La eritrodermia es una enfermedad inflamatoria de la piel que, en su versión más grave, puede suponer la aparición de importantes complicaciones para el paciente, potencialmente mortales.
La eritrodermia se caracteriza por el eritema generalizado y la descamación de la piel. Puede estar causado por una amplia variedad de enfermedades y factores exógenos.
La eritrodermia −anteriormente conocida como dermatitis exfoliativa− es un síndrome inflamatorio grave de la piel caracterizado por eritema y descamación cutánea que afecta a más del 90% de la superficie de la piel.
Se trata de una urgencia dermatológica en el que los casos graves requieren el ingreso hospitalario.
Es una patología poco frecuente que suele afectar más a los hombres (proporción hombre-mujer de 2-4 a 1).
La eritrodermia suele constituir la etapa final de muchas enfermedades dermatológicas. De este modo, la eritrodermia suele asociarse a una exacerbación o agravamiento de una enfermedad de la piel preexistente.
La causa más frecuente de eritrodermia es la psoriasis, representando el 25-50% de los casos, según algunos estudios.
Otros trastornos cutáneos que pueden provocar eritrodermia incluyen:
La eritrodermia también se puede desarrollar espontáneamente en personas que no tienen antecedentes de trastornos cutáneos.
Otra de las causas más habituales es la reacción frente a medicamentos. La lista de fármacos que pueden provocar eritrodermia es amplia. Incluye los medicamentos antiepilépticos, siendo la carbamacepina el fármaco antiepiléptico más comúnmente relacionado con este síndrome. El alopurinol, utilizado para el tratamiento de la gota, también es uno de los fármacos más relacionados, así como los antituberculosos en pacientes VIH seropositivos.
Otros fármacos que también se relacionan con esta enfermedad incluyen: la fenitoína, los betalactámicos, las sulfonamidas, el fenobarbital, la sulfasalacina y los inhibidores de la bomba de protones. Finalmente, los materiales de contraste no iónico también se consideran como posibles inductores de la eritrodermia.
La eritrodermia se presenta de manera gradual, excepto en los casos de origen medicamentoso.
Las placas de eritema o enrojecimiento se extienden y se fusionan hasta que acaban afectando a casi toda la superficie de la piel. En cuanto a la descamación, esta aparece de 2 a 6 días después. El aspecto de piel muestra un color rojo brillante, seco, caliente y áspero.
Otro de los síntomas en la mayoría de los pacientes es el dolor y el prurito o picor. En las fases agudas, las escamas son grandes y de aspecto costroso, mientras que en los estadios crónicos tienden a ser de menor tamaño y más secas.
Otros síntomas típicos en pacientes con eritrodermia incluyen:
El diagnóstico de la eritrodermia puede ser sencillo si se identifica el eritema generalizado y la descamación masiva de la piel. Sin embargo, el reto es poder determinar la enfermedad o factores causantes, por lo que el historial médico del paciente juega un papel crucial.
El tratamiento requiere de la interrupción de cualquier medicamento innecesario y un examen dirigido a excluir cualquier tipo de malignidad subyacente.
El tratamiento inicial, independientemente de la causa, incluye el control de la temperatura ambiental, por el deterioro termorregulador que experimentan los pacientes. La función de barrera de la piel puede mejorarse mediante baños coloides y compresas húmedas, junto con cremas emolientes y corticosteroides tópicos de baja potencia.
Los antihistamínicos con efecto sedante intramusculares o intravenosos pueden disminuir el prurito, previniendo infecciones cutáneas debidas al rascado.
El abordaje terapéutico inicial debe incluir también la valoración nutricional e hidroelectrolítica.
En cualquier caso, el tratamiento de la eritrodermia también depende de la causa específica. En el caso de sospecha de que la eritrodermia esté causada por una reacción a un fármaco, se debe proceder a su retirada. De igual modo, si la eritrodermia es una manifestación de un linfoma cutáneo, se debe abordar el tratamiento del linfoma.
En el caso de la eritrodermia psoriásica, los fármacos inmunomoduladores como la ciclosporina y el infliximab podrían ser los medicamentos con un efecto más rápido. Otros tratamientos de primera línea incluyen la acitretina y el metotrexato.
El tratamiento de primera línea en pacientes adultos con dermatitis atópica grave, especialmente si el tratamiento tópico no ha dado resultados, incluye la fototerapia UVB de banda ancha y la inmunosupresión sistémica.