La sangre es un líquido conectivo que circula por las venas, las arterias y los vasos capilares de cualquier ser vivo vertebrado. Como función conectora, la sangre se encarga de la defensa del organismo ante infecciones, de los intercambios gaseosos del cuerpo y de la distribución de nutrientes.
La sangre está compuesta de células y de plasma. Las células son: glóbulos rojos (hematíes), realizan la distribución del oxígeno a las distintas partes del cuerpo, glóbulos blancos (leucocitos), encargados de la defensa del cuerpo ante infecciones, y las plaquetas (trombocitos) que llevan a cabo la función de coagulación. El plasma cumple a su vez con la función nutritiva: reparte los nutrientes (glucosa, ácidos grasos, aminoácidos, vitaminas y minerales), y excretora: a través de él se transportan las sustancias de deshecho del organismo. Estos dos compuestos, al ser analizados, aportan información muy útil para el diagnóstico de enfermedades, seguimiento de tratamientos o control general del estado de salud.
Los análisis de sangre son una de las principales herramientas que tienen los médicos para alcanzar un diagnóstico. Normalmente, es la primera de las exploraciones que se solicitan.
El perfil profesional sanitario encargado de la extracción es el enfermero/a, que obtendrá una pequeña muestra para enviarla al laboratorio de análisis clínicos. La figura del médico es quien lo solicita e interpreta los resultados.
Entre algunos de los parámetros que se suelen solicitar dentro de un análisis de sangre están:
El hemograma puede ser parte de una revisión ordinaria o porque la persona refiere no encontrarse bien.
Además, este tipo de análisis aporta información sobre los órganos vitales como los riñones, el hígado, el páncreas o cualquier otro órgano y su buen o mal funcionamiento.
El funcionamiento de la coagulación es: Cuando existe una lesión en un vaso sanguíneo, las plaquetas son las primeras en acudir a sellar el área de la lesión y reducir el sangrado. Sin embargo, son necesarios los factores coagulantes para que el coágulo sea firme y estable.
Este análisis sirve para observar y controlar el tratamiento de enfermedades como la hemofilia u otras afectaciones hematológicas y para evaluar posibles disfunciones sanguíneas, efectos de algún tratamiento relacionado con otras enfermedades o antes de realizar cualquier prueba quirúrgica o invasiva.
Se solicitan determinaciones específicas para estudiar diferentes tipos de enfermedades o lesiones de órganos como antígenos, anticuerpos y estudios hormonales ante la sospecha de patologías concretas.
La preparación no es muy compleja. Se solicita a la persona que permanezcan en ayunas entre 8 y 10 horas antes de la extracción para que el consumo de alimentos no altere los resultados. En muchas ocasiones, y siempre dependiendo de cada caso concreto, se indicará que evite tomar un determinado medicamento.
En el momento de realización de la prueba, el paciente deberá indicar al sanitario si está tomando algún tipo de medicación (es importante sobre todo en el caso de personas que se encuentren en tratamiento con anticoagulantes) o si ha tenido síntomas de alguna infección durante los días previos.
La realización del análisis de sangre lleva unos 5 minutos.
El profesional de enfermería solicitará al paciente que se siente o se tumbe para realizar la extracción.
La mayoría de los análisis de sangre se hacen por vía venosa, esto es, por las venas más cercanas al codo (vena basílica, cefálica y mediana cubital). El enfermero/a coloca una banda elástica alrededor del brazo para facilitar la extracción, después desinfecta con antiséptico la zona donde se va a introducir la aguja y, por último, procede a la punción venosa.
En el caso de las extracciones por vía arterial, se suelen realizar en la muñeca (arteria radial). El paciente debe ser consciente de que en esta zona existen muchas terminaciones nerviosas que pueden ocasionar molestia o dolor.
Cuando el profesional termine, colocará un algodón en la zona y pedirá al paciente que apriete con fuerza durante unos 5 minutos para evitar la aparición de hematomas, ya sea en el brazo o la muñeca.
Las complicaciones son mínimas:
Como ya hemos comentado, el personal sanitario médico/a y/o enfermero/a es el encargado de interpretar los resultados de los análisis. Normalmente, éstos suelen estar disponibles a las 24 horas de su realización, siempre dependiendo del tipo de análisis solicitado.
Para el diagnóstico de la anemia bastaría con un análisis de sangre (hemograma), donde se determina el nivel de hemoglobina. La hemoglobina es una proteína rica en hierro que se encuentra dentro de los glóbulos rojos. También se observa el hematocrito que es el porcentaje de glóbulos rojos de la sangre. Un número bajo de uno de los dos o los dos, es signo de anemia.
También se determina la cantidad de glóbulos rojos, blancos, plaquetas y, el tamaño de los glóbulos rojos. Si son más pequeños de lo normal, indica anemia.
Para diagnosticar la diabetes se observa el parámetro de bioquímica sanguínea. Los niveles de azúcar o glucosa en sangre son más altos de lo normal, mayor o igual que 126 mg/dl.
Para el diagnóstico de la celiaquía, entre otras pruebas, se solicita un análisis de sangre para estudiar los anticuerpos relacionados.
Sin embargo, la prueba del análisis de sangre para el diagnóstico de la celiaquía no es concluyente y se deberán realizar otras pruebas clínicas como biopsias del tubo digestivo, pruebas genéticas, etc…
Ante cualquier duda relacionada con la prueba del análisis de sangre, siempre consulte con su médico/a.