En la actualidad, la nutrición no solo es vista como una recomendación genérica en la consulta médica, existen dietas con enfoque terapéutico que ayudan a mejorar enfermedades y la dieta antiinflamatoria es una de ellas, ya que regula los procesos inflamatorios crónicos en nuestro organismo. Si quieres conocer más sobre este tipo de dieta, continúa leyendo este artículo.
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La dieta antiinflamatoria es un programa nutricional basado en alimentos que reducen la inflamación crónica en el organismo. En general, tiene un bajo contenido en grasa trans y alto contenido en verduras y ácidos grasos esenciales omega 3. Sus beneficios son el alivio de los síntomas de enfermedades inflamatorias, la aceleración de la pérdida de peso, la reducción del riesgo cardiovascular, el aumento del colesterol HDL y la disminución del LDL, así como también reduce significativamente los niveles de glucosa e insulina.
Está indicada para todas aquellas personas con enfermedades crónicas que deseen mejorar su estilo de vida como el paciente hipertenso, con diabetes, con cardiopatía isquémica, enfermedad autoinmune, artritis, demencia y algunos cánceres previa valoración por el especialista.
Debemos consumir una dieta rica en los siguientes alimentos antioxidantes:
En general, en esta dieta se debe consumir, por cada gramo de grasa, 2 gramos de proteínas y 3 gramos de carbohidratos. Se ha demostrado una reducción en la mortalidad general con reducción en procesos de inflamación crónica y oxidación, una mejora del perfil lipídico y glucosa, así como pérdida de peso y síntomas proinflamatorios.
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Los alimentos tienen efectos pro oxidantes así como precursores de moléculas pro inflamatorias, como los ácidos grasos omega 6 presentes en las grasas trans, el aceite de maíz, leche de vaca, carne procedente de animales criados en condiciones de explotación que ocasionan inflamación leve pero sostenida en el tiempo, alterando la función normal de los tejidos. Ejemplo de esto lo encontramos en los vasos sanguíneos, con la producción de las placas ateromatosas que, al romperse, causan coágulos que desencadenan infartos de miocardio e ictus cerebral. También se ha estudiado su papel en la formación de células cancerosas, ya que, ellas se alimentan de la inflamación y la utilizan a su favor para aumentar el riego sanguíneo y abastecer de más nutrientes para crecer. Por último, en los pacientes con Alzheimer, se han encontrado moléculas proinflamatorias, por lo que parece que la inflamación juega un papel fundamental en las enfermedades neurodegenerativas.
DESAYUNO: crema de arroz, chía con nueces canela y plátano. Té verde con jengibre y limón.
MERIENDA: macedonia de frutas.
COMIDA: salmón marinado con eneldo, coliflor salteada con cúrcuma y fruta de temporada.
CENA: ensalada de col, queso fresco, manzana, nueces, uvas pasas y germinados.
Existen muchos estudios que indican que la tendencia a la acidez metabólica es una de las causas de la inflamación crónica y causa principal de enfermedades autoinmunes y cáncer, por lo que la dieta antiinflamatoria debería reponer el pH fisiológico de la sangre, cuyo valor es 7.36 ligeramente alcalino. Para ello, se solicita eliminar las bebidas dulces con o sin gas, alcohólicas, café, margarinas, aceites vegetales, mayonesa y kétchup, congelados, ahumados, productos envasados con aditivos o colorantes, carnes y derivados (embutidos), leche y productos lácteos a excepción del kéfir, harinas blancas y productos de bollería, almejas, mejillones, navajas y berberechos.
En esta dieta se recomiendan los siguientes suplementos:
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