La dermatología digital es una prueba diagnóstica que permite ver lesiones de la piel a un gran aumento para el estudio por parte del dermatólogo. Previamente se veían solo con un dermatoscopio, que permite ver las lesiones ligeramente aumentada, y en el momento actual se pueden tomar fotografías que se digitalizan, y esto permite un estudio más profundo por parte del especialista.
En la dermatología digital se pueden ver extensiones de piel más amplias que permiten ver nuevas lesiones comparando con las imágenes previas.
Las dermatologías digitales pueden ser realizadas de zonas más extensas los que se conoce como mapeo o bien hacerla de una lesión en concreto, esto se conoce como dermatoscopia digital.
Para realizar una dermatología digital el paciente debe acudir con ropa sencilla de poner y quitar, ya que el dermatólogo le va a pedir que se retire toda la ropa para poder controlar los lunares que presente.
Cuando se realiza una dermatología digital o mapeo lo que se hace es realizar fotografías de zonas extensas de piel, que se irán numerando según brazos, piernas, espalda, tronco, cara, etc. Siempre se hará en el mismo orden, ya que el sentido que tiene es conocer nuevas lesiones que vayan apareciendo.
Posteriormente se van a fotografiar todas las lesiones para poder ampliar las fotografías y poderlas comparar con las fotografías anteriores, de esta forma se podrá ver las variaciones que se van produciendo en las mismas. Este es un detalle muy importante para tratar de controlar la aparición de posibles melanomas.
La dermatología digital no presenta complicaciones en la técnica, solo se sacan fotografías de la zona a examinar, esto no suele traer ninguna complicación al paciente.
Se trata de hacer fotografías sucesivas que van a permitir comparaciones y ampliaciones de lesiones concretas.
Los resultados de la dermatología digital son inmediatos, salvo que el dermatólogo decida estudiar alguna de las fotografías con más tiempo y compararla con las anteriores.
Para revisar un lunar será necesario tener en cuenta:
Con estas características podremos saber si hay indicios de malignidad y esto nos hará extirpar la lesión y en caso necesario analizar y poner más tratamiento si fuera preciso.
El acné es una enfermedad de la piel que se produce cuando las glándulas sebáceas (grupos de células ubicadas en la dermis media) de los folículos pilosos (parte de la piel que da crecimiento al cabello) quedan tapadas, esto da lugar a las llamadas espinillas; sobre esta zona se pueden dar lugar a procesos infecciosos que darán lugar a lesiones inflamatorias, con enrojecimiento.
Las zonas más comunes donde se producen son la cara, el tórax y la espalda. No suele ser un problema grave de salud, pero en algunos casos sí puede dejar cicatrices a causa de las lesiones inflamatorias que produce.
Para tratar el acné existen dos tipos de tratamientos: uno de tipo tópico y otros orales, y dentro de estos hay más de una posibilidad.
Los tratamientos tópicos se basan en el uso de preparados con peróxido de benzoilo y ácido salicílico que se pueden combinar con uso de antibióticos tópicos.
En el caso de fármacos orales existen también antibióticos tipo eritromicina o clindamicina; los anticonceptivos orales puede ser usados en ciertos casos en mujeres con este problema y, por último, las sustancias derivadas de vitamina A, conocidos como retinoides que suele ser el tratamiento más eficaz para el acné es especial el acné grave.
La dermatología digital no deja marca ninguna ya que se trata de hacer fotografías de zonas de la piel para proceder después a analizarlas y poder comparar unas con otras. Al no realizar biopsias no va a dejar marcas, solo en casos que se extirpe una lesión quedará una lesión mínima de dicha intervención.