La artroplastia de sustitución del hombro es una técnica de cirugía mayor que consiste en la sustitución de la articulación del hombro que está enferma o fracturada, reemplazandola por una articulación artificial llamada prótesis. Esta sustitución puede ser necesaria de forma completa (prótesis total) o de sólo una parte (prótesis parcial). También se puede realizar un reemplazo de la superficie de la articulación en la parte superior del húmero, a modo de capuchón, preservando más parte del hueso. Son las llamadas prótesis de reemplazo de superficie. Por último, en las situaciones en las que hay afectación del manguito de los rotadores (grupo de tendones de músculos que están fijos en la articulación del hombro y que le proporcionan estabilidad), se puede implantar la llamada prótesis invertida del hombro, en la que las estructuras protésicas de reemplazo de la articulación se colocan en posición contraria u opuesta a la posición normal anatómica de la articulación.
La cirugía se realiza en el quirófano. Primeramente se coloca al paciente en la camilla en una posición de semisentado. Se administra la anestesia (habitualmente general) por parte del médico anestesista quien controlará su efecto durante toda la cirugía y la situación del paciente. Se realizan todos los preparativos de colocación de material quirúrgico estéril. Se limpia y desinfecta la zona quirúrgica con aplicación de antiséptico (sustancia que destruye los gérmenes). Se realiza un sondaje vesical (colocación de un tubito en la vejiga para el control de la eliminación de la orina). La operación dura de una hora y media a dos horas.
La intervención consiste en practicar una incisión (corte) en la región anterior del hombro de unos 10 a 15 centímetros, hasta acceder a visualizar todos los elementos de la articulación. Se extraen entonces las piezas dañadas y se da forma al hueso para poder colocar la prótesis. Luego se procede a mejorar la fijación de las piezas para lo que puede ser necesaria la utilización de cemento (sustancia especial para fijación), para unir el o los componentes de la prótesis al hueso. También se pueden unir al tener los componentes protésicos una superficie porosa que se adhiere de forma natural al hueso. Es muy posible que se tenga que realizar un reajuste de los ligamentos (elementos a modo de “cordones” de unión entre las partes de la articulación) que hay alrededor de la articulación.
Una vez colocada y fijada la prótesis los demás elementos de la articulación, se procede a cerrar la herida quirúrgica y así termina la cirugía. El paciente pasa entonce a la sala de reanimación donde despertará de la anestesia.
La indicación fundamental es calmar el dolor y secundariamente, dependiendo de cada caso, mejorar la movilidad del hombro. Varias patologías pueden afectar a la articulación del hombro causando dolor y discapacidad, lo que puede llevar a la indicación final de su sustitución por una prótesis:
El propósito principal de la intervención es aliviar el dolor e intentar mejorar la función articular cuando los tratamientos no quirúrgicos como los fármacos y los cambios de actividad ya no son útiles para aliviar el dolor que la enfermedad produce en el hombro.
Antes de la decisión de la implantación de la prótesis de hombro, el traumatólogo le indicará la realización de una radiografía de hombro o, si fuera necesario, la realización de una resonancia magnética del hombro, para poder evaluar mejor la situación de la enfermedad y tomar la mejor decisión en cuanto al tipo de prótesis a utilizar.
El paciente se deberá realizar un estudio preanestésico con analítica de sangre, radiografía de tórax y electrocardiograma.
En la consulta de anestesiología, el anestesista le indicará al paciente el tipo de anestesia que se va a utilizar en su intervención.
Debe permanecer en ayunas 8 horas antes de la realización de la cirugía.
El paciente debe advertir de sus posibles alergias medicamentosas, padecimiento de enfermedades como alteraciones de la coagulación, enfermedades cardiopulmonares, existencia de prótesis, marcapasos. También debe informar al médico de los fármacos que toma o cualquier otra circunstancia.
No se deben portar objetos metálicos como anillos, pendientes, etc.
El alta hospitalaria dependerá del estado general de salud del paciente, de la aparición de complicaciones y del protocolo del centro hospitalario donde se realiza la intervención. Si la evolución es buena, el tiempo de ingreso es aproximadamente de cuatro o cinco días.
En los primeros días el brazo se pone en un cabestrillo. Tras los primeras 24 a 48 horas de la intervención, se iniciará el movimiento progresivo de la articulación en periodos cortos, manteniendo el uso habitual del cabestrillo. Después de unos 10 días se inicia el tratamiento rehabilitador, realizando fisioterapia para que progresivamente, durante todo el tiempo de recuperación, el paciente vaya adquiriendo movilidad en la articulación, mejore el estado de la musculatura que existe alrededor de la articulación y aumente la estabilidad de la articulación.
El tiempo medio de recuperación completa es de unos 6 meses, aunque este tiempo puede aumentar según el estado previo de la articulación y la enfermedad que la afecta, el tipo de prótesis y las características del paciente.
Si la indicación es correcta para la patología del paciente y es realizada por un equipo especializado, la tasa de éxito es muy alta. La reducción del dolor y el aumento de la movilidad es un objetivo conseguido en la mayoría de las intervenciones.
El paciente seguirá las revisiones pautadas por el traumatólogo para ver la evolución de la prótesis y valorar la posible existencia de complicaciones posteriores a la cirugía. Los primeros 2 o 3 años son críticos para valorar el éxito de la cirugía, si no hay complicaciones en ese periodo, normalmente el paciente puede disfrutar de la prótesis unos 15 años después de su instauración, dependiendo del tipo de prótesis, la fijación empleada y la actividad que el paciente realice. De forma progresiva con el tiempo, el paciente puede notar algo de empeoramiento porque pueda mover menos la articulación, tenga menos fuerza o le duela un poco más. En las revisiones el traumatólogo puede detectar a largo plazo un desgaste del hueso provocado por la propia prótesis que por lo general, no va a afectar a su función ni a provocar dolor intenso.
Tras la intervención el paciente puede iniciar una movilidad relativa en torno al mes posterior a la intervención, durante la que en la mayoría de ese tiempo tendrá que utilizar un cabestrillo y podrá presentar dolor y limitación importante de los movimientos. La recuperación es progresiva y se puede tardar en alcanzar de forma completa en término medio unos 6 meses, aunque puede aumentar ese tiempo dependiendo del tipo de prótesis utilizada, las características propias del paciente, la existencia o no de alguna complicación posterior a la cirugía, y de la enfermedad inicial que propició la indicación de la prótesis de hombro.
Una artroplastia sin prótesis hace referencia a la eliminación de la superficie de la articulación del hombro dañadas cuyo deterioro ocasiona dolor e incapacidad de movilización de la articulación. Una vez eliminados el extremo o extremos de los huesos recubiertos de cartílago destruido o desgastado, se pueden dejar así esas partes recreando una articulación fibrosa que no produce dolor pero es inestable y con limitación del movimiento. También se pueden realizar descompresiones en partes de la articulación que producen proliferación o inflamación de estructuras, y realizar reparaciones de tendones que puedan estar rotos en la articulación (como el manguito de los rotadores). El acceso a la articulación en estos casos se suele realizar mediante una artroscopia (introducción de una pequeña cámara por medio de pequeñas incisiones sobre la articulación).
Normalmente se comenzará con ejercicios pasivos de movilización al día siguiente de la intervención, pero se utiliza un cabestrillo durante unas tres semanas para permitir una buena cicatrización de los tejidos. Después de este tiempo, comenzará con la realización de actividades sencillas y movimientos activos, pautados por el médico rehabilitador y el fisioterapeuta según el estado del paciente, la patología de base de la articulación y el tipo de prótesis. Se pueden aplicar técnicas de fisioterapia para disminuir el dolor y la inflamación como la cinesiterapia activa y pasiva o la electroterapia.
Tipos de prótesis de hombro:
Es la prótesis de hombro en la que la colocación de las partes de la prótesis se realiza de forma inversa a la forma que habitualmente tiene la articulación del hombro de forma natural es decir, la “bola” del hombro (parte superior del húmero) pasa a estar fijada en la escápula, y la “cavidad” pasa a estar en el húmero.