El soplo cardíaco es el sonido que, a través del fonendoscopio, oye el médico al auscultar el corazón. No es una enfermedad, sino un signo clínico de la exploración cardíaca.
Existen 3 tipos de soplos cardíacos:
Las causas del soplo cardíaco son el ruido que produce la sangre al rozar con las diferentes estructuras cardíacas, ya sea por estenosis, cuando las válvulas son más estrechas de lo normal, o bien por insuficiencia, cuando las válvulas no cierran de modo adecuado. Por último, cuando existen intercomunicación entre las cavidades cardíacas, ya sean ventricular o auricular, por alteración a nivel del tabique que los separa.
Los síntomas del soplo cardíaco son los originados por una sobrecarga cardíaca que puede dar lugar a insuficiencia cardíaca, disnea, fatiga, intolerancia al ejercicio, taquicardia, sobrecarga pulmonar, y cianosis, entre otros.
El tratamiento del soplo cardíaco es el de la enfermedad que lo produce, cuando hay comunicaciones por alteración de los tabiques auriculares o ventriculares, estas han de cerrarse mediante cirugía. En los casos de daños valvulares el tratamiento de elección es proceder al recambio valvular o a intervenciones sobre los anillos valvulares.
Las pruebas complementarias son el electrocardiograma y holter para el control de la frecuencia cardíaca. También, como prueba de imagen, el ecocardiograma, que permite conocer el tamaño de las cavidades cardíacas, valorando si existe no solo afectación de las válvulas cardíacas si no de ventrículos y aurículas que pueden dilatarse por la sobrecarga cardíaca. Puede ser necesario en casos avanzados, el control con radiología de tórax y espirometría, para poder valorar la sobrecarga pulmonar que puede ser secundaria a la sobrecarga cardíaca.
Los factores desencadenantes del soplo cardíaco, en los casos de comunicación interventriculares y auriculares, son defectos del desarrollo cardíaco por parte del feto, es decir, congénitos. En los casos de comunicación interauricular, puede cerrarse de forma espontánea transcurrido un tiempo desde el nacimiento.
En pacientes con alteraciones valvulares, se producen por el propio envejecimiento cardíaco, pero también por enfermedades conocidas como fiebre reumática, secundarias a las infecciones que por la bacteria estreptococo se producen en las válvulas cardíacas. Hoy en día son enfermedades raras en gente joven gracias al tratamiento antibiótico.
Los factores de riesgo son las infecciones endocárdicas y el envejecimiento, otros factores asociados a la edad como la hipertensión, pueden producir también lesiones valvulares.
Las complicaciones de un soplo cardíaco son las retrógradas, pudiendo producir hipertensión pulmonar secundaria, así como edema de pulmón y edema en miembros inferiores y abdomen. Y, las complicaciones anterógradas, las derivadas de falta de flujo sanguíneo, como pueden ser disnea, fatiga y cianosis (coloración azulada de los labios y de los dedos de las manos).
La prevención del soplo cardíaco es mantener un control de la hipertensión, y tratamiento con antibiótico de las enfermedades infecciosas producidas por el estreptococo.
Las especialidades a las que pertenece es el cardiólogo, para el control médico del proceso, y el cirujano cardíaco, si es necesaria la cirugía.
Es difícil elegir entre las enfermedades más graves del corazón, ya que todo lo que afecta a este órgano puede ser peligroso y grave para el paciente. No obstante, los infartos de miocardio, que pueden dar lugar a una muerte súbita, o las arritmias malignas, son algunas de las enfermedades cardíacas más graves.
Los síntomas de una arritmia cardíaca son palpitaciones, disnea, cansancio, fatiga y falta de tolerancia al ejercicio físico.
Existen 3 tipos de arritmias:
La frecuencia cardíaca normal oscila entre 60 y 90 latidos por minuto, por debajo de estos niveles se considera bradicardia, aunque se tolera bien hasta unos 50 latidos por minuto. Por encima de 60 y 90 se considera taquicardia, aunque se tolera bien hasta 110 latidos por minuto.
La frecuencia cardíaca alta o taquicardia se produce cuando los latidos cardíacos suben de 90 latidos por minuto. Se considera que hay que tratarla cuando se eleva por encima de 110 latidos por minuto, siendo en estos casos necesario enlentecer el corazón.