El VIH es el virus de inmunodeficiencia adquirida humana, causante de la infección conocida como SIDA. Estas siglas significan Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, y se trata de la fase más avanzada o fase final de la infección por VIH. Es una afección crónica que puede poner en riesgo la vida y se caracteriza por ausencia de respuesta inmunitaria. El VIH ataca y destruye las células CD4 (glóbulos bancos) del sistema inmunitario, que son los encargados de combatir las infecciones. Es un virus indestructible hasta el momento, que se transmite de una persona a otra a través de la sangre infectada o por contacto sexual sin protección, y también de madre a hijo durante el embarazo, el parto, o la lactancia materna. Sin medicación, pueden pasar años hasta que el VIH debilita el sistema inmunitario al punto de evolucionar al SIDA. Al dañar el sistema inmunitario, el VIH interfiere en la capacidad que tiene el cuerpo de combatir los organismos que provocan enfermedades. Es una enfermedad que hoy en día es común y puede producirse en ambos sexos, y de momento no tiene cura, aunque se está investigado.
Existen dos tipos de VIH / SIDA, estos son:
El virus de inmunodeficiencia humana se produce por un virus. Puede transmitirse por el contacto con fluidos corporales como la sangre, el semen (incluido el fluido preseminal o previo a la eyaculación), así como el fluido vaginal y la leche materna.
Una persona se puede infectar si tiene relaciones sexuales vaginales, anales u orales con una pareja infectada cuya sangre, semen o secreciones vaginales ingresan al cuerpo. El virus puede ingresar al organismo a través de llagas en la boca o de pequeñas fisuras que, a veces, se producen en el recto o en la vagina durante la actividad sexual.
En algunos casos, el virus puede transmitirse mediante transfusiones de sangre o por compartir agujas, material de inyección o de consumo de drogas. Durante el embarazo o el parto, o por la lactancia, las madres infectadas pueden transmitir el virus a sus niños.
Los síntomas del VIH y del SIDA varían según la etapa de la infección. La mayoría de las personas infectadas por el VIH presentan una enfermedad parecida a la producida por el virus de la Influenza (gripe), tras el primer o segundo mes desde el momento en el que el virus ingresó en el cuerpo. A medida que el virus continúa multiplicándose y destruyendo células inmunitarias (las células del cuerpo que ayudan a combatir los gérmenes), se pueden manifestar infecciones leves o signos y síntomas crónicos.
Los síntomas del VIH / SIDA incluyen: fiebre, dolor de cabeza, así como dolor muscular y articular. Otros síntomas son erupción cutánea, ganglios linfáticos inflamados, principalmente en el cuello, dolor de garganta y llagas dolorosas en la boca y fatiga, entre otros.
El VIH y SIDA no tienen cura, pero existe una variedad de medicamentos disponibles para controlar el virus. Dicho tratamiento se conoce como «tratamiento antirretroviral». Cada clase de medicamento bloquea el virus de maneras diferentes.
Actualmente, se recomienda el uso del tratamiento antirretroviral para todos, independientemente del recuento de linfocitos T-CD4. Se recomienda combinar, al menos, tres medicamentos de dos clases para evitar generar cepas del VIH que sean resistentes a los medicamentos.
Para el diagnóstico y tratamiento del VIH / SIDA se realiza un análisis de sangre o de saliva para detectar anticuerpos contra el virus. En realidad, esta prueba no busca la presencia del VIH, sino de anticuerpos que se han producido para luchar contra el virus. Generalmente, el organismo tarda entre un mes y seis semanas hasta que se producen suficientes anticuerpos para registrarlos en una de estas pruebas.
Se pueden realizar también pruebas como recuento de linfocitos CD4 (glóbulos blancos que el VIH detecta y destruye de manera específica) y recuento de carga viral (ARN del VIH). Esta prueba mide la cantidad de virus en la sangre.
Los factores desencadenantes del VIH / SIDA incluyen: tener contacto directo con sangre infectada por el virus y/o tener una relación sexual (vaginal, oral u anal), con una persona infectada por el VIH.
Los factores de riesgo del VIH / SIDA incluyen: tener relaciones sexuales sin protección, tener una infección de transmisión sexual, ya que muchas infecciones de transmisión sexual producen llagas abiertas en los genitales y estas actúan como entradas del VIH al cuerpo, o compartir agujas o jeringas.
Las complicaciones del VIH / SIDA incluyen:
Para prevenir el VIH / SIDA es necesario:
No existe una especialidad clínica para aquellos médicos que manejan el VIH / SIDA. Como se trata de una condición sistémica, la combinación de especialidades diversas es ideal para que el paciente reciba la atención clínica de una manera efectiva, que considere todas las áreas de impacto en la salud.
Con el tratamiento adecuado y extremo cuidado una persona con VIH / SIDA tiene una esperanza de vida de hasta 50 años después del contagio.
El SIDA se contagia por: relación sexual (vaginal, oral u anal) con una persona infectada por el VIH y al compartir agujas, material de inyección o de consumo de drogas. También se puede transmitir de madre a hijo durante el embarazo o a través de la leche materna.
El SIDA tarda entre un mes y seis semanas en manifestarse, aunque en algunos casos pueden empezar a presentarse síntomas parecidos a los de la gripe tras de las dos semanas del contagio.
Los linfocitos-CD4 son glóbulos blancos que el VIH detecta y destruye de manera específica. Son un tipo de células que constituyen una parte esencial del sistema inmunitario, y su función principal es la de activar al propio sistema ante la presencia de patógenos para que pueda hacerles frente y corregir la situación.
Es un tratamiento que implica medicamentos que tratan al VIH. Los medicamentos ni matan ni curan el virus, pero cuando se toman en combinación, pueden prevenir la reproducción de este.