La incapacidad permanente es un tema de gran relevancia en el ámbito laboral, especialmente para los departamentos de Recursos Humanos. Comprender los tipos de incapacidad permanente y sus implicaciones es fundamental para garantizar el bienestar de los empleados y la correcta gestión empresarial. En este artículo te lo contamos, ¡toma nota!
La incapacidad permanente se refiere a la situación de un trabajador que, después de haber sufrido un accidente o habérsele diagnosticado una enfermedad -y seguir el correspondiente tratamiento-, presenta reducciones anatómicas o funcionales graves, con carácter definitivo, que disminuyen o anulan su capacidad laboral. No implica la imposibilidad de realizar cualquier trabajo, sino la incapacidad para realizar las tareas habituales de su profesión con normalidad.
Para determinar qué grado de incapacidad permanente le corresponde a un trabajador, se valoran las secuelas que le quedan en relación a su profesión habitual:
La pensión por incapacidad permanente tiene carácter contributivo y su cuantía depende del origen de la incapacidad y del grado de la misma. Generalmente supone un porcentaje de la base reguladora correspondiente, pero en algunos casos corresponde una indemnización a tanto alzado.
En la incapacidad permanente parcial, si el descenso del rendimiento es superior al 33%, el afectado recibe una indemnización a tanto alzado cuya cuantía se establece en 24 mensualidades de su base reguladora; la pensión por incapacidad permanente total sería vitalicia y el equivalente al 55 o 75% de la base reguladora del trabajador, dependiendo de su edad; mientras que para la incapacidad permanente absoluta el afectado recibe una pensión del 100% de su base reguladora. Finalmente, la incapacidad de gran invalidez daría lugar a una pensión equivalente al importe que corresponda por la incapacidad permanente absoluta, más un complemento. La cuantía del complemento será la suma del 45% de la base mínima de cotización vigente en el momento del hecho causante y el 30% de la última.
Como hemos visto, la pensión por incapacidad permanente total se calcula aplicando el porcentaje del 55% sobre la base reguladora de su salario. No obstante, cuando el afectado alcanza los 55 años y está en situación de desempleo, se contempla una subida del 20% de su pensión sobre la base de cotización. La razón de este incremento es que a partir de esa edad se presupone la dificultad de incorporarse al mundo laboral, compensando la carencia de empleo con dicho incremento de la pensión.
La gestión eficaz de la incapacidad permanente, ya sea parcial, total o absoluta, es un aspecto crucial en el ámbito laboral. Desde Savia Empresas ofrecemos herramientas esenciales para su prevención, anticipando futuros desafíos y asegurando un entorno laboral más seguro para los empleados. Descúbrelas en nuestra web e infórmate sobre los servicios personalizados de bienestar físico, mental y emocional para tus empleados.sa