Una radiografía del esqueleto es un examen imagenológico utilizado para examinar los huesos. Se utiliza para detectar fracturas, tumores o afecciones que causan desgaste (degeneración) del hueso. En este caso, la parte del cuerpo a analizar es el Tórax, con el objetivo de atravesar los distintos tejidos del mismo y obtener una película fotográfica. Tiene un uso muy importante para el estudio de la caja torácica (costillas), pulmones, corazón, grandes arterias y diafragma. La limitación fundamental de la radiología convencional es que solo plasma dos dimensiones por lo que, en ocasiones, es difícil delimitar bien algunos aspectos anatómicos. Por este motivo, para intentar alcanzar un diagnóstico radiológico más exacto, se realizan dos proyecciones de una zona anatómica, de forma que la información de una proyección complementa a la de la otra. Las radiografías son indoloras. Permite detectar algunas patologías como: Hernia de hiato.Parálisis de diafragma.Tumores.Fracturas de costilla.Enfermedades de carácter reumatológico. Hay muy poca exposición a la radiación. Los equipos de rayos X se configuran para generar la cantidad mínima de exposición a la radiación necesaria para producir la imagen. Los niños y los fetos de mujeres embarazadas son más sensibles a los riesgos de los rayos X. Se puede utilizar un escudo protector sobre las zonas que no se están estudiando. Radiografía de Tórax. Proyecciones sucesivas desde 18€ con los mejores especialistas en Radiodiagnóstico-Diagnóstico Por Imagen
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El tórax es la región del cuerpo que comprende la zona que va desde el cuello hasta el abdomen, por lo tanto incluye varios órganos como el corazón, los pulmones, entre otros. Esta zona está reforzada y limitada por estructuras óseas como las costillas, la columna y el esternón, y ellas conforman la llamada caja torácica. Cuando se habla de una radiografía de tórax, en ese caso se refiere a la aplicación de una pequeña cantidad de radiación dirigida la cual permite obtener una imagen de la estructura interna de la caja torácica.
Cuando se presume que la causa de alguna dolencia está alojada en la caja torácica, en ese caso se debe recurrir a la radiografía de tórax. Puede suceder que haya ocurrido alguna fractura de costillas, o se desea conocer el estado de los pulmones, la situación del corazón, las condiciones de las grandes arterias o el diafragma. En esos casos es de mucha utilidad el recurrir a las imágenes radiológicas para que los profesionales de la salud constaten el estado de los pacientes. Las radiografías de tórax son también un examen rutinario en los casos de cáncer o de enfermedades de carácter reumatológico.
Para la radiografía de tórax es necesario que el paciente se desvista, al menos la parte correspondiente a la caja torácica. No requiere de preparación previa y es importante que se lleve ropa cómoda y despojarse de todo objeto metálico para que no intervenga en la calidad de la imagen. El paciente debe ubicarse de pie, frente al aparato de rayos X, y es usual que se tomen dos imágenes: una con el paciente frente a la máquina y otra de lado. De esta manera se tendrá mayor información con la cual hacer un mejor diagnóstico.
Es muy importante saber que las radiografías son herramientas que sirven a los profesionales de la salud para poder aproximarse a un diagnóstico más preciso. En ese sentido, una radiografía debe ser hecha a solicitud de un médico y solo ellos están capacitados para leer esas imágenes para luego decidir los siguientes pasos y tratamientos. Así, una radiografía de tórax debe realizarse con la orden expresa de un profesional y se entiende que en ese caso el médico desea conocer las causas de las dolencias que aquejan al paciente y que pueden estar alojadas en la caja torácica. Así, un dolor, en esa región, el haber recibido un fuerte golpe en las costillas, el haber caído de una gran altura... cualquier situación que hubiera afectado a la zona es motivo suficiente para una radiografía.
El costo promedio de una radiografía de tórax variará en función del lugar donde esté ubicado el establecimiento y de la cantidad y calidad de las imágenes. Usualmente el precio puede oscilar entre los 10 a los 31 euros.
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