Cuando durante un embarazo existe el riesgo de que el feto desarrolle determinados problemas, puede estar indicada la realización de una cordocentesis, especialmente si otras pruebas llevadas a cabo no han aportado una información concluyente.
La cordocentesis, funiculocentesis o muestra sanguínea percutánea del cordón umbilical es un procedimiento invasivo por medio del cual se extrae sangre del cordón umbilical del feto. Se trata de una prueba de diagnóstico prenatal indicada en casos específicos, como en la sospecha de anemia fetal o en determinadas situaciones graves en las que pueden estar presentes alteraciones en los cromosomas fetales.
La sangre obtenida a través de la cordocentesis también puede usarse potencialmente para otro tipo de estudios genéticos, para administrar al feto determinados tratamientos si se consideran necesarios o recibir una transfusión de sangre.
La utilidad de la cordocentesis viene dada por todas las pruebas que se pueden llevar a cabo a partir de la sangre y el material genético del feto. De este modo, puede servir para confirmar afecciones sanguíneas como anemia y trombocitopenia, anomalías genéticas como el síndrome de Down o enfermedades infecciosas como la rubeola, toxoplasmosis o citomegalovirus, entre otras.
Por otro lado, también sirve como vía de acceso para realizar algunos tratamientos dentro del útero.
La prueba suele realizarse a partir de las 20 semanas de gestación, cuando el cordón umbilical ya se ha desarrollado.
En definitiva, las indicaciones de la cordocentesis incluyen:
La cordocentesis generalmente se realiza tras descartar otras pruebas. De este modo, no se trata de la prueba de primera elección debido a que conlleva un mayor riesgo de complicaciones para el bebé que otros procedimientos.
Debe ser el ginecólogo el que determine si es necesario realizar la prueba en el caso de que no sea posible realizar otras opciones o estas no han aportado suficiente información. De este modo, suele realizarse cuando la información de diagnóstico no puede obtenerse a través de ecografía o amniocentesis, o si los resultados de estas pruebas no fueron concluyentes.
En cualquier caso, debe realizarse después de las 20 semanas de embarazo.
La cordocentesis es un tipo de procedimiento invasivo realizado de forma ambulatoria que consiste en la punción en el cordón umbilical para la obtención de una muestra directa de sangre del feto para su posterior análisis.
La punción del cordón umbilical fetal es dirigida por ecografía y se lleva a cabo por medio de la punción en el abdomen de la embarazada con una aguja delgada hasta llegar a través de la pared abdominal al interior del útero y de la bolsa de líquido amniótico donde está el feto. Se accede al cordón umbilical cerca de la inserción con la placenta para evitar el riesgo de movimientos del feto. Se punciona la vena del cordón con la aguja para la obtención de la sangre. Se suelen extraer unos 3-5 mililitros de sangre fetal.
Al igual que otros procedimientos, esta prueba conlleva riesgos tanto para la madre como para el feto.
El aborto espontáneo es el principal riesgo de la cordocentesis, con uno o dos abortos espontáneos por cada 100 procedimientos.
Otros posibles riesgos de cordocentesis que se pueden dar incluyen:
Las tres principales pruebas invasivas para el diagnóstico fetal son la amniocentesis, la biopsia corial y la cordocentesis o funiculocentesis. Todas ellas permiten la obtención de material fetal para llevar a cabo el estudio de los cromosomas del feto o cariotipo.
La amniocentesis consiste en la obtención de una pequeña cantidad de líquido amniótico a partir de la introducción de una aguja a través de la pared abdominal de la madre. Permite la realización del cariotipo fetal.
La biopsia corial consiste en la obtención de una pequeña muestra de tejido placentario. Se puede realizar por vía transabdominal o transvaginal.
La funiculocentesis permite la obtención de sangre fetal cuando existen dudas sobre los resultados genéticos obtenidos mediante amniocentesis o biopsia corial.