La bartolinitis es una inflamación de una de las glándulas de Bartolino. Estas son unas estructuras situadas a ambos lados de la vagina, en la base de los labios menores de la vulva, en la parte posterior, cuya función es lubricar la vagina mediante la secreción de un moco claro o blanquecino, al ser estimuladas por la excitación sexual. Es una patología común en mujeres sexualmente activas, más frecuentemente en aquellas que no han tenido hijos. Aproximadamente un 3% de las mujeres podrá desarrollar esta enfermedad a lo largo de su vida. La edad más frecuente de aparición está entre los 20 y los 29 años. No es una enfermedad grave, pero sí puede producir mucha sintomatología y molestia a las pacientes.
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La causa de la bartolinitis es una obstrucción del conducto que comunica la glándula de Bartolino con el exterior, en la entrada de la vagina (entre el himen y los labios menores), lo que produce que se acumulen las secreciones dentro de la glándula y se pueda infectar, dando lugar a la producción de un absceso. El germen más frecuentemente implicado en la infección es una bacteria denominada Escherichia coli.
Aparece un aumento del tamaño de la glándula notándose un bulto en la zona interna de los labios menores que se produce por el acúmulo, dentro de esta, de secreciones, y si se sobreinfecta de pus da lugar a un absceso.
La zona se pone caliente e inflamada y al tocarlo se puede notar fluctuación del absceso. La paciente tiene dolor en la zona y puede sentir molestias con las relaciones sexuales, al sentarse o al deambular. A veces, el absceso puede romperse espontáneamente produciéndose la salida de las secreciones y la desaparición del dolor por disminución de la presión.
El tratamiento en etapas precoces es médico, con la administración de fármacos analgésicos para el dolor, antiinflamatorios y antibióticos. Se aconseja la aplicación de calor local y baños de asiento.
Si no hay mejoría o se produce una bartolinitis crónica con reagudizaciones, se indica un tratamiento quirúrgico, que puede ser:
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El diagnóstico de la bartolinitis es clínico, por la visualización y palpación de una masa en la parte posterior de la vulva.
Es aconsejable realizar un cultivo de exudado de la glándula (del material que drena), para detectar si hay bacterias que producen infección.
Se puede realizar una analítica de sangre en caso de abscesos o quistes complicados. Se recomienda el estudio de enfermedades de transmisión sexual que pueden estar relacionadas.
En mujeres mayores de 40 años, en las que se sospeche que puede haber una lesión maligna, se realiza una toma de biopsia, una muestra de tejido, para analizarlo y detectar posibles complicaciones como lesiones tumorales malignas (adenocarcinoma).
El perfil de riesgo de las mujeres que pueden padecer bartolinitis parece ser similar al de las enfermedades de transmisión sexual (múltiples parejas, relaciones sexuales sin protección… etc.) Se ha demostrado que es más frecuente su aparición en mujeres que no han tenido hijos (nulíparas) que en las que sí los han tenido (multíparas). La mala higiene también puede favorecer su aparición.
Algunos autores han descrito la posibilidad de la influencia del aumento de humedad y presión en la zona por el uso de ropa ajustada o de tejidos como la lycra, aunque no existen estudios contrastados que lo demuestren.
La bartolinitis es una patología que inicialmente se puede diagnosticar y tratar por el médico de atención primaria. Si no hay mejoría con el tratamiento pautado o en el momento del diagnóstico, se sospecha la existencia de complicaciones, o la necesidad de hacer un diagnóstico diferencial, el médico de familia remite a la paciente al ginecólogo.
La glándula de Bartolino es una estructura que segrega flujo para lubricar la vulva y la vagina, situada el tercio inferior de los labios mayores de la vulva. Cuando se inflama aumenta de tamaño, apareciendo un “bulto” en la zona que produce dolor.
El absceso de la glándula de Bartolino es el acúmulo de secreciones dentro de la glándula por obstrucción del conducto de salida de las secreciones que produce, en la que se produce una sobreinfección por bacterias.
La glándula de Cowper o glándulas bulbouretrales son dos estructuras pertenecientes al sistema reproductor masculino situadas debajo de la próstata y encargadas de segregar una sustancia lubricante.
Son dos estructuras anatómicas eréctiles del pene del varón. Los cuerpos cavernosos son dos estructuras cilíndricas unidas y separadas por un tabique que constituyen la mayor parte del pene y formados por tejido eréctil. En su interior contienen vasos sanguíneos (arterias y venas) y nervios. Se encuentran también pequeños capilares (vasos sanguíneos muy pequeños), que, cuando existe un excitación, se llenan de sangre y producen la erección del pene. El cuerpo esponjoso es otra estructura cilíndrica situada entre los dos cuerpos cavernosos en la parte inferior, que rodea a la uretra y la protege cuando se produce la erección. En su parte distal forma el glande, un capuchón con capacidad eréctil que cubre los extremos distales de los cuerpos cavernosos.
La función de las vesículas seminales es formar un líquido viscoso que forma la mayor parte del líquido que se expulsa en la eyaculación, que es rico en sustancias (fructosa, proteínas… etc), que sirven para nutrir y ayudar a desplazarse a los espermatozoides cuando entran en el aparato reproductor femenino.
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