La rotura fibrilar o rotura de fibras, también conocida popularmente como desgarro muscular, es una lesión del tejido muscular englobada dentro de las enfermedades del sistema osteomuscular y del tejido conjuntivo. Se puede producir desgarro (esguince) muscular cuando un músculo se somete a un estiramiento brusco de forma pasiva (sin contracción muscular) o de manera activa (con contracción).
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En el momento en que sufrimos un desgarro, se siente un dolor repentino, agudo e intenso, localizado en un punto muy concreto. Desde que éste se produce resulta muy doloroso, y es casi imposible hacer cualquier movimiento con ese músculo. En los casos de desgarros leves, el dolor es la única señal. En casos más graves, como cuando se ocasiona un desgarro de todo un músculo, se produce también un hematoma, debido a la hemorragia interna. Si el dolor es muy intenso puede aparecer un componente de shock, con mareo y sudor frío, pero esto es muy poco frecuente.
En cuanto a las causas de los desgarros, se habla de:
Causas directas:
Causas indirectas:
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Son frecuentes, sobre todo en:
Se han empleado diferentes términos según la gravedad de la lesión anatomopatológica:
Diagnóstico se basa en la clínica que presenta el paciente, y en el resultado de la ecografía o resonancia magnética.
El tratamiento más común y el más aplicado para desgarros musculares es la terapia que se conoce como RICE (del inglés “Rest, Ice, Compression, Elevation”):
En cuanto al tratamiento quirúrgico, será necesario en aquellas lesiones graves donde el médico valore mejor cirugía que tratamiento conservador.
A continuación, te mostramos un ejemplo del tratamiento de terapia física que se puede aplicar en los desgarres según su gravedad.
Desgarro Grado 1 o leve
Días 1-3: compresión, hielo, elevación, movilización activa, entrenamiento isométrico, tens.
Días 4-7: entrenamiento en piscina, estiramientos sin dolor, potenciación isotónica (comenzando con pesos ligeros a más pesados y primero con acciones concéntricas a excéntricas), ejercicios funcionales.
Día 8: entrenamiento isocinético (desde velocidades angulares rápidas a lentas y desde acciones concéntricas a excéntricas), entrenamiento pliométrico, ejercicios específicos del deporte practicado.
Desgarro Grado 2 o moderado
Días 1-3: compresión, hielo, elevación, movilización activa indolora, marcha con muletas.
A partir del día 4: entrenamiento isométrico indoloro.
A partir del día 7: entrenamiento en piscina, estiramientos indoloros, potenciación isotónica (comenzando con pesos ligeros a más pesados y primero con acciones concéntricas a excéntricas), ejercicios funcionales.
A partir de la segunda semana: entrenamiento isocinético (desde velocidades angulares rápidas a lentas y desde acciones concéntricas a excéntricas), entrenamiento pliométrico (combina movimientos rápidos y fuerza), ejercicios específicos del deporte.
Desgarro Grado 3 o grave
Días 1-3: compresión, hielo, elevación, marcha con muletas.
A partir del día 4: electroestimulación muscular.
A partir del día 7: movilización activa indolora, Entrenamiento isométrico indoloro.
A partir de la segunda semana: entrenamiento en piscina, estiramientos indoloros, potenciación isotónica (comenzando con pesos ligeros a más pesados y primero con acciones concéntricas a excéntricas), ejercicios funcionales. A partir de la tercera semana. Entrenamiento isocinético (desde velocidades angulares rápidas a lentas y desde acciones concéntricas a excéntricas), entrenamiento pliométrico, ejercicios específicos del deporte.
El momento en el que se produce más lesiones musculares son al inicio y al final de cualquier actividad física y/o deporte. Al principio, porque el músculo aún no se ha calentado lo suficiente. Al final, porque influyen el cansancio y la deshidratación entre otros.
Es por eso que siempre hay que realizar un buen calentamiento y estirar bien activamente antes de iniciar el entrenamiento.
Si se transpira mucho, conviene ingerir alguna bebida isotónica durante la actividad para mantener la correcta hidratación de los tejidos.
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