El paro cardiorespiratorio es el cese de la función cardíaca y de la función respiratoria del individuo. Es más frecuente en los hombres y la edad de presentación suele ser alrededor de los 69 años. Tanto en hombres como en mujeres, la causa más frecuente es la asistolia. Es una urgencia vital, de forma que hay que iniciar la resucitación cardiopulmonar cuanto antes, lo cual es vital para la vida del paciente. Es una enfermedad grave.
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Las causas de paro cardiorespiratorio pueden ser:
Los síntomas principales de un paro cardiorespiratorio son la pérdida de conciencia, que se asocia a una ausencia de pulso, y la pérdida de respiración.
El tratamiento de un paro cardíaco respiratorio es la resucitación cardiopulmonar básica por medio de masaje cardíaco y ventilación boca a boca que se puede asociar a la resucitación con desfibrilador automático o semi-automática. En el momento actual existen muchos lugares públicos que tienen desfibriladores, en caso de paro cardiorespiratorio, su uso, lo más rápidamente posible, mejora el pronóstico de la parada.
Los desfibriladores automáticos presentes en lugares públicos permiten el manejo por personal no cualificado, ya que el propio aparato guía el proceso a seguir. Esto permite que cualquier persona pueda realizar una resucitación cardiopulmonar, mejorando el pronóstico de vida de estos pacientes.
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En un paro cardíaco la única prueba complementaria consiste en comprobar que el paciente respira y tiene pulso. Ante la ausencia de los mismos se deberá proceder a realizar un masaje cardíaco y ventilación boca a boca o poner un desfibrilador automático si es posible. La rapidez en estas acciones, y no las pruebas diagnósticas, son las que suponen la diferencia en la vida del paciente.
Posteriormente, cuando el paciente esté estable, se deberá diagnosticar la causa del paro cardíaco para revertir la causa.
Las pruebas serán: analíticas de sangre, radiología de tórax y zona abdominal, y electrocardiograma.
Los factores desencadenantes puede ser arritmias, infarto de miocardio, insuficiencias respiratorias, broncoespasmo, traumatismos, heridas inciso-contusas en zonas torácicas o abdominales, y sepsis.
Son factores de riesgo las enfermedades cardiovasculares como hipercolesterolemia e hipertensión, las enfermedades respiratorias como la bronquitis crónica y el asma, la alteración iónica en el potasio, los neumotórax a tensión herida, las heridas inciso-contusas que puedan afectar al corazón o el tórax, y los traumatismos severos torácicos.
La complicación de un paro cardiorespiratorio es la muerte.
Si se recupera del paro:
El paro cardiorrespiratorio se debe controlar tras su recuperación en la UVI por parte de un médico intensivista, pero todo el mundo puede ayudar a una persona que presenta un paro cardiorrespiratorio delante de él por medio de los medios de resucitación cardiorrespiratoria básicos y la localización de desfibriladores automáticos en los sitios de gran afluencia de público.
El paro cardíaco puede empezar de muy diferente forma dependiendo de la causa que lo produzca. Se puede iniciar por una arritmia o una bradicardia con alteración en el latido cardíaco, por disminución del mismo, o por el contrario por el aumento del ritmo cardíaco. Puede iniciarse con dolor torácico opresivo irradiado a brazo izquierdo, cuello o garganta, si la causa es un infarto. En los casos de problemas respiratorios comenzará con un aumento de la disnea, que el paciente no podrá tratar de modo adecuado por falta de conocimiento de la progresión del proceso. Se puede producir también por alteraciones en iones como el potasio, que darán lugar a arritmias cardíacas. En algunos casos no hay síntomas previos, es lo que se conoce como muerte súbita.
Los primeros auxilios en un paro cardíaco serán:
El término preinfarto es el término vulgar conocido como angina de pecho. En la angina de pecho se produce una isquemia menor por falta de aporte sanguíneo en las arterias coronarias, que no dejan daño a nivel del músculo cardíaco. Cuando un paciente presenta una angina de pecho de reciente comienzo, debe acudir a un servicio de urgencia, donde será valorado. En muchas ocasiones, tras realizar una coronariografía, se puede ver si el paciente tiene una arteria obstruida y ser intervenido de forma adecuada.
Cuando un paciente presenta dolor centrotorácico opresivo que se relaciona con el ejercicio, o aparece en reposo de forma mantenida, deberemos acudir a un médico, que nos hará el diagnóstico acertado y propondrá el tratamiento más adecuado.
Si se tiene un preinfarto o angina de pecho se deberá acudir a una urgencia hospitalaria, donde el paciente será diagnosticado y tratado de forma adecuada. No se deberá ir conduciendo y, si es posible, habrá que pedir ayuda al 112, cuyo personal capacitado para ello trasladará y atenderá al paciente en el mínimo tiempo posible.
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