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Qué hacer si me tuerzo el tobillo

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Introducción

La torcedura de pie o esguince de tobillo es una de las lesiones que con mayor frecuencia se presentan, suele ser al bajar un escalón o el bordillo de una acera, pero, también se puede producir al meter un pie en el agujero o andando por caminos pisando una piedra o una rama que den inestabilidad. Cuando se produce una torcedura de pie, dos son las lesiones más frecuentes; la distensión o rotura del ligamento lateral externo o la fractura arrancamiento del quinto metatarsiano, esto ocurre porque el tendón, al estirarse, tira de esta parte del hueso, ocasionando una fractura por arrancamiento de la cabeza del quinto metatarsiano.

Los síntomas de la torcedura de tobillo son la inflamación local, que puede llegar a ser muy importante, el dolor que impide caminar, la impotencia funcional y hematoma importante.

Síntomas y causas de una torcedura

Los síntomas de la torcedura de tobillo son la inflamación local, que puede llegar a ser muy importante, el dolor que impide caminar, la impotencia funcional y hematoma importante. Las causas de la torcedura son las derivadas de una inestabilidad del tobillo, al bajar un escalón o desnivel o al pisar sobre una superficie que rueda como una rama o se mueve como una piedra, esto hace que el pie no pise de forma firme y se doble.

El esguince tiene diferentes grados; en el grado I, que es el más leve, se produce una distensión mínima del tendón que se recupera con ligeros estiramientos, no precisando de rehabilitación y desapareciendo el dolor en unos dos días.

En el grado II, los ligamentos se desgarran, esto hace que tarde unos quince días en recuperarse, y puede ser necesaria rehabilitación e inmovilizar el tobillo. 

En el grado III, se produce una rotura total de los ligamentos, provocando que sea necesario someter al paciente, en algunas ocasiones, a cirugía.

¿Cómo se diferencia una torcedura de un esguince?

Realmente, una torcedura y un esguince es lo mismo. Podemos considerar que una torcedura es el grado uno de un esguince, es más leve, mejora en uno o dos días, y no deja secuelas a la persona tras recuperarse.

Cuándo recurrir a un médico

Si la torcedura es leve, el pie apenas se hincha y podemos andar. Se puede tratar sin acudir a un centro médico poniendo hielo y, si es posible, tomando un antiinflamatorio.

Cuando el pie se hincha de forma rápida, no podemos andar, o el hematoma es importante, es mejor acudir al médico a que nos lo inmovilice si es necesario. Nos indicará si debemos hacer reposo o, por el contrario, podemos andar. Puede ser necesario que nos realicen una radiografía que permita conocer el alcance de la lesión o, si además de los tendones, se ha dañado el hueso.

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Preguntas frecuentes

¿Se puede prevenir una torcedura y, en consecuencia, un esguince?

La mejor forma de prevenir un esguince es llevar un calzado adecuado. Las personas que andan por el campo deben llevar una botas o calzado de montaña adecuado, que sujete el tobillo e impida que al dar un traspiés o pisar una rama o una piedra, el pie se tuerza.

Es importante también que las personas que caminan por aceras o caminos irregulares presten atención al camino.

Por último, es conveniente no llevar zapatos de tacón muy elevado, ya que, es más fácil torcerse un tobillo.

Las personas que han sufrido un esguince, deben realizar una rehabilitación adecuada para fortalecer el tendón que ha sido distendido, esto evita que el tobillo se quede débil y dificulta volver a sufrir un torcedura.

¿Cómo es la recuperación de una torcedura?

La recuperación de una torcedura suele ser rápida. El proceso remite en unos dos o tres días; poco a poco mejora la inflamación y el dolor, así como  la impotencia funcional.

Cuando se produce un proceso más importante de grado II, la recuperación es más lenta, pudiendo retrasarse hasta unos quince o veinte días. En muchos casos, tras este periodo de inmovilidad, es necesario someter al paciente a rehabilitación, para lograr un fortalecimiento del tendón y evitar futuras recaídas con mínimas torceduras.

Las personas que sufren un grado III y que se someten por ello a cirugía, pueden tardar hasta dos meses en tener una recuperación completa del proceso, ya que, tendrán una inmovilización de al menos un mes o 40 días tras la intervención, seguido de un proceso de rehabilitación de unos 20 días. 

Concepción Sebastián Fernández
Licenciada en medicina y cirugía. Especialista en medicina familiar y comunitaria