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Tipos de trastornos alimentarios

Consulta con Nutricionista

Si tienes interés en mejorar tus hábitos de alimentación o te interesa recibir información sobre trastornos alimentarios para evitar riesgos en ti o en personas de tu entorno, nuestra nutricionista Lucía Martín te puede ayudar.

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Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son un conjunto de afecciones psicológicas que conllevan alteraciones en el comportamiento hacia la alimentación. Los factores de riesgo son muchos, entre los que se incluyen la genética, hábitos, situaciones traumáticas, contexto social y familiar.

Tipos de trastornos alimentarios

Tipos de trastornos alimentarios más comunes

Existen muchos tipos de TCA, pero los más comunes son:

  • Anorexia nerviosa: caracterizada fundamentalmente por la restricción excesiva de la ingesta.
  • Bulimia nerviosa: diferenciada por atracones en cortos periodos de tiempo a los que les suceden actos para compensar la ingesta como
    el ejercicio compulsivo, toma de laxantes y/o vómitos. En los atracones, el paciente siente pérdida de control.
  • Trastorno por atracón: similar a la bulimia en cuanto a la ingesta sin control de grandes cantidades de comida en periodos cortos de
    tiempo, pero sin conducta compensatoria.

Estos son algunos TCA que se han definido con unas características específicas, pero muchas personas pueden presentar un patrón mixto y
transicionar de uno a otro si no reciben el correcto tratamiento.

Todos los TCA conllevan complicaciones de salud muy severas e incluso la muerte. Por eso, identificarlos a tiempo y comenzar un tratamiento multidisciplinar es muy importante.

Cómo identificarlos a tu alrededor

¿Por un tipo de cuerpo concreto?

No, es importante destacar que los TCA no están asociados a un tipo de cuerpo (bajo peso o sobrepeso) concreto. Es una enfermedad mental que tiene repercusiones en la salud física y que en algunos casos lleva a un bajo peso o sobrepeso.

¿Hace falta acudir a un profesional para saber si padezco o una persona cercana a mí lo padece?

Únicamente un profesional de la salud mental puede diagnosticar un Trastorno de la Conducta Alimentaria.  Sin embargo, hay señales que pueden indicar una mala relación con la comida y que pueden estar relacionadas con la aparición de estos trastornos. Estas señales, aunque no haya diagnóstico, sí pueden ayudarnos a detectar una conducta alimentaria que no es saludable y en la que debemos trabajar. Son:

  • Obsesión con controlar de forma muy estricta la alimentación en cuanto a cantidad o nutrientes concretos (grasas, azúcares).
  • Saltarse comidas frecuentemente con el objetivo de compensar ingestas abundantes o bajar de peso.
  • Sensación de pérdida de control con la comida.
  • Cambio de humor (irritabilidad, agresividad) sumado a conductas restrictivas en la alimentación.
  • Atracones abundantes frecuentes en los que se sienta que se pierde el control.
  • Eliminar los aderezos, incluidas grasas saludables, en ensaladas y cualquier otro plato.
  • Realizar comentarios constantes acerca de la comida o del propio cuerpo.
  • Consumir ultraprocesados de forma compulsiva entre horas.
  • Encerrarse en el baño justo después de cada comida.
  • Desvelarse por la noche para comer.
  • Miedo a la ganancia de peso.
  • Consumo diario de bebidas energéticas, diuréticos y/olaxantes.
  • Reducción de la ingesta y frío constante.
  • Uso de ropa ancha para esconder el cuerpo.

Cómo actuar

1º) Ante la sospecha de un TCA, siempre acudir a un terapeuta especializado que pueda ayudar al paciente a identificar si efectivamente hay un trastorno o alguna conducta en la que hay que trabajar. Sin llegar a padecer un TCA, se puede tener una relación complicada con la comida que resulta un impedimento hacia un buen estado de salud física y mental.

2º) Asegurarse de que se recibe un tratamiento multidisciplinar. Es imprescindible que el paciente reciba un tratamiento multidisciplinar.
Además del psicólogo y del médico, es muy recomendable incluir a un nutricionista en la ecuación, así como a otros sanitarios y a profesionales del ejercicio.

¿Qué puedo hacer yo si sé que alguien cercano a mí padece TCA o lo sospecho?

Si esa persona se encuentra en nuestro entorno, debemos evitar hacer comentarios acerca de su peso o su alimentación incluso cuando creamos que éstos son inofensivos. Aún si sabes con seguridad que una persona está pasando por un TCA y está en tratamiento, es mejor no hacer alusión a su recuperación de peso o cambio de hábitos tras ir superando la enfermedad. Éstos pueden dificultar el camino hacia una buena relación con la alimentación y el peso.

Si podemos, conviene destacar mejoras en su estado de ánimo y salud, utilizando las palabras y la forma de hablar que el terapeuta aconseje. Es muy importante facilitar al paciente un espacio seguro para su recuperación desde la comprensión y la empatía.

¿Cómo puede ayudar un nutricionista en el tratamiento de los TCA?

El nutricionista en estos casos es un profesional de apoyo al tratamiento psicológico, por lo que siempre deberá alinear los objetivos y la comunicación del plan de nutrición con lo trabajado en terapia psicológica. Hay 3 pilares importantes:

  1. Desmitificar creencias de nutrición aprendidas. En la mayoría de los casos, los pacientes con TCA han buscado información relativa a nutrición en internet, donde abundan mitos y consejos de alimentación que son erróneos y muy peligrosos. El trabajo de un nutricionista en estos casos es aclarar todas esas dudas y antiguas creencias.
  2. Re-aprender a alimentarse de forma saludable Es un proceso que lleva tiempo. Sin embargo, educando en nutrición se evitan posibles recaídas de la enfermedad en el futuro.
  3. Recuperar o conseguir un peso saludable: Un nutricionista ayuda al paciente a restablecer o alcanzar un peso saludable que pueda mantener en el tiempo.
  4. Aumentar la adherencia al tratamiento psicológico: Una alimentación saludable y equilibrada ayuda a una función cognitiva normal. Un paciente con TCA suelen tener esta función deteriorada por la enfermedad, por lo que el nutricionista ayudará a través de una dieta
    sana a mejorar su capacidad de atención, comprensión, y seguimiento del tratamiento psicológico.

Bibliografía: