El dolor de cuello es una molestia común que afecta a cualquiera de las partes de la estructura del cuello, principalmente a la columna cervical. En ocasiones, el dolor de cuello se irradia al brazo y puede dificultar su movilidad.
Entre los diferentes tipos de dolor de cuello cabe diferenciar entre dolor de cuello agudo, que normalmente es generado por una tensión o distensión muscular o de ligamentos, y desaparece en unas seis semanas, y dolor de cuello crónico, que dura más de tres meses habitualmente y se relaciona con alguna mala postura mantenida en el tiempo, o provocado por una lesión o enfermedad en la que uno de sus síntomas deriva en dolor de cuello o cervical.
También se puede clasificar el dolor de cuello en neuropático, una molestia punzante como de corriente eléctrica y sensación de hormigueo o ardor, resultante de una lesión en el sistema nervioso periférico y, en dolor mecánico, que es el originado en la columna vertebral.
La causa más común de dolor de cuello es la distensión muscular provocada por actividades rutinarias o movimientos bruscos. No obstante, existen otros motivos que lo pueden ocasionar como:
La historia clínica del paciente puede aportar al médico datos importantes para determinar el diagnóstico. Aunque la prueba determinante consiste en la exploración física del paciente mediante la palpación y la comprobación de la amplitud de movimiento, de la sensibilidad y de los reflejos, para verificar si existe lesión neurológica.
Con el fin de descartar alguna anomalía estructural interna, el médico puede solicitar pruebas de diagnóstico por imagen como una radiografía del cuello, una resonancia magnética o una tomografía computarizada.
Otras pruebas menos comunes pueden ser un análisis de sangre, para descartar infecciones, una electromiografía, si hay sospecha de que exista un pinzamiento de un nervio, consiste en insertar agujas a través de la piel y realizar pruebas para comprobar si los nervios están funcionando correctamente.
El dolor de cuello moderado es común tratarlo con medicamentos analgésicos y relajantes musculares y mediante la aplicación de frío y calor local, durante varias veces al día, para aliviar las molestias.
Si el dolor es persistente, algunas técnicas como la fisioterapia manual, la osteopatía, la realización de ejercicios específicos de estiramiento del cuello y la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS), o mediante ultrasonidos, que ayudan a reducir el dolor y favorecen la movilidad.
El especialista puede considerar necesario inmovilizar a corto plazo el cuello para eliminar presiones, esto puede realizarse por medio de collarines cervicales o corsés. También es conveniente utilizar en casa almohadas ergonómicas a la hora de dormir.
Cuando el dolor es ocasionado por una afección en los nervios, el médico puede remitir al paciente a la consulta de un neurólogo.
El médico también podría considerar inyectar esteroides o anestésicos en los músculos, inyecciones intraarticulares o en los puntos gatillo, para aliviar el fuerte dolor.
En algunas afecciones se puede intervenir quirúrgicamente con diferentes técnicas según la patología presentada:
El cuello enlaza la cabeza con el tronco, a su parte anterior se la denomina cérvix o cuello, y a la zona posterior, nuca. Las partes que conforman el cuello son huesos, músculos, arterias, venas y nervios específicos del cuello, médula espinal, columna vertebral cervical, ganglios linfáticos, faringe, laringe, tráquea y glándula tiroides. La anatomía del cuello incluye el hueso hioideo (situado en el borde inferior de la mandíbula), los músculos del cuello como el platisma (se extiende por la cara y tórax), el músculo esternocleidomastoideo (se extiende desde la clavícula al hueso occipital), la región anterior con los músculos suprahioideos que elevan el hueso hioideo, (son los músculos digástrico, milohioideo, estilohioideo y genihioideo), y los músculos infrahioideos, que descienden desde el hueso hioideo (estos son el esternohioideo, omohioideo, esternotiroideo y tirohioideo). En la región lateral encontramos los músculos que comienzan en la columna cervical (músculos escalenos anterior, medio y posterior y el surco interescalénico), y el plexo cervical (las redes de nervios del cuello).
Una contractura es una lesión duradera provocada por la contracción involuntaria de un músculo ocasionando rigidez y molestias.
Los deportes más recomendados para el dolor de cuello son la natación (es el deporte más completo, pero conviene tener una técnica adecuada para no dañar más la musculatura) y caminar. Es importante también realizar y repetir ejercicios de estiramientos como flexión y rotación del cuello, y evitar realizar actividades de gran intensidad.
Algunos remedios caseros nos pueden ayudar a aliviar el dolor de cuello, son: realizar masajes circulares haciendo algo de presión y usando un aceite de lavanda o de romero, así como hacer varias veces al día una serie de ejercicios de estiramientos del cuello (extensión, rotación y flexión cervical, rotación de los hombros y ejercicios isométricos). Para calmar la inflamación se recomienda aplicar toallas envueltas en hielo durante 10 ó 15 minutos o compresas de calor para calmar el dolor y relajar los músculos. Asimismo, puede beneficiar al dolor de cuello tomar baños de sal de Epsom y beber infusiones, unas dos o tres veces al día, de cáscara de naranja, té de jengibre o de cúrcuma.
Para prevenir la reaparición del dolor de cuello, es importante vigilar y corregir las posturas que se adoptan al dormir y al permanecer sentados y fortalecer nuestro cuerpo realizando deporte.
La tortícolis es una trastorno o contracción prolongada en los músculos del cuello que causa dolor e inclinación de la cabeza hacia un lado.