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Pérdida de Apetito

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¿En qué consiste la pérdida de apetito?

La pérdida de apetito hace referencia a la disminución o a la falta del deseo de comer. Es la sensación de no tener hambre y puede aparecer a cualquier edad. La falta de apetito puede aparecer de manera puntual y no tener consecuencias, o bien  prolongarse en el tiempo, lo que podría llevar a una desnutrición, pérdida de peso y alteraciones importantes en la salud, por lo que es importante acudir al médico para descartar que la causa sea por una enfermedad. La pérdida de apetito nos puede llevar a una situación de cansancio, debilidad, fatiga y disminución de las defensas, que nos hace susceptible a enfermedades tanto físicas como mentales.

La pérdida de apetito hace referencia a la disminución o a la falta del deseo de comer. Es la sensación de no tener hambre y puede aparecer a cualquier edad.

Tipos de pérdida de apetito

No hay diferentes tipos de pérdida de apetito, pero si hay diferentes maneras de nombrarla: inapetencia, anorexia o hiporexia, esta última se refiere a la pérdida de apetito en las personas mayores.

Posibles causas de la pérdida de apetito

Entre la posibles causas podemos destacar:

Causas físicas:

  • Cualquier tipo de cáncer.
  • Enfermedades infecciosas, sobre todo intoxicaciones alimentarias, gripe y procesos catarrales.
  • Enfermedades inflamatorias como hepatitis, pancreatitis y gastritis.
  • Enfermedades metabólicas como diabetes y enfermedades del tiroides.
  • Sida.
  • Medicamentos como la quimioterapia o la Codeína.
  • Consumo de alcohol y drogas como cocaína y heroína.
  • Alteraciones en la percepción de olor y sabor.
  • Cansancio y agotamiento.
  • Problemas en la masticación.
  • Mala alimentación.

Causas psíquicas:

  • Estrés, depresión, ansiedad y soledad.
  • Ingreso hospitalario o en residencias.
  • Anorexia nerviosa.
  • Mala elaboración de la comida, rechazo, asco o náuseas a algunos alimentos.

Otras de las causas pueden ser los cambios ambientales, en primavera y verano suele disminuir el apetito debido a que se necesita menos energía para regular la temperatura.

En los ancianos la falta de apetito o hiporexia puede estar causada por la pérdida de percepción de sabores y olores, disminución de ejercicio físico, problemas de masticación, emociones negativas, ingreso en residencias u hospitales.

Diagnóstico de la pérdida de apetito ¿Qué puede ser?

Cuando la pérdida de apetito es puntual en un determinado momento, no implica consecuencias.

En caso de que se prolongue en el tiempo, es importante acudir al médico porque puede ser causa de una enfermedad y es importante hacer un diagnóstico temprano y recuperar las ganas de comer cuanto antes para no llegar a una malnutrición.

  • Historia clínica: para saber desde cuándo ha perdido el apetito, si ha perdido peso, si está enfermo, cuánto tiempo lleva inapetente, si está pasando por un momento de estrés, si toma alguna medicación, si ha modificado la dieta, estado de ánimo..etc.
  • Análisis de sangre, orina y heces: por si hay alguna infección o alteración metabólica.
  • ECG, ecografía, radiografía de tórax y abdomen: para saber el estado de los órganos.
  • Endoscopia: para descartar gastritis o tumores digestivos.
  • Valoración psicológica por sospecha de causa psíquica.

Tratamiento de la pérdida de apetito ¿Qué hacer?

El tratamiento irá dirigido a la causa, de manera que una vez resuelta, volverán las ganas de comer.

  • Antibióticos, antiinflamatorios u otras medicaciones según sea la enfermedad que se tenga. Una vez curada volverán las ganas de comer.
  • Medicación que estimula las ganas de comer, como los corticosteroides, pero siempre bajo prescripción médica.
  • Intentar no obligar a la persona a comer.
  • Comer cuando se tenga hambre.
  • Reeducación alimentaria marcando unos horarios y rutinas. Es mejor comer poca cantidad y más veces al dia.
  • Alimentos que, en poca cantidad, sean ricos en aporte energético y fáciles de comer.
  • Elaborar una dieta variada en sabores, texturas y cocción, así como baja en fibra.
  • Aporte de suplementos energéticos.
  • Disminuir la ingesta de líquidos  30 minutos antes de las comidas.
  • Ejercicio físico.
  • Intentar comer acompañado y en ambientes agradables.
  • Ayuda psicológica cuando las causas son psíquicas.

Preguntas frecuentes

¿Cómo influye la pérdida de apetito en el organismo?

La pérdida de apetito en momentos puntuales no tiene consecuencias. La pérdida de apetito durante periodos largos de tiempo puede influir en el sistema inmunológico con una bajada de defensas, haciéndonos propensos a enfermedades, malnutrición, falta de aporte de nutrientes, pérdida de peso, pérdida de masa muscular y de fuerza, decaimiento, e influyendo negativamente en nuestra salud mental.

¿Cuáles son las principales enfermedades que producen pérdida de apetito?

La pérdida de apetito nos puede causar cualquier enfermedad infecciosa por afectar al sistema inmunológico, alteración en el funcionamiento de los órganos como el hígado, las tiroides o los riñones. También diabetes, anemia, caries, cáncer, osteoporosis, Beriberi (falta de vitamina B)… y enfermedades mentales como depresión.

¿Cómo combatir la pérdida de apetito?

La pérdida de apetito se puede combatir:

  • Con medicación que estimula las ganas de comer.
  • Elaborando una dieta rica en alimentos, energéticos, variados en sabores y texturas.
  • Comer cuando se tenga hambre, es preferible comer poca cantidad y más veces.
  • Establecer una rutina de horario.
  • Hacer ejercicio físico.
  • Recibir apoyo psicológico.
  • No obligar a la persona a comer y sobre todo crear un ambiente agradable y relajado.

¿Qué alimentos son buenos para comenzar a recuperar el apetito?

Los alimentos recomendables para recuperar el apetito son los que tienen un alto contenido energético como los frutos secos, la pasta o el aguacate, entre otros. Las comidas frías o a temperatura ambiente suelen ser más apetecibles por no tener olores fuertes como los sándwiches, las ensaladas, los helados, la fruta, el pavo, el jamón, los huevos, el pan, el arroz, los cereales, los frutos secos, el aceite de oliva y el batido de frutas.