Después del parto es importante respetar los tempos y tener una serie de precauciones y realizar las acciones necesarias para que todo vuelva “más o menos” a quedar como estaba antes del embarazo.
El embarazo es un proceso fisiológico, pero que supone una importante sobrecarga física para la mujer:
Todos estos cambios culminan en el momento del parto en el que la presión ejercida por las contracciones uterinas empujará el feto hacia el exterior por la vagina. Esto puede comportar, en ocasiones, el descenso de los órganos pélvicos o lesiones ocasionadas por el feto en su expulsión. Y en caso de cesárea, también los músculos abdominales se verán afectados por la intervención.
Este plan lo dividiremos en las medidas a tomar durante el puerperio inmediato y el tardío:
Las recomendaciones empiezan por los cuidados necesarios para una correcta cicatrización de la episiotomía o cesárea siguiendo los consejos del médico
Evitar actividad física innecesaria pues el cuidado del recién nacido ya constituye suficiente carga, evitando cargar peso, estar mucho tiempo de pie o andar demasiado, aunque a la vez es conveniente una mínima movilización de las piernas para evitar problemas vasculares y no estar demasiado en cama.
La lactancia materna es muy beneficiosa para madre e hijo, pero hay que procurar tener una buena postura pues favorece los dolores de espalda que ya son frecuentes por el simple hecho de la readaptación de la columna a que nuevamente se ha desplazado el centro de gravedad del cuerpo. También favorece el restreñimiento, que hay que evitar para no hacer descender más los órganos pélvicos el soporte de los cuales ya está debilitado por el parto. Hay que recomendar un abundante aporte de líquido.
Después de los primeros días del parto ya podemos empezar a hacer ejercicios de Kegel para tonificar el suelo pélvico y aplicar el mismo concepto de este ejercicio al hacer cualquier contracción abdominal: cargar un peso, toser, estornudar…
Y no realizar ningún ejercicio abdominal tradicional ni mantener relaciones sexuales durante los primeros 40 días
Los ejercicios de Kegel consisten en contraer voluntariamente la musculatura del suelo pélvico como si quisiéramos interrumpir el chorro de orina durante la micción. Mantener esa contracción unos segundos y aflojar, repetir 10-15 veces, y intentar realizar esta maniobra de forma rápida contraer-aflojar-contraer-aflojar sin mantener la tensión también 10-15 veces, realizando estas series dos o tres veces al día
Seguir las recomendaciones anteriores incrementando nuestra actividad física y los ejercicios de Kegel, y a partir de la cuarentena ya se pueden iniciar los ejercicios abdominales hipopresivos, que consisten en contraer los músculos abdominales hacia el interior del abdomen, trabajando mucho la respiración y el diafragma, sin que haya movimiento. En esta fase un fisioterapeuta especializado podrá valorar el estado de la musculatura abdominal y pélvica y dirigir estos ejercicios, y en ocasiones añadir algún tratamiento adicional específico como electroterapia, terapias manuales o técnicas de biofeedback.
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