La hormona gonadotropina coriónica humana (u hormona hCG por sus siglas en inglés) es una hormona que se produce exclusivamente durante el embarazo.
La hormona hCG es una glucoproteína que es liberada por el embrión cuando este se implanta en el útero materno. De este modo, la hCG también es conocida como “hormona del embarazo” y sirve para confirmar que la fecundación ha tenido lugar y se da inicio al embarazo.
La hormona hCG está formada por dos subunidades o fracciones:
A la hormona hCG se le atribuyen algunos síntomas característicos del embarazo, como las náuseas y los vómitos. Durante el primer trimestre de la gestación tiene lugar el mayor aumento de la hormona, por lo que es en ese periodo cuando suelen aparecer más los síntomas. La hCG también se relaciona con otros síntomas como el cansancio y la sensación de sueño, la irritabilidad, los problemas gastrointestinales y los cambios de humor.
La determinación de la hCG en la orina y la sangre es de gran utilidad clínica en el diagnóstico del embarazo normal, pero también de sus patologías, como el embarazo ectópico, embarazo anembrionado y la muerte del embrión.
También puede ser útil en la detección de trisomías, determinadas patologías gestacionales, tumores ováricos, en la inducción médica de la ovulación y el control de la fertilidad, entre otras situaciones.
La hormona hCG está presente en el organismo de la mujer durante toda la gestación, si bien sus valores varían conforme evoluciona el embarazo.
Durante el primer trimestre del embarazo la hCG aumenta hasta llegar a un pico de concentración máxima en la semana 12-14 de gestación.
La hormona coriónica humana en el embarazo normal incrementa sus valores en las primeras semanas de una manera casi constante, duplicando su valor cada 48 horas. Sus concentraciones en orina y sangre se correlacionan muy bien con la cantidad de tejido que envuelve y protege al embrión (el trofoblasto). De este modo, los niveles de hCG permiten el seguimiento del embarazo en sus primeras fases.
En los embarazos ectópicos o extrauterinos, en los que existe poco tejido trofoblástico, los niveles en sangre y orina de la hormona serán más bajos.
Por el contrario, las elevadas concentraciones de hCG por encima de los valores normales pueden hacer sospechar de la presencia de un embarazo múltiple.
La combinación de ultrasonografía transvaginal, junto con la determinación cuantitativa de hCG puede ayudar a establecer, de forma temprana, diagnósticos sobre las gestaciones ectópicas.
Los intervalos orientativos de referencia para la hormona hCG en sangre en función de las semanas de embarazo se pueden cifrar en:
En cualquier caso, las concentraciones de hCG en suero y orina varían sustancialmente durante el embarazo y entre diferentes mujeres.
Las pruebas de embarazo (o prueba hCG) están basadas en la detección de la fracción beta de la hCG. Estas pueden ser realizadas en orina o en sangre. Pueden distinguirse dos tipos de pruebas:
Cuando se desea saber la existencia o no del embarazo, lo ideal es esperar para realizar el test de embarazo hasta el primer retraso de la menstruación o 15 días después de haberse producido la relación sexual.
Para hacer la prueba de embarazo con resultados fiables en el transcurso de un tratamiento de reproducción asistida, se recomienda esperar unos 10-15 días desde la transferencia embrionaria o la inseminación artificial.
La hormona gonadotropina coriónica humana (hCG) es una proteína sintetizada principalmente por los tejidos embrionarios.
Su secreción se relaciona con la cantidad de tejido trofoblástico que envuelve el embrión desde la semana 4 a la 20 de embarazo. A partir de la semana 20 los niveles se relacionan con el peso del feto.