistema que se nutre de la insatisfacción.   Y la ciencia se interesó… La ciencia occidental no fue ajena al creciente interés por la práctica de la meditación y numerosos fueron los académicos y científicos deseosos de comprobar la eficacia científica de dicha práctica. Fue sobre todo a partir de los años 70 cuando se empezaron a obtener los primeros resultados significativos sobre los beneficios tangibles de la práctica de la meditación oriental. Se le dio un nombre anglosajón con gancho y, voilà , apareció el mindfulness . Sus beneficios son palpables en relativamente corto plazo, sobre todo en lo que concierne la reducción del estrés. A partir de aquí, y después de haber hecho pasar las prácticas de meditación ancestrales por el filtro de la ciencia, el mindfulness empezó a hacerse cada vez más popular. Es importante subrayar que la práctica de la también llamada atención plena se enmarca en su origen en el contexto de unas enseñanzas que contemplan esta práctica como parte de un todo, como un medio a, no como un fin en sí mismo. Sin embargo, en Occidente se ha segregado la práctica de su contexto inicial para aplicarla como remedio y método a los males del primer mundo. ¿En qué consiste el mindfulness? Como concepto hace referencia a la capacidad de sostener la atención en el aquí y el ahora para gozar de una experiencia más plena del momento presente. Como técnica hay numerosas variantes, he aquí algunas de ellas a modo de ejemplo: La observación sostenida de la respiración. Recorrer el cuerpo entero con la atención mental a fin de hacer conscientes todas las percepciones corporales, por sutiles que sean. Práctica del caminar consciente: se da un pequeño paseo a paso lento tomando consciencia de los movimientos de los pies, así como de todas las sensaciones que se experimentan. Preferiblemente en plena naturaleza. Mindful eating: a la hora de la comida se procura tomar consciencia del olor y sabor de los alimentos, masticando lento y saboreando sin premura a fin de gozar de una experiencia gustativa plena. Este tipo de atención plena se puede aplicar a numerosas actividades a lo largo de nuestra jornada. Partimos de la base de que la mente no puede estar en dos sitios a la vez, por otro lado, esta nos suele llevar de un pensamiento a otro con indiscriminados saltos temporales, por ejemplo: ahora pienso en el futuro y me colmo de expectativas y deseos y al instante siguiente estoy perdido en mi memoria regocijándome en el recuerdo de un evento pasado. La práctica de la atención plena nos permite focalizar el flujo mental en el aquí y el ahora permitiéndonos desarrollar un mayor dominio sobre la llamada mente mono (ya que salta de rama en rama, siendo las ramas los pensamientos) y una experiencia más rica del momento presente. ¿Cuáles son los beneficios de la práctica? La práctica ocasional de la observación sostenida de la respiración, es decir, de la concentración unipuntual, tiene como beneficio el experimentar estados de calma mental ocasionales. Si la práctica se vuelve un hábito diario, a largo plazo aumenta la actividad en el lóbulo prefrontal, en áreas del cerebro asociadas al bienestar y se disminuye la actividad en áreas de la amígdala cerebral asociadas al estrés y la ansiedad Aumenta la capacidad de concentración Mejora y estabiliza el estado de ánimo Los beneficios de la práctica sostenida repercuten en diferentes ámbitos de la vida: el personal (mayor capacidad para mantener un estado de ánimo estable ; el laboral (aumento de la concentración y la capacidad de trabajo ); y el social (puede ayudarnos a relacionarnos más harmónicamente con los demás). Pasa a la práctica A continuación, propongo un ejercicio muy simple para empezar a familiarizarse con los beneficios de la práctica. Como mencionamos en párrafos anteriores, cabe destacar el hecho de que solo con una práctica continuada los beneficios serán duraderos, sin embargo, animamos al lector a llevar a cabo el ejercicio que citamos a continuación para tener una primera experiencia tangible de los beneficios del mindfulness. Para facilitar la práctica proponemos que se sigan los siguientes pasos: Adoptar la postura correcta: el estilo oriental consiste en sentarse en el suelo con la espalda recta sobre un cojín encima de una esterilla o manta con las piernas formando un triángulo ya que si las cruzamos hacemos presión en los tobillos y dificultamos el riego sanguíneo. Cuanto más alto sea el cojín menos flexibilidad requiere la postura. Lo ideal es que las rodillas toquen el suelo. Si por cuestiones anatómicas no podemos adoptar dicha postura, conviene sentarse en una silla con la espalda recta, los pies paralelos, las rodillas formando un ángulo de 90 grados y las manos reposando sobre estas. Para preparar la mente hacemos diez respiraciones lentas y profundas Centramos nuestra atención en la entrada y salida del aire que tiene lugar de manera natural por la nariz, sin controlar la respiración. Cada vez que el aire salga contamos internamente. Al llegar a 11 volvemos hacia atrás y hacemos ciclos del 1 al 11 y del 11 al 1 durante al menos diez minutos Si vienen pensamientos, emociones, ruidos o molestias corporales que nos distraigan de la concentración sostenida en la respiración los aceptamos sin lucha y los ignoramos a fin de seguir concentrados y contando Al acabar los 10 minutos (se recomienda la utilización de una alarma) movilizamos lentamente brazos y piernas y abrimos los ojos. Los beneficios de esta práctica se harán evidente en pocas sesiones.
Depresión en la Tercera Edad
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Depresión en la Tercera Edad

Existe una errónea creencia popular de que en la tercera edad es normal deprimirse. Pero la depresión es una patología y no forma parte del envejecimiento normal . Por tanto, si una persona mayor está deprimida habrá que valorar por qué y tomar las medidas oportunas. </p > La vejez es un proceso que todos, si tenemos suerte, llegaremos a experimentar. En la actualidad constatamos un aumento progresivo de personas de la tercera edad en el mundo occidental, debido al alargamiento de la esperanza de vida , así como a la disminución de la natalidad en relación a hace medio siglo. Esta nueva etapa se caracteriza por una serie de cambios físicos, psíquicos y sociales que pueden llevar a la persona, dependiendo de sus recursos y situación personal, a un saludable y satisfactorio envejecimiento o bien a una experimentación del mismo como algo indeseable y cargado de sufrimiento. Desmontando falsas creencias Si una persona mayor está deprimida debemos entender que ese estado no es condición intrínseca de su edad ni del momento evolutivo en el que se encuentra y por tanto habrá que hacer una valoración y prescribir el correspondiente tratamiento psicoterapéutico y/o farmacológico en casos muy graves. Con frecuencia, ante la presencia de síntomas depresivos, llevemos al anciano al médico quien prescribe psicofármacos para contrarrestar los afectos depresivos sin indagar en su relato emocional y vivencial por falta de conocimientos en psicoterapia. Hoy en día la psicoterapia ha probado sobradamente su efectividad en trastornos depresivos sea a la edad que sea y argumentar que es normal estar así porque la persona “es mayor” es negligente. Es preciso explorar y tratar los afectos depresivos de un anciano del mismo modo que lo haríamos con alguien de menor edad. Aspectos de una sana vejez Hoy en día existen numerosos expertos en el estudio de la vejez que coinciden en que en esta etapa de la vida la tarea psicológica más significativa es la de ser capaz de contemplar la vida en su conjunto con coherencia y aceptación . Para ello, el mayor “sano” ha de ser capaz de recordar el pasado con cierta satisfacción por el “deber cumplido” y también ha de poder enfocar esta etapa con la aceptación de la pérdida progresiva (el duelo propio del envejecimiento, seres queridos que ya no están, etc.) pero también con el aliciente y la motivación del que le encuentra sentido a la vida a pesar de las pérdidas que esta lleva implícitas. Es también importante matizar que existen una serie de factores externos y visibles que correlacionan con una sana vejez como, por ejemplo : Círculo relacional de calidad (amigos, familia, pareja) Posibilidad de compartir experiencias con gente de su época (enriquece la vida mental) Motivación e interés para ayudar a otros, sentimiento de pertenencia a la sociedad y anhelo de contribuir a ella. Prácticas de autocuidado (higiene, deporte, buena alimentación) Sentimiento de que su experiencia enriquece a los más jóvenes Muy ligada a la anterior es la sensación de dejar un legado benéfico para los que se quedan. Cuando la depresión se impone a la vejez saludable En estos casos podemos observar el predominio de un sentimiento de desesperanza que con frecuencia se relaciona con la sensación de no haber podido hacer aquello que se quería, de haber perdido el tiempo y con él el sentido. Es también común en estos casos que se exprese el anhelo de recuperar el tiempo perdido con el objetivo de reparar errores del pasado o bien cumplir los objetivos que no se pudieron realizar en su día. El relato autobiográfico tiene fisuras, aspectos fragmentados o vacíos, heridas no curadas o pérdidas que sembraron un vacío que ha quedado sin llenar. Al no poder construirse un relato cohesionado, fortificante y significativo el anciano depresivo puede sentir que la vida ya no tiene sabor ni placer, sumiéndole en una especie de resignación apática o bien de tristeza crónica e invalidante en los casos más graves. Causas de la depresión en la tercera edad Son numerosos los factores que pueden llevar al anciano a desarrollar una depresión , nos limitaremos a nombrar los más comunes. Cabe decir que, aunque podamos identificar los desencadenantes visibles, sólo se desarrollará la depresión si existe una fragilidad de base que haga insoportables la aparición de estos factores: El duelo del propio deterioro físico (pérdida de facultades, reducción de la movilidad y de la autonomía, sensación de ser una carga…) Pérdida de facultades psicológicas . El anciano puede sentir que su mente ya no es tan ágil como solía serlo y esto puede llevarle a una vivencia similar a la de la pérdida de facultades físicas. Pérdidas en el plano de lo social : amigos y/o familiares que fallecen o bien que debido a su propio deterioro ya no están en disposición de mantener el vínculo, cambio en el rol social, paso de una situación de reconocimiento y/o desempeño de un rol bien definido al reto de reinventarse después de la jubilación. Es indispensable subrayar que el anciano saludable es capaz de vivir estos progresivos duelos con aceptación y sentido, con una predominancia del deber cumplido y una sensación de que el relato de su vida es significante. La cohesión y seguridad que produce esta sensación le provee de la fortaleza para sostenerse psicológicamente y hacer frente a los duelos de la vejez. En caso contrario, deberemos evitar el pretexto de “es mayor ya se sabe” y ayudar al anciano a tratarse psicológicamente el problema siempre y cuando conserve su capacidad para el diálogo y la rememoración.
Ejercicios de Respiración que Aumentan tu Calidad de Vida
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Ejercicios de Respiración que Aumentan tu Calidad de Vida

Cierto es que dadas las circunstancias que envuelven nuestra vida diaria, la práctica continuada de ejercicios que potencien la introspección y la calma mental difícilmente encuentra un hueco en nuestro horario. Sin embargo, no es menos cierto que muchos de estos ejercicios, como los de respiración, provenientes en su mayoría de disciplinas ancestrales y habiendo actualmente pasado el filtro de la ciencia, pueden darnos resultados decentes con relativa poca dedicación. El maestro y precursor del yoga en Occidente, B.K.S Iyengar, solía decir que la mente es el rey de los sentidos y la respiración el rey de la mente. Él, después de dedicar toda una vida a la práctica del yoga y a los ejercicios de respiración que de esta disciplina se derivan, había adquirido un dominio que le permitía incidir a través de la respiración en su sistema nervioso y llegar a estados de concentración y calma mental a voluntad. ¿Por qué necesitamos aprender a respirar? Vivimos inscritos en el paradigma de la multitarea, hay una ley no escrita de la posmodernidad que dice que, cuantas más cosas seamos capaces de hacer eficazmente, más valemos como personas. Es por ello que debido a la sensación de falta de tiempo muchas veces nos olvidamos de respirar adecuadamente, inspirando antes de haber exhalado completamente evitando así la liberación de toxinas y la adecuada oxigenación de la sangre .  Esto produce una sensación de celeridad y puede repercutir en malestar de variada índole. Aprender a respirar adecuadamente es un ejercicio que repercute en una toma de conciencia de lo que hacemos incorrectamente. Refiriéndose a los malos hábitos respiratorios, el creador del método Alexander, tan popular entre actores y actrices celebres, decía que si dejas de hacer lo incorrecto lo correcto aflorará. Empezar a corregir los hábitos que nos llevan a respirar de una manera inadecuada constituye en sí mismo un gran beneficio. Pasemos a la práctica A continuación, vamos a presentar dos ejercicios sencillos y sin riesgo, que el lector puede empezar a llevar a cabo desde ahora mismo para iniciar un proceso de toma de conciencia de la propia manera de respirar, y potenciar así la adquisición de buenos hábitos respiratorios. Respiraciones profundas: este ejercicio busca la suave y progresiva corrección de los malos hábitos respiratorios y constituye un beneficio en sí mismo, con su realización conseguiremos tomar conciencia del momento presente aumentando así nuestra capacidad de concentración y aprender a habituarnos a respirar correctamente para beneficio de nuestro organismo (oxigenación sanguínea, eliminación de toxinas, equilibrar el sistema nervioso, etc.) Toma conciencia de tu postura y si estás encorvado procura erguirte suavemente echando los hombros hacia atrás y poniendo recta la espalda Inhala suave y profundamente . Debes notar cómo se hincha el estomago (diafragma), las costillas y la clavícula, acto seguido exhala suavemente, como si hicieras una pompa de jabón, hasta que el aire haya salido por completo Repite la operación entre seis y diez veces Haz el ejercicio mínimo tres o cuatro vec es al día Realiza este ejercicio cuando hagas otras actividades cotidianas como caminar, conducir o cocinar. Respiración diafragmática : Este ejercicio conviene realizarlo sobre todo en momentos en donde nos sintamos nerviosos o ansiosos, dicha respiración ejerce un efecto calmante sobre el organism o y nos ayuda a regular aquellos estados donde la respiración se dispara por causa de la ansiedad. A diferencia del ejercicio anterior, aquí es recomendable sentarse o tumbarse boca arriba. Si optas por la posición sentada procura mantener la espalda suavemente erguida A continuación, reposa sin presionar una mano en el pecho y la otra en el abdomen. Este punto sirve para tomar conciencia del movimiento del diafragma y asegurarse de que el ejercicio se lleva a cabo correctamente. Una vez dominada la técnica, no es necesario utilizar las manos. Inspira suavemente y acompaña la inspiración con una expansión consciente de la zona abdominal. Al principio conviene hacerlo voluntariamente, con el tiempo se automatiza Expira suavemente y acompaña la salida del aire con una contracción consciente de la zona abdominal. Repita la operación unas diez veces , si sigues nervioso inicia un nuevo ciclo de diez pasados unos instantes. La respiración es una herramienta a nuestro alcance para alcanzar un mayor bienestar y potenciar una buena salud física, mental y emocional . Sin embargo, no debemos olvidar que si tenemos alguna dificultad médica conviene, antes de nada, acudir al especialista en cuestión, como pueden ser el neumólogo o el fisioterapeuta respiratorio para una orientación adaptada a nuestra salud. Si no es el caso, animamos al lector a poner en práctica el ejercicio número uno del presente artículo y a valorar por sí mismo los beneficios obtenidos.
Cómo Reconocer a una Persona que Padece Síndrome de Diógenes
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Cómo Reconocer a una Persona que Padece Síndrome de Diógenes

Cuando pensamos en el síndrome de Diógenes, nos viene a la cabeza esa imagen de los bomberos intentando acceder a una casa repleta de basura, objetos y desperdicios y unos vecinos molestos por las condiciones insalubres que origina a la comunidad. Y es que las personas que sufren el Síndrome de Diógenes acumulan objetos inservibles, como basura, y no siguen pautas de higiene y autocuidado. Se trata de personas, mayormente ancianos, que viven recluidos en su hogar, aislados de la sociedad y que permanecen, voluntariamente, en condiciones de pobreza extrema por no tener conciencia de lo que poseen , pues reúnen grandes cantidades de dinero en rincones de la casa y también en cuentas en el banco.   Todos tenemos cierta tendencia a guardar las cosas por si acaso, por si en algún momento las podemos necesitar, pero ¿cómo se llega a este extremo?, ¿qué debe suceder para entrar en un bucle de este tipo y encima no ser consciente? ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta. Factores de riesgo del síndrome de Diógenes Poseer ciertos rasgos de personalidad , como ser huraño, desconfiado, introvertido, hostil, dominante o independiente. Tener dificultad para establecer vínculos con las personas, pero no con los animales u objetos. Mantener traumas o acontecimientos vitales no superados , como pérdidas afectivas, muertes de personas importantes, rechazo de familiares, jubilación indeseada, pérdida de estatus… Tener conductas que se puedan agravar con el tiempo, como el coleccionismo. Vivir en soledad y tener falta de contacto con el mundo exterior. Padecer algún trastorno mental o patología previa. C onvivir con una persona acumulador a o con síndrome de Diógenes, ya que cuando dos personas de edad avanzada conviven juntas, fácilmente uno de ellos puede arrastrar al otro a esa situación. Esto hace que podamos diferenciar el trastorno entre : Los que carecen de patología psiquiátrica y han sido los acontecimientos estresantes de la vida los que le han llevado a tal situación. Los que sufren de trastornos psiquiátricos y la apatía que los caracteriza, ha hecho que les impida deshacerse de objetos y residuos llegando al extremo de la acumulación, como: -Trastornos de personalidad, principalmente el obsesivo-compulsivo (TOC). -Esquizofrenias y otros trastornos psicóticos -Drogodependencias, especialmente el alcoholismo. -Depresión -Demencias ¿SABÍAS QUE… Cuando los vecinos visualizan y denuncian las condiciones en las que vive la persona, ya han pasado varios años desde que la sintomatología se inició. Esto quiere decir que, durante mucho tiempo, el problema fue de puertas hacia dentro y, día a día, fue aumentando hasta sobrepasar los límites de la vivienda. ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta. ¿Cómo evoluciona el síndrome de Diógenes? Al principio lo que predomina es una acumulación pasiva , un abandono parecido al comportamiento del adolescente que acumula ropa sobre las sillas o platos sin fregar. Después, la acumulación empieza a tener un orden anormal sin seguir ningún criterio lógico ni racional. Al final, acaba acumulando activamente  y ya no solo no se desprende de los residuos que él mismo genera, sino que se desplaza al exterior a recogerlos, como por ejemplo, en contenedores. ¿Cómo se puede ayudar a alguien que sufre síndrome de Diógenes? Para poder ayudarlos, al tratarse de un adulto y mientras no se encuentre incapacitado por enfermedad psiquiátrica o demencia, es necesario contar con su consentimiento . El problema está en que, al no tener conciencia de enfermedad y además, tener una personalidad paranoide, que les lleva a pensar que son los demás los que tienen el problema y solo quieren hacerle daño quitándole sus preciados objetos, suelen rechazar la ayuda social y el tratamiento que se les ofrece, y terminan volviendo rápidamente al estilo de vida anterior. Pero si aceptan trabajar conjuntamente en su mejoría y están predispuestos a cambiar, la intervención o tratamiento a seguir debería incluir las siguientes pautas : Tratar el mal estado nutricional e higiénico. Limpiar a fondo la basura acumulada. Intervenir en su dieta para ganar peso y mitigar los efectos negativos sobre el organismo que haya producido el llevar una alimentación inadecuada. Mejorar su higiene personal para que no produzca rechazo al presentarse ante los demás. Instaurar medidas preventivas para que el cuadro no vuelva a repetirse. Contactar con una institución geriátrica donde se pueda ubicar al afectado, y si esto no es posible, recurrir a una asistenta a domicilio para recibir un apoyo social. Implicar a los parientes más cercanos y hacerles comprender que se trata de una enfermedad y no un deterioro de la edad. Hacer un seguimiento periódico mediante visitas domiciliarias y coordinarse con los servicios sanitarios. Trabajar a nivel psicológico mediante terapia. Corregir los pensamientos acerca de la pronta llegada de una nueva situación de pobreza extrema y la necesidad de acumular. Elaborar los traumas no superados. Reconstruir su historia rescatando los aspectos funcionales. Tratar la patología mental asociada. Utilizar tratamiento farmacológico cuando se requiera. Sobre todo en adicciones, obsesiones muy fuertes para ayudar a controlar la ansiedad y si hay delirios. Si estás dudando acerca de si un familiar pudiera estar desarrollando éste tipo trastorno, es importante observar si alguno de los factores de riesgo que hemos mencionado arriba está empezando a aparecer. Habitualmente, los primeros síntomas observables son un comportamiento huraño y el aislamiento voluntario con reclusión en el hogar. Por ello es importante vigilar a los mayores que viven solos y considerar el hecho de visitarlos más a menudo, porque este tipo de comportamientos, podría ser una excepcional estrategia preventiva para el desarrollo del trastorno. No obstante, hay que tener en cuenta que el síndrome de Diógenes puede confundirse fácilmente con otras formas de acumulación , como el Trastorno por acumulación.  Este último se diferencia del primero, en que la conducta no traspasa los límites de la vivienda, con lo cual, no son una molestia para los vecinos, no tienen porqué abandonar la higiene, la limpieza y el autocuidado, está relacionado con personas jóvenes y son conscientes de que padecen una enfermedad, pero buscan excusas sentimentales para no desprenderse de los objetos. SÍNDROME DE DIÓGENES TECNOLÓGICO Por cierto, ¿sabías que existen acumuladores tecnológicos, también llamados info-obsesivos, que l o que acumulan es información o archivos digitales ? Estos sienten la necesidad de estar a la última en noticias, avances y tendencias y son incapaces de desprenderse de la información archivándola y ordenándola compulsivamente. ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta.
Terapias para el Síndrome de Asperger
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Terapias para el Síndrome de Asperger

Si conoces a Sheldon Cooper, el personaje de la serie televisiva The Big Bang Theory , seguramente te hagas una idea de lo que implica padecer la enfermedad del síndrome de Asperger (AS). ¿Qué es el AS? Es un trastorno del espectro autista , que empieza a ser visible a partir de los dos o tres años de edad. Esto es debido a que los niños con AS, mantienen las habilidades tempranas de lenguaje intactas y no manifiestan dificultades hasta que empiezan a gatear o caminar, mostrando un desarrollo motor tardío y torpe, que hace sospechar de algo inusual. ¿Cuál es su principal característica? El principal distintivo de las personas con AS, es que tienen interés por muy pocas cosas y muestran una preocupación o inquietud obsesiva hacia un objeto o un tema en particular , lo que les dificulta enormemente, el participar en actividades y conversaciones que no vayan en la línea de su vocación obsesiva, y les facilita el desarrollo de un talento anormal especializado en un área en particular. De hecho, se cree que científicos como Albert Einstein, artistas como Miguel ángel y músicos brillantes como Beethoven, pudieron padecer este tipo de enfermedad. ¿Tiene otros síntomas? Gran parte de los rasgos característicos de la enfermedad se empiezan a detectar en los primeros años de edad. Los niños con AS: Quieren saberlo todo sobre su tema de interés y para ello reúnen grandes cantidades de información factual sobre su tema favorito. Por ello, algunos niños con AS se convierten en auténticos expertos en aspiradoras, marcas y modelos de automóviles o incluso objetos tan peculiares como freidoras. Hablan incesantemente sobre su tema de interés, pero la conversación no lleva a ningún sitio, pues exponen una colección de hechos y estadísticas al azar, sin punto o conclusión alguna. Presentan una tendencia a hablar de manera demasiado formal o monótona y a interpretar las figuras retóricas e ironías de manera literal. A menudo, esta monotonía en la forma de hablar también hace que carezcan de la capacidad para modular el volumen de su voz y, por ello, es habitual que tengan que darles un toque de atención, por ejemplo, cada vez que entran en una biblioteca o un cine. Poseen un lenguaje corporal prácticamente inexistente. Por lo general no hacen contacto visual al hablar con los demás y, si lo hacen, su mirada es peculiar y rígida, teniendo también dificultad para utilizar las expresiones faciales y los gestos. Tienen rutinas o rituales repetitivos que se niegan rotundamente a cambiar o flexibilizar, como, por ejemplo, vestirse en un orden especifico. Desarrollan un comportamiento anormal que implica movimientos repetitivos y extraños, como, por ejemplo, el giro de la mano o los dedos. Carecen de empatía, y eso les lleva a tener comportamientos sociales y emocionales inadecuados que les incapacita para interactuar exitosamente con los demás. Son torpes físicamente y les falta coordinación. La mayoría de niños que padecen esta enfermedad, tienen antecedentes de retrasos en el desarrollo en las habilidades motoras. ¿Qué lo diferencia del autismo? A diferencia del gran retraimiento del resto del mundo que es característico en el autismo, los niños con AS están aislados debido a sus malas habilidades sociales y pocos intereses . De hecho, los niños con AS es posible que se acerquen a otras personas, pero que la conversación normal no sea posible debido al comportamiento inadecuado o excéntrico , o a la dificultad para mantener temas de conversación en común. ¿Cuáles son sus causas? La causa exacta que provoca el Síndrome de Asperger aún se desconoce, pero la investigación actual señala que las anomalías cerebrales son las responsables de los síntomas del AS. Durante el desarrollo fetal, se produce una migración anormal de células embriónicas que afectan a la estructura del cerebro y a las conexiones entre neuronas responsables del pensamiento y el comportamiento, dando lugar a esta enfermedad. También se considera que existen mutaciones genéticas que determinarían la aparición o no de determinados síntomas y su grado de gravedad , pero tampoco se sabe con certeza cuáles son estas mutaciones y si se trata de un único gen o si hay varios genes implicados. Lo que sí está claro es que el AS tiene un fuerte carácter hereditario, lo que significa que los hijos de padres con este problema tienen grandes probabilidades de desarrollarlos. ¿Cómo se diagnostica? Es difícil hacer un diagnóstico preciso e invariable, porque todavía no existe una evaluación normalizada. Además, a esto se suma, que muchos médicos consideran que el AS no es un trastorno separado, sino un autismo de alto funcionamiento y lo ven como el extremo leve del espectro autista con síntomas que difieren, sólo en el grado de intensidad. No obstante, la mayoría de médicos coinciden en que hay un grupo de comportamientos que alertan de un posible diagnóstico de AS: Contacto ocular normal, aunque mirada extraña. No darse la vuelta cuando se les llama por su nombre. Retraimiento. No usar gestos para señalar o mostrar. Falta de juego interactivo. Falta de interés en los demás. El diagnóstico de AS es un p roceso en dos etapas: Evaluación del desarrollo del niño con un médico de familia o pediatra. Evaluación con un equipo (psicólogo, neurólogo, psiquiatra, terapeuta del lenguaje y otros profesionales expertos). Al final, el médico observa los resultados de las pruebas de cada profesional, las combina con los antecedentes de desarrollo del niño y los síntomas actuales, y genera un diagnóstico. ¿Existen tratamientos? El tratamiento ideal del AS coordina terapias que abordan sus tres síntomas principales : Malas habilidades de comunicación. Capacitación sobre habilidades sociales: es una forma de terapia grupal que enseña a los niños con AS las habilidades que necesitan para interactuar más exitosamente con otros. Los niños con AS pueden ser capaces de aprender reglas no escritas de la socialización y la comunicación cuando se les enseña de una forma explícita y memorial. Terapia especializada del habla/lenguaje:  es un tipo de terapia que ayuda a los niños que tienen problemas con la pragmática del lenguaje y el intercambio de la conversación normal. Los niños con AS pueden aprender a hablar a un ritmo más natural, así como a utilizar e interpretar los gestos, contacto visual, tono de voz, humor y sarcasmo. Rutinas obsesivas o repetitivas. Terapia cognitivo conductual: es una terapia que abarca diversas técnicas encaminadas a reducir los problemas de comportamiento, tales como la interrupción, berrinches, arrebatos de rabia&#8230;, a manejar sus emociones para hacer frente a la ansiedad y a disminuir sus intereses obsesivos y rutinas repetitivas. Torpeza física. Terapia ocupacional: es una terapia física que facilita y mejora el desempeño en las actividades diarias (auto mantenimiento, trabajo, estudio, deportes, etc.) de los niños con problemas de integración sensorial o mala coordinación motora. Y además… Medicamentos, para enfermedades coexistentes como depresión y ansiedad. Capacitación y apoyo para padres, para enseñarles las técnicas de comportamiento que pueden utilizar en casa.
Cómo Tratar el Trastorno Límite de la Personalidad
Artículo especializado

Cómo Tratar el Trastorno Límite de la Personalidad

La persona con Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) camina día a día por la vida buscando el equilibrio como un funambulista en la cuerda floja. Abajo se extiende un abismo contra el que batalla por no caer y necesita de una barra que lo estabilice para no precipitarse hacia lo más profundo. Buscando su lugar… Durante muchos años, el TLP se había considerado el cajón de sastre de la psiquiatría. Son tan variadas sus manifestaciones y los trastornos que se vinculan con él, que en principio no encajaba en ninguna de las dos grandes categorías diagnósticas tradicionales, ni en las neurosis ni en las psicosis, ya que tenía elementos de ambas. Por eso, cuando en 1980 se creó como categoría con entidad propia en el DSM (manual que compila y define los trastornos psiquiátricos), se denominó trastorno límite (o borderline). Es irónico que esta desubicación tanto tiempo sostenida dentro de la psiquiatría se corresponda también con una gran desubicación a nivel vital en las personas con TLP. ¿Qué es? El TLP es un síndrome complejo y heterogéneo que está sobre todo asociado con la inestabilidad emocional y el control de impulsos . Afecta al 2% de la población adulta, y es el trastorno más frecuente en poblaciones clínicas ya que requiere de ingresos y consultas diversas tanto por la gravedad de sus síntomas como por los trastornos que tiene asociados: trastornos del estado de ánimo (depresión, trastorno bipolar, etc.), de ansiedad, de alimentación, de abuso de sustancias y elevada tasa de suicidio, cuestiones todas ellas que generan una amplia demanda asistencial. A pesar de que se ha tendido a considerar un trastorno más propio del sexo femenino , se sabe que afecta a ambos sexos por igual, aunque se diagnostica más a mujeres por motivos culturales. La edad de inicio se sitúa a finales de la adolescencia o principios de la edad adulta, aunque frecuentemente aparezcan síntomas ya durante la infancia (entre los 8-11 años). ¿Qué síntomas lo caracterizan? Los síntomas fundamentales en los que se manifiesta el trastorno son: Intentos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado. Relaciones interpersonales intensas e inestables, marcadas por una alternancia entre la idealización y la devaluación. Alteración de la identidad: autoimagen y sentido de uno mismo inestable. Impulsividad en (como mínimo) dos áreas potencialmente dañinas para sí mismo, p.ej. abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida, relaciones sexuales compulsivas, derroche económico… Comportamientos intensos, amenazas de suicidio o autolesiones. Inestabilidad afectiva: cambios en el estado de ánimo que oscila en horas o días. Sentimientos crónicos de vacío. Ira intensa o dificultades para controlarla. Ideas paranoides debidas a estrés o síntomas disociativos. Es importante remarcar que el diagnóstico de TLP siempre debe realizarlo un profesional (psiquiatra o psicólogo) ¿Causas? El origen del TLP es una mezcla de distintos factores y circunstancias genéticas, bioquímicas, neurofisiológicas, pero también de factores aprendidos y modulados desde la infancia a la adultez a nivel familiar y social. Los factores de riesgo incluyen: Comunicación deficiente en la familia. Abandono o miedo al abandono en la niñez o en la adolescencia. Vida familiar disociada. Abuso sexual, físico o emocional. ¿Falsos mitos? “ Son personas destructivas”: es importante ayudar a comprender a la persona qué hay detrás de las conductas autodestructivas para trabajar sobre ellas y sustituirlas por  otras menos nocivas. Los motivos de las conductas autodestructivas son diversos: ansiedad, miedo, autocastigo por haber fracasado, enfado hacia otros… A veces puede ser una manera desesperada de pedir ayuda o de reflejar lo mal que se sienten, otras son una forma de espiar la culpa (“soy mala persona”, “no valgo para nada”) y otras es una manera de sentirse vivos o sentir dolor por algo tangible. Aunque parezca contradictorio, la autolesión, las conductas abusivas o autodestructivas conducen a una aparente calma temporal o incluso una euforia que interrumpe el profundo malestar sentido. Detrás de la destrucción hay un intento (fracasado) de construcción. “ Son personas manipuladoras ”: parte importante de la “mala prensa” del TLP son las conductas manipuladoras. Es importante entender que detrás de actitudes aparentemente egoístas, se esconde un intento de hacer frente a emociones difíciles de tolerar y habitualmente son otro intento más de calmarse. Detrás del enfado hay miedo. En último término, quien paga las peores consecuencias de esas supuestas manipulaciones son justamente las personas con TLP. “ Nunca cambiarán ”: es cierto que es difícil mejorar si no se buscan las condiciones para poder hacerlo, por eso es tan necesario buscar no sólo ayuda terapéutica sino una ayuda de calidad.  Detrás de unos pobres resultados terapéuticos se esconden más habitualmente deficiencias en el tratamiento más que una incapacidad de la persona para mejorar. No hay casos perdidos, sino casos mal trabajados. ¿Es todo malo? Son tantas las reacciones negativas que generan las personas con TLP que hay una tendencia a pasar por alto sus aspectos positivos. No sólo tienen una gran capacidad empática sino también una sensibilidad especial, una especie de sexto sentido que les permite detectar en qué estado emocional se encuentran las personas de su alrededor, por lo que son capaces de hacerlas muy felices en los momentos buenos. Al ser personas intensas, tanto lo malo como lo bueno se acentúa. Tienden a ser personas inteligentes. ¿Tratamiento? Cada persona es un mundo, por lo que la psicoterapia requiere abordar aspectos específicos para las necesidades de cada una . Sería como hacer un traje a medida. No obstante, algunos aspectos que habitualmente se trabajan en psicoterapia con esta problemática son: la identidad y la diferenciación con los demás, las emociones y su regulación emocional, los límites y las relaciones personales, el autocuidado, etc. ¿Pronóstico? En los últimos años se está cambiando la forma de entender el curso del trastorno. Ha pasado de ser considerado como algo “incurable” a aparecer múltiples propuestas de tratamiento con resultados, cuanto menos, reveladores. Es cierto que no son tratamientos cortos, ya que es necesario modificar aspectos básicos de la personalidad, pero hay luz al final del túnel. Todo lo aprendido se puede desaprender. Lo más urgente es crear la tranquilidad y estabilidad necesarias para establecer con qué aspectos se identifican de sí mismos y diferenciarlos de aquellos que están más relacionados con el aprendizaje o la falta de habilidades y recursos. Hay que llenar huecos para, poco a poco, ir integrando la personalidad y descubriendo a la persona. En la edad madura tienden a mejorar los síntomas. Si bien la tendencia puede ser ir hacia la cuerda en cuanto aparezca, hay muchas formas de caminarla: el funambulista puede ir armado con cuerdas, atalajes y sujeciones varias, casco y paracaídas, o incluso motores a reacción que hagan decidir el propio vuelo y hacer que el equilibrio sea más una realidad que una excepción.
Entendiendo el Trastorno Bipolar
Artículo especializado

Entendiendo el Trastorno Bipolar

Grandes personalidades del mundo de la literatura (como Virginia Woolf, Edgar Allan Poe o Ernest Hemingway), del cine (Marilyn Monroe o Vivien Leigh), de la música (Kurt Cobain o Frank Sinatra), del arte (Vincent Van Gogh), de la política (Winston Churchill o Abraham Lincoln) han sufrido trastorno bipolar. Coloquialmente se usa (y abusa) equivocadamente el término “bipolar” para referirse a las personas que son impredecibles y que cambian de opinión o de emociones a menudo. No obstante, poco o nada tiene que ver el trastorno con esta forma de entenderlo: conozcámoslo un poco más. ¿Qué es? El trastorno bipolar, antiguamente llamado “psicosis maniaco-depresiva”, forma parte de los trastornos del estado de ánimo, y se caracteriza por cambios de humor que oscilan entre dos polos opuestos, uno muy alto y uno muy bajo. Afecta a alrededor del 1,5% de la población y no hay diferencias entre sexos. Se da en todas las culturas y grupos étnicos. Habitualmente empieza al final de la adolescencia o principios de la adultez y aunque puede aparecer en niños o personas mayores, es mucho menos frecuente. Requiere de un tratamiento a largo plazo. ¿Síntomas? El estado de ánimo “normal” ( eutimia ) se combina con episodios maníacos (o hipomaníacos) y depresivos , por lo que según en qué fase esté la persona tendrá unos síntomas u otros: Episodio maníaco (es cuando el estado de ánimo es más alto). Los episodios maníacos se caracterizan por un alto descontrol y los síntomas pueden llegar a ser peligrosos para el propio paciente o para otras personas. Euforia. Irritabilidad. Agitación o alta actividad motriz. Disminución de la necesidad de dormir. Aumento de la líbido (impulso sexual). Gastos excesivos y/o inapropiados. Planes irrealizables. Aumento de energía, capacidad para hacer muchas cosas. Cambios en los hábitos alimentarios, p.ej. descontrol de horarios. Fuga de ideas o mayor productividad de pensamiento. Hablar demasiado y demasiado rápido. Aumento de la sociabilidad. Sentimientos de grandeza, comportamiento extravagante. Implicación excesiva en actividades placenteras que tienen un alto potencial para producir consecuencias graves. Pueden darse síntomas psicóticos, p.ej. alucinaciones o delirios. También se puede dar un episodio hipomaníaco , que sería como un estado maníaco, pero menos grave. Incluso al principio puede resultar agradable para la persona, y habitualmente no necesita de hospitalización. Puede ser la fase previa al episodio maníaco o un episodio en sí mismo. Entre los síntomas habituales encontramos: Aumento de la autoestima. Sentimientos de grandiosidad. Hiperactividad. Aumento de la sociabilidad. Locuacidad. Dormir menos. Gastar más de lo habitual. Falta de autocrítica. Optimismo exagerado. Aumento de la líbido. Aumento de la emotividad. Episodio depresivo (estado de ánimo bajo -depresión mayor-). El episodio depresivo es más largo y más profundo cuanto más larga y profunda es la fase maníaca o hipomaníaca previa, por lo que cuanto más se reduzcan los picos, más estable estará la persona. Por eso es importante tratar los síntomas hipomaníacos cuanto antes. Se caracteriza por: Tristeza, vacío o desesperanza. Baja autoestima. Falta de energía y de motivación. Bajo nivel de actividad y lentitud. Cambios en el sueño: o dormir poco (insomnio) o demasiado (hipersomnia). Cambios en el apetito: comer demasiado o demasiado poco. Tendencia al aislamiento. Disminución de la líbido. Falta de concentración. Sentimientos de culpa. Ideación suicida. Episodio mixto : puede ocurrir que se dé simultáneamente un estado de depresión y de manía. Por ejemplo, se pueden dar sentimientos de grandiosidad con pensamientos suicidas o de culpa intensa. En este estado es más elevado el riesgo de cometer suicidio, ya que se junta una tristeza muy profunda con la dificultad para controlar los impulsos. ¿Otras complicaciones? Alto riesgo de suicidio. Se estima que un 15% de las personas con trastorno bipolar se acaban suicidando. Problemas financieros. Problemas legales. Abuso de alcohol o drogas. Dificultades en las relaciones familiares, de pareja y con las amistades. Dificultades laborales. ¿Tipos? Existen fundamentalmente dos tipos básicos de trastorno bipolar: Trastorno bipolar tipo I: se diagnostica cuando se han dado uno o más episodios depresivos mayores y al menos un episodio maníaco (o mixto). Trastorno bipolar tipo II: se diagnostica cuando se han dado uno o más episodios depresivos mayores y al menos un episodio hipomaníaco. Alrededor del 10% de los casos con trastorno bipolar tipo II se acaban convirtiendo en tipo I. Dentro de los trastornos bipolares también encontramos el trastorno ciclotímico (o ciclotimia), que sería una versión más leve, y estaría compuesto por uno o más episodios de hipomanía con uno o más episodios de depresión leve o moderada (no llegan a cumplirse criterios necesarios para diagnosticar episodio depresivo mayor). ¿Causas? El trastorno bipolar es una alteración de los mecanismos que regulan el estado de ánimo . Estos mecanismos se deben tanto a factores genéticos (herencia, vulnerabilidad biológica) como a factores ambientales (acontecimientos estresantes que activan el problema). No hay una causa única que haga que se desarrolle el trastorno; es siempre debido a la interacción de diversos factores. ¿Tratamiento? El trastorno bipolar es una de las enfermedades mentales más incapacitantes , pero también de las más abordables terapéuticamente. El tratamiento combinado, es decir, psicoterapia y medicación, hace que sea posible llevar una vida autónoma y gratificante . Dentro del tratamiento farmacológico destaca el litio, que fue el primer estabilizador del estado de ánimo aprobado para tratar episodios maníacos y depresivos. También existen algunos anticonvulsivos como el ácido valproico o la lamotrigina, que también se usan como estabilizadores. Es importante no abandonar la medicación cuando la persona se encuentra bien, ya que se podría producir una nueva crisis. Por otro lado, el tratamiento psicológico incide en los siguientes aspectos: Aceptar y conocer el diagnóstico sin hacer de él un estigma. Es importante remarcar el papel que tiene la actitud que tome la persona en el pronóstico de la patología. Si se toman las medidas adecuadas, lo que se “cronificará” será la estabilidad y no la enfermedad. Evitar hábitos que puedan facilitar las crisis, como el consumo de drogas o estimulantes. Fomentar hábitos que promuevan la estabilidad: pautas de sueño adecuadas y alimentación equilibrada. Aprender a manejar el estrés. Averiguar los factores de riesgo: qué situaciones habitualmente producen síntomas, cuáles son los activadores habituales y cómo se les puede hacer frente de una forma efectiva para no se llegue a producir una crisis. Aprender a detectar las señales de alerta para poder intervenir terapéuticamente. Los episodios depresivos o maníacos no aparecen de repente y, además, no todos los afectados experimentan los mismos síntomas. Se trata de que cada persona conozca cuáles son sus manifestaciones para saber cuándo pedir ayuda. Orientación familiar: es importante que los familiares entiendan el trastorno, cómo influye en la familia y cómo puede ésta influir sobre el trastorno. Reducir sentimientos de culpa y recriminaciones.
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Síndrome de Tourette
Enfermedad

Síndrome de Tourette

¿Qué es el síndrome de Tourette? El síndrome de Gilles de la Tourette o síndrome de Tourette (ST), es un trastorno neurológico que se suele manifestar en la niñez , caracterizado por la realización de movimientos repetitivos o sonidos involuntarios (tics o espasmos). Son ejemplos de estos espasmos: parpadeo constante, muecas, contracción de la nariz, dar pisotones, gruñir, gritar, insultar, saltar, toser, ladrar, etc. Aunque los síntomas varían de una persona a otra, la mayoría de casos son leves, y los tics suelen desaparecer con el paso de los años, generalmente al alcanzar la mayoría de edad. Tipos de tics Cabe destacar que, dentro de los diferentes tipos de tics, estos pueden ser movimientos (tics motores o motrices) o sonidos (tics vocales). Los tics motores suelen comenzar antes que los vocales. Los diferentes tipos de tics se clasifican principalmente en: Tics simples: son tics repentinos y breves que implican un número limitado de músculos. Por ejemplo: hacer muecas o gruñir. Tics complejos: son movimientos coordinados que involucran varios grupos musculares. Por ejemplo: tocar reiteradamente a alguien o gritar. Los tics pueden ser, a su vez, persistentes o crónicos o, por el contrario, tics transitorios. Causas de un síndrome de Tourette No se conoce la causa exacta del síndrome de Tourette ya que es un trastorno complejo , probablemente, de origen genético o heredado y potenciado con ciertos factores ambientales. Algunas investigaciones apuntan a un desequilibrio en los neurotransmisores del cerebro. Síntomas de un síndrome de Tourette Los síntomas específicos del ST son los denominados tics (movimientos o sonidos repentinos), breves e intermitentes. Estos pueden ser leves o graves. Cuando son graves, pueden interferir en la comunicación, la funcionalidad habitual y la calidad de vida del paciente. Antes de aparecer los tics, la persona puede sentir un incómodo impulso premonitorio como cosquilleo o tensión y, cuando aparece el tic, se siente alivio. El niño puede llegar a controlar el tic si hace un gran esfuerzo, pero esto puede impedirle concentrarse en otro aspecto como prestar atención en clase o mantener una conversación. Tratamiento de un síndrome de Tourette El síndrome de Tourette no tiene tratamiento. Los tics suelen desaparecer con el paso de los años. El tratamiento se pauta exclusivamente cuando los tics son graves e interfieren con la vida cotidiana de quien lo padece, para aliviar estos síntomas tan molestos. Existen algunos medicamentos que pueden ayudar a controlar los tics, estos deben ser pautados por el médico según cada paciente, debido a sus posibles efectos secundarios: Medicamentos bloqueadores o que disminuyen la dopamina: la flufenazina, el haloperidol, la risperidonea, la pimozida o la tetrabenazina. Inyecciones de toxina botulinica o bótox: una inyección en el músculo afectado puede reducir un tic simple o vocal. Medicamentos contra el déficit de atención o hiperactividad: estimulantes como el metilfenidato y medicamentos para aumentar la atención y la concentración. Inhibidores adrenérgicos centrales: fármacos como la clonidina y la guanfacina pueden controlar la conducta, los impulsos y los ataques de ira. Antidepresivos: la fluoxetina (Prozac y Sarafem, entre otros). Medicamentos anticonvulsivos: topiramato. Para reducir los tics, se recomienda realizar actividades tranquilas y focalizadas, y acudir a grupos de apoyo o seguir terapias como: Terapia del comportamiento: mediante intervenciones cognitivas conductuales para controlar los tics e identificar los impulsos premonitorios. Psicoterapia: para aumentar su autoestima y ayudar a afrontar el ST, así como otras condiciones que pueden afectar a la conducta como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, la depresión o la ansiedad y las obsesiones. Estimulación cerebral profunda (DBS): solo en casos de tics graves que no responden a otro tratamiento. Este método proporciona estimulación eléctrica, mediante un dispositivo implantado en el cerebro, a zonas específicas que controlan el movimiento. Este método todavía requiere más investigaciones para determinar si es un tratamiento seguro y eficaz para el ST. Además, es muy importante que los padres del niño hablen con sus profesores y su entorno, para que apoyen y entiendan la situación y tratar de que el niño no se sienta avergonzado, frustrado o estresado. Pruebas complementarias de un síndrome de Tourette No existe una prueba específica para diagnosticar el síndrome de Tourette. El diagnóstico se basa en la historia clínica de los síntomas y antecedentes familiares. Para que alguien reciba el diagnóstico del Síndrome de Tourette, debe cumplir los siguientes criterios durante al menos 1 año: Tener 2 o más tics motores y al menos 1 vocal. No tienen por qué ocurrir a la vez, y pueden surgir muchas veces al día, todos los días o sólo esporádicamente durante el año. Haber empezado antes de los 18 años. No estar relacionados los síntomas con el consumo de medicamentos, drogas u otras patologías como enfermedad de Huntington, convulsiones o encefalitis postviral. No obstante, los síntomas de esta enfermedad pueden imitar a los de otras enfermedades, por ello y para descartar otras afecciones, el médico puede solicitar pruebas complementarias como: análisis de sangre o estudios de diagnóstico por imágenes tales como resonancia magnética, tomografía computada o electroencefalograma. Factores desencadenantes de un síndrome de Tourette Los factores desencadenantes de tics más graves o frecuentes en este trastorno, son el estrés o la ansiedad, la emoción y la preocupación. También pueden empeorar al enfermar. Factores de riesgo de un síndrome de Tourette Los siguientes factores de riesgo pueden relacionarse con el Síndrome de Tourette, aunque todavía se requieren más investigaciones: Antecedentes familiares Fumar durante el embarazo Complicaciones durante el embarazo Bajo peso al nacer Infecciones Sexo masculino (tienen más probabilidades de desarrollarlo que el sexo femenino) Complicaciones de un síndrome de Tourette Normalmente, las personas con síndrome de Tourette pueden llevar una vida sana y activa, pero con frecuencia, afecta al comportamiento, a la conducta y a la autoestima. Entre las enfermedades que suelen asociarse con el síndrome de Tourette destacan: Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) Trastorno del espectro autista Trastornos del sueño Dificultades de aprendizaje Trastornos de ansiedad o depresión Dolor relacionado con los tics, en especial, dolor de cabeza Dificultad para manejar la ira Prevención de un síndrome de Tourette Este síndrome no se puede prevenir, pero sí se puede ayudar al paciente a disminuir los tics y a sobrellevar este molesto problema explicando y comunicando a su entorno acerca del síndrome, con el fin de aumentar la comprensión y recibir apoyo sobre los síntomas, y reducir las burlas y el estrés del paciente . A veces, el tratamiento de otras afecciones concurrentes como TDAH o TOC, puede ayudar a reducir los tics. Especialidades a las que pertenece Las especialidades médicas a las que pertenece el Síndrome de Tourette es la neurología (médicos especializados en trastornos cerebrales y del sistema nervioso), también la psiquiatría y psicología. Preguntas frecuentes ¿Qué cromosoma afecta en el síndrome de Tourette? Todavía se están realizando estudios para determinar las causas y origen del ST, unos estudios lo relacionan con un cromosoma mientras que otros creen que es afectado por otro, según cada caso examinado. El gen responsable del ST parece localizarse en el cromosoma 18q22. También se han identificado mutaciones que afectan al gen SLITRK1, en un pequeño número de personas, situado en el brazo largo del cromosoma 13 (13q31.1), que codifica una proteína que es activa en el cerebro. Además, es posible que una mutación en el gen HDC pueda ser la causa de los síntomas típicos del ST, este gen interfiere en la producción de histamina. ¿Qué son los tics motores? Los tics motores o motrices son aquellos movimientos involuntarios, repentinos, rápidos y recurrentes que tiene una persona, especialmente en niños y adolescentes. Pueden afectar a un grupo complejo de músculos, aunque generalmente comienzan por la cara y músculos del cuello y, si progresan, se extienden a las extremidades superiores y posteriormente, a las inferiores. Son tics motores el parpadeo constante de ojos, encogimiento de hombros, incluso autolesiones como arañarse, etc. ¿Qué es el Síndrome de Rett? El síndrome de Rett es un trastorno neurológico y del desarrollo infantil de origen genético, caracterizado por una evolución normal durante los primeros meses de edad, pero seguido de un mal desarrollo del cerebro, con movimientos anormales de las manos y la pérdida de tono muscular. Además, presenta una disminución progresiva de habilidades motoras y de comunicación. Este síndrome puede causar también convulsiones y discapacidad intelectual. El Síndrome de Rett es poco frecuente y afecta principalmente a niñas alrededor de los 2 años de edad . ¿Cuáles son los diferentes tipos de autismo? Existen diferentes tipos de trastorno de autismo: Autismo o síndrome de Kanner: es una enfermedad en la que existe una limitada conexión emocional con el resto de individuos, el individuo es poco sociable, como si estuviese en su propio mundo. Aparecen durante los 3 primeros años de vida. Quien lo padece suele mostrar comportamientos repetitivos y se estresan o agitan ante ruidos o luces brillantes. Síndrome de Asperger: es el más difícil de diagnosticar. Individuos con este síndrome presentan una inteligencia media-alta pero un déficit serio en sus habilidades sociales y de comportamiento. No suelen ser empáticos, tienen poca coordinación, se obsesionan con algunos temas y no entienden las ironías. Trastorno desintegrador infantil o síndrome de Heller: se diferencia de los anteriores en que suele aparecer a los 2 años de edad de forma repentina y regresiva y el niño puede llegar a darse cuenta. Es menos frecuente que el autismo, pero con un pronóstico peor. Síndrome de Rett: se presenta sobre todo en niñas sobre los 2 años de edad. Tiene un proceso degenerativo y progresivo del sistema nervioso con alteraciones en el habla, la motricidad, etc. Trastorno generalizado del desarrollo no especificado: se denomina así a los síntomas clínicos del espectro autista que son demasiado heterogéneos y no se pueden categorizar en ninguna de las tipologías anteriores. ¿Cuál es la diferencia entre Autismo y Asperger? La diferencia principal entre ambas patologías radica en que, en el autismo, las alteraciones son muy evidentes durante los 3 primeros años de vida, mientras que en el Asperger no hay evidencia tan clara y se tarda más en diagnosticar. Existen otras diferencias clave como: Autismo: tienen una inteligencia por debajo de lo normal, un desarrollo físico adecuado, presentan retraso en el lenguaje y un vocabulario limitado, no tienen interés en las relaciones sociales, etc. Asperger: tienen una inteligencia por encima de lo normal, presentan retraso motor y torpeza a nivel general, un lenguaje normal incluso con un vocabulario culto, buena memoria, sí desean relacionarse y tener amigos, pero tienen dificultades sociales, desarrollan intereses obsesivos, etc.
Trastorno Obsesivo Compulsivo
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Trastorno Obsesivo Compulsivo

¿Qué es el trastorno obsesivo compulsivo? El trastorno obsesivo compulsivo es un tipo de desorden de ansiedad que se caracteriza por la aparición de pensamientos repetitivos no deseados y compulsiones excesivas e irracionales generando inquietud, ansiedad y temor . Dentro de los problemas de ansiedad, es uno de los trastornos que se presentan con mayor frecuencia y, muchas veces, altera las relaciones sociales, de trabajo y estudio. Se manifiesta de forma frecuente en la infancia y la adolescencia con una evolución progresiva. Es una enfermedad común y crónica que si no se trata adecuadamente puede afectar a la calidad de vida de la persona que lo padece. Tipos de trastorno obsesivo compulsivo Existen tres tipos de trastorno obsesivo-compulsivo: Trastorno obsesivo-compulsivo relativo a los pensamientos obsesivos. Trastorno obsesivo-compulsivo relativo a conductas obsesivas. Trastorno obsesivo-compulsivo relativo tanto a los pensamientos obsesivos como a las conductas obsesivas. Otros trastornos obsesivo-compulsivo (TOC) frecuentes son: TOC de relaciones/amor: obsesiones y dudas constantes sobre relaciones, frecuentemente hacia la pareja. TOC sexual: pensamientos y obsesiones sobre su sexualidad y conducta sexual hacia los demás. TOC religioso: miedo profundo a pecar, blasfemar, a no ser lo suficientemente “buena persona”, tienen dudas sobre si sus acciones son por voluntad propia o voluntad de Dios. TOC de contaminación: miedo excesivo a la contaminación o contagio de alguna enfermedad, por lo que se desencadena una obsesión por la limpieza e higiene personal. TOC agresivo: pensamiento convertido en obsesión acerca de que el paciente puede hacerle daño a las personas que lo rodean. TOC de perfección, orden y simetría: obsesión y compulsión sobre la forma rígida y correcta con que debería ser o hacer algo, obsesiones sobre el orden y clasificación de las cosas. TOC somáticos: pensamientos obsesivos sobre su salud. Causas del trastorno obsesivo compulsivo No se conocen las causas exactas del trastorno obsesivo compulsivo, pero se han identificado algunos factores entre los cuales se encuentran alteraciones en el lóbulo frontal, factores genéticos o alteraciones en la secreción de serotonina. La mayoría de veces puede ser una combinación de causas y un factor desencadenante que origina la aparición de los síntomas. Síntomas del trastorno obsesivo compulsivo Entre los síntomas generales se encuentran la sensación de angustia, agitación, nerviosismo, mareos, taquicardia, insomnio, cefalea, náuseas, sequedad de la boca, visión borrosa, sudoración, parestesias, sensación de desrealización y despersonalización . Las obsesiones se manifiestan con ideas, impulsos y pensamientos repetitivos que causan miedo y ansiedad . Las compulsiones tienen como síntomas las conductas repetitivas, rígidas y estructuradas que tratan de controlar las obsesiones . Tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo El tratamiento se basa principalmente en dos vertientes, farmacológico y conductual. Tratamiento farmacológico: los antidepresivos de la clase de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina son los únicos antidepresivos recomendados en conjunto con terapia conductual para el tratamiento de este síndrome. Es importante recalcar que entre las limitaciones del tratamiento se encuentra el hecho de que al omitir el mismo, los síntomas vuelven a aparecer por lo que deben ingerirlo de por vida. Tratamiento cognitivo conductual: este ha demostrado menor índice de recaídas que el tratamiento farmacológico. Existen diferentes métodos, entre los cuales destacan la exposición con prevención de respuesta en el que se utilizan rituales neutralizadores o la terapia de aceptación, compromiso en el que el objetivo es la aceptación de las sensaciones de ansiedad para que esta no interfiera en su vida. Actualmente, es cada vez más frecuente utilizar también el mindfulness o técnica de atención plena como tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo, permitiendo reconocer las experiencias internas para no magnificarlas, sino más bien aceptarlas, resistiéndose a cambiarlas por compulsiones. Pruebas complementarias del trastorno obsesivo compulsivo Aunque no existe una prueba específica para diagnosticar este trastorno , el médico especialista, después de realizar pruebas o test de salud mental, puede sugerir alguna prueba especial como puede ser un electroencefalograma, resonancia magnética cerebral, niveles de serotonina o pruebas hormonales para poder confirmar diagnósticos diferenciales. Factores desencadenantes del trastorno obsesivo compulsivo Existen muchas teorías sobre qué desencadena este trastorno. La más aceptada es que pueden existir factores genéticos o físicos que predisponen al individuo a padecer esta enfermedad, y sea un factor ambiental el detonante en la aparición de los síntomas. Algunos de los detonantes pueden ser: Enfermedades agudas o crónicas Fallecimiento de personas queridas Abandono Víctimas de abuso físico, sexual o emocional Cambios significativos en los que no existe sentido de control, como puede ser cambios de país en niños Niveles de estrés excesivos Factores de riesgo del trastorno obsesivo compulsivo. Los factores de riesgo de esta enfermedad son los mismos factores desencadenantes . Complicaciones del trastorno obsesivo compulsivo El trastorno obsesivo compulsivo se puede complicar con depresión, problemas en su entorno social y familiar hasta casi presentar un aislamiento global. Prevención del trastorno obsesivo compulsivo No existe manera de prevenir la enfermedad con alguna medida farmacológica conductual , pero es importante al momento de presentar los síntomas, acudir al especialista oportunamente para su tratamiento. Especialidades a las que pertenece El trastorno obsesivo compulsivo pertenece a la especialidad de psiquiatría y psicología , aunque también en ocasiones puede colaborar neurología. Preguntas frecuentes ¿Qué son los pensamientos obsesivos? Son pensamientos recurrentes, persistentes e intrusivos que causan ansiedad en un individuo con preocupación excesiva sobre un problema de la vida real.   ¿Qué es una persona bipolar? Es una persona con una enfermedad mental en la cual existen marcados y extremos estados de ánimo como pasar de la alegría a la tristeza sin razón aparente. ¿Qué es la rumiación mental? Es un tipo de pensamiento estático y cerrado sobre un tema en el que la persona es incapaz de eliminar el proceso repetitivo de pensamiento, con lo cual hace que crezcan los niveles de ansiedad. ¿Qué son los trastornos disociativos? Son trastornos mentales en los cuales existe falta en la continuidad de los pensamientos, acciones e identidad, ocasionando problemas con su reconocimiento como persona y en su entorno de forma involuntaria.    ¿Qué es la escisión en psicología? La escisión en psicología es la división o separación del pensamiento entre lo bueno y lo malo . Es considerado un mecanismo de defensa, el cual se manifiesta por la incapacidad que tiene el individuo para percibir ciertos componentes positivos y negativos de una situación.
Síndrome Serotoninérgico
Enfermedad

Síndrome Serotoninérgico

¿Qué es el síndrome serotoninérgico? El síndrome serotoninérgico es un síndrome inducido por drogas que se caracteriza por un conjunto de efectos adversos causados por el aumento de su concentración en el sistema nervioso central. La serotonina es un neurotransmisor que produce el cuerpo y que es necesario para el buen funcionamiento del organismo por diversas razones ya que se encarga de regular ciertos procesos fisiológicos.  El exceso de serotonina provoca el síndrome serotoninérgico. En el sistema nervioso central la serotonina es un neurotransmisor con muchos efectos, entre ellos: modificación del humor, sueño, vómitos y dolor . Muchas drogas tienen influencia sobre la neurotransmisión serotoninérgica. Dentro de este tipo de sustancias podemos incluir los antidepresivos, los ansiolíticos, las drogas antimigrañosas, y los antieméticos. El exceso de estimulación de la serotonina sobre los receptores postsinápticos a nivel central y periférico tiene efectos negativos para el organismo. Pueden llegar a ser muy graves e incluso mortales. Tipos de síndromes más comunes No existen diferentes tipos de síndromes comunes para esta patología. Causas del síndrome serotoninérgico La acumulación excesiva de serotonina en el organismo crea los síntomas del síndrome serotoninérgico. En circunstancias normales, las neuronas del cerebro y de la médula espinal producen serotonina que ayuda a regular la atención, el comportamiento y la temperatura corporal. En otras neuronas del cuerpo, principalmente de los intestinos , también producen serotonina. Si bien es posible que tomar un solo medicamento que aumenta los niveles de serotonina puede causar el síndrome de la serotonina en personas vulnerables, este trastorno aparece con más frecuencia cuando se combinan ciertos medicamentos. Otra causa del síndrome de la serotonina es la sobredosis intencional de medicamentos antidepresivos. Las drogas ilegales y los suplementos dietéticos también pueden estar asociados con el trastorno. Síntomas del síndrome serotoninérgico Los síntomas del síndrome serotoninérgico comienzan a las pocas horas de la sobredosis o la interacción entre fármacos que aumentan la presencia de serotonina. Los síntomas pueden incluir: ne rviosismo o inquietud, confusión, frecuencia cardíaca acelerada y presión arterial alta , pupilas dilatadas, pérdida de coordinación muscular o espasmos musculares, rigidez muscular, sudoración intensa, diarrea, dolor de cabeza, escalofríos, fiebre alta, convulsiones, latidos del corazón irregulares, inconsciencia o piel de gallina, entre otros síntomas. Tratamiento del síndrome serotoninérgico Para tratar el síndrome serotoninérgico adecuadamente es necesario tener una historia farmacológica actualizada del paciente. Por lo general, las formas más leves del síndrome de la serotonina desaparecen a las 24 o 72 horas de haber suspendido el medicamento que aumenta la serotonina y mediante la administración de medicamentos para bloquear los efectos de la serotonina que ya están en el organismo. Esto último solo si fuera necesario. Los casos graves requieren hospitalización inmediata y cuidados intensivos, pues el paciente puede sufrir hipertermia severa, rabdomiólisis o insuficiencia respiratoria. Para el tratamiento, incluso en casos leves, es habitual la administración de benzodiazepinas para disminuir la agitación, los movimientos pseudo convulsivos y la rigidez muscular. La correcta hidratación , el control de la inestabilidad autonómica o de la fiebre es habitual como medida de apoyo. Sin embargo, los síntomas del síndrome de la serotonina provocados por algunos antidepresivos podrían tardar varias semanas en desaparecer por completo. Estos medicamentos permanecen en el organismo durante más tiempo que otros medicamentos que pueden provocar el síndrome de la serotonina. Pruebas complementarias del síndrome serotoninérgico Ninguna prueba individual puede confirmar un diagnóstico del síndrome serotoninérgico. Para asegurarse de que los síntomas son a causa del síndrome de la serotonina y no debido a otro problema, el médico puede usar las pruebas para hacer lo siguiente: medir los niveles de los medicamentos que toma el paciente, controlar los signos de infección y, verificar las funciones del organismo que pueden estar afectadas por el síndrome de la serotonina. El médico puede ordenar que se realicen algunas pruebas para descartar otras causas y excluir otros trastornos, como son: análisis de sangre y de orina, radiografía de tórax, tomografía computarizada o punción lumbar. Factores desencadenantes del síndrome serotoninérgico El factor desencadenante principal es un sobreconsumo de medicamentos o una alteración en la dosis diaria de un medicamento. Factores de riesgo del síndrome serotoninérgico Los factores que aumentan el riesgo de padecer este síntoma incluyen: El uso terapéutico de fármacos . Ingerir recientemente un medicamento que se sabe que eleva los niveles de serotonina o haber aumentado la dosis (autoenvenenamiento). Cuando se utiliza más de un medicamento que eleva los niveles de serotonina. Tomar los suplementos de hierbas. Usar una droga ilegal que se sabe que eleva los niveles de serotonina. Complicaciones del síndrome serotoninérgico El síndrome serotoninérgico leve, por lo general, no causa ningún problema una vez que los niveles de serotonina regresan a la normalidad. Si se deja sin tratar, el síndrome serotoninérgico grave puede ocasionar: Acidosis metabólica Rabdomiólisis Convulsiones Lesión aguda en el riñón Espasmos musculares Pérdida de consciencia Muerte Prevención del síndrome serotoninérgico Para prevenir este trastorno es necesario: No alterar las dosis de medicamentos No tomar medicamentos sin prescripción médica Evitar el consumo de sustancias ilegales Preguntas frecuentes: ¿Qué es la serotonina? La serotonina es un neurotransmisor que produce el cuerpo y que es necesario para el buen funcionamiento del organismo por diversas razones ya que se encarga de regular ciertos procesos fisiológicos. En el sistema nervioso central, la serotonina es un neurotransmisor con muchos efectos: modificación de humor, sueño, vómito y dolor. ¿Qué pasa con el exceso de serotonina? El exceso de serotonina provoca el síndrome serotoninérgico, explicado a lo largo de este artículo. ¿Qué es un recaptador de la serotonina? Un recaptador de la serotonina o inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina son los antidepresivos recetados con mayor frecuencia. Pueden aliviar los síntomas de la depresión de moderada a grave, son relativamente seguros y suelen causar menos efectos secundarios que otros tipos de antidepresivos. ¿Qué es la serotonina baja? Tener la serotonina baja puede ocasionar cambios importantes en la salud mental de la persona: ansiedad, depresión, problemas para dormir, apatía, falta de energía, entre muchos otros síntomas. ¿Qué es el síndrome neuroléptico? El síndrome neuroléptico se caracteriza por el estado mental alterado , la rigidez muscular, la hipertermia y la hiperactividad autonómica que se produce cuando se usan ciertos fármacos neurolépticos.
Anorexia Nerviosa
Enfermedad

Anorexia Nerviosa

¿Qué es la anorexia nerviosa? La anorexia nerviosa o, anorexia, como se la denomina comúnmente, es un trastorno de desorden alimentario cuya principal característica recae en tener un peso extremadamente bajo (por debajo de lo que se considera saludable), a consecuencia de la propia restricción alimentaria del individuo por miedo a engordar. La persona anoréxica tiene una percepción distorsionada de su peso y su cuerpo, lo que la lleva a evitar el aumento de peso, ingiriendo menos cantidad de comida, provocando el vómito después de comer, o tomando laxantes o diuréticos. La anorexia es una enfermedad común grave que, aunque puede presentarse a cualquier edad, es más frecuente en mujeres adolescentes de clase social media y media-alta, también es común en bailarinas, gimnastas y modelos. Tipos de anorexia Existen dos tipos distintos de anorexia: Tipo restrictivo : es una anorexia o bajada drástica de peso ocasionada por la restricción de comidas y la realización intensa de ejercicio. Tipo bulímico : también denominado purgativo o compulsivo. La reducción de peso se consigue provocando vómitos o ingiriendo laxantes después de darse atracones de comida. Causas de la anorexia nerviosa La anorexia nerviosa puede desencadenarse por la combinación de diferentes factores genéticos, psicológicos y socioculturales como: Depresión. Ansiedad. Obesidad. Pérdidas afectivas. Trastorno obsesivo compulsivo. Insatisfacción personal o corporal. Sucesos traumáticos. Sentimiento de perfeccionismo. Antecedentes familiares. Cultura del país con respecto a los patrones de belleza. Presión por parte de grupos sociales. Síntomas de la anorexia nerviosa Los síntomas de la anorexia a menudo pueden pasar desapercibidos durante bastante tiempo porque el propio enfermo los trate de ocultar. Algunos síntomas físicos presentados son: delgadez extrema, cansancio, mareos, desmayos, ausencia de menstruación, piel seca, dolor de abdomen , presión arterial baja, deshidratación, sensación de frío constante, callosidades en los nudillos por la provocación de los vómitos, anemia, estreñimiento, caída del cabello, problemas dentales y arritmias, entre otros. En cuanto a los síntomas emocionales y de conducta, puede presentarse un régimen estricto o saltarse las comidas poniendo excusas, preocupación por los alimentos, sobre todo los de alta carga calórica, mentir acerca de la comida, acudir al baño siempre inmediatamente después de comer para provocar los vómitos, miedo a engordar, quejarse del aspecto y peso, distorsión de la imagen corporal , irritabilidad, tristeza , falta de apetito sexual, vestirse con muchas capas de ropa, mirarse continuamente al espejo, aislamiento social, baja autoestima&#8230;etc. Tratamiento de la anorexia nerviosa El tratamiento más urgente de la anorexia nerviosa es la r ealimentación para intentar alcanzar cuanto antes un aumento del peso (es posible que se necesite una sonda nasogástrica para recibir los alimentos). Educación nutricional para volver a coger buenos hábitos alimenticios y tratar de recuperar la normalidad biológica en los indicadores sanguíneos y regreso de la menstruación. Posteriormente, se tratan de resolver los problemas psicológicos con un psicoterapeuta o grupo de apoyo. Es un proceso largo, ya que primero hay que hacer entender al paciente que tiene una enfermedad y luego proceder a mejorar su autoestima y el resto de problemas psíquicos que se presenten. Si la desnutrición o los desórdenes psíquicos son graves, se debe hospitalizar al paciente para controlar los signos vitales, la deshidratación y otras afecciones, aunque el tratamiento continúe después en el domicilio. También pueden prescribirse algunos medicamentos antidepresivos como parte de ayuda complementaria al tratamiento. Pruebas complementarias de la anorexia nerviosa Algunas pruebas son determinantes para el diagnóstico y ayudan a determinar si existen otras complicaciones derivadas de la anorexia: Análisis de sangre con hemograma completo: para hacer un recuento de la células sanguíneas, medir la cantidad de albúmina y electrolitos, y comprobar la función hepática, renal y tiroidea. Análisis de orina. Evaluación psicológica. Radiografías o pruebas de densidad ósea. Electrocardiografía. Factores desencadenantes de la anorexia nerviosa Algunos de los factores que pueden desencadenar la anorexia nerviosa son el exaltamiento de la delgadez en la mujer que promueve l a cultura occidental y la presión de determinados grupos sociales , algunos actos, como ponerse a dieta, cambiar de casa o de instituto, terminar una relación sentimental, la muerte de un familiar y el estrés emocional. Factores de riesgo de la anorexia nerviosa Las niñas y mujeres adolescentes son más propensas a sufrir esta enfermedad. El paciente que haya tenido un pariente que ha sufrido anorexia en alguna ocasión, corre más riesgo de padecerla por los cambios en los genes específicos y, si ya se ha padecido anorexia previamente o no se reconoce el problema, también es más fácil sufrir recaídas. Complicaciones de la anorexia nerviosa La anorexia puede tener muchas complicaciones, algunas de ellas especialmente graves: No reconocer la enfermedad y convertirla en un estilo de vida. Disminución de glóbulos blancos y aparición de infecciones. Pérdida del conocimiento. Arritmias. Convulsiones. Deshidratación. Debilitamiento de los huesos. Caries dental. Fallecimiento. Prevención de la anorexia nerviosa Algunas recomendaciones útiles para prevenir la anorexia son: Tener buenos hábitos alimentarios: comer siguiendo unos horarios preestablecidos, hacerlo sentado…etc. No aislarse socialmente. Mantener la comunicación con la familia. Evitar mirarse al espejo con frecuencia. Eludir la báscula y pesarse constantemente. Acudir a psicoterapia individual, familiar o con grupos de apoyo. Especialidades a las que pertenece la anorexia nerviosa El diagnóstico y tratamiento de la anorexia nerviosa es multidisciplinar, normalmente es realizado de forma coordinada por la los especialistas en medicina familiar, medicina interna, psiquiatría, psicología, endocrinología y ginecología. Preguntas frecuentes: ¿Cuáles son los tipos de anorexia? En los tipos de anorexia nerviosa se puede diferenciar un subtipo restrictivo , en el cual el enfermo disminuye de peso mediante dietas, una restricción alimentaria y la realización de ejercicio físico intenso o, un subtipo bulímico , compulsivo o purgativo, en el que el enfermo recurre a atracones de comida para después desprenderse de lo comido provocándose vómitos o tomándose laxantes. ¿Qué tipo de enfermedad es la anorexia? La anorexia es un trastorno de la conducta alimentaria, habitualmente con origen neurótico o psiquiátrico. ¿Cuáles son las principales causas de la anorexia? Las principales causas de la anorexia tienen un origen psicológico (trastornos obsesivos, depresión, insatisfacción personal…), s ociocultural (patrones de belleza establecidos en países occidentales y presión de grupos sociales a los que pertenece el individuo) y/o genético (antecedentes en familiares de primer grado). ¿Qué es la anorexia nerviosa purgativa? La anorexia nerviosa purgativa consiste en darse atracones de comida para posteriormente purgarse o eliminar los alimentos ingeridos mediante la toma de diuréticos, laxantes o la provocación auto inducida de vómitos. ¿Qué es la bulimia? La bulimia es un trastorno de la conducta alimentaria consistente en la toma recurrente y descontrolada de grandes cantidades de comida (atracones), que después provocan en el enfermo un fuerte sentimiento de vergüenza o culpabilidad , derivando en la auto provocación de vómitos o la toma de laxantes para tratar de eliminar los alimentos y calorías ingeridos.