La mesa basculante es una prueba médica que se emplea para estudiar la sintomatología de un paciente que sufre desvanecimientos, síncopes y/o desmayos, de forma que estudia la respuesta del corazón ante los cambios de tensión y gravedad, para poder determinar el origen de los síntomas.
Es una especie de camilla sobre la cual el paciente debe recostarse, y es asegurado con el uso de cinturones, ya que la camilla oscila de hasta los 60 grados.
A la hora de someter al paciente a la prueba de la mesa basculante, se le realizan otras pruebas complementarias, y a la vez se mantiene controlado en todo momento su salud:
Mediante estos tres elementos, el médico tiene controlado al paciente durante la prueba, y a la vez le permite evaluar la sintomatología para determinar o descartar una enfermedad cardiovascular.
La prueba de la mesa basculante se suele realizar en la unidad cardíaca del centro médico, de manera ambulatoria y sin necesidad de ingreso.
Es una prueba que tiene una duración larga, entre una y dos horas, por lo que el paciente debe planificarse.
A su vez, el paciente debe llevar toda la documentación médica necesaria así como el volante para la prueba. No puede comer ni beber durante las 4 horas previas a la prueba, y, en caso de tomar medicación, debe comunicárselo al médico por si es necesario suspender para realizar la prueba.
El paciente recibirá una bata hospitalaria y tendrá que tumbarse sobre una especie de camilla, la mesa basculante, de forma horizontal y boca arriba.
Colocarán en sus brazos, piernas y tórax diferentes sensores para el electrocardiograma, una vía intravenosa en uno de los brazos, y en el otro el esfigmomanómetro, para la medición de la presión arterial.
Para evitar que el paciente sufra una posible caída de la mesa basculante, se le asegurará con cinturones, de forma que no se mueva cuando la camilla se incline.
La prueba consta de dos partes:
Al realizar la prueba sobre la mesa basculante se busca recrear situaciones en las que el paciente tiene un sintomatología maligna, por tanto las principales complicaciones que suelen aparecer son:
No obstante, la prueba se realiza bajo supervisión médica y en un centro hospitalario, donde se cuenta con el material necesario para dar solución si se presenta alguna complicación.
Esta prueba está contraindicada en pacientes con enfermedades de corazón graves, y aunque no esté contraindicada, no se suele realizar a mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ya que los resultados se pueden presentar alterados.
El personal médico encargado de hacer la prueba y por tanto de interpretar los resultados ha de estar especializado, ya que es una prueba bastante difícil de interpretar.
Los resultados se pueden ir observando a medida que va avanzado la prueba, pero requiere de más tiempo para observar con detenimiento y dar un diagnóstico completo.
Una vez que el especialista haya analizado todos los datos, pondrá el tratamiento adecuado al paciente. Los resultados más comunes de la mesa basculante suelen ser:
Tras analizar los resultados, el médico fijará un tratamiento al paciente.
La prueba de la mesa basculante consta de dos partes, la primera con una duración media de 1 hora y la segunda de media hora (hora y media en total).
En función del paciente y de los síntomas que presente a lo largo de la prueba, así será su duración, variando entre media hora y dos horas.
Es una prueba médica no dolorosa, pero puede provocar efectos secundarios como náuseas, vómitos y desmayos, entre otros síntomas; y dolor local a la hora de poner la vía intravenosa al paciente.
Tilt-test, es el nombre que recibe en inglés la prueba médica de la mesa basculante.