El síndrome del intestino irritable es un trastorno intestinal frecuente que puede cursar con dolor, gases, distensión abdominal y cambios en el ritmo intestinal como diarrea y estreñimiento. Solamente una pequeña cantidad de personas con síndrome del intestino irritable tienen signos y síntomas graves. Algunas personas pueden controlar los síntomas con cambios en la dieta, el estilo de vida y con tratamiento del estrés. El síndrome del intestino irritable no produce modificaciones en el tejido intestinal ni aumenta el riesgo de cáncer colorrectal. Este síndrome se puede presentar a cualquier edad, pero suele aparecer antes de los 35 años, en la adolescencia o a principios de la vida adulta, disminuyendo su incidencia después de los 60 años. Es más frecuente en mujeres que en hombres y en personas con otras patologías digestivas. Es una enfermedad común y leve, pero si no se trata puede afectar a la calidad de vida de las personas que la padecen.
Se desconoce la causa específica del síndrome del intestino irritable, aunque esta afección se suele dar por familias, es decir, factores genéticos. Las paredes del intestino están revestidas por capas de músculo que se contraen a medida que trasladan los alimentos a lo largo del tubo digestivo. Las contracciones más fuertes y que duran más tiempo de lo normal pueden causar gases, hinchazón y diarrea.
Las contracciones intestinales débiles pueden enlentecer el paso de los alimentos, lo que provoca que las heces sean duras y secas. Las anomalías en los nervios del aparato digestivo pueden causar una molestia mayor que la normal cuando el abdomen se estira debido a los gases o las heces.
Algunas personas con síndrome del intestino irritable tienen una cantidad mayor de células del sistema inmunitario en el intestino. Esta respuesta del sistema inmunitario se asocia con dolor y diarrea. También podrían influir algunas enfermedades como gastroenteritis, intolerancias alimentarias y alteraciones hormonales.
Los síntomas pueden incluir:
El tratamiento del síndrome del intestino irritable se centra en aliviar los síntomas para poder llevar una vida lo más normal posible. Por lo general, los signos y síntomas leves pueden controlarse manejando el estrés, así como realizando cambios en la dieta y el estilo de vida, como, por ejemplo:
Aunque el síndrome del intestino irritable no sea de riesgo vital, puede afectar a la calidad de vida de quienes lo padecen.
El tratamiento farmacológico va dirigido a controlar los síntomas predominantes y durante un tiempo limitado. Pueden ser inhibidores de los espasmos (espasmolíticos), estimulantes de la motilidad (procinéticos), antidiarreicos, laxantes, antidepresivos y/o ansiolíticos.
El diagnóstico del colon irritable se basa en una buena historia clínica junto con una exploración física completa. La mayoría de las veces, se puede diagnosticar la enfermedad en base a los síntomas.
Se pueden hacer los siguientes exámenes y pruebas para descartar otros problemas o patologías:
Los factores desencadenantes del síndrome del intestino irritable pueden ser:
Los factores que aumentan el riesgo de tener el síndrome del intestino irritable incluyen:
Las complicaciones pueden incluir:
Para prevenir los signos y síntomas del síndrome es necesario:
El síndrome del intestino irritable pertenece a la especialidad de gastroenterología y/o digestivo, que es la parte de la medicina que se encarga del aparato digestivo (estómago e intestinos) y sus enfermedades, así como del resto de los órganos del aparato digestivo.
Es aconsejable no comer nada que empeore los síntomas. Se recomienda comer frutas como manzana y pera, cebolla, espárrago, ajo, guisante, soja, lentejas, trigo y derivados, centeno y cebada y frutos secos, entre otros alimentos.
La enfermedad de Crohn es una enfermedad intestinal inflamatoria. Provoca inflamación del tubo digestivo que puede producir dolor abdominal, diarrea intensa, fatiga, adelgazamiento y desnutrición. La inflamación que provoca la enfermedad de Crohn puede afectar distintas regiones del tubo digestivo en diferentes personas.
Consumir alimentos ricos en grasas o alimentos refinados inflama el colon. Los platos con pimienta, chile, mostaza o vinagre, los alimentos fritos, las harinas y algunas legumbres, entre otros alimentos
La distensión abdominal es una afección en la que el abdomen (vientre) se siente lleno y apretado. Se aprecia visiblemente que el abdomen está hinchado.
La ascitis es la acumulación de líquido en el espacio que existe entre el revestimiento del abdomen y los órganos abdominales. Las enfermedades que pueden causar daño hepático grave pueden llevar a esta situación. Esto incluye infección prolongada con hepatitis C o B y el consumo excesivo de alcohol durante muchos años que ha provocado una cirrosis hepática.