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Es necesario acudir a una consulta de urología de manera periódica. Esta especialidad es la encargada de diagnosticar y tratar las patologías del aparato urinario y reproductor masculino. La consulta comienza con una entrevista personal en la que el urólogo pregunta el motivo de la consulta, qué tipo de síntomas se tienen —si los hay—, el historial médico y, también, los antecedentes genéticos a partir del historial de los familiares. Una vez establecido si existe riesgo de patologías urológicas, se lleva a cabo la consulta propiamente dicha, que puede incluir una flujometría y posteriormente, quizás, una ecografía urológica.
El cáncer de próstata es la segunda patología oncológica más habitual en los hombres. El urólogo ayuda a prevenir e identificar esta patología. Además, es también andrólogo, por lo que trata también el aparato sexual y reproductor masculino.
En caso de molestia, sospecha o problema en el sistema urinario, es fundamental acudir cuanto antes a una consulta de urología. A partir de los 45 o 50 años, las revisiones periódicas no deben aplazarse.
Tras la conversación inicial para recabar información sobre el paciente, el urólogo realiza una exploración general del aparato urinario —también del abdomen—, poniendo especial atención en el escroto y sus características. El tacto rectal permite considerar el tamaño, el volumen, la sensibilidad y la consistencia de la próstata. Resulta muy valioso para descartar la existencia de un posible cáncer prostático.
La consulta urológica suele terminar con una flujometría o con la prueba de sedimento de la orina. En paralelo, una analítica sanguínea habrá servido para conocer los datos de PSA y creatina. Llegado el caso, una ecografía urológica completará la consulta.
Una de las pruebas que suelen ser habituales en las consultas de urología es la flujometría. ¿Qué es? Una prueba no invasiva que sirve para conocer estos parámetros:
Conocida también como uroflujometría, es una prueba sencilla que implica miccionar en un recipiente especial, aunque parecido a un inodoro convencional, preparado para medir e interpretar la cantidad de orina recibida. No solo compila y traduce los datos generados por este hecho, también es capaz de presentarlos en forma de gráficas y estadísticas.
Antes de llevar a cabo este procedimiento, se recomienda al paciente beber un litro de agua y retener la micción durante alrededor de 2 horas hasta el momento de la uroflujometría. No en vano, se necesitan al menos 150 mililitros de orina para poder obtener parámetros y resultados fiables. Sin embargo, tampoco es conveniente beber demasiado, ya que la vejiga podría sobredistensionarse y alterar la analítica realizada. Lo ideal es presentarse a la consulta diagnóstica sin ganas de orinar, pues es la situación más cercana a la realidad en estas pruebas la que conviene evaluar.
En cualquier caso, la prueba es simple y en absoluto traumática, carece de dolor alguno y consiste únicamente en orinar, con total normalidad, sobre un recipiente específico.
La flujometría se lleva a cabo con hombres con problemas al orinar. Entre los trastornos urinarios más frecuentes para realizarla figuran los siguientes:
Las alteraciones habituales que se detectan con este procedimiento son tres:
El origen de estos síntomas disfuncionales suele ser diverso. Las causas más habituales son estas:
La ecografía urológica de hombre es otra prueba recurrente en el diagnóstico urológico. Se trata de una evaluación de la anatomía y la estructura del aparato urinario a través de ultrasonidos. Permite comprobar y estudiar cómo se encuentran sus componentes, desde los riñones a la vejiga pasando por los uréteres y la uretra. Además, posibilita hallar las potenciales enfermedades presentes en el sistema.
Su realización es comparable a la de una ecografía de tórax o abdomen. El paciente se coloca tumbado sobre una camilla, con el vientre y el abdomen destapados. El especialista aplica un gel conductor en la zona y, al deslizar por encima el transductor, las imágenes se ven en el monitor. Puntualmente, se pide al interesado algún cambio de posición para apreciar mejor los órganos.
Suele utilizarse, a menudo, como punto de partida para estudiar algún problema concreto percibido durante la consulta de urología o la flujometría realizadas.
Para recibir una consulta de urología, una flujometría o una ecografía urológica, estos son los centros recomendados:
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