El trasplante de pulmón es un procedimiento quirúrgico que consiste en reemplazar uno o ambos pulmones enfermos, que no funcionan correctamente, por un pulmón sano generalmente de un donante fallecido o con muerte cerebral. El trasplante de pulmón se reserva para las personas que han probado otros tratamientos o medicamentos, pero cuyas enfermedades no han mejorado.
El trasplante de pulmón se realiza bajo anestesia general, por lo que el paciente estará totalmente dormido. La cirugía se lleva a cabo con el uso de un sistema de circulación extracorporal. La máquina reemplazará temporalmente la función del corazón y los pulmones durante la cirugía, para mantener la circulación sanguínea a través del cuerpo y el intercambio de oxígeno y de dióxido de carbono.
El cirujano hace un corte quirúrgico en el tórax para extraer el pulmón enfermo. Las vías respiratorias principales del pulmón enfermo y los vasos sanguíneos que se encuentran entre ese pulmón y el corazón se conectarán al pulmón donado. Si es un trasplante doble de pulmón, el cirujano trasplantará un pulmón por completo y luego empezará el procedimiento con el segundo.
Una vez terminada la cirugía, se sutura la incisión y se insertan sondas pleurales durante varios días para drenar el aire, el líquido, y la sangre fuera del tórax, permitiendo que los pulmones se vuelvan a expandir totalmente. El paciente será desconectado del sistema de circulación extracorporal, y el corazón y pulmones reanudarán sus funciones normales.
Un trasplante simple de un pulmón generalmente puede tardar entre 4 y 8 horas, mientras que un trasplante doble de pulmón puede llevar entre 6 y 12 horas.
El trasplante de pulmón está indicado para pacientes menores de 65 años que tengan una enfermedad pulmonar grave, como son:
El trasplante de pulmón se realiza porque:
Entre los riesgos de un trasplante pulmonar están:
Para la preparación de un trasplante de pulmón, antes del procedimiento es necesario que:
La recuperación de un trasplante de pulmón, después del procedimiento conlleva:
Los resultados de un trasplante de pulmón son muy beneficiosos, pudiendo mejorar considerablemente la calidad de vida de la persona que ha obtenido un nuevo órgano, si bien depende de la condición médica que causa la necesidad de un trasplante.
El pronóstico tras un trasplante de pulmón es variado. Algunos pacientes hacen una buena restauración, viviendo a lo largo de años y teniendo una vida activa, otros jamás pueden recobrar una salud completa.
Sí es posible vivir con un solo pulmón, si el otro se encuentra completamente sano. Aunque la respiración no sea tan eficaz, es posible llevar una vida relativamente normal con un solo pulmón o incluso con parte de uno, con la excepción de que la realización de ciertas actividades físicas estarán relativamentes disminuidas.
Para ser donante de órgano hay que conocer la voluntad de la persona para serlo. Se suele solicitar una tarjeta de donantes que no tiene valor legal, sino únicamente testimonial. Esto significa que en el momento de fallecer, si es candidato para ser donante de órganos, la familia va a tener que firmar el consentimiento para proceder a la extracción.
El porcentaje de éxito tras un trasplante de pulmón alcanza casi el 80% al año y el 50% a los 5 años.
La esperanza de vida de un trasplante de pulmón en algunos pacientes ha llegado a 10 años o más. Solo la mitad de los pacientes que se realizan el procedimiento siguen con vida después de 5 años.
Sí, la recuperación de un trasplante de pulmón es muy larga. El paciente deberá permanecer en observación cuidadosa durante un año después de realizarse el trasplante, debido a que durante este tiempo es más probable el rechazo al pulmón.