Actualizado el 17/09/2021
La endometriosis es una enfermedad inflamatoria crónica que, debido a la amplia variedad de síntomas que provoca no resulta fácil de diagnosticar. Está asociada al dolor pélvico, que afecta en gran medida la calidad de vida de las pacientes. Otra de las características principales es la elevada tasa de infertilidad entre las mujeres que padecen endometriosis.
La endometriosis es una enfermedad caracterizada por el crecimiento de un tejido similar al revestimiento del útero o endometrio fuera de él, lo que puede provocar dolor e infertilidad. Provoca una reacción inflamatoria crónica que puede determinar la aparición de tejido cicatricial y fibrosis dentro de la pelvis y otras partes del cuerpo.
La endometriosis afecta al 10-15% de las mujeres en edad reproductiva y no está fuera de lo habitual que transcurra mucho tiempo entre la aparición de los síntomas y el diagnóstico. En el caso de mujeres con problemas de infertilidad o dolor pélvico crónico el porcentaje de mujeres con endometriosis puede llegar al 50%.
En la actualidad, no existe ningún tratamiento efectivo para curar la endometriosis, por lo que el objetivo es el control de los síntomas.
En función de las diferentes lesiones que provoca la enfermedad se pueden diferencian distintos tipos de endometriosis:
La endometriosis es una enfermedad compleja en la que inciden múltiples factores. Algunas situaciones que se apuntan como posibles causas incluyen:
Otros factores que pueden favorecer la aparición de las lesiones características de la endometriosis incluyen trastornos hormonales, factores genéticos y contaminantes ambientales.
Los síntomas de la endometriosis son muy variados. Suele cursar con fuertes dolores en la zona pélvica, sobre todo en fechas próximas o durante la menstruación.
Otros síntomas frecuentes incluyen sangrados muy abundantes durante el periodo, prácticas sexuales dolorosas, dolor al defecar y al orinar, dolor abdominal y de espalda, náuseas, diarrea, dolores y calambres pélvicos e infertilidad.
Los síntomas suelen mejorar después de la menopausia, pero en algunos casos el dolor puede persistir.
Por otro lado, no hay que olvidar que un porcentaje elevado de mujeres con endometriosis (entre el 15 y el 30%) son asintomáticas.
La enfermedad no tiene cura. Sin embargo, posibilitar el conocimiento, diagnóstico y tratamiento tempranos podría ralentizar su evolución natural y reducir los síntomas a largo plazo.
En función de los síntomas y lesiones que presente la paciente el tratamiento puede ser farmacológico o quirúrgico. Los tratamientos más habituales incluyen los esteroides anticonceptivos, los antiinflamatorios no esteroideos y los analgésicos.
Los analgésicos son el primer recurso para minimizar el dolor. Si existe un desequilibrio en los niveles de estrógenos, se puede iniciar una terapia hormonal para reducirlos o aumentar los de progesterona. Algunos de estos tratamientos farmacológicos incluyen la píldora anticonceptiva oral combinada, los progestágenos y los análogos de la GnRH.
Sin embargo, ninguno de estos tratamientos elimina la enfermedad y suelen provocar efectos secundarios. Además, los síntomas de la endometriosis pueden reaparecer tras la interrupción del tratamiento.
Como última opción se puede llevar a cabo una intervención quirúrgica, bien por laparoscopia o bien una histerectomía. El tratamiento quirúrgico puede eliminar las lesiones, las adherencias y el tejido cicatricial de la endometriosis.
En cuanto a las opciones de tratamiento para la infertilidad asociada a la endometriosis se incluyen la extirpación quirúrgica laparoscópica de la endometriosis, la estimulación ovárica con inseminación intrauterina y la fecundación in vitro.
Tras analizar el historial clínico, para determinar si la paciente sufre de endometriosis se inicia primero una exploración física de la zona pélvica, donde el médico palpa el abdomen en busca de alteraciones como quistes o cicatrices tras el útero. No obstante, a no ser que los quistes sean de un tamaño considerable, no se detectarán anomalías.
Las siguientes pruebas que se realizan son una ecografía externa o una ecografía transvaginal. En última instancia se puede llevar a cabo una laparoscopia, un procedimiento quirúrgico a través del cual no solo se detecta la endometriosis, si no que se puede comenzar a tratar.
Existe una serie de circunstancias que se relacionan con un mayor riesgo de que una mujer pueda sufrir endometriosis:
El riesgo de cáncer a partir de la endometriosis es muy bajo. En aquellas pacientes con endometriosis ovárica y transformación a un cáncer ovárico, el tipo de tumor frecuentemente encontrado es el carcinoma de células claras y el endometrioide.
Por otro lado, la endometriosis y el cáncer de ovario comparten factores de riesgo (por ejemplo, menarquia temprana, ovulación y menstruación incesantes y estrés crónico) y factores protectores (por ejemplo, la ligadura de trompas, la histerectomía y la actividad física).
Dadas las características complejas de la endometriosis es complicado establecer medidas de prevención.
En cualquier caso, es recomendable tener presente los factores de riesgo, reparar en los síntomas más característicos de la enfermedad y realizar revisiones ginecológicas periódicas.
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El endometrio es el tejido mucoso que recubre el interior del útero. En él se implantará el óvulo fecundado y dará lugar a la placenta. Si no se produce el embarazo, el endometrio será expulsado con la menstruación.
La endometriosis ovárica se produce cuando el endometrio crece en los ovarios, formándose quistes de tipo benigno.
La adenomiosis se produce cuando el endometrio se desarrolla e invade la capa muscular del útero (miometrio). Puede tener lugar por sí misma o junto con la endometriosis. Los síntomas son muy parecidos entre las dos enfermedades, aunque es importante diagnosticar bien la patología de cara a seleccionar el tratamiento óptimo.
En un primer momento la endometriosis se opera a través de una laparoscopia, por la cual se extraen los quistes o se realiza una limpieza uterina.
En algunos casos más graves se necesita extraer el útero. Si la extracción se realiza por la vagina recibe el nombre de histerectomía vaginal, y en caso de ser necesario extirpar los ovarios y las trompas de Falopio, la operación recibe el nombre de salpingo-ooforectomía.
La progresión de las lesiones que causa la endometriosis es variable, pudiendo permanecer sin grandes cambios o extenderse por otros tejidos. En cualquier caso, es importante establecer el tratamiento más adecuado en cada caso.
La hiperplasia endometrial consiste en un aumento del grosor del útero al haber un incremento de las glándulas endometriales por el exceso de estrógenos.
En algunos casos puede desencadenar en un cáncer de endometrio, pero generalmente los quistes son benignos. Se dan más frecuentemente en mujeres que se están acercando a la menopausia o en las que comienzan a tener sus primeras menstruaciones.
Bibliografía