La úlcera es una de las lesiones elementales del organismo, consistente en una pérdida de sustancia en la piel o mucosas que llega en profundidad (en la piel a epidermis y dermis). Si son debidas a un traumatismo constituyen lo que conocemos por heridas. Son lesiones comunes que pueden tener diferentes localizaciones en la piel y la mucosa producidas por distintas causas. Habitualmente no son alteraciones graves, aunque en todas sus manifestaciones producen mucha incomodidad y dolor al paciente y pueden presentar complicaciones.
Las úlceras pueden aparecer en piel, las cuales serán úlceras dérmicas, o en las mucosas (revestimiento de las cavidades del organismo), como en la mucosa genital, en la boca, en el estómago o duodeno y también en el epitelio corneal del ojo.
Las úlceras pueden ser producidas por traumatismos o roces repetidos directos, por infecciones, por enfermedades autoinmunes, por presencia de cuerpos extraños o acción de sustancias tóxicas, alteraciones vasculares debidas a presiones y pesos constantes en una zona y, en el caso de las úlceras digestivas, se añade además el efecto de la toma de fármacos antiinflamatorios y el estrés. Otro de los motivos por los que se pueden producir úlceras es la presencia de un tumor.
Las úlceras pueden producir dolor y sangrado, tanto en la piel como en las mucosas. En el caso de las úlceras digestivas de estómago o duodeno, además puede aparecer sensación de plenitud, náuseas, vómitos y pérdida de peso y de apetito. A nivel ocular, cuando existe una úlcera corneal el paciente además de presentar dolor, tiene sensación de cuerpo extraño en el ojo, lagrimeo, molestias con la luz (fotofobia) y, en ocasiones, edema en los párpados con enrojecimiento de la conjuntiva ocular.
El tratamiento va encaminado a ayudar al organismo a restaurar los tejidos dañados. Se realiza en todo caso limpieza de la úlcera con suero fisiológico. En el caso de infecciones, se tratarán con antibióticos según la sospecha del agente causal o los resultados de los estudios microbiológicos. Es importante evitar los mecanismos desencadenantes si se producen por traumatismos o por presión de una región del organismo (región sacra, talón etc), con movilizaciones adecuadas de los pacientes para que no apoyen su cuerpo constantemente en la misma región. Se debe procurar evitar la humedad en la piel (producida por secreciones y/o sudoración) y, además, se debe tratar el dolor con analgésicos. En los casos necesarios (úlceras por presión de distintos grados de profundidad, por ejemplo), se colocan en la úlcera apósitos que ayudan a la cicatrización con distintas características según la evolución de la úlcera, así como teniendo en cuenta si existe sobreinfección o no (para ayudar a quitar piel muerta, para ayudar a mantener la úlcera seca, para ayudar a epitelizar…etc).
En caso de la úlcera corneal se administra una pomada epitelizante. En ocasiones, además, al inicio del tratamiento se pone de forma tópica una gota de un colirio que ayuda a dilatar la pupila para mejorar el dolor. Se suele tapar el ojo durante 24-48 horas, con la administración de la pomada cada 8 horas y un colirio antibiótico para evitar sobreinfecciones.
En la úlcera gástrica o duodenal el tratamiento se basa en la erradicación de la infección producida por la bacteria frecuentemente relacionada con este tipo de úlcera (Helicobacter Pylori), con antibióticos asociados a fármacos que disminuyen la secreción ácida del estómago (Omeprazol, Ranitidina…etc.). En casos resistentes al tratamiento o en aquellos en los que existe un sangrado activo importante de la úlcera se recurre a la cirugía.
En el caso de las úlceras dérmicas la exploración física determina la objetivación y diagnóstico de la úlcera. Se puede realizar la toma de muestras de las secreciones que puede haber en la úlcera para realizar un estudio microbiológico con un cultivo, para así determinar si hay infección sobreañadida.
En otras ocasiones se toman pequeñas muestras del tejido para su estudio anatomopatológico.
A veces, sobre todo en las úlceras producidas en la zona de los genitales, se solicitan analíticas de sangre para determinar la serología y estudio de posibles infecciones de transmisión sexual (determinación de la presencia de virus y bacterias relacionadas).
En el caso de las úlceras digestivas el diagnóstico se efectúa por medio de la realización de una endoscopia (introducción de un tubo flexible con una cámara y luz en su extremo distal), para visualizar y localizar la úlcera de forma directa.
Las úlceras corneales se pueden detectar realizando una tinción con un colirio local (tinción con fluoresceína), cuyo pigmento se deposita en la úlcera y es visible por el médico a la visión bajo una luz azul.
Las úlceras en la mucosa oral se suelen tratar con colutorios u otras sustancias con presentación en gel, spray…etc, que ayudan a la cicatrización. Tienen acción antiséptica, y antiinflamatoria. En ocasiones se deben hacer pequeñas intervenciones de cirugía menor para disminuir o tratar sangrados activos como cauterización (“quemar”) con nitrato de plata o láser.
La úlcera péptica es una lesión de la mucosa (revestimiento) del estómago o la primera parte del duodeno que produce sangrado, con la aparición de vómitos sanguinolentos o aparición de sangre en las heces.
La infección por una bacteria llamada Helicobacter pylori, o la acción de sustancias tóxicas para la mucosa del estómago o el duodeno como son el alcohol y el tabaco o la toma prolongada en el tiempo de fármacos antiinflamatorios no esteroideos como ibuprofeno o Aspirina (ácido acetilsalicílico). Las úlceras pépticas no son causadas por alimentos muy condimentados ni por estrés.
Las úlceras por presión son lesiones localizadas en la piel en las que se produce una muerte celular (necrosis), producida por disminución del flujo sanguíneo de forma constante en zonas de los tejidos blandos sometidos a compresión entre las prominencias óseas de los pacientes y una zona externa, sobre todo en pacientes encamados.
Un esfacelo es una masa de tejido gangrenado (muerto), producido en una úlcera o herida y que debe ser retirado para que los tejidos puedan cicatrizar.
Es un material de curación que se aplica sobre una lesión que está impregnado en plata, usado para aprovechar sus propiedades antisépticas y mantener las condiciones necesarias de humedad de las heridas para su curación y cicatrización.