El dolor en la cadera es muy común, esto es, debido a que es una de las articulaciones que más carga soporta de nuestro cuerpo. El dolor se puede presentar como una molestia más o menos intensa alrededor de la ingle, el muslo, la rodilla y los glúteos, y puede ser originado por diversas causas.
No existen tipos de dolor de cadera, salvo que se pueda clasificar como dolor agudo que es de comienzo brusco e intensidad de moderada a fuerte, o dolor crónico, que es de evolución continuada e intensidad de leve a moderada.
El dolor en la cadera puede ser causado por diversos problemas o lesiones en huesos o cartílagos de dicha articulación:
El médico efectúa el diagnóstico tras evaluar los antecedentes médicos del paciente y realizar un examen físico, explorando la cadera, la espalda, los miembros inferiores, así como comprobando la movilidad al caminar.
Lo más probable es que, además de que se solicite una radiografía de la cadera, se pida también una ecografía o una resonancia magnética. Y, en ocasiones, puede ser preciso extraer líquido de la bursa (envoltura de la articulación de la cadera), para analizarlo en el laboratorio.
La mayoría de problemas que causan dolor de cadera se tratan permaneciendo en reposo, realizando tratamientos de frío y calor, y tomando antiinflamatorios y analgésicos prescritos por el facultativo para aliviar el dolor y reducir la inflamación.
En algunos casos, como en las bursitis o la artrosis, entre otras patologías, se pueden necesitar sesiones de fisioterapia manual y la realización de ejercicios específicos para mejorar la movilidad y fortalecer los músculos. Incluso es posible que sea preciso, en algunos pacientes, realizar inyecciones o infiltraciones de corticoides o anestésicos en el foco de dolor de la articulación.
También se puede recomendar utilizar ciertos dispositivos de ayuda como un bastón, una muleta o el uso de zapatos ortopédicos.
Es importante no permanecer quieto y de pie durante mucho tiempo, usar un calzado cómodo y adecuado, y se debe evitar realizar actividades que empeoren el dolor.
Si se padece sobrepeso, es conveniente reducir la masa corporal mediante dieta y ejercicio físico para eliminar cargas excesivas sobre la cadera, así como favorecer la movilidad.
En función de la gravedad de la lesión, puede ser necesario intervenir quirúrgicamente con técnicas como:
Una bursitis en la cadera es la inflamación de una de las bolsas sinoviales que se encuentran en dicha articulación. La más común es la bursitis trocantérea, inflamación de la bolsa trocánter mayor que cubre la cabeza del fémur, o inflamación de la bolsa del psoas-ilíaco, situada en la parte interna de la cadera, al lado de la ingle.
La artritis en la cadera es la inflamación de dicha articulación, producida por el desgaste del cartílago que recubre los huesos. Se caracteriza por dolor y rigidez en la cadera, localizados en la zona de la ingle y también en el muslo externo, las rodillas y glúteos.
El labrum de la cadera es un anillo de cartílago que ayuda a sostener la cabeza femoral y sirve para estabilizar la articulación de la cadera.
La artroscopia de cadera es una técnica de cirugía que consiste en realizar incisiones pequeñas en la piel para introducir un artroscopio (una micro cámara de vídeo), y ver el interior de la articulación de la cadera, para así tratar las lesiones junto con otros instrumentos quirúrgicos.
El labrum acetabular es un fibrocartílago que rodea el acetábulo de la articulación de la cadera o coxofemoral, dando al paciente más profundidad y proporcionándole estabilidad y resistencia (la cabeza del fémur se sitúa dentro del acetábulo, que es la concavidad de la pala ilíaca).