La osteoporosis es una enfermedad generalizada del esqueleto en la que existe una disminución de la masa ósea en relación a los datos de normalidad para una determinada edad, sexo y raza, lo que determina una fragilidad del mismo, ya que existe una alteración de su microestructura, pudiendo producirse con frecuencia fracturas patológicas. Es una enfermedad común que va en aumento, probablemente por la adopción de factores de estilo de vida en el mundo occidental que la favorecen y las mayores expectativas de vida y envejecimiento de la población. Se puede desarrollar a cualquier edad, pero las mujeres mayores de 50 años son las que tienen mayor riesgo de padecerla. Es una enfermedad de moderada-grave, ya que predispone al padecimiento de fracturas, principalmente de la cadera, las cuales suponen un factor de riesgo importante sobre todo para los ancianos, pudiendo limitar su independencia, capacidad de movilidad, así como su autoestima.
Existen distintas clasificaciones de osteoporosis basadas en criterios como su extensión o su causa. Según su orígen, se puede clasificar en:
En ausencia del padecimiento de enfermedades que secundariamente producen osteoporosis, la aparición de esta viene determinada por :
La osteoporosis en una enfermedad asintomática hasta que no se producen fracturas, microfracturas o alteraciones biomecánicas como pérdida de altura, deformidad en la columna, dorso-lumbalgias...etc.
Para el tratamiento de la osteoporosis se indican medidas no farmacológicas como una adecuada nutrición con un aporte suficiente de calcio y vitamina D. Según el déficit que pueda presentar el paciente, se puede indicar la toma de complementos con calcio y dicha vitamina. También es recomendable mantener una ingesta adecuada de vitamina K y proteínas. Es aconsejable además realizar ejercicio físico y llevar a cabo una prevención de caídas en la población anciana.
El tratamiento farmacológico está indicado en pacientes con riesgo alto de fracturas y de forma individualizada en aquellos con un riesgo moderado de poder padecerlas. Los fármacos más utilizados son:
Para realizar el diagnóstico de osteoporosis se pueden realizar las siguientes pruebas:
El diagnóstico de la osteoporosis se realiza como determinación de osteoporosis densitométrica, basada en la densidad mineral ósea, o como osteoporosis establecida, cuando hay presencia de fractura por fragilidades, vertebrales y no vertebrales, en mayores de 50 años (generalmente asociada a osteoporosis densitométrica).
La principal complicación de la osteoporosis es el padecimiento de fracturas óseas y el dolor asociado a estas y al posible colapso vertebral.
La osteoporosis es una enfermedad que puede ser evaluada y tratada por el médico de familia, el ginecólogo y el especialista en traumatología. No obstante, el médico más especializado en esta patología es el reumatólogo.
Para prevenir la osteoporosis y mantener unos huesos fuertes son esenciales el calcio y la vitamina D. Se pueden consumir alimentos como leche, bebida de soja enriquecida con calcio, yogur, queso, brócoli, coles, nueces, pasta o semillas de sésamo, sardinas en aceite, pasta, higos, tofu, habas de soja, almendras, higos secos, judías verdes y orejones de albaricoque, todos ellos ricos en calcio. Para obtener la vitamina D es esencial comer pescado azul como salmón, sardinas o caballa, además de exponerse al sol diariamente durante unos minutos y además, se pueden tomar suplementos dietéticos de vitamina D.
La osteopenia es la fase inicial de la disminución de la masa ósea en la que todavía no se han presentado cambios definitivos en su estructura. Se puede decir que es la afectación previa a la osteoporosis.
La diferencia entre osteoporosis y osteopenia es la cuantía o importancia de la pérdida total de masa ósea del hueso. Así, se considera osteopenia la disminución de la densidad ósea comprendida entre 1 y 2.5 desviaciones estándar por debajo del valor de referencia de la población normal, y osteoporosis una densidad ósea inferior a 2.5 desviaciones estándar respecto al pico de masa ósea en adultos sanos.
La osteomalacia es una enfermedad del metabolismo óseo que se caracteriza por una alteración de la mineralización de la matriz ósea en la formación del hueso. En la población infantil se utiliza el término de raquitismo para referirse a esta alteración. La causa principal es un déficit de vitamina D.
La osteoporosis es una disminución de la masa ósea (por unidad de volumen) que disminuye la resistencia del hueso, es decir, una degeneración del hueso ya construido que predispone a un incremento en el riesgo de fracturas. En la osteomalacia las concentraciones en la sangre de calcio y fósforo inorgánico son muy bajas, por lo que las células productoras de la matriz ósea (osteoblasto), no forman esta matriz de forma adecuada. Esto predispone sobre todo a padecer dolores óseos y debilidad muscular.