Los embarazos gemelares espontáneos alcanzan al 1-2% del total de gestaciones, si bien, en las últimas décadas, han aumentado a un 3-4% en los países desarrollados. Esto es debido al incremento en la edad de la madre por el retraso del momento de la maternidad, así como a las técnicas de reproducción asistida .
El embarazo gemelar es la gestación simultánea de dos fetos en la cavidad uterina, pudiendo ser monocigoto, cuando se origina a partir de un ovulo, o bicigoto, cuando es originado en 2 óvulos. Estos últimos representan el 75% del total en las gestaciones dobles.
En cualquier tipo de embarazo, también en los embarazos múltiples, es importante hacer un seguimiento en el desarrollo del feto (o de los fetos) y comprobar si existe alguna anomalía genética. En la actualidad, los test prenatales no invasivos permiten identificar las anomalías cromosómicas más comunes .
En comparación con las gestaciones únicas, las gemelares presentan mayor riesgo de complicaciones, incluyendo defectos congénitos, amenaza de parto prematuro (por la sobre distensión uterina), crecimiento intrauterino restringido (CIR, en los embarazos que tienen una única placenta para los dos embriones), parálisis cerebral y mortalidad cercana al nacimiento. Esto hace que este tipo de embarazos se considere de alto riesgo.
En este sentido, el seguimiento de los embarazos gemelares es similar al de una gestación única, si bien deben ajustarse las revisiones para reforzar su control y descartar la aparición de posibles complicaciones y alteraciones fetales. Se debe actuar para promover un óptimo control del crecimiento fetal y evitar complicaciones frecuentes como la prematuridad.
El diagnóstico ecográfico del embarazo gemelar o múltiple en el primer trimestre es fundamental y, en ocasiones, sobre todo si la primera ecografía transvaginal se realiza muy precozmente, puede haber dudas sobre la presencia real de una gestación múltiple. En el diagnóstico ecográfico del tipo de embarazo múltiple, la zigocidad determina el riesgo de enfermedades genéticas y la corionicidad determina el riesgo de complicaciones perinatales. En un 75 % de los casos existen 2 placentas, una para cada uno de los embriones, mientras que en el 25 % restante existe una placenta compartida, pudiéndose aumentar por ello las alteraciones fetales.
En cuanto a la posible existencia de alguna anomalía cromosómica en alguno de los fetos presentes en el embarazo gemelar, al igual que en los embarazos únicos, existe la posibilidad de realizarse un test prenatal.
Los casos en los que se recomienda la realización del test prenatal no invasivo a partir de un análisis de sangre materna son:
La prueba se puede llevar a cabo a partir del momento en el que haya suficiente material genético fetal circulante en la sangre materna, es decir, a partir de la 10 semana de embarazo.
Además, dado que el riesgo de complicaciones tras una amniocentesis gemelar es superior al de un embarazo simple, siempre es recomendable optar previamente por pruebas no invasivas.
Los síntomas más comunes que pueden señalar la presencia de un embarazo múltiple pueden variar en cada mujer. Entre ellos se pueden incluir:
El diagnóstico de un embarazo múltiple puede producirse al inicio del embarazo. Para ello, además de una historia clínica y un examen físico completo, el diagnóstico se puede obtener mediante las siguientes pruebas:
En un embarazo único el test prenatal no invasivo es capaz de detectar diversas alteraciones genéticas congénitas:
Además, el test es capaz de detectar el sexo fetal.
Sin embargo, en embarazos gemelares, el test prenatal no invasivo únicamente incluye la detección de trisomías T13 (síndrome de Patau), T18 (síndrome de Edwards) y T21 (síndrome de Down) y la identificación del sexo fetal.
Los resultados del test en los embarazos de mellizos o gemelos reflejan la probabilidad de que en el embarazo haya al menos un feto afectado. De este modo, informa sobre la presencia de la enfermedad, pero no puede distinguir si se haya presente en uno o en ambos embriones.
En definitiva, el test prenatal no invasivo está indicado para mujeres embarazadas con al menos 10 semanas de gestación, que presenten un embarazo único o gemelar, incluidos embarazos mediante donación de óvulos.