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Las Lesiones del Corredor

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La palabra lesión es una de las más temidas en el mundo del deporte, sobre todo porque se relaciona con un tiempo de parón. Hasta hace unos años, el hecho de no poder seguir con una rutina de entrenamiento afectaba mucho al deportista profesional ya que la consecuencia es clara: detener la posibilidad de seguir entrenando y llegar a conseguir el objetivo establecido. Pero de un tiempo a esta parte, algo ha cambiado, y no sólo los profesionales se “desesperan” por estar obligados a parar y no poder seguir con su agenda, sino que el deportista amateur también ha entrado en esta dinámica.
Correr es un deporte de impacto que implica que algunas zonas anatómicas en concreto sufran más que otras, por el impacto que implica la carrera a pie

¿Qué pasa al correr?

Correr es un deporte de impacto que implica que algunas zonas anatómicas en concreto sufran más que otras, por el impacto que implica la carrera a pie. La biomecánica y la técnica de la carrera obliga al sistema musculo esquelético a una elevada exigencia y ello puede acabar por provocar lesiones que pueden ir desde lesiones de diagnóstico y tratamiento sencillo y con una relativamente rápida recuperación y vuelta a la práctica deportiva, a otras que requieren de mayor tiempo de tratamiento y la consiguiente paciencia por parte del corredor, que verá su agenda “truncada”.

¿SABÍAS QUE…?

Las lesiones en cualquier corredor no son algo extraño. De hecho, las cifras hablan de que alrededor de la mitad de corredores que salen de manera regular a correr pueden sufrir alguna lesión asociada a esta práctica. Conseguir reducir estas cifras está en parte en las manos del propio corredor.

¿Qué factores predisponen?

En efecto, hay una serie de factores predisponentes que deben tenerse presentes ya que no pueden modificarse y hay que gestionarlos de la mejor manera posible. Algunos son:

  • Género: las diferencias anatómicas entre hombres y mujeres aumentan la predisposición a unas lesiones más que otras.
  • Entrenamiento: realizar un entrenamiento de carácter progresivo y adaptado a las características y a los objetivos es esencial para minimizar riesgos.
  • Alimentación: es necesario que exista una alimentación adecuada a las necesidades individuales. Seguir dietas bajas en hidratos de carbono o en proteínas puede aumentar el número de lesiones, por ejemplo. Por otro lado, una correcta hidratación es básica.
  • Lesiones previas: cualquier estructura anatómica que haya sufrido una lesión tiene mayor posibilidad de lesionarse de nuevo, y más aún si la recuperación no ha sido la correcta.
  • Patología existente: la presencia de alguna patología puede aumentar el riesgo de lesión por las características intrínsecas a éstas, por la afectación de otras zonas anatómicas diferentes.
  • Material inadecuado: cada corredor tiene unas características propias, tanto a nivel anatómico como de objetivo. Usar el material apropiado no es un tema de modas sino de salud.
  • Superficie por la que se corre: cada superficie presenta características propias, algunas tienen una mayor capacidad de amortiguación que otras y, por tanto, estás van a contribuir de manera positiva a mantener a las lesiones “a raya”.

¿Dónde se localizan las lesiones?

  • La rodilla es la localización más habitual y supone entre el 7 y el 50% de lesiones asociadas al “running”, seguida de los pies y de las piernas. Tan importante es esta localización que hasta existe una lesión que se denomina “la rodilla del corredor” o síndrome femoropatelar. Esta patología se caracteriza por la existencia de un dolor en la zona delantera de la rodilla, donde se encuentra la rótula, que es un hueso cuya función es el correcto movimiento articular. Debido a diferentes causas, la rótula puede ver desplazada su posición original y ello ocasiona que el cartílago que se encuentra por debajo de ésta se erosione y a la larga provoque, una degeneración con consecuencias para el individuo, como la aparición de dolor. Este dolor no suele ser agudo, sino que es progresivo. Al inicio es poco limitante y el corredor sigue sin darle excesiva importancia y puede llegar a limitar tanto, que obliga a parar y necesitar de cuidados para seguir posteriormente. El dolor es típico que se agrave al estar sentado un rato o al subir o bajar escaleras. El tratamiento se centra en actuar sobre el dolor para minimizarlo y en conocer la o las posibles causas para así reducir o minimizar el riesgo de una recaída.
  • Los pies: son también una localización frecuente de lesiones en este colectivo, y una lesión común es la fascitis plantar. El runner se queja de un dolor situado en la zona del talón, pero que puede recorrer toda la planta del pie, sobre todo por las mañanas cuando se levanta y lo apoya en el suelo. Por la planta del pie discurre una banda fibrosa (la fascia), que proporciona soporte al arco plantar. Cuando ésta se inflama o sufre pequeñas micro-rupturas por traumatismos repetidos, lo que ocurre evidentemente al correr, aparece dolor. Esta patología impide por completo el apoyo del pie en el suelo y, en consecuencia, la zancada en carrera, y va a requerir de un tiempo relativamente largo para solventarlo (unas ocho a 10 semanas). El tratamiento de fisioterapia es esencial, junto con la crioterapia y medicación pautada para reducir la inflamación. Las recomendaciones de valorar el origen de la lesión en la rodilla son igualmente útiles en este caso.
  • La zona lumbar: es evidente que quien se lleva la peor parte serán las estructuras anatómicas que reciben el impacto de la carrera y, de ahí, que las extremidades inferiores concentren la mayor cantidad de lesiones. Pero otras localizaciones son también foco de lesión en el runner y la zona lumbar es una de ellas. El corredor se queja de una molestia que en ocasiones es mayor y en otras es menor pero siempre está ahí. Puede ser de origen anatómico o mecánico, pero llega a impedir la carrera. Por eso es importante conocer las causas y, sobre todo, darle la misma importancia que podría tener una molestia en la rodilla. Estirar y trabajar la musculatura no sólo como tratamiento sino como prevención, es clave.

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