Descarga la aplicación
google play storeapple store


Oncología Radioterápica

La especialidad
Artículos especializados
Enfermedades
Síntomas
Otros contenidos
Chequeo Preventivo Oncológico
Artículo especializado

Chequeo Preventivo Oncológico

Hoy en día, una parte importante de nuestro trabajo asistencial como médicos es el de la medicina preventiva, fomentando hábitos de vida saludables, como la dieta y la actividad física, y realizando en ocasiones pruebas de detección precoz en casos necesarios para poder prevenir enfermedades potencialmente graves o mortales. Algunas de estas enfermedades tienen un comienzo insidioso, con un periodo de tiempo prolongado durante el cual la persona permanece completamente asintomática, pese a que en su organismo ya se hayan producido cambios a nivel celular. Es en estas ocasiones y en casos particulares en los que vale la pena llevar a cabo algunas pruebas que permitan detectar estas enfermedades en sus primeros estadios para poder tratarlas de inmediato. En el caso de las enfermedades oncológicas, este cribado preventivo puede ser de vital importancia, no para la población general, pero si en determinados pacientes en concreto. No para todos los tipos de cáncer Desde un punto de vista sanitario no es factible ni eficiente realizar un cribado de todos los posibles tipos de cáncer a toda la población sana. Para que la relación coste-beneficio sea tal que haga pertinente dicho cribado, la enfermedad tiene que cumplir una serie de requisitos: Que sea una causa habitual de morbilidad y mortalidad. Que sea detectable y tratable en un estadio temprano, cuando el paciente permanece asintomático. Que se disponga de pruebas diagnósticas efectivas y eficaces. Que la aplicación de un tratamiento temprano resulte mejor que el tratamiento en la fase manifiesta de la enfermedad. Y que el daño potencial de la intervención sea menor que el del tratamiento no precoz. Así pues, no se puede realizar un cribado poblacional de todos los tipos de cáncer porque eso sería inviable desde un punto de vista económico y porque muchos de estos tipos de tumores, pese a su potencial gravedad para la vida de los pacientes, no cumplen los requisitos mencionados. Por ejemplo, no sería ético realizar un cribado oncológico para un tumor concreto para el que no se dispone de un tratamiento o intervención que frene o trate dicho cáncer, sometiendo a la persona sana a un estado de estrés o angustia innecesario. Programas de detección precoz Sin embargo, en algunos casos sí que disponemos de programas sanitario de detección precoz de ciertos tipos de cáncer que cumplen los criterios mencionados anteriormente y en los cuales intervención precoz permite disminuir la morbilidad y la mortalidad de estas enfermedades oncológicas, lo cual, a su vez, permite reducir los costes sanitarios. Algunos de estos programas son: Cribado del cáncer de mama mediante mamografías periódicas. Cribado del cáncer de cuello de útero mediante las citologías anuales. Cribado de pacientes con pólipos intestinales para detectar su malignización precoz. Cribado de cáncer de colon y recto mediante detección de sangre oculta en heces (en estudio). Las pruebas a realizar tienen que ser altamente sensibles y específicas, cómodas, que no supongan un coste elevado y que los médicos podamos interpretarlas con facilidad. Las ventajas de la detección precoz son muchas, ya que se reduce la tasa de mortalidad de estos tumores, aumenta la posibilidad de éxito de los tratamientos oncológicos, disminuyen las complicaciones y secuelas tanto de la enfermedad per se como de los propios tratamientos, y se recorta el coste asistencial al sistema sanitario. Herencia En algunos casos, algunos cánceres, como ciertos tipos de cáncer de colon, de mama o de ovario pueden tener un componente hereditario familiar relevante. En pacientes con familiares directos que hayan sufrido alguno de estos tipos de cáncer puede ser necesario y útil, siempre bajo supervisión médica, hacer algunas pruebas genéticas para detectar la presencia de los genes implicados en este tipo de tumores y, en caso positivo, realizar pruebas de cribado para esos cánceres. ¿Inconvenientes del diagnóstico precoz? Con todo, el diagnóstico precoz de las enfermedades oncológicas no está exento de ciertos inconvenientes, como son la detección de falsos positivos (resultado positivo de la prueba sin que la persona esté enferma) o falsos negativos (resultado negativo de la prueba cuando la persona está realmente enferma), con las consecuencias anímicas y de salud que esto conlleva. Estas limitaciones dependen de las pruebas empleadas para la detección precoz del cáncer. Un falso positivo implicará llevar a cabo toda una serie de pruebas para confirmar el diagnóstico, con la carga emocional, física y económica que eso conlleva, mientras que un falso negativo supondrá que se perderá la oportunidad de tratar a una persona en estadios precoces de una enfermedad, con el consiguiente riesgo de que esta enfermedad progrese y luego no pueda tratarse o suponga un coste más elevado tanto para la salud del paciente como para el sistema de salud. Algunas voces ponen en tela de juicio la utilidad de ciertas medidas de detección precoz, como es el caso de la valoración del PSA para detectar de manera precoz el cáncer de próstata. En ocasiones se diagnostican cánceres de próstata sin que se vaya a llevar a cabo ningún tratamiento activo y cuya evolución natural no va a acortar la vida del paciente. Sí es útil, no obstante, que a partir de los 40 años los hombres nos sometamos anualmente a un tacto rectal para poder palpar anomalías en la próstata, una exploración que conlleva un coste prácticamente nulo. En conclusión La detección precoz es una herramienta útil para luchar contra el cáncer y mejorar la salud de las personas desde un punto de vista global, pero no se puede ni se deben realizar pruebas para detectar todos y cada uno de los cánceres que existen y en todas las personas, sino en casos determinados y bajo la valoración de los profesionales de la salud.
Glioblastoma
Artículo especializado

Glioblastoma

El glioblastoma multiforme es un tipo de cáncer cerebral muy agresivo que se forma a partir de unas células llamadas astrocitos , que son células de sostén del tejido cerebral, una tipología que da soporte a las conexiones neuronales. También llamado glioblastoma sin más o glioma de grado IV, puede resultar muy difícil de tratar, y con frecuencia no se puede curar. Los tratamientos pueden enlentecer la evolución del cáncer y reducir los signos y síntomas, pero con todo, el pronóstico es infausto, con una esperanza de vida de uno o dos años aproximadamente desde el momento del diagnóstico. Incidencia y causas El glioblastoma multiforme puede aparecer a cualquier edad, pero es más frecuente que lo haga en personas adultas de una edad ya avanzada. Es un tumor poco frecuente; de hecho, la mayoría de tumores cerebrales son metástasis de otros tumores primarios. En España se diagnostican unos 1.300 casos anualmente. No existe una causa conocida responsable de la aparición de los gliomas. Menos del 5% de los pacientes con glioblastoma multiforme presentan antecedentes familiares. Algunas enfermedades degenerativas cerebrales pueden predisponer a la aparición de un glioblastoma. Por el contrario, no se ha demostrado que utilizar con frecuencia los teléfonos móviles pueda tener relación con un aumento de la incidencia de estos tumores cerebrales. ¿Cómo se manifiesta? El glioblastoma multiforme es un tipo de cáncer que se comporta de manera diferente al resto de tumores. Es un tumor altamente agresivo , en parte debido a que muchas de sus células son parecidas a las células madre, lo cual les confiere una gran capacidad para regenerarse pese a los tratamientos y seguir invadiendo el tejido cerebral adyacente. Por el contrario, pese a su agresividad, nunca genera metástasis, es decir, no se propaga a otras partes del cuerpo. Los glioblastomas multiformes son asintomáticos inicialmente y no es hasta que han adquirido un cierto tamaño que comienzan a dar síntomas, en general debido al aumento de la presión intracraneal que provocan. Estos síntomas, inespecíficos por desgracia, son: Dolor de cabeza. Náuseas o vómitos. Convulsiones. Pérdida de memoria. Cambios de comportamiento. Alteraciones del equilibrio. Incontinencia urinaria. Alteraciones de la movilidad o la sensibilidad. Alteraciones del lenguaje. Trastornos cognitivos. Alteraciones de la visión. ¿Cómo se diagnostica? El diagnóstico de este tipo de cáncer se basará en la exploración neurológica y en las pruebas de imagen que solicite el neurólogo para observar su presencia, como son una resonancia magnética nuclear, la resonancia magnética funcional, el escáner o la tomografía por emisión de positrones (PET). En ocasiones se pueden realizarse otras pruebas complementarias como electromiogramas, analíticas de sangre, flujometrías urinarias y una biopsia de la lesión, en función de su ubicación. ¿Cómo se trata? La primera opción terapéutica será la cirugía , cuyo objetivo será obtener tejido tumoral para el diagnóstico, extirpar la mayor cantidad posible de tumor y reducir los síntomas provocados por el aumento de la presión intracraneal secundaria al tumor. Se intenta resecar la mayor cantidad posible de tumor. Sin embargo, en función de su localización, se pueden ver afectadas funciones como la motilidad, la sensibilidad o el habla, de manera que los tumores no se podrán extirpar en su totalidad. Asimismo, dado que las células de un glioblastoma multiforme tienen unas prolongaciones parecidas a tentáculos que se prolongan e invaden el tejido de alrededor, es difícil extirpar estos tumores cerebrales por completo. Tras la cirugía son varias las opciones terapéuticas, como la radioterapia, la quimioterapia o la inmunoterapia mediante anticuerpos monoclonales, así como fármacos para tratar los síntomas provocados por el tumor, como corticoides o hipotensores. Con todo, el pronóstico de este tipo de cáncer tan agresivo sigue siendo poco halagüeño. Ensayos Se están llevando a cabo diferentes ensayos clínicos para hacer frente mejor a este tumor y mejora la esperanza de vida de los pacientes. Uno de estos ensayos se basa en el uso de un adenovirus , un tipo de virus como el que causa el resfriado, que modificado genéticamente para que afecte solo a las células tumorales e inyectado directamente en el tumor activa al sistema inmunitario para que este ataque y destruya las células tumorales. Se está investigando el uso conjunto de este adenovirus con fármacos de inmunoterapia para aumentar la tasa de supervivencia de estos pacientes. Otro ensayo clínico está estudiando frenar la capacidad de replicación del ADN de los tumores y por lo tanto la multiplicación de sus células. Un tercer estudio está evaluando la posibilidad de eliminar la capacidad de cambiar que tiene el glioblastoma multiforme para hacerse resistente a diferentes tratamientos de quimioterapia o radioterapia. Por último, también se está investigando la capacidad que tiene el tumor de alterar unas células que se encuentran junto a los vasos sanguíneos, los pericitos , que son claves para activar la respuesta inmunitaria. Si se pudiese impedir esa alteración, el sistema inmunitario podría detectar el tumor y combatirlo. Son varias, pues, las líneas de investigación abiertas. Confiemos en que en unos años podamos disponer de nuevas vías para hacer frente a este agresivo tumor cerebral.
Mieloma Múltiple
Artículo especializado

Mieloma Múltiple

El mieloma múltiple es un cáncer de células plasmáticas . Las células plasmáticas normales se encuentran en la médula ósea y son una parte esencial del sistema de defensa del organismo. El sistema inmunitario está integrado por diversos tipos de células que funcionan conjuntamente para hacer frente a las infecciones y otras enfermedades. Los linfocitos son uno tipo de glóbulos blancos del sistema inmunitario y pueden ser células T y células B.   Cuando las células B responden a una infección , dichos linfocitos maduran y se convierten en células plasmáticas, que son las encargadas de producir anticuerpos o inmunoglobulinas que ayudan al organismo a atacar y destruir los gérmenes. Las células plasmáticas se encuentran principalmente en la médula ósea. Cuando las células plasmáticas se vuelven cancerosas se produce lo que se denomina un mieloma múltiple y estas células plasmáticas cancerosas producen una serie de anticuerpos anormales. Aunque el mieloma múltiple es la afectación cancerosa más frecuente de las células plasmáticas, existen otros tipos de trastornos neoplásicos de las mismas, como pueden ser: Gammapatía monoclonal de significado incierto. Mieloma múltiple indolente. Plasmocitoma solitario. Amiloidosis de cadenas ligeras. Macroglobulinemia de Waldenström. Anualmente se diagnostican cuatro casos nuevos por cada 100.000 habitantes y supone el 1% del total de los casos de cáncer que se detectan. El mieloma múltiple representa el 10% de los tumores hematológicos y su causa es desconocida. No existen factores o enfermedades que predispongan a padecerlo y es más frecuente en hombres de edad media o avanzada . Se cree que la exposición a determinadas sustancias químicas, así como la r adiación, ciertos virus o un sistema inmunológico comprometido pueden ser factores predisponentes a padecerlo. No se ha detectado que exista un factor genético o hereditario que contribuya a la aparición del mieloma, pero se ha visto que dos de cada tres pacientes tienen mutaciones en ≥1 oncogén, un gen mutado cuya activación puede potenciar la aparición de un tumor. Los diferentes tipos de mieloma se establecen en función de la clase de paraproteína (inmunoglobulina anómala) que produce la célula del mieloma. Cada inmunoglobulina está formada por dos componentes principales, unas cadenas pesadas (G, A, D, E y M) y dos cadenas ligeras (kappa y lambda), que conforman una única molécula. El 65% de los mielomas múltiples son tipo G, seguido del A. Los mielomas tipo D, E y M son mucho menos frecuentes. ¿Produce síntomas? Hasta casi un 30% de los pacientes que padecen un mieloma múltiple permanecen asintomáticos y el cáncer se diagnostica de manera casual al observar alteraciones analíticas , como una anemia leve, una elevación de la velocidad de sedimentación globular (VSG) o una la presencia de una paraproteína monoclonal en sangre, es decir, un tipo de anticuerpos producidos por las células plasmáticas enfermas. De presentar síntomas, los más habituales en las personas con un mieloma múltiple son: Dolor óseo , principalmente en la espalda, cadera, costillas, pelvis o cráneo; este dolor es debido a la activación de unas células llamadas osteoclastos, que son las encargadas de reabsorber el tejido óseo. Además del dolor, estas lesiones pueden provocar fracturas múltiples. Hipercalcemia debida a la destrucción ósea, la cual puede causar cansancio, falta de apetito, náuseas, vómitos, aumento de la sed y del volumen de la orina, estreñimiento y confusión. Afectación de la médula ósea ocupada por las células plasmáticas tumorales, lo cual impide que se produzcan las cantidades suficientes de las otras células sanguíneas, produciendo pues anemia, descenso de glóbulos blancos y de plaquetas. Infecciones graves , sobre todo a nivel pulmonar y renal, a causa de la alteración del sistema inmune por la producción anómala de anticuerpos, lo cual deja al cuerpo expuesto a infecciones graves y potencialmente mortales. Afectación renal por la acumulación de las cadenas ligeras de las paraproteínas en los riñones y el exceso de calcio en la sangre, que se excretan por la orina y dañan la función renal, lo que conlleva a la larga una insuficiencia renal severa. Aumento de la viscosidad de la sangre por el exceso de paraproteínas, lo cual favorece la aparición de trombosis —sobre todo a nivel neurológico y oftalmológico— y la aparición de insuficiencia cardíaca. Aparición de tumores en tejidos linfáticos fuera de la médula ósea que se denominan plasmocitomas. ¿Cómo se diagnostica? El diagnóstico inicial puede ser casual al ver alteraciones en la analítica de sangre, especialmente la presencia de una paraproteína en ella. Si se sospecha en la analítica se debe valorar la función renal, los niveles de calcio, los niveles de las otras células sanguíneas y la alteración de la coagulación. Se deberá realizar una punción ósea para cerciorarse de la excesiva presencia de células plasmáticas en la misma, lo cual confirma el diagnóstico. Para valorar las lesiones óseas se pueden realizar diferentes pruebas de imagen, como la radiografía simple o el escáner. Los pacientes que, en el momento del diagnóstico, se encuentren asintomáticos no requieren tratamiento desde el principio, ya que no se ha comprobado que hacerlo prolongue la supervivencia de los pacientes. Los objetivos del tratamiento son reducir la masa tumoral, lograr la remisión completa si es posible, retrasar la progresión del mieloma y mejorar las condiciones de vida y de supervivencias de los pacientes. Tratamiento En caso de iniciar tratamiento, las opciones terapéuticas son varias, como la quimioterapia , la radioterapia , el tratamiento con interferones, la inmunoterapia mediante anticuerpos monoclonales, la lenalidomida con dexametasona, la talidomida, el bortezomib o el trasplante de médula ósea, ya sea de uno mismo (autólogo) o de un donante (alogénico). Asimismo, es muy importante el tratamiento de las complicaciones del mieloma, como las infecciones, la hipercalcemia o la afectación renal. Con el tratamiento y en función de cuán avanzada esté la enfermedad, la esperanza de vida oscila mucho , entre los 4 y 8 años de vida . La función renal, la edad y el estado de salud de base del paciente son factores claves para determinar la supervivencia. Con todo, cabe decir que más del 50% de los pacientes que se someten a un trasplante de médula ósea logran una remisión completa, es decir, quedan libres de la enfermedad. Asimismo, la detección de ciertos oncogenes permitiría utilizarlos como dianas terapéuticas y poder realizar un tratamiento más personalizado a cada paciente en función de estos genes mutados.  
Los Tipos de Cáncer con Mayor Porcentaje de Metástasis
Artículo especializado

Los Tipos de Cáncer con Mayor Porcentaje de Metástasis

Aún hay esperanza: la aparición de metástasis no implica que no haya curación posible. Pese a que son un factor que indica que el tumor está más evolucionado y tiene peor pronóstico inicialmente, con el tratamiento adecuado, en muchas ocasiones se puede conseguir un control de la enfermedad e incluso su curación. ¿Qué son las metástasis? Una metástasis es la aparición de un tejido canceroso que aparece en un órgano o tejido lejano al que se originó. Recordemos que un cáncer se produce cuando una célula del organismo sufre una mutación que provoca que se reproduzca sin control. Ese crecimiento celular puede originar una tumoración en la zona donde ha aparecido la mutación, creando un tumor primario. Pero en algunas ocasiones, esas células que se reproducen sin control consiguen penetrar al sistema venoso o al sistema linfático y migrar a otra parte del cuerpo. Esas células que viajan a través del torrente circulatorio pueden adherirse a la altura de algún órgano a las paredes vasculares y comenzar a reproducirse a esa altura, originando un tumor en esa localización. Ese nuevo tumor, formado por células tumorales que se originaron en otro órgano recibe el nombre de metástasis. ¿A qué órganos afectan? La localización de las metástasis dependerá en gran medida del tipo de tumor primario de que se trate y de su localización. Ganglios linfáticos Un primer punto de aparición muy frecuente de las metástasis es a nivel de los ganglios linfáticos. Las células cancerosas pueden pasar al torrente sanguíneo pasando directamente al sistema venoso, pero lo más frecuente es que la llegada a la circulación venosa se haga a través de los vasos linfáticos. El sistema linfático, que forma parte del aparato circulatorio, es un sistema similar al sistema sanguíneo, pero que transporta el líquido linfático en lugar de sangre. El sistema linfático converge finalmente en el sistema venoso por lo que las células tumorales que puedan viajar por él, podrán acabar también en el sistema venoso. Sin embargo, es muy frecuente que, durante su viaje por el sistema linfático, parte de las células tumorales queden estacionadas a nivel de los ganglios linfáticos, donde prosigan su crecimiento tumoral ocasionando las llamadas adenopatías (ganglios linfáticos de gran tamaño). En este caso, hablaremos de adenopatías tumorales. Así pues, la aparición de adenopatías en muchos casos es un factor previo a la aparición de las metástasis y es un dato muy útil de cara a establecer el pronóstico de la enfermedad y el tratamiento idóneo para cada paciente. El mecanismo de diseminación tumoral a través de los vasos linfáticos es el más frecuente en tumores como la mama, el colon, el pulmón o el melanoma . Tumores como los óseos o de tejidos blandos (llamados sarcomas) suelen tener una diseminación directamente a través del sistema circulatorio, sin pasar por el sistema linfático, por lo que originarán metástasis sin presentar adenopatías. Otros órganos A parte de en los ganglios linfáticos, las metástasis pueden aparecer en cualquier órgano. Sin embargo, hay factores que provocarán que unos tengan más predisposición a presentar metástasis que otros. Así pues, aquellos órganos que reciben más vascularización (mas aporte de sangre) son los más expuestos a presentar metástasis, como por ejemplo el hígado, el pulmón, el cerebro o los huesos . Pero el lugar de aparición de las metástasis también dependerá mucho del tipo tumoral del que se trate y de su localización. Por ejemplo, los tumores digestivos, como el tumor de colon, suelen ocasionar metástasis a nivel del hígado (la mayor parte de la sangre recogida del aparato digestivo se dirige al hígado), pero si el tumor se localiza en el recto (la parte final del intestino grueso), las metástasis pueden aparecer a nivel pulmonar. El cáncer de próstata tiene tendencia a ocasionar metástasis a nivel de las glándulas suprarrenales pero también de los huesos mientras que el cáncer de mama suele provocar metástasis a nivel pulmonar. ¿SABÍAS QUÉ? Es muy importante destacar que un cáncer con metástasis no significa que éste no sea curable. La potencial curación dependerá de la localización y número de metástasis . Bien es cierto que pueden considerarse un factor de mal pronóstico, pues significa que el tumor está más evolucionado, sin embargo, en algunas ocasiones, con un tratamiento adecuado se puede conseguir una remisión completa tumoral (desaparición completa del cáncer). ¿Cómo se manifiesta? Las metástasis, al igual que el cáncer primario, pueden ser asintomáticas (no provocar ninguna sintomatología). En general, las metástasis, igual que los tumores primarios, pueden ocasionar en un inicio una sintomatología inespecífica, como la pérdida de peso, pérdida de apetito, cansancio o anemia. En caso de que den algún síntoma más específico, éste dependerá de la localización de la metástasis y de su tamaño. Por ejemplo, las metástasis óseas pueden provocar fracturas (llamadas fracturas patológicas), las metástasis cerebrales pueden provocar dolor de cabeza, convulsiones o mareos. Las metástasis hepáticas pueden provocar ictericia (coloración amarillenta de la piel). ¿Qué implicaciones tienen? a aparición o no de metástasis tiene gran importancia para valorar el pronóstico de la enfermedad y el tratamiento a realizar. El cáncer metastásico generalmente suele precisar de un tratamiento con quimioterapia . Esto es debido a que la aparición de una metástasis implica que el tumor ha desarrollado la capacidad de viajar por el torrente sanguíneo , por lo que aparte de tratar el tumor primario, no podemos estar seguros de que no haya células tumorales viajando por la circulación. Por ello, para evitar que esas células que podrían estar circulando por la sangre hagan más metástasis en el futuro, debemos de dar un tratamiento que elimine las células tumorales allá donde se encuentren, y este tratamiento sería la quimioterapia. Sin embargo, el hecho de que la aparición de metástasis implique casi siempre un tratamiento con quimioterapia, esto no implica que no pueda realizarse un tratamiento quirúrgico. Existen ejemplos, como el cáncer de colon con metástasis hepáticas, en el que, según el número y localización de las metástasis en el hígado, se puede realizar una operación para eliminar la parte del hígado enferma, de igual forma que en los casos de aparición de metástasis únicas pulmonares, también candidatas a cirugía en determinadas ocasiones.
Linfoma no Hodking en Adultos
Artículo especializado

Linfoma no Hodking en Adultos

El linfoma no Hodgkin es el tumor de las paradojas: el tumor que no es un tumor sino muchos y que en ocasiones es mejor cuando es peor (la probabilidad de curación aumenta cuando el tumor es más agresivo). ¿Qué es? Un linfoma es un tipo de tumor maligno originado en el tejido linfoide . Se inicia cuando una de las células del tejido linfoide sufre una mutación genética que provoca que se multiplique sin control, creando un tumor que va creciendo y frecuentemente afectando a tejidos de su alrededor. El tejido linfático está distribuido por todo nuestro organismo en forma de vasos linfáticos (un sistema similar al sistema venoso) y de ganglios linfáticos , aunque también pertenecen al tejido linfático órganos como el bazo, las amígdalas o el timo (un pequeño órgano situado en la parte superior del tórax, por detrás del esternón). Gran parte de este tejido está directamente relacionado con el sistema inmune (las defensas) del organismo, por lo que este tipo de tumores pertenecen a los llamados tumores hematológicos, como las leucemias. ¿Dónde se produce? Dado que el tejido linfático está distribuido por todo nuestro cuerpo, el tumor puede originarse en cualquier localización, aunque es más frecuente que se origine en el cuello, en el tórax o en el abdomen . En raras ocasiones, estos tumores pueden originarse en otras localizaciones como en la piel, el cerebro, el corazón, etc. El linfoma no Hodgkin no se trata en realidad de un tipo concreto de cáncer, sino que bajo este nombre se engloban más de 20 tipos distintos , cada uno con unas particularidades que lo diferencian del resto. El nombre de Linfoma no Hodgkin se utiliza para diferenciarlo del Linfoma de Hodgkin, un tipo concreto de linfoma con unas características y un pronóstico muy diferente al resto de linfomas. ¿A cuánta gente afecta? Se estima que en 2017 se han diagnosticado aproximadamente unos 6.429 nuevos casos de Linfoma no Hodgkin, siendo el noveno tipo de cáncer más frecuente de nuestro país. Es alrededor de un 30% más frecuente en hombres que en mujeres. ¿SABÍAS QUE… La mortalidad del Linfoma no Hodgkin ha ido disminuyendo progresivamente en los últimos años gracias a los avances en los tratamientos que se utilizan, llegando en la actualidad a una tasa de supervivencia media a los cinco años superior al 70%, aunque para los tipos de más bajo riesgo la tasa de supervivencias a los cinco años es superior al 91%. ¿Por qué se produce? El motivo de la aparición de un Linfoma no Hodgkin, como ya hemos dicho, es una mutación en una de las células del tejido linfático. La causa de estas mutaciones es desconocida, pero lo que sí que se conocen son factores que pueden favorecer su aparición: La edad: es el principal factor de riesgo conocido. La mayoría de pacientes que presentan un Linfoma no Hodgkin se encuentran por encima de los 60 años. Existen casos también de Linfomas no Hodgkin diagnosticados en niños, pero mucho menos frecuentemente de lo que se diagnostican en adultos. Exposición a productos químicos : algunos estudios demuestran mayor incidencia en la aparición de linfoma en pacientes expuestos a herbicidas o insecticidas. Como ya hemos comentado, algunos tratamientos inmunosupresores como la quimioterapia utilizada para tratar otro tipo de cánceres, pueden aumentar también el riesgo de desarrollar un Linfoma no Hodgkin. Exposición a radiaciones : la exposición incontrolada a radiación puede aumentar el riesgo de presentar tumores hematológicos, como leucemias o linfomas. Sin embargo, cabe destacar que la radiación recibida al realizar estudios radiológicos como radiografías o TACs (escáneres) es muy limitada y no supone un riesgo para desarrollar este tipo de enfermedades. Enfermedades que afecten al sistema inmune : las personas con algunos tipos de infecciones (VIH, virus de Epstein-Barr o el virus herpes humano tipo 8, entre otras), enfermedades autoinmunes, algunos síndromes genéticos, y las personas que han precisado un trasplante de órganos, tienen un riesgo algo superior al del resto de la población para desarrollar esta enfermedad. ¿Cómo se presenta? Los síntomas que puede provocar un linfoma no Hodgkin son muy inespecíficos, ya que dependen en gran parte de la localización en la que aparezca el tumor y del tipo de tumor en concreto que se trate. Más del 60% de los casos se detectarán por la palpación de un bulto en alguna localización (en muchas ocasiones un ganglio aumentado de tamaño). En alrededor de un 40% de los casos se presenta un síndrome con síntomas generales como fiebre, pérdida de peso, episodios de sudoración profusa sin motivo aparente, etc. Más rara es la presentación del linfoma en forma de cansancio, falta de apetito, malestar general, dolores óseos, etc. ¿Cómo se diagnostica? Dependerá en gran medida de la localización del tumor. Se suelen usar técnicas de imagen como la ecografía (en tumores más superficiales) o el TAC (en tumores más profundos como en tórax o abdomen) para identificar la localización y el número de lesiones (en muchos casos pueden haber varios ganglios afectados). Es preciso realizar un estudio del tejido mediante una biopsia (en la mayoría de casos obtenida mediante cirugía), aunque en algún caso se puede realizar un diagnóstico con una punción del tumor o incluso con una biopsia de médula ósea (alrededor de un 40% de casos afectan también a la médula ósea). ¿Cómo se trata? En el caso del Linfoma no Hodgkin es muy importante destacar que hay tipos agresivos y tipos indolentes, por lo que el tratamiento y el pronóstico se basarán en gran medida en el tipo concreto de tumor del que se trate. El tratamiento también dependerá de la edad del paciente, de la extensión y de la localización de la enfermedad. En general, el tratamiento se basará en el uso de quimioterapia y en aquellos casos de tumores más localizados, de radioterapia. En este tipo de cáncer, se produce la paradoja de que los tumores más indolentes (menos malignos), pese a que tienen buena respuesta al tratamiento, en escasas ocasiones se consigue su curación completa, y en muchas ocasiones se reproducen al cabo de los años. Sin embargo, los tumores más agresivos responden incluso mejor al tratamiento de quimioterapia que los tumores más indolentes, y en muchas ocasiones se consigue la curación completa de la enfermedad.
Conoce Todos los Tipos de Leucemia
Artículo especializado

Conoce Todos los Tipos de Leucemia

¿Qué sucedería si existe una reproducción sin control de las células encargadas de producir los leucocitos?. La respuesta: pues que se originaría una leucemia. Y lo que sucedería no es otra cosa que una gran cantidad de glóbulos blancos, en diferentes grados de maduración, accedería a la sangre. Te explicamos qué es una leucemia y los diferentes tipos que existen . ¿Qué son los leucocitos? Los leucocitos son las células comúnmente llamadas “glóbulos blancos” y forman parte fundamental de las defensas del organismo frente a infecciones externas. Los leucocitos se originan en la médula ósea, que es un tejido esponjoso que se encuentra en el interior de la mayoría de los huesos. En esa zona se originan unas células inmaduras llamadas blastos . Estos blastos sufren un proceso de maduración mediante el cual se acaban transformando en un tipo concreto de leucocitos, como son por ejemplo los linfocitos, o los neutrófilos o los monocitos. Cada uno de ellos tendrá una función particular dentro de la defensa del organismo frente a infecciones. Tipos de leucemia Como ya hemos comentado, dentro de los glóbulos blancos o leucocitos, podemos diferenciar varios tipos. Si la proliferación de células afecta a las células que producirán los linfocitos, hablamos de una leucemia linfática y, por el contrario, si afecta a las células que madurarán a otros tipos de glóbulos blancos (neutrófilos, basófilos, etc.) hablamos de leucemia mieloide. Por otro lado, es muy importante conocer el grado de madurez que tienen las células mutadas que se reproducen sin control. Debemos saber que las células inmaduras (blastos) no tienen poder efectivo frente a las infecciones. En un individuo sano, la gran mayoría de células que circulan por su torrente sanguíneo son células maduras, que están listas para luchar contra las infecciones. En el caso de un individuo con una leucemia, las células que se reproducen sin control van sustituyendo paulatinamente a las células normales que circulan por la sangre. Así pues, si la leucemia va sustituyendo células normales por células inmaduras, el individuo no tendrá capacidad de luchar contra las infecciones y aparecerá una leucemia aguda. Si, por el contrario, la leucemia va originando células maduras, se tratará de una leucemia crónica, en la que el individuo no será tan frágil frente a las infecciones. Así pues, en función del tipo de células que está proliferando y de su grado de madurez, podremos diferenciar 4 tipos de leucemias Leucemia mieloide crónica Qué es Este tipo de leucemia se presenta en personas de mediana edad (habitualmente entre 30-70 años) y está relacionada en el 95% de las ocasiones con una mutación en un cromosoma llamado Cromosoma Philadelphia. Diagnóstico En la mayoría de ocasiones, solemos detectar la existencia de este tipo de leucemia de forma accidental en una analítica de control, puesto que suele ser asintomática hasta que ya se encuentra muy evolucionada. Lo que observamos en la analítica es una elevación muy acusada del número de leucocitos (si un individuo normal no suele tener más de 11.000 leucocitos, un paciente con leucemia frecuentemente sobrepasará los 20.000). Síntomas Cuando la leucemia produce sintomatología, ésta suele ser muy inespecífica, como cansancio, debilidad, pérdida de peso, falta de apetito o sudoración profusa. En algunas ocasiones también se puede detectar una esplenomegalia (aumento del tamaño del bazo). Si no se realiza el diagnóstico en esta fase, en algunas ocasiones la leucemia crónica puede ir progresando hasta desarrollar una leucemia aguda. Esta evolución de la enfermedad no se produce en todos los pacientes y, en caso de producirse, lo hace en un tiempo muy variable, en algunas ocasiones incluso al cabo de varios años tras iniciarse la enfermedad. Una vez existe sospecha de una posible leucemia, se realizan una serie de pruebas que confirmarán el diagnóstico: Hemograma y frotis de sangre periférica: en el que se aprecia un aumento de los glóbulos blancos, con presencia de células inmaduras que no suelen aparecer en individuos sanos, y con disminución de glóbulos rojos. Biopsia de médula ósea: nos dará el diagnóstico definitivo. Se detectará una médula ósea hipercelular, con un incremento de células mieloides muy superior al número de células eritroides (precursores de los glóbulos rojos, que también se producen en la médula ósea). Tratamiento El tratamiento de estos pacientes ha evolucionado mucho en los últimos años. En la actualidad, el primer tratamiento que se ofrece a los pacientes con leucemia mieloide crónica es mediante el uso de fármacos. En gran parte de los casos, estos fármacos consiguen controlar la enfermedad, si bien no consiguen erradicarla por completo y considerar al paciente completamente curado. El único tratamiento curativo es el trasplante de médula ósea, pero dado que se trata de un procedimiento no exento de riesgos, suele considerarse como tratamiento de segunda elección y utilizarse sólo en aquellos casos que no respondan al tratamiento farmacológico. Leucemia mieloide aguda Qué es Es uno de los tipos de leucemia más frecuente, afectando principalmente a personas entre 60-75 años. Se detectan entre 1.000-1.500 nuevos casos en España anualmente. En este caso suele provocar una clínica similar al de la leucemia mieloide crónica, pero dada su rápida evolución, en poco tiempo comienza a presentar síntomas como dolores óseos, hemorragias o problemas de coagulación, esplenomegalia, o aparición de adenopatías, entre otros. Diagnóstico, tratamiento y pronóstico El diagnóstico es similar al de la leucemia mieloide crónica y su tratamiento puede ir desde el uso de quimioterapia a la necesidad de un trasplante medular. El pronóstico es muy variable en función del subtipo de células que estén involucradas. Leucemia linfática crónica Qué es Se produce en personas de edad avanzada, siendo la media de edad en el momento del diagnóstico de 60-70 años. Afecta a alrededor de 1.400 nuevas personas cada año en España. Síntomas En gran parte de los pacientes (75%) no suele producir sintomatología y únicamente provoca un aumento de la susceptibilidad a padecer infecciones. Diagnóstico, tratamiento y pronóstico El diagnóstico es similar al del resto de leucemias y su pronóstico muy variable según el caso, yendo desde casos indolentes que no necesitan ni siquiera tratamiento y que no afectan a la esperanza de vida del paciente, hasta casos agresivos que precisan de tratamiento médico, quimioterapia o incluso trasplante de médula ósea. Leucemia linfática aguda Qué es La leucemia linfática aguda es una enfermedad que suele afectar a los niños, siendo el tipo de cáncer más común entre las personas menores de 20 años. Síntomas La sintomatología es común al resto de leucemias, igual que su diagnóstico. Tratamiento El tratamiento se basa en el uso de quimioterapia y en algunos casos puede precisar de la realización de un trasplante de médula ósea. Pronóstico El pronóstico es muy variable en función del subtipo de leucemia linfática, pero en líneas generales, la supervivencia en niños se sitúa en torno a un 70% comparado con una supervivencia del 30-40% en los adultos.
Qué Debes Saber sobre la Radioterapia
Artículo especializado

Qué Debes Saber sobre la Radioterapia

Más de la mitad de los pacientes con cáncer recibe algún tipo de radioterapia durante el tratamiento. Sin embargo, es frecuente el desconocimiento sobre esta técnica terapéutica tan importante para su curación. ¿Qué es y en qué consiste? ¿Qué tipos de radioterapia existen? ¿Cuáles son sus principales efectos secundarios y por qué se producen? ¿Qué es la radioterapia y en qué consiste la técnica? La radioterapia es un tipo de tratamiento oncológico consistente en la utilización de radiaciones ionizantes, dirigidas a una zona concreta del organismo, para combatir las células cancerosas o tumorales. Para esta técnica, se emplean radiaciones de alta energía, principalmente rayos X y haces de protones, que frenan la capacidad de multiplicación y crecimiento de las células malignas. No obstante, no es un tratamiento totalmente selectivo frente a las células cancerosas, por lo que la técnica no está exenta de efectos secundarios. La radioterapia, como tratamiento único, puede resultar efectiva para algunos tipos de cánceres. Sin embargo, es habitual la necesidad de combinarla con otros tipos de técnicas para optimizar los resultados, como la asociación con quimioterapia, cirugía o inmunoterapia. ¿Qué tipos de radioterapia existen? En función de la forma de administración de las radiaciones, distinguimos dos tipos de radioterapia: Radioterapia externa : consiste en irradiar una parte muy precisa del cuerpo, marcada y delimitada previamente para mantener la exactitud de la zona a tratar en cada sesión. Este primer tipo de radioterapia es la que reciben la mayor parte de los pacientes. La técnica se realiza a través de una máquina externa que produce un haz de radiación a cierta distancia del cuerpo. Para llevarla a cabo, es imprescindible una correcta inmovilización durante el tratamiento con moldes, máscaras, yesos o reposa-cabezas entre otros dispositivos. Las sesiones suelen durar entre 5 y 10 minutos en función del tipo de cáncer y de los objetivos del tratamiento. Del mismo modo, el número de sesiones y el intervalo entre sesiones a realizar. La radioterapia externa es indolora para el paciente y no quema. Además, tras finalizar la sesión, se puede estar en contacto con otras personas, dado que el organismo no emite radiación. Se suele realizar de forma ambulatoria y, una vez finalizada la sesión, el paciente puede volver a realizar su rutina habitual de vida. Radioterapia interna o braquiterapia : este segundo tipo de radioterapia consiste en introducir el material radiactivo dentro del órgano afectado, estando en contacto directo con la zona enferma de manera temporal o permanente en función del tipo de cáncer. El manejo de esta técnica siempre es hospitalario y es posible que se requiera de ingreso. ¿Por qué se producen los efectos secundarios? Como todo tratamiento médico, la radioterapia no está exenta de efectos secundarios. Además de actuar contra las células cancerosas y frente a las cuales es más activa, es inevitable que también genere daño sobre células sanas a pesar de las precauciones y espaciamiento entre sesiones. Estos efectos secundarios varían en función de la dosis recibida, de la duración del tratamiento, de la localización que se irradia y de la susceptibilidad de cada persona a padecerlos. Por tanto, no todos los pacientes tendrán los mismos síntomas ni los sufrirán con la misma intensidad. Principales efectos secundarios El efecto secundario general más frecuente de la radioterapia es un aumento del cansancio habitual , consecuencia del tratamiento con radioterapia y del estado de estrés emocional generado por las circunstancias, entre otros factores. No existe un tratamiento específico, si bien se recomienda descansar más horas al día, llevar una dieta equilibrada, realizar algo de ejercicio físico, como caminar, y delegar parte de las actividades diarias si fuese necesario. Tras finalizar el tratamiento con radioterapia, el organismo vuelve a su estado de normalidad. El otro efecto secundario general más frecuente, y debido a que se trata de un tipo de tratamiento a nivel localizado, son las reacciones en la piel sobre la que se irradia o radiodermitis . Se puede generar desde un simple enrojecimiento de la zona tratada hasta lesiones cutáneas más importantes. El oncólogo y el personal de enfermería siempre lo tendrán en cuenta y te prescribirán algún tipo de crema para aplicarla tras las sesiones. El resto de efectos secundarios que se pueden producir como consecuencia del tratamiento con radioterapia dependerán de la zona en la que se aplica el tratamiento , según el tipo de cáncer que se está tratando: en el caso de realizar radioterapia en cabeza y cuello, lo más frecuente es la caída del cabello, alteraciones en la mucosa de la boca (mucositis) o crecimiento de hongos (candidiasis oral), cambio en la percepción del gusto y alteraciones dentales; cuando se efectúa radioterapia en la zona torácica o de la mama, puede producirse tos, dificultad para deglutir por inflamación de la mucosa del esófago e inflamación a nivel mamario; por último, al hacer radioterapia sobre el abdomen y la pelvis, lo más frecuente son las alteraciones gastrointestinales (diarreas, náuseas, vómitos o gases), las molestias urinarias e incluso la pérdida de apetito y pérdida de peso. ¿Se necesita algún tipo de preparación especial antes de las sesiones? En principio, no se recomienda ningún tipo de preparación concreta como realizar dieta especial los días previos o restringir la ingesta de líquidos. Es suficiente con acudir duchado y aseado, sin aplicarse ningún tipo de desodorante, colonia o crema corporal. Sin embargo, es posible que tu oncólogo te indique alguna norma previa al tratamiento por algún tipo de cáncer en concreto. Y recuerda que, tras finalizar la sesión, podrás reanudar tu rutina habitual con normalidad.
Qué Debes Saber sobre la Quimioterapia
Artículo especializado

Qué Debes Saber sobre la Quimioterapia

Hablar de quimioterapia implica hacerlo de cáncer y eso, lo sabemos, no resulta agradable. Sin embargo, si pensamos en la quimioterapia como una de las terapias que salva vidas, ya que se utiliza para destruir y prevenir el crecimiento, multiplicación y diseminación de las células malignas y/o cancerosas , sin duda vale la pena saber más. Y más si tenemos en cuenta que abarca una amplia variedad de estrategias y abordajes terapéuticos que, a menudo, generan confusión en el paciente por la dificultad en su comprensión o por falta de información específica proporcionada. Vayamos por partes… ¿A qué nos referimos cuando hablamos de quimioterapia? La quimioterapia es un amplio conjunto de fármacos que se emplean en medicina como tratamiento del cáncer. Tiene como principal objetivo combatir las células de organismo que presentan un anormal crecimiento, bien sea destruyéndolas o controlando su crecimiento. Es en este momento de división celular incontrolada cuando la quimioterapia produce la destrucción de las células cancerosas para evitar que éstas continúen multiplicándose . La duración y frecuencia de cada tipo de quimioterapia dependen del tipo de cáncer a tratar, de los objetivos del tratamiento, de los fármacos usados y de la tolerancia y respuesta del paciente al tratamiento. ¿Cuáles son los principales objetivos al realizar el tratamiento? En función de los objetivos pretendidos para el tratamiento de cada tipo de cáncer, los fármacos quimioterápicos pueden administrarse de diferentes maneras, lo que se conoce como estrategias quimioterápicas . Por ello, es habitual que, en función del tipo de patología oncológica, se intente disminuir el tamaño del tumor antes de realizar una intervención quirúrgica (quimioterapia neoadyuvante), curar o eliminar la diseminación del cáncer para evitar recaídas futuras (quimioterapia adyuvante) o controlar los síntomas con la intención de mejorar la supervivencia y la calidad de vida del paciente (quimioterapia paliativa). El abordaje de estas estrategias quimioterápicas suele ser multidisciplinario . Además del oncólogo, el cirujano y el radioterapeuta, suelen participar otros médicos de diferentes especialidades, farmacéuticos químicos, psicólogos, personal de enfermería o nutricionistas. ¿Cuáles son las principales vías de administración de estos fármacos? La quimioterapia puede administrarse diariamente, cada semana o cada mes, mediante ciclos, que alternan la administración de fármacos con períodos de descanso. Esto permite al organismo volver a fabricar células sanas y recuperarse del efecto de la medicación. Existen diferentes vías de administración: Oral : en cápsulas, pastillas, granulados y otras soluciones bebibles. Inyectada : intravenosa o intraarterial, intramuscular, subcutánea o intratecal (en la médula). Tópica : sobre la piel u otras mucosas. La administración intravenosa es el método más común de administración de la quimioterapia, puesto que permite una rápida entrada en el sistema circulatorio. El torrente sanguíneo se encarga de transportarla por todo el organismo y la mayoría de fármacos son fácilmente absorbidos en un menor tiempo y con una mayor velocidad.   ¿Cuáles son los principales efectos secundarios que se pueden producir y por qué? En farmacología, ningún tipo de tratamiento con medicamentos se libra de producir algún tipo de efecto secundario sobre el organismo a pesar de que la gran mayoría de fármacos van dirigidos sobre unos receptores celulares concretos. Desafortunadamente, el inconveniente principal es que la actuación de estos fármacos no discrimina entre las células sanas y las cancerosas. Por tanto, la acción de estos fármacos sobre las células sanas es la que produce los efectos secundarios. Por lo anterior, cabe esperar que los órganos y tejidos del cuerpo humano que más afectados por el tratamiento quimioterápico sean aquéllos que se encuentran en constante multiplicación celular, es decir, los que continuamente se están regenerando. Por ello, los efectos secundarios más frecuentes se van a evidenciar sobre: el cabello, que crece continuamente durante toda la vida; la piel, la mucosa oral y gastrointestinal, que se renuevan rápida y constantemente; o la médula ósea, un tipo de tejido esponjoso que se encuentra en el interior de algunos de los principales huesos del organismo en donde se desarrollan todas las células sanguíneas. Es importante recordar que casi todos los efectos secundarios de la quimioterapia son temporales. ¿SIEMPRE HAY EFECTOS SECUNDARIOS? Estos efectos secundarios no siempre se producen . Su aparición depende del tipo de tratamiento, de las dosis farmacológicas utilizadas, de la vía de administración y de cómo reaccione cada paciente, entre otros múltiples factores. El hecho de no presentar efectos secundarios no es sinónimo de que el tratamiento no esté funcionando. El tratamiento contra el cáncer no es sólo la quimioterapia… Además de la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia y otras estrategias farmacoterapéuticas que pueden llevarse a cabo, la batalla contra el cáncer tiene un importante componente psicosocial de la persona afectada. Un buen estado anímico y una actitud mental positiva contribuyen de manera efectiva a un mejor pronóstico de la enfermedad. Asimismo, igual de trascendental es intentar mantener un ejercicio físico suave y diario como caminar, junto con una dieta sana y equilibrada para mejorar el bienestar del organismo.
mujer embarazda, Telemedicina 24horas
PLANES Savia

Telemedicina 24h.
Olvida los riesgos, las esperas y desplazamientos

Videoconsulta, Chat médico, consultas telefónicas... Tú decides.

Ver planes Savia

Regístrate y elige el plan Savia que prefieres para empezar

Puedes probar nuestros servicios gratis con el Plan Basic o suscribirte directamente al plan Premium.

Registrarte gratis
Comparar todos los planes
Contenidos sobre enfermedades
Somos conscientes de que los conceptos médicos pueden resultar confusos si no te los explican con claridad. Para evitar esto, le hemos pedido a nuestros profesionales que preparen estas fichas en donde podrás acceder a información relevante sobre enfermedades que te ayudará a entender de una manera sencilla por qué se producen y por qué es necesario su tratamiento.
Ver todas las enfemedades
Linfoma
Enfermedad

Linfoma

¿Qué es un linfoma? El linfoma es una tumoración maligna que parte de los linfocitos T o B. El linfoma no Hodgkin se da en 12,3 varones cada 100.000 y en 10,8 cada 100.000 mujeres. En cuanto al linfoma de Hodgkin, este se da en 2.5 varones de cada 100.000 y en 2,1 mujeres de cada 100.000. El aumento de los ganglios linfáticos puede dar lugar a la compresión de estructuras produciendo tos o dolor. Es una enfermedad grave. Tipos de linfomas Linfoma no Hodgkin : es el más frecuente y se suele dar más en adultos. Linfoma Hodgkin : es más raro y tiene dos picos de edad entre los 15 y 40 años y a partir de los 55 años.   Causas de un linfoma En el linfoma de Hodgkin no se ha encontrado una causa del mismo, puede tener relación con infecciones como pueden ser el virus de Epstein Barr , pero no se ha podido demostrar una relación directa. En el linfoma de no Hodgkin tampoco hay una causa clara, si bien aumenta con la edad y enfermedades como VIH, hepatitis C y enfermedades del tejido conectivo. Síntomas de un linfoma Los síntomas suelen ser pocos, hay aumento de uno o varios ganglios linfáticos, fiebre, pérdida de peso y sudoración profusa . Estos síntomas pueden aparecer hasta en la mitad de los pacientes, y hasta un 10% de ellos puede sentir malestar general y picor. Tratamiento para el linfoma Los tratamientos para los linfomas serán diferentes según el tipo de linfoma y el estadio en que este se encuentre, pero serán necesarias quimioterapia y radioterapia , y, en muchos casos, también un transplante de médula posterior. La radioterapia de campo afectado en la que se irradia la zona ganglionar afectada, con los nuevos sistemas de radiación se puede dar sobre la zona afectada con poca repercusión en las células sanas de alrededor. la quimioterapia utiliza los fármacos Adriamicina, Bleomicina, Vinblastina, Dacarbazina (ABVD): es el tratamiento estándar en casi todos los estadios. En los linfomas progresivos o recurrentes se va a realizar un trasplante de células madres con células autólogas, esto es, del mismo individuo, se adquieren desde su médula ósea, tras tratamiento con altas dosis de quimioterapia y radioterapia. Pruebas complementarias del tratamiento del linfoma Las pruebas complementarias de linfoma serán la biopsia ganglionar con aguja fina o aguja gruesa, para poder observar las células en el laboratorio, analítica de sangre completa y biopsia de médula ósea. Pruebas de imagen como radiología de tórax, escáner toraco-abdominal y pélvico, y un estudio del sistema nervioso central con escaner y con estudio del líquido cefalorraquídeo puede ser necesario para ver la extensión de la enfermedad. Factores de riesgo del linfoma Los factores de riesgo son: tratamientos con radioterapia, quimioterapia, pacientes trasplantados, infecciones por virus de Epstein Barr , hepatitis C, enfermedades del tejido conectivo como lupus, o enfermedad mixta del tejido conectivo. Complicaciones del linfoma Infecciones. Anemia. Problemas respiratorios. Dolor en abdomen o espalda. Prevención del linfoma Ya que no hay causas ni factores claros de riesgo, podemos decir que no se puede prevenir. Especialidades a las que pertenece el linfoma El linfoma estará en control tanto bajo del hematólogo como del oncólogo Preguntas frecuentes: ¿Qué es un linfoma en el cuello? Un linfoma en el cuello es el linfoma que afecta los ganglios linfáticos del cuello. Esto produce como sintomatología que el paciente presenta áreas del mismo claramente inflamadas e induradas a la palpación. ¿Qué es el cáncer linfático? El cáncer linfático es el que afecta a los órganos linfáticos , son los linfomas, y se llaman así porque pueden afectar a los ganglios, pero también a otras zonas del sistema linfático como son amígdalas, bazo o timo, e incluso zonas como estómago, intestino, donde también se hallan células de defensa del organismo. ¿Qué es un linfoma no Hodgkin en adultos? El linfoma no Hodgkin es un linfoma que afecta preferentemente a adultos , y que es el más frecuente de todos. Ocupa el séptimo lugar en incidencia de cáncer en población total y es la novena causa de muerte por cáncer ¿Cuál es el linfoma más frecuente? El linfoma más frecuente es el linfoma no hodgkin , que se relaciona con la edad siendo más frecuente a partir de los 50 años. ¿Qué es un linfoma de MALT? El linfoma MALT es el linfoma de tejido linfoide asociado a mucosas . Es un linfoma no hodgkin raro que se desarrolla en la mucosa de ciertos órganos como puede ser el sistema intestinal, siendo el más común el linfoma de estómago, también se puede producir en mucosas del pulmón y de glándulas lagrimales y mamarias.
Linfoma de Hodgkin
Enfermedad

Linfoma de Hodgkin

¿Qué es un linfoma Hodgkin? El linfoma de hodgkin es una tumoración maligna del sistema linfático y que se produce a partir de una célula B o linfocito B activado en un ganglio linfático, se conoce también como enfermedad de hodgkin. En España se diagnostican unos 1.150 casos de esta enfermedad al año , sus grupos de edad más común son entre 15 y 40 años con un pico máximo entre 25 y 30, un segundo pico aparece a los 55 años, solo un 5% se da en menores de 5 años o mayores de 70, es una enfermedad grave que sin tratamiento produce la muerte del enfermo. Tipos de linfomas Linfoma de hodgkin de predominio linfocítico nodular : suele ser menos del 5% de los casos y se encuentra formado por células conocidas como palomitas de maíz, ya que el núcleo celular tiene esta forma. Es una enfermedad que responde bien a los tratamientos. Linfoma de hodgkin clásico : representa el 95% de los casos y tiene células gigantes que presentan varios núcleos celulares. Suele responder bien al tratamiento y de recaer, suele aparecer entre los 2 y 3 años. Las recaídas tras 5 años son raras. Causas del linfoma Hodkin La causa de linfoma de hodgkin es desconocida en el momento actual, por su forma de presentación se piensa que puede estar relacionado con algún patógeno humano , pero esto no se ha logrado demostrar. Síntomas del linfoma Hodgkin El síntoma más frecuente del linfoma de hodgkin es la tumoración por aumento de los ganglios linfáticos a nivel del cuello, la axila y de forma menos frecuente en ingles. Cuando los ganglios se localizan en el tórax pueden dar lugar a compresión de la tráquea, esto produce tos o dificultad respiratoria, un síntoma muy poco frecuente pero característico será el dolor de los ganglios al tomar alcohol. Otros síntomas asociados son pérdida de peso, fiebre, sudoración nocturna y prurito. Tratamiento para el linfoma Hodgkin El tratamiento del linfoma depende del pronóstico favorable o desfavorable del mismo. En el linfoma no hodgkin de pronóstico favorable existen dos líneas de tratamiento, una combinada de quimioterapia con radioterapia y otra de únicamente quimioterapia. La primera línea será ABVD, y se trata de Adriamicina , Bleomicina , Vinblastina y Dacarbazina , en dos ciclos con radioterapia posterior. La segunda línea de quimioterapia exclusiva serán cuatro ciclos de ABVD, se dará solo si hay remisión tras los dos primeros ciclos de quimioterapia sino se deberá dar radioterapia también. En el linfoma en estadio inicial desfavorable, también tiene encontramos dos líneas de tratamiento, en la primera se combina radioterapia con quimioterapia en cuatro ciclos de ABVD, en la segunda, solo de quimioterapia. Serán seis ciclos de ABVD, solo si se consigue remisión completa tras los dos primeros ciclos se podrá usar la segunda línea. El tratamiento de estadios avanzados serán 8 ciclos de ABVD, en este caso solo se benefician de la radioterapia aquellos pacientes que hayan conseguido un remision parcial. Pruebas complementarias del tratamiento del linfoma Hodgkin Las pruebas complementarias serán biopsia de ganglio linfático , que se puede realizar aspiración por aguja fina, pero, en muchos casos es, necesario quitar el ganglio para un correcto examen en el laboratorio. Será también necesaria una analítica de sangre completa con pruebas renales y hepáticas, escáner toraco-abdominal y pélvico , que se puede completar con un PET-TAC y puede ser necesaria en caso de recaída la biopsia de médula ósea. Factores de riesgo del linfoma Hodgkin Los factores de riesgo son: infecciones por virus de Epstein Barr , este va a ser un factor importante en el desarrollo de la enfermedad pero no es un factor único ni tampoco indispensable. Encontramos también que la gente con familiares de primer grado con linfoma de hodgkin tienen 5 veces más probabilidad de tener un linfoma que la población general, pese a ello, esto solo aparece en el 5% de los casos. Complicaciones del linfoma Hodgkin Infecciones. Anemia. Estrechamiento de la tráquea. Prevención del linfoma Hodkin Al no existir un factor desencadenante claro no se puede prevenir el linfoma de hodgkin. Especialidades a las que pertenece el linfoma Hodkin El linfoma de Hodgkin va a ser tratado por el hematólogo y el oncólogo. Preguntas frecuentes: ¿Qué es un linfoma en el cuello? El linfoma en el cuello es el linfoma de Hodgkin que a fecta preferentemente a los ganglios linfáticos del cuello , el siguiente lugar donde suelen darse es en la ingle. ¿Qué es el cáncer linfático? El cáncer linfático es el cáncer del tejido linfático o linfoma , el tejido linfático son los ganglios linfáticos, las amígdalas, el bazo, y tejido linfático que puede haber en la mucosa de diferentes órganos como el intestino. ¿Cuál es el linfoma más frecuente? El linfoma mis frecuente es el linfoma no hodgkin , que supone la mayoría de los linfomas en su diagnóstico, En España se diagnostican unos 3.100 casos de este linfoma al año, lo que supone el doble del linfoma de hodgkin. ¿Qué es un linfoma de MALT? El linfoma MALT es el linfoma de tejido linfoide asociado a mucosas , es un linfoma no hodgkin raro, que se desarrolla en la mucosa de ciertos órganos como puede ser el sistema intestinal, el pulmón y glándulas mamarias y lagrimales, dentro del tejido digestivo el más común es el de estómago.
Linfoma no Hodgkin
Enfermedad

Linfoma no Hodgkin

¿Qué es un linfoma no Hodgkin? El linfoma no Hodgkin es un tumor de células malignas que se produce en el sistema linfático. Se produce en 12,3 de cada 100.000 varones y 10,2 de cada 100.000 mujeres, es la séptima causa de cáncer en la población general y la novena de muerte por cáncer, es una enfermedad grave. Tipos de linfomas Linfomas indolentes o bajo grado de malignidad : son tumores con un crecimiento lento con una supervivencia de años y cuyo tratamiento es difícil en los casos avanzados. Linfomas agresivos : sufren un desarrollo acortado en el tiempo y crecimiento rápido que pueden acabar con la vida del paciente en meses si no son tratadas de forma adecuada, sin embargo pueden llegar a curarse incluso en estadios avanzados. Linfomas no hodgkin de muy alto grado de malignidad : el paciente no tratado puede morir en semanas. Causas del linfoma no Hodgkin En la mayoría de los casos no hay una causa identificable del linfoma hodgkin, si bien la probabilidad de este aumenta con la edad. Síntomas del linfoma no Hodgkin Los síntomas son, en más de dos tercios de los pacientes, un ganglio aumentado de tamaño, en más del 40% de los casos aparece fiebre, pérdida de peso y sudoración nocturna, en los pacientes con fiebre de más de 38 y con pérdida de peso de más de 10%, se consideran síntomas B y suelen indicar un linfoma más agresivo. Un 10% de los pacientes tienen cansancio, pérdida de apetito y picor en el cuerpo. Tratamiento para el linfoma no Hodgkin El tratamiento será diferente según el tipo de linfoma. En los linfomas indolentes en los estadios iniciales I y II se consideran la radioterapia del área afectada o el tratamiento combinado de la radioterapia y quimioterapia con Ciclofosfamida , Vincristina y Prednisona . Con este tratamiento la supervivencia es del 60% los 10 años. En estadios III y IV se podrá usar quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia con Rituximab . En el linfoma no hodgkin agresivo, en los estadios I y II, se usa la quimioterapia CHOP-rituximab ( Ciclofosfamida, Doxorubicina, Vincristina y Prednisona ) en cuatro ciclos seguidos de radioterapia de la zona afectada y en casos de buena respuesta se puede evitar la radioterapia dando 6 ciclos de quimioterapia. En estadios avanzados se dará la misma quimioterapia en 6 ciclos, osea CHOP-rituximab . En las recaídas se dan dosis altas de quimioterapia y reinfusión de células hematopoyéticas. Pruebas complementarias del tratamiento del linfoma no Hodgkin Las pruebas complementarias serán: an alítica de sangre completa, biopsia del ganglio afectado y aspiración de médula ósea. En pruebas de imagen se necesitará radiología de tórax, escáner toraco-abdominal y pélvico. Se puede realizar una resonancia magnética nuclear si el paciente presenta síntomas del sistema nervioso central. Factores de riesgo del linfoma no Hodgkin Son factores de riesgo el haberse sometido a tratamientos con radioterapia o quimioterapia previa, las personas con transplantes de órganos sometidas a tratamiento inmunosupresor, infecciones por virus como el virus de Epstein Barr, el VIH, la hepatitis C y otras enfermedades como lupus , enfermedades mixtas del tejido conjuntivo, artritis reumatoide, crioglobulinemia mixta y enfermedad de crohn.   Complicaciones del linfoma no Hodgkin Infecciones. Anemias. Problemas respiratorios. Daño por metástasis sistema nervioso central. Prevención del linfoma no Hodgkin Al no tener una causa desencadenante clara conocida no se puede prevenir el linfoma no Hodgkin. Especialidades a las que pertenece el linfoma no Hodgkin El linfoma no Hodgkin va a ser tratado por el hematólogo y el oncólogo. Preguntas frecuentes: ¿Qué es un linfoma Hodkin? El linfoma Hodgkin es el cáncer de células malignas que parte de células B, que se desarrolla de forma anómala en un ganglio , dando lugar a su multiplicación sin control. Es un linfoma que se da de forma preferente en dos etapas de la vida, entre los 15 y 40 años y a los 55, es raro tanto en niños menores de 5 años como en adultos mayores de 70. ¿Qué es un linfoma en el cuello? El linfoma en el cuello es el que surge a nivel de los ganglios linfáticos que se encuentran en esta zona del cuerpo, es la forma de presentación inicial más común tanto para el linfoma Hodgkin como el linfoma no Hodgkin. ¿Qué es el cáncer linfático? El cáncer linfático es el que comienza en el sistema linfático, que está formado por ganglios, vasos linfáticos, bazo, amígdalas y diferentes zonas de defensa del organismo a nivel de mucosas de otro órganos como sistema gastrointestinal y pulmón. Es pues un cáncer del sistema de defensa del organismo. ¿Cuál es el linfoma más frecuente? El linfoma más frecuente es el linfoma no Hodgkin , que se produce en más del doble de casos que el linfoma de Hodgkin, dentro de este el más normal es el que empieza con detección de ganglios a nivel del cuello. ¿Qué es un linfoma de MALT? El linfoma MALT o linfoma de tejido linfoide asociado a mucosas , es el linfoma que surge en las células de defensa, que se encuentran en las mucosas de ciertos órganos. El más frecuente en el sistema gastrointestinal, y dentro de este el de estómago, aunque también se puede dar en pulmones y en glándulas lagrimales y mamarias.
Glioblastoma
Enfermedad

Glioblastoma

¿Qué es glioblastoma? Es un tipo de t umor maligno y agresivo que se desarrolla en el cerebro o en la médula espinal. Es una enfermedad grave difícil de curar, a veces incurable. Tipos de cáncer en el cerebro Los principales tipos de cáncer cerebral son: Glioblastoma: es el tipo de tumor cerebral más grave. Se produce en el cerebro al aparecer células cancerosas que desarrollan un tumor  en los astrocitos, que son los encargados de dar apoyo a las neuronas. Ependimoma: Este tipo de cáncer se produce al formarse los tumores en los conductos que recubren el líquido cefalorraquídeo que conectan el cerebro con la médula espinal. Oligodendroglioma: En este caso las células cancerosas se desarrollan en los oligodendrocitos, que son los encargados de producir una sustancia para proteger a las neuronas. Causas del glioblastoma Como en la mayoría de los tumores la causa que produce el desarrollo de un glioma no es conocida, sin embargo, cuando se produce un glioma metastásico o secundario se debe a la presencia de un tumor en otra parte del cuerpo. Síntomas de glioblastoma Los síntomas que desencadena un glioblastoma varían según el paciente, el tamaño del tumor y su localización. Los principales síntomas son: Dolor de cabeza. Confusión. Náuseas y/o vómitos. Problemas de equilibrio, habla y vista. Cambios del estado de ánimo bruscos. Pérdida de la memoria. Tratamiento para el glioblastoma El tratamiento ante un glioblastoma se divide en diferentes fases: Cirugía: mediante una intervención quirúrgica se procede a extraer la mayor parte del tumor cerebral, sin embargo al crecer sobre el tejido del cerebro no se puede extraer por completo y se deben aplicar tratamientos posteriores. Radioterapia: se realiza tras la cirugía como medio para matar las células cancerosas que residen aún en el cerebro y evitar que vuelva a producirse un glioblastoma. Quimioterapia: se emplea para eliminar células cancerosas, siendo un tratamiento más invasivo. Cuidados paliativos : en casos en los que el tumor este muy avanzado el paciente recibirá cuidados paliativos cuyo principal fin es reducir los dolores y mejorar la calidad de vida del paciente. Si el paciente no puede someterse a cirugía los principales tratamientos serán la radioterapia y la quimioterapia. Pruebas complementarias del tratamiento de glioblastoma Para determinar un diagnóstico fiable ante la presencia de un glioblastoma se realizan diferentes pruebas: Análisis neurológico completo: se inicia mediante una entrevista médica entre el médico y el paciente sobre los síntomas y dolencias que padece, después se realizará un examen físico preliminar midiendo factores como la vista, coordinación, los reflejos, etc.  para valorar qué parámetros se encuentran alterados. Diagnóstico por imágenes: son la resonancia magnética y la tomografía computarizada, mediante estas pruebas se valorarán las dimensiones del tumor así como la localización exacta del mismo. Biopsia: La biopsia se puede realizar previamente a la cirugía o durante la misma para evaluar el tejido del que está compuesto el tumor. Factores desencadenantes de glioblastoma Los factores desencadenantes de un glioblastoma son desconocidos al igual que en la mayoría de tumores, cuyo origen se desconoce. Factores de riesgo de glioblastoma A pesar de que la causa de un glioblastoma suele ser desconocida hay una serie de factores de riesgo que pueden potenciar que un paciente lo desarrolle, son: La edad: en este tipo de tumor cerebral la edad es un factor influyente ya que son más frecuentes en pacientes de entre 60 y 80 años. No obstante puede aparecer a cualquier edad. Radiación ionizante:  las personas expuestas a este tipo de radiación tienen mayor probabilidad de sufrir un tumor cerebral. Antecedentes familiares: A pesar de que el glioblastoma no se ha demostrado que sea hereditario es importante conocer el historial clínico de los familiares que lo hayan padecido para realizar revisiones médicas rutinarias como prevención. Complicaciones de glioblastoma Edema. Daños cognitivos y psicológicos. Trastornos neurológicos y visuales. Hidrocefalia. Fallecimiento. Prevención de glioblastoma Realizarse chequeos médicos periódicos para en caso de padecer un glioblastoma poder empezar a tratarlo a tiempo. Especialidades a las que pertenece el glioblastoma Los especialistas encargados de tratar el glioblastoma en pacientes son los neurólogos y oncólogos. Preguntas frecuentes: ¿Cuál es la esperanza de vida de una persona con glioblastoma? La esperanza de vida varía según el nivel de gravedad de la enfermedad, estando comprendida entre los 6 meses y los 5 años. ¿Cuáles son los cuidados para una persona con glioblastoma? Una persona con glioblastoma deberá seguir las indicaciones médicas que le haya ordenado el especialista acudiendo a las sesiones de quimioterapia y radioterapia. Además deberá tomar la medicación pertinente y evitar contraer enfermedades ya que su sistema inmunitario está debilitado y puede agravar su enfermedad. Si el paciente lo necesita podrá recibir asistencia domiciliaria. ¿Cuáles son las fases de un tumor cerebral? Una vez diagnosticado el tumor cerebral se valorará el mejor tratamiento para el paciente. Si todavía no está demasiado extendido la primera fase será la intervención quirúrgica para extirpar la mayor parte del tumor, después el paciente será sometido a radioterapia y quimioterapia para reducir las células cancerosas. En caso de que el paciente entre en fase terminal será derivado a cuidados paliativos para reducir en todo lo posible los dolores. ¿Qué es un glioma en el cerebro? Los gliomas son tumores que se desarrollan en las células del tejido del cerebro . Pueden ser de origen primario si se han creado directamente en el tejido cerebral o de origen metastásico o secundario si se producen derivados de un tumor en otra parte del cuerpo. ¿Cuáles son las consecuencias de glioblastoma? El glioblastoma es un tipo de tumor cerebral en el que las células cancerosas afectan a los astrocitos encargados de dar soporte a las neuronas. Por tanto las principales consecuencias son las alteraciones neuronales en el paciente, así como las cognitivas y motoras.